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Aguirre ajusta cuentas con el PP de Rajoy en la presentación de su libro

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"Quiero dar las gracias a todos los que han venido [...] También quiero dar las gracias a todos los que no han venido. Hubieran venido si hubiera tenido poder en el PP o institucional". Quien así habla es Esperanza Aguirre, expresidenta de los conservadores madrileños y de la Comunidad de Madrid, en la presentación en sociedad –ya lo hizo hace unas semanas ante la prensa– de su libro Yo no me callo (Espasa). No le faltaba razón a su observación. Pese a que el salón del Hotel Intercontinental de Madrid en el que se celebraba el acto estaba lleno a reventar y el establecimiento tuvo que habilitar otra sala para seguirlo en un pantalla, la dirección nacional del PP y el Gobierno no se volcaron en arroparla. La relación es fría desde hace años y poco se esfuerzan en disimular.

Así, la máxima representación de la formación conservadora fue la de Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación del PP, expresidente de las Nuevas Generaciones del partido en Madrid. Aguirre le dio personalmente las gracias por su asistencia como a Ana Botella, exalcaldesa de Madrid. 

Si el PP y el Gobierno no se esforzaron en disimular que los puentes están prácticamente rotos, tampoco lo hizo Aguirre a la hora de elegir presentadores para su libro. Recurrió al dramaturgo Albert Boadella; a la expresidenta del PP vasco, María San Gil; al exministro Eduardo Serra y al periodista Tom Burns Marañón

Con este casting, Aguirre volvió a alinearse con el denominado sector crítico del PP. 

Albert Boadella fue el primero en tomar la palabra. Dijo que Aguirre quizá no pueda ser calificada de "piedra" en el zapato del PP. Pero que con toda seguridad "es una perla en el zapato del PP". Entre otros asuntos porque, a su juicio, ella es liberal y el partido camina hacia la socialdemocracia.El dramaturgo señaló que "si la naturaleza fuera socialdemócrata no existiríamos como especie". "Esta mujer es un sólido anticuerpo ante la epidemia", concluyó.

Por su parte, Burns Marañón alabó el carácter anglófilo de Aguirre. "Esperanza Aguirre sabe muy bien que los ingleses respetan al que expresa sus convicciones. Esto se debe al fair play", añadió. Todo lo contrario a que las filas de los partidos tengan que estar prietas y al hecho de que "el que se mueve no sale en las fotos" y al de que "las listas las hago yo", alusiones que a los presentes le recordaron a Mariano Rajoy. "Así nos va", añadió.

Antes de terminar dijo a los presentes que confiaba en que "con la lectura de este libro deje de permanecer callada gente que tienen muchas cosas que decir".

El ensayista forma parte del consejo asesor de la red Floridablanca, la organización, integrada por excolaboradores de FAES y militantes conservadores, que reclaman la convocatoria urgente de un congreso nacional del PP. Entre el auditorio también estaba Isabel Benjumea, la directora de la red.

"Sin complejos"

En su turno, María San Gil destacó el "enorme compromiso" de Aguirre a lo largo de su carrera política y su generosidad. "Se puede o no estar de acuerdo con ella. Pero es enormemente sincera, coherente, cree lo que hace y hace lo que cree", mantuvo.

La expresidenta de los conservadores vascos se incluyó entre quienes creen que el PP necesita renovarse, regenerarse. "Volver a hacer un proyecto atractivo. Volver a ser un referente. Con orgullo y sin ningún tipo de complejo", declaró.

María San Gil se marchó de la dirección del PP vasco en 2008 por desavenencias con la ponencia política que iba a exponerse en el XVI Congreso Nacional del partido.

Pese al portazo a Rajoy, San Gil y Aguirre han mantenido una relación muy próxima en los últimos años.

“Esperanza no tiene complejos. He visto callarse a todo el mundo ante el respeto que impone el poder”, declaró Eduardo Serra. El exministro valora que Aguirre indague en las “causas” que han llevado al PP a la pérdida de tres millones de votos. “Dice algo que me parece la piedra filosofal: 'No hemos explicado a la gente por qué hacemos lo que hacemos”, mantuvo compartiendo con la expresidenta del PP de Madrid que el Gobierno no ha hecho pedagogía. “Léanlo y ganarán las próximas elecciones”, recomendó Serra a los políticos.

Aguirre tomó la palabra para agradecer las palabras de quienes la habían precedido. Y tras agradecer con ironía algunas ausencias, defendió a San Gil. “Los españoles, sean de izquierdas o de derechas, necesitan que María San Gil esté siempre en la primera fila de la política”, dijo. Y fue más allá: “Si María San Gil se hubiera presentado en cualquier circunscripción, se llevaría todos los votos liberales y conservadores”.

La 'lideresa' cerró la presentación señalando que si el centro derecha no acomete la tarea de rearmarse ideológicamente, una inmensa mayoría de españoles se quedarían sin políticos que les representen.

¿A qué ideología responde el PP?

Uno de los capítulos con más contenido ideológico es el 13, "El agotamiento del modelo de 1990". En este, Aguirre recuerda los meses previos al congreso del PP de 2008, concretamente pone el foco en un acto de partido en Elche (Alicante). En esta cita, según escribe, Rajoy definió a su formación como "un partido popular, moderado, abierto e integrador y no un partido de doctrinarios". Tampoco olvida la lideresa que su jefe de filas espetó que "si alguien se quiere ir al partido liberal o al partido conservador, que se vaya". Y no lo olvida porque pocos en el PP dudaron por entonces de que se estaba refiriendo a ella porque días antes había señalado que no le extrañaba nada que los "socialdemócratas" se sintieran más cómodos con Rajoy que con ella.

"Abandono de los votantes"

Al hilo de aquel discurso, Aguirre se pregunta: "Si el PP no es un partido liberal ni es un partido conservador, ¿qué es?". "Esta pregunta, para mí, está abierta desde entonces y como creo que la respuesta no está clara, también creo que esa indefinición es otra de las causas del abandono de votantes", arremete contra su jefe.

A juicio de Esperanza Aguirre, que publica este libro en un momento clave de su partido, a las puertas de una 'segunda vuelta' electoral y con un Mariano Rajoy empeñado en repetir como candidato, su partido no ha sabido dar la batalla ideológica. "En el PP, no hemos sabido contrarrestar la demagogia y el oportunismo de los falsos defensores de «lo público», que dicen defender el interés general cuando se oponen a las externalizaciones de servicios públicos, cuando, en general, el único interés que defienden suele ser el de sus privilegios laborales, a costa del contribuyente, por supuesto".

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Contra el discurso "puramente económico"

Aguirre, que lleva 33 años en política, echa en falta renovación en el partido. "Ni en programas ni en dirigentes ni en imagen ni en discurso se ha renovado el PP. Y además, a lo largo de 2012, 2013 e incluso 2014, cuando ya la recuperación económica comenzó, la verdad es que ha sido muy débil", considera. A su juicio, "el discurso puramente económico, que el PP ha prodigado a lo largo de todo el año 2015 y en todas las Elecciones que se celebraron" no ha calado entre los jóvenes.

Considera que su partido ha sido incapaz "de atraer a la otra parte de la sociedad, que es la que te da las mayorías potentes". Y culpa de ello claramente a Rajoy y su equipo. "Hemos sido incapaces porque un Gobierno, aun en las peores circunstancias, tiene que ejercer el liderazgo político e ideológico, tiene que generar, no sólo confianza y certidumbre, sino, sobre todo, respeto e ilusión".

"Quiero dar las gracias a todos los que han venido [...] También quiero dar las gracias a todos los que no han venido. Hubieran venido si hubiera tenido poder en el PP o institucional". Quien así habla es Esperanza Aguirre, expresidenta de los conservadores madrileños y de la Comunidad de Madrid, en la presentación en sociedad –ya lo hizo hace unas semanas ante la prensa– de su libro Yo no me callo (Espasa). No le faltaba razón a su observación. Pese a que el salón del Hotel Intercontinental de Madrid en el que se celebraba el acto estaba lleno a reventar y el establecimiento tuvo que habilitar otra sala para seguirlo en un pantalla, la dirección nacional del PP y el Gobierno no se volcaron en arroparla. La relación es fría desde hace años y poco se esfuerzan en disimular.

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