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Las alianzas de Podemos luchan por hacerse con los segundos puestos

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Terminada la campaña para las elecciones gallegas y vascas, las expectativas para las alianzas En Marea –formada por Podemos, IU y Anova– y Elkarrekin Podemos –Ezker Anitza y el partido morado– son las mismas: obtener el segundo puesto. Tanto en Galicia como en Euskadi, parece muy lejano el objetivo de disputar la victoria al PP y al PNV, pero especialmente en el primero de los territorios se vislumbra la posibilidad de articular una alternativa de izquierdas al Gobierno de Alberto Núñez Feijóo, por lo que ese ha sido uno de los mensajes principales de la campaña, en la que también han hecho acto de presencia los problemas internos de Podemos.

Tras semanas de dimes y diretes y de tensar una cuerda que estuvo a punto de romperse, hubo acuerdo de confluencia de las fuerzas a la izquierda del PSOE en Galicia y Euskadi. A pesar de que los mensajes de campaña lanzados por los líderes de En Marea y Elkarrekin Podemos ha sido el de que las alianzas lucharán por ganar las elecciones, su objetivo real es configurarse como la segunda fuerza en las dos comunidades, para lo que tendrán que luchar con EH Bildu en el País Vasco y con el PSdeG en Galicia.

Los antecedentes en ambas comunidades son positivos para Podemos, que ganó las elecciones en Euskadi el 20D y el 26J y que fue segunda fuerza en Galicia en las primeras generales, aunque no en las segundas, en las que fue superado por el PSdeG. No obstante, en el País Vasco la tendencia de la formación ha sido descendente: mientras en enero el Euskobarómetro proyectaba entre 19 y 21 escaños para Podemos –que quedaría en un segundo puesto–, la encuesta preelectoral del CIS de hace unas semanas da a Elkarrekin Podemos un 18,9% y entre 15 y 16 actas, disputando el segundo puesto a EH Bildu, que obtendría 16 diputados y el 20,2% de los votos. El sondeo publicado el pasado lunes por EiTB es aún más pesimista para con la coalición, que conseguiría únicamente 13 o 14 escaños, a tres o cuatro de los abertzale.

En Galicia, la lucha para En Marea es con el PSdeG. Las encuestas no se ponen de acuerdo en cuál de las dos formaciones liderará la izquierda, y de hecho el barómetro del CIS pronostica un empate entre ambas con un 19,9% de los sufragios cada una, pero con los socialistas con 16 escaños y la coalición con una horquilla entre los 15 y los 17. Por el contrario, la última encuesta de Sondaxe para La Voz de Galicia plantea que En Marea obtendrá un 25,7% y 19 actas por el 17,6% y los 13 diputados del PSdeG, y Metroscopia para El País también vaticina un sorpasso, aunque más ajustado: entre 16 y 18 sillones para En Marea por 13 o 14 de los socialistas.

Una campaña centrada en los asuntos sociales

Vista esta situación, el intento de marcar un perfil propio con respecto a EH Bildu y el PSdeG ha marcado buena parte de los mensajes de Elkarrekin Podemos y En Marea en sus campañas, que ambas alianzas han tratado de centrar en asuntos sociales. En este sentido, Eduardo Maura, número dos de Podemos Euskadi y director de la campaña, afirmó hace unos días que la propuesta de los abertzale de establecer tras las elecciones un Gobierno junto a PNV y Elkarrekin Podemos es "decepcionante" porque "no pone las cuestiones económicas y sociales en el centro", sino que se estructura en torno a la cuestión nacional.

Para Maura, ese es "el tipo de debate que interesa a Sortu", pero, a su juicio, "el debate identitario" no es "particularmente relevante en la Euskadi de 2016". En la misma línea se ha expresado la candidata, Pili Zabala, que aseguró en una entrevista en Público.es que tiene previsto alcanzar "acuerdos puntuales" con "quienes estén a favor de blindar los derechos sociales y enfocar sus políticas a favor de una vivienda y un empleo digno, así como de una sanidad y una educación pública". "La única línea roja será la falta de respeto a los derechos humanos de todas las personas. En este tema, hay que tener en cuenta que quienes fomentan desigualdades sociales tampoco respetan los derechos humanos", sostuvo igualmente Zabala.

Por su parte, el candidato de En Marea, el exjuez Luís Villares, también ha puesto el foco durante la campaña en el ámbito social. "Es necesario que todo el mundo esté concienciado en ir a votar en clave de justicia social para acabar con el tiempo de la miseria", sostuvo este viernes, cuanto acusó al PP de ser "el partido del sufrimiento, de los recortes y de la corrupción". El líder de Anova, el histórico dirigente Xosé Manuel Beiras, fue más directo en un mítin hace unos días, cuando denunció que "el partido podrido" –nombre con el que definió a los conservadores– "mata más gente que ninguna organización terrorista" cuando está en el Gobierno.

Además, en una organización en la que comparten espacio dos partidos no nacionalistas (Podemos e IU) con uno que sí lo es (Anova), Villares ha optado en campaña por mantener un discurso favorable a la descentralización y a la asunción de nuevas competencias por parte de la Xunta, pero sin plantear en ningún momento un referéndum de independencia. En una entrevista concedida en agosto a El País, el candidato planteó que la comunidad debe aspirar a conseguir competencias en materia de "seguridad en el tráfico marítimo", tráfico –"por las singularidades" de la red viaria gallega– y "competencia laboral", pero se desmarcó de la posibilidad de hacer una consulta ya que, a su juicio, "en absoluto es una demanda de la sociedad gallega".

No obstante, ni Villares ni Zabala han mantenido un discurso especialmente duro con respecto a sus rivales directos, el PSdeG y EH Bildu. En el caso del primero, si el presidente Alberto Núñez Feijóo no consigue reeditar su mayoría absoluta, los socialistas serían el socio necesario para conformar un eventual Gobierno alternativo –en el que también sería necesario el apoyo del BNG–; por su parte, la segunda, hermana de un asesinado por los GAL, representa un perfil con el que Elkarrekin Podemos quiere precisamente dar un mordisco al electorado abertzale.

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Además de los candidatos, varios líderes estatales han participado en las campañas. Los números uno y dos de Podemos, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, han participado en varios mítines y también han centrado su discurso en el ámbito social, pero igualmente han deslizado mensajes en clave estatal e incluso interna. Y es que la batalla que se vive en Podemos por el modelo de partido y el tono que deben mantener los dirigentes en sus intervenciones también ha llegado a la campaña, que se ha convertido en el escenario en el que Iglesias y Errejón han mostrado algunas de sus diferencias.

El pasado martes, durante un mitin en A Coruña, Iglesias sostuvo que "el día en que dejemos de dar miedo a los que se enriquecen a costa de la gente, seremos uno más y no tendremos sentido como fuerza política", una afirmación que Errejón leyó en clave interna y a la que respondió en Twitter señalando que "a los poderosos ya les damos miedo, ese no es el reto". El intercambio de tuits continuó durante unos minutos, si bien Errejón quiso quitar hierro a las diferencias el miércoles.

Las reacciones a este rifirrafe en Galicia y Euskadi han sido diferentes. Zabala se ha negado a entrar en el debate y ha afirmado que prefiere "mantenerse al margen" de las diferencias entre Iglesias y Errejón, un tema que ha asegurado desconocer. Por el contrario, la portavoz de En Marea en el Congreso, Alexandra Fernández, ha criticado que "quizás no sea el momento más adecuado" para airear estos debates a escasos días de las elecciones.

Terminada la campaña para las elecciones gallegas y vascas, las expectativas para las alianzas En Marea –formada por Podemos, IU y Anova– y Elkarrekin Podemos –Ezker Anitza y el partido morado– son las mismas: obtener el segundo puesto. Tanto en Galicia como en Euskadi, parece muy lejano el objetivo de disputar la victoria al PP y al PNV, pero especialmente en el primero de los territorios se vislumbra la posibilidad de articular una alternativa de izquierdas al Gobierno de Alberto Núñez Feijóo, por lo que ese ha sido uno de los mensajes principales de la campaña, en la que también han hecho acto de presencia los problemas internos de Podemos.

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