Un matrimonio que está roto pero sigue junto por inercia. Es el símil que utilizan desde Esquerra Republicana para explicar su alianza con Junts Per Cataluña en el Govern de la Generalitat. Este miércoles, el president, Pere Aragonès, ha destituido a su número dos, el vicepresident Jordi Puigneró (de Junts) tras descartar someterse a la cuestión de confianza exigida el día anterior por los postconvergentes.
Aragonès ha alegado "pérdida de confianza" para cesar a Puigneró ya que éste no le informó previamente de que su grupo iba a plantear la moción. "Es una decisión que me duele pero necesaria porque las instituciones no pueden estar permanentemente en cuestión", ha alegado el president de la Generalitat en una intervención pasadas las 23.00 horas. Sin embargo, el dirigente de ERC ha evitado romper la alianza con sus socios y les ha emplazado a nombrar a un nuevo candidato para sustituir a Puigneró.
Aragonès ha defendido que la ciudadanía necesita "gobiernos estables" y "cohesionados" cuya prioridad sea "hacer mas fácil la vida de la gente". En ese sentido ha lamentado el "ruido generado en las últimas semanas" por su socio de gobierno lo que, a su juicio, ha contribuido a la "desestabilización" del Govern.
Si la crisis con Junts no se zanja tras esta decisión, los republicanos se muestran decididos a continuar presidiendo el Govern de la mano de Aragonès. “Una cosa es que se rompa la coalición y otra el Govern”, matiza un alto cargo del partido en conversación con infoLibre. En ese sentido, estas fuentes plantean que sea el PSC de Salvador Illa –la formación que ganó las elecciones en 202– quien proporcione su apoyo para dar estabilidad al Govern de cara a los próximos presupuestos, pero sin entrar en el Govern.
Una posibilidad que estarían dispuestos a plantearse los socialistas catalanes, confirman voces del partido. Sin embargo, los republicanos son conscientes de que ese movimiento tendría sus ecos en la política nacional. En ese sentido, explican, ya no podrían presionar en las negociaciones para los Presupuestos Generales del Estado con el PSOE, porque Pedro Sánchez podría utilizar la misma estrategia en Cataluña. Asimismo, creen que Junts utilizaría esa alianza para tratar de menoscabar sus credenciales independentistas.
Junts planteó una moción de confianza contra Aragonès
El enfrentamiento interno con Junts ya ocupa más titulares que la prolongada confrontación de la Generalitat con el Ejecutivo central y que llegó a su punto álgido el martes, después de que el presidente del grupo parlamentario de Junts, Albert Batet, pidiera que Aragonès se sometiera a una moción de confianza durante el debate de política general en el Parlament. Nadie en ERC lo conocía de antemano.
Lejos de aceptar la propuesta, Aragonès consideró profundamente desleal la actitud de su socio de gobierno y este miércoles canceló toda su agenda para reunir a los suyos, al igual que el vicepresident Jordi Puigneró (de Junts), que tampoco tuvo ningún acto oficial. Tras un día repleto de incógnitas sobre la continuidad del Govern, Aragonés convocó una reunión extraordinaria de su Ejecutivo para preguntar a los consellers de Junts si conservaba su confianza.
Según han trasladado fuentes de Presidencia a la prensa, no ha habido unanimidad de los consellers de Junts sobre si el president debía someterse a esta moción. Una versión que ha desmentido después Junts en un comunicado, en el que aseguran que sus representantes han defendido de manera "unánime" tanto el acuerdo del Govern como de la cuestión de confianza. Estaba previsto que la dirección de Junts se reuniera tras el encuentro con Aragonès, pero finalmente se ha aplazado al jueves a las 8 horas y se realizará de forma telemática.
Tras dos horas y media de reunión, Aragonès mantuvo otro encuentro con el secretario general de Junts, Jordi Turull, en el Palau de la Generalitat. Los republicanos son conscientes de que la formación postconvergente está dividida y no todos forman parte del ala dura de Laura Borràs, proclive a romper la alianza con ERC. La propia Borràs afirmó, en una entrevista, que “si ERC no estaba cumpliendo los compromisos” por qué “no salían” los de Pere Aragonès del Govern.
Según admiten fuentes de Junts a infoLibre, Borràs es partidaria de la ruptura mientras que otros como Jordi Turull o consellers como el titular de Economía, Jaume Giró, rechazan esta posibilidad porque creen que les dejaría sin foco político y mediático. Lo cierto es que las tensiones entre Junts y ERC se evidencian más a nivel de partidos que dentro del propio Govern. En el anterior Ejecutivo catalán, había consellers de Junts con mayor aspiración política que los actuales.
Los compromisos que reclaman los herederos de Carles Puigdemont pasan por establecer una dirección de coordinación estratégica del independentismo, que la mesa de diálogo que mantienen con el Gobierno central se centre exclusivamente en la autodeterminación y la amnistía, y que ERC y Junts se coordinen en el Congreso, una cuestión que actualmente no sucede. Es más, la formación capitaneada por Gabriel Rufián en Madrid tiene mucha más sintonía con EH Bildu o Unidas Podemos.
Choque por la estrategia independentista
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La raíz del choque entre ERC y Junts es la estrategia a seguir para conseguir la independencia de Cataluña. Los republicanos han hecho una apuesta clara por el diálogo y por buscar una solución pactada con el Gobierno central, mientras que Junts opta por la vía más dura y por el "ho tornarem a fer" (lo volveremos a hacer), en referencia a la vía unilateral.
Esa vía de diálogo es lo que le está provocando más críticas a Pere Aragonès por parte del independentismo más ortodoxo. La prueba de ellos es que el president no acudió a la manifestación con motivo de la Diada celebrada el pasado 11 de septiembre. La sensación entre los dirigentes de Esquerra es que algunos en el movimiento independentista se dedican a repartir carnés de "pureza".
Los esfuerzos de ERC, tanto en el Govern como en Madrid, se encuentran en lo que el independentismo denomina como "ampliar la base", es decir, lograr que el apoyo a la independencia de Cataluña cuente con una mayoría abrumadora entre la población frente al empate que hay entre los dos bloques. No obstante, todo indica que el bloque del 'no' va ganado terreno. Así lo desgranan los últimos datos del barómetro del CEO del pasado mes de julio: el 52% ese mostraba contrario a la independencia, la cifra más alta desde hace siete años. El 41% sí estaba a favor, mientras que el 7% no respondía.
Un matrimonio que está roto pero sigue junto por inercia. Es el símil que utilizan desde Esquerra Republicana para explicar su alianza con Junts Per Cataluña en el Govern de la Generalitat. Este miércoles, el president, Pere Aragonès, ha destituido a su número dos, el vicepresident Jordi Puigneró (de Junts) tras descartar someterse a la cuestión de confianza exigida el día anterior por los postconvergentes.