Abascal trata de ganar espacio como referente de la derecha gracias al plante de Feijóo

Santiago Abascal, minutos antes del inicio del debate en RTVE.

La decisión de Alberto Núñez Feijóo de no acudir al debate a cuatro organizado por RTVE dejó en manos de Santiago Abascal y de Vox la representación de todo el espacio de la derecha a dos días del final de la campaña electoral. 

El líder de la ultraderecha utilizó su oportunidad para marcar algunas diferencias con el PP y defender la importancia de Vox para obligar a Feijóo a desmontar las políticas del Gobierno de coalición. Tanto asumió su papel de cabeza visible de la derecha que acabó defendiendo a Feijóo de las críticas de Pedro Sánchez y de Yolanda Díaz, incluso cuando la candidata de Sumar sacó a relucir la amistad de años del candidato del PP con un narcotraficante: “No me parece normal atacar a alguien que no está” y que “no se puede defender”, se quejó.

Abascal esperaba un debate bronco, plagado de interrupciones, como el que se celebró en Atresmedia la semana pasada. Se encontró con todo lo contrario: contenidos, espacio para rebatir argumentos y ningún ruido y, en ese escenario acabó perdido en la incapacidad de marcar los temas defendiendo casi todo el programa extremista de Vox. Desde el negacionismo del cambio climático (habló de “religión del fin del mundo”) al de la violencia machista, desmarcándose una vez más de la legislación pactada por todos los partidos para luchar contra el maltrato y los asesinatos de mujeres en España. Intentó también defender el mismo marco que Feijóo en el cara cara y retratar e Sánchez y a Díaz como representantes de un Gobierno mentiroso. Y no lo consiguió.

Las propuestas ultras

Sacó, como es costumbre en él, sus teorías de la conspiración (según él PP y PSOE sólo obedecen a “burócratas extranjeros” que no han sido elegidos por nadie) con menciones expresas a la Agenda 2030 o los bulos de Vox contra las personas trans, que según los ultras —y gran parte del PP— amenazan los derechos de las mujeres.

Abascal titubeó en tres ocasiones, incapaz de replicar a Yolanda Díaz. Primero cuando no supo decir cuál es la importancia del empleo era la agricultura. Después cuando le hizo ver que Vox había votado con Bildu contra al reforma laboral. Y finalmente cuando la candidata de Sumar le emplazó a pedir perdón por haber difundido el bulo de que un migrante había sido el autor de un asesinato en el barrio madrileño de Lavapiés que en realidad había sido cometido por un ciudadanos español.

El líder de Vox recurrió a su menú habitual, convencido de que eso apuntala a los votantes de la ultraderecha que temen que un PP sin contrapesos dentro de su espacio no cumplirá sus promesas para desmontar las póliticas del Gobierno de coalición. Habló de delincuencia, de emigración, de violadores liberados por el Gobierno que amenazan a las mujeres en las calles, de ideología de género y hasta de corrupción de menores en los colegios.

Su radicalismo ultra, con todo, brilló en el espacio de la derecha gracias a la incomparecencia de Feijóo dejando todo el espacio del centro a PSOE y Sumar.

El PP dice que ganó sin ir

La mejor prueba del coste que el debate ha tenido para el PP es la reacción que difundió Génova a los pocos minutos de su finalización tratando de descalificar su contenido diciendo que fue “plano” y reprochando a Abascal haber dejado a Sánchez estar más “cómodo” que con Feijóo, “el único capaz de hacer frente a las mentiras del sanchismo”. 

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Incapaz de añadir ningún argumento nuevo, el equipo de campaña del PP se mostró confiado en que el debate haya servido “para convencer a muchos indecisos de que ninguno de los tres candidatos merece su confianza y que Feijóo es la única alternativa posible”. “El PP ha salido ganando”, según Génova, porque es “el único que sale a ganar las elecciones, el único que tiene un proyecto y el único que quiere superar la división, el bloqueo y el enfrentamiento que defienden unos y otros”. Un proyecto que los espectadores no pudieron escuchar porque Feijóo no quiso acudir.

Horas antes del debate, Feijóo se destapó con una excusa sorprendente para no acudir al debate a cuatro. El formato, se quejó, “censura” a los líderes de EH Bildu, Arnaldo Otegi, y Esquerra, Oriol Junqueras, y él no está de acuerdo con eso. La culpa es del PSOE, argumentó en una entrevista en el programa Al Rojo Vivo (La Sexta), su única actividad pública en un día en el que suspendió sus actos de campaña por culpa, alegó, de una lumbalgia. 

Son los socialistas, según el candidato del PP, los que impusieron un debate a cuatro del que Génova ha tratado de huir toda la campaña para evitar que se visualice que las posibilidades de que Feijóo legue a la Moncloa pasan por una alianza con la ultraderecha de Vox.

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