De aplaudirla en el covid a huir de ella: la percepción positiva de la sanidad pública baja casi 20 puntos

Decenas de personas durante una manifestación para defender la sanidad pública, en Madrid.

No es una sensación. Tampoco opiniones aisladas. El Barómetro sanitario publicado este jueves por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) confirma lo que miles de ciudadanos y profesionales han gritado en las calles en no pocas ocasiones: la sanidad pública cada vez está peor. Tanto considerada como cuidada. Ser atendido cuesta hoy mucho más que hace unos años. Y los seguros privados se erigen como la única solución para muchos pacientes. Tanto, que las empresas del sector llevan años batiendo sus propios récord de ingresos.

Hace ya cinco años desde que el coronavirus puso en pausa al mundo entero. Aquellos meses de marzo y abril de 2020 el silencio de las calles tan sólo era roto por los aplausos que cada día agradecían el trabajo del personal sanitario. Mucha gente ya pensaba entonces que el sistema necesitaba mejorarse, pero también eran muchas las voces que opinaban que funcionaba "bastante bien". Lo hacía, en concreto, un 23,2% de los encuestados en 2019 por el CIS, un porcentaje que hoy ha caído hasta el 12,2%. Más de diez puntos. Además, tan sólo un 4,1% señalaba entonces que el sistema necesitaba rehacerse de arriba a abajo; hoy es un 15,6% el porcentaje de ciudadanos que señala que el sistema necesita cambios profundos.

En resumen: un 55% de los pacientes opina ahora que el estado de la sanidad pública es positivo, pero antes de la pandemia lo pensaba un 72,1%. Son 17 puntos menos en tan sólo cinco años. Por el contrario, un 27,4% pensaba entonces que el sistema iba mal, algo que ahora cree un 44,3%.

Ahora bien, ¿por qué cada vez son mayores las malas opiniones y menores las buenas? Del Barómetro sanitario no se extrae en ningún caso una respuesta concreta, pero sí se obtienen pistas. Y una de las más claras se encuentra en las listas de espera. Sobre todo en lo que a atención primaria se refiere.

En 2019, un 50,6% de los ciudadanos fue atendido por su médico de familia más de un día después de pedirlo porque no había cita antes, un porcentaje que en el último barómetro escala hasta el 70%. Pero no sólo eso: ahora mismo un 23% tuvo que esperar once días o más, mientras que en 2019 lo hacía el 8,7%. Así, la espera media para una cita en el centro de salud es hoy de 8,67 días, 3 días superior a la de 2019 (5,8), aunque algo inferior a la de 2023 (9,12).

La situación terminó provocando que un 32,6% fuese a urgencias y otro porcentaje idéntico renunciase a la visita porque sus síntomas ya habían desaparecido. Otro 5,9%, por su parte, decidió recurrir entonces a la sanidad privada. Y es en ella, precisamente, donde muchos ciudadanos encuentran la solución. Al menos, así lo revela también el CIS, que muestra que ahora mismo un 23,2% de los ciudadanos dice tener un seguro privado, un porcentaje que en 2019 se reducía al 13,9%.

Es complicado desligar los primeros datos de estos últimos. En términos absolutos, y a falta de los datos correspondientes a 2024, los últimos publicados por la Fundación IDIS —correspondientes a 2023— cifraban en 12,4 los millones de asegurados en nuestro país, un número que en en 2019 era dos millones inferior. En relación con la población, las cifras de este lobby de la sanidad privada indican que un 25,9% del total de ciudadanos ya tiene una póliza contratada, aunque en algunas comunidades como Madrid, Cataluña o Baleares su presencia es muchísimo mayor. En concreto el 38,7% de los madrileños, el 32,4% de los catalanes y el 30,9% de los baleares ya tiene una.

No ha importando por tanto su encarecimiento, puesto que según el comparador sectorial Selectra, las aseguradoras han subido un 10% sus precios este 2025. Igual que en 2024 y en 2023.

Así parece fácil el resultado: en 2024, según el último informe anual publicado por la patronal Unespa, los seguros de salud se embolsaron 12.059 millones de euros, un nuevo récord que supone además un incremento del 28,5% en su facturación desde 2020.

De cualquier modo, la mayoría de los ciudadanos sigue prefiriendo la asistencia pública para recibir atención sanitaria. Lo señala así el 69,9% de quienes acuden al médico de cabecera, el 72,6 de quienes van a urgencias y el 76,1% de quienes tienen que ser ingresados. El único caso en el que los porcentajes entre la preferencia pública y privada se equiparan es a la hora de acudir a una consulta de especialistas, donde el 56,9% sigue escogiendo el sistema público frente a un 40,1% que opta, esta vez sí, por la privada.

La salud mental, a la privada

El deterioro de la sanidad pública disparó el negocio de la privada en 2024 hasta superar los 12.000 millones

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El Barómetro sanitario publicado este jueves también ha preguntado por la salud mental de la población, un aspecto que hasta finales de 2023 no estaba incluido en las encuestas. Y según los datos que se han obtenido, en estos casos también se elige el sistema público. En concreto, según el CIS, el 59,2% de los que necesitaron en 2024 una consulta de este tipo acudió a él, mientras que el 25,6% recurrió a un profesional privado y el 11,2% a una aseguradora privada. Sin embargo, los porcentajes cambiaron, y bastante, a la hora de recibir tratamiento. En este caso la pública atendió al 47,7%, mientras que los profesionales privados asistieron al 32,6% y los seguros al 12,3%.

Algo más de un tercio (36,8%) de los casos de la pública fueron asistidos por un profesional de atención primaria o de psiquiatría (36,1%) y un 20,4% por un psicólogo. La mayoría (64,6%) tuvo que esperar entre uno y tres meses para su consulta y un 23,8% más de tres meses.

Desde la Confederación Salud Mental España se ha criticado en no pocas ocasiones que la falta de inversión acumulada desde la crisis económica de 2008 en este ámbito ya supera los 4.000 millones, un número que explica que la tasa de profesionales sea muy inferior a la que tienen otros países de nuestro entorno. En concreto, España cuenta con seis psicólogos por cada 100.000 habitantes, una tasa que en fuera, de media, se sitúa en 18. En cuando a los psiquiatras, la media de la OCDE es igualmente de 18, pero en España apenas nos quedamos en 12.

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