La agenda de movilizaciones de Casado: con Abascal sí, con Ayuso ya veremos

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Pablo Casado y Santiago Abascal juntos de nuevo. Codo con codo en una protesta, en este caso convocada por los sindicatos policiales que se oponen a que la mayoría absoluta del Congreso derogue la ley mordaza. 

La última vez que ambos coincidieron en una concentración fue en la plaza de Colón el pasado mes de junio, entonces contra la concesión de indultos a los condenados por el procés. Entonces ni se vieron las caras, pero esta vez sí: Casado se acercó a Abascal y saludó cortésmente al presidente de Vox y a sus dos acompañantes, la portavoz adjunta Macarena Olona y el líder local de la derecha extrema, Javier Ortega Smith. 

La foto de Colón, la que unió por primera vez a las tres derechas en el escenario de la plaza madrileña en febrero de 2019, se repitió este miércoles en la calle Miguel Ángel de la capital frente al edificio que sirve de sede a la Delegación del Gobierno en la Comunidad de Madrid. En primera fila, representantes sindicales de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado que se oponen a la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana que planean llevar a cabo PSOE y Unidad Podemos con el apoyo de la mayoría de los diputados del Congreso. Detrás de ellos, Abascal y sus acompañantes, Casado y su portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra, y dos representantes de Ciudadanos: su portavoz parlamentario, Edmundo Bal, y su jefa de filas en Madrid, Begoña Villacís, que se hizo sitio a codazos muy cerca del líder del PP para enfado de la diputada conservadora Ana Vázquez Blanco, desplazada a la tercera fila.

Cuando Casado se acercó a la acera donde tenía lugar la protesta, una concentración de apenas un centenar de personas, Abascal ya llevaba un largo rato haciendo declaraciones a la prensa y departiendo con los manifestantes, alguno de los cuales no pudo reprimir un grito de “¡presidente! ¡presidente!”. 

Las protestas de los agentes de Policía y de la Guardia Civil, normalmente de carácter estrictamente laboral pero desde hace algunas semanas netamente políticas, son un territorio en el que Abascal y los suyos se mueven como peces en el agua, en parte gracias a la creciente influencia en este colectivo de organizaciones afines a la extrema derecha. Y este miércoles en Madrid se hizo patente que sigue siendo así. Casado, arropado por los suyos, llegó justo para hacerse la foto detrás de la pancarta sindical y escuchar el manifiesto leído por los congregados. Y tal como llegó se fue en volandas, rodeado por su equipo y una nube de periodistas y fotógrafos, sin esperar ni un minuto.

Todo lo contrario que Abascal, Olona y Ortega Smith. Los tres permanecieron junto a los manifestantes el resto de la concentración, animándoles a continuar con las protestas y atendiendo a los medios de comunicación, en especial a la miríada de nuevos soportes digitales que les son afines.

Casado se quedó frente a la Delegación del Gobierno el tiempo justo para salir en la foto y trasladar a la prensa no sólo su apoyo a las reivindicaciones de los agentes sino su propuesta de que el Gobierno tome el control de la educación pública en Cataluña a través del artículo 155, un mecanismo que el líder del PP no invocaba desde 2019. Su mera mención le devuelve al argumentario de los primeros meses de su mandato como líder de la oposición.

La unidad de la derecha

La foto con Abascal pone fin a la distancia táctica que el equipo de comunicación del PP había buscado para apuntalar la imagen de Casado y que en junio les llevó a evitar a toda costa la cercanía con el líder de Vox en la plaza de Colón a pesar de ambos compartían la misma protesta. La proximidad entre los dos en este asunto, la reforma de la ley mordaza, quedó patente en sus declaraciones a los medios. Las encuestas que le son más favorables dibujan un escenario en el que Casado, de ganar las elecciones, no podría gobernar sin el apoyo de Vox.

Lo que el PP no ha aclarado, a pesar de que infoLibre se lo ha preguntado en varias ocasiones en las últimas horas, es si Casado mantiene su participación en la manifestación de agentes del próximo sábado, en la que además de Abascal estará la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. 

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Su presencia en esa protesta fue confirmada por fuentes oficiales del PP el lunes y ratificada el martes en una entrevista en televisión por Teodoro García Egea, número dos del propio Casado. Si decide acudir, como estaba previsto, coincidirá por primera vez en público con Ayuso desde que hace casi dos meses la presidenta madrileña desafiase al líder de su partido discutiéndole la fecha de celebración del congreso del PP de Madrid y, lo que es más relevante, el control de la organización en esta comunidad. 

Escapar de esa foto con Ayuso sería, según algunos medios, el motivo por el que Casado estaría considerando alguna excusa para no tener que acudir a la manifestación del sábado. De ahí su presencia este miércoles en la concentración frente a la Delegación del Gobierno.

Para intentar explicar el cambio de planes y desvincularlo de su incomodidad con la presidenta madrileña, la cúpula del PP ha convocado en León a los presidentes provinciales del partido de toda España para unas jornadas de “convivencia” en las que se busca hacer equipo e intercambiar experiencias de trabajo, según fuentes del PP citadas por Europa Press.

Pablo Casado y Santiago Abascal juntos de nuevo. Codo con codo en una protesta, en este caso convocada por los sindicatos policiales que se oponen a que la mayoría absoluta del Congreso derogue la ley mordaza. 

Los argumentos (falsos) contra la reforma de la ‘ley mordaza’

En una declaración ante los medios, Pablo Casado calificó “auténtico atropello a la seguridad de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado” la reforma de la ley de seguridad ciudadana impulsada por PSOE y Unidas Podemos.

Para justificar su argumento, citó dos aspectos de la reforma: que los policías tendrán que llevar a los “delincuentes que les estaban apedreando” a los “lugares donde se estaban haciendo las agresiones” como si “fueran un transporte público” y que “algunos no tengan que pagar multas dependiendo de su renta”.

Ninguno de los dos es cierto. La propuesta de reforma, todavía no debatida en el Congreso, no reconoce el derecho a traslado a detenidos ni a delincuentes ni a infractores sino exclusivamente a las personas desplazadas para ser identificadas, que “tendrán derecho a que se les devuelva o facilite su retorno al mismo lugar donde no pudo realizarse la identificación por los agentes cuando la dependencia policial a la que se ha trasladado a la persona se encuentre en localidad distinta a la del requerimiento de acompañamiento y siempre que el traslado no afecte gravemente al funcionamiento efectivo de los servicios”. Tampoco es verdad que algunos no vayan a tener que pagar sanciones. La reforma lo que propone es que estas se impongan en proporción al poder adquisitivo con el fin de hacer más proporcional el castigo económico.

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