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9J | ENTREVISTA CON EL 'NÚMERO DOS' DE LA CANDIDATURA DE SUMAR

Jaume Asens: "Hay que romper relaciones institucionales y comerciales con Israel"

Jaume Asens

Jaume Asens decidió en junio del año pasado que no repetiría en el Congreso de los Diputados. Estaba convencido de que era la mejor decisión y que era necesario abrir un nuevo tiempo político en la Cámara Baja. Ahora encara otra fase con la mirada puesta en el Parlamento Europeo como número dos de la lista de Sumar para el 9J. Y lo hace en una época en la que, según confiesa, la UE se ve “amenazada” por el auge de la derecha y de la extrema derecha.

El exdiputado vive estas horas de la campaña marcadas por el reconocimiento oficial del Estado Palestino por parte del Gobierno de coalición con la idea de que todavía hay que ir más allá. Él tiene claro que habría que cortar relaciones institucionales y económicas con el Ejecutivo de Netanyahu, por lo que apremia al PSOE a tomar medidas más valientes. No obstante, a pesar de los choques entre los socios, vaticina que la coalición aguantará.

El Gobierno aprobó este martes el reconocimiento oficial del Estado Palestino, ¿qué le parece el paso dado? ¿Lo considera suficiente?

Es un paso histórico, estábamos en deuda con el pueblo palestino. No podía ser que planteáramos la solución de los dos Estados y sólo reconociéramos uno. Era una trampa al solitario. Nosotros llevábamos años peleando para que el PSOE lo aceptara y nos congratula. Pero es un paso que llega tarde y es insuficiente. Tiene un carácter simbólico importante pero no va a servir demasiado para parar la masacre que está padeciendo el pueblo palestino. Para eso hay que dar pasos más valientes.

¿Cuáles?

Pensamos que uno de ellos es romper relaciones institucionales y comerciales con Israel, al igual que el embargo total y permanente de armas con ese Estado. Es lo que piden los estudiantes y la ciudadanía organizada en las calles. Fue lo que hicimos en el Ayuntamiento de Barcelona con Ada Colau. Eso es coherente con la crisis diplomática que tenemos con Israel y su Gobierno de extrema derecha. Creo que no estamos respondiendo a la altura de la escalada verbal, de los improperios, de los insultos y las amenazas del Ejecutivo de Netanyahu. 

España no está respondiendo a la altura de los insultos y amenazas de Israel

El ministro de Exteriores de Israel ha cargado estas horas contra la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.

No nos podemos quedar con los brazos cruzados. Si retiramos a la embajadora de Argentina por los insultos a la mujer del presidente, con razón de más tenemos que hacerlo con la embajadora en Israel al ser insultos directos. Es mucho más grave llamar antisemita a la vicepresidenta del Gobierno y a otros miembros del Gobierno que llamar corrupta a la mujer del presidente. Se trata de un ataque directo al Ejecutivo. Con un agravante: es reiterado. Y en esta crisis hay otro precedente que no debemos olvidar.

¿Cuál?

El caso Pegasus. Se espiaron los móviles del presidente y de la ministra de Defensa con tecnología supervisada por el Gobierno de Israel, que se ha negado a facilitar el trabajo de la Justicia española. Tenemos a un Estado que no reconoce a otra autoridad que no sea la suya, y no lo hace con la Corte Penal Internacional, el Tribunal de la Haya o los juzgados españoles. Hace caso omiso a las órdenes internacionales. Quiero recordar que en la Audiencia Nacional se inició un proceso contra Netanyahu y el PP aprobó una ley de impunidad para salvarlo. Solicitamos a los socialistas que hagan más, pero no queremos dejar de denunciar la complicidad del Partido Popular con la extrema derecha israelí. O se está con los derechos humanos o se está con Israel y el genocidio que está practicando. No hay medias tintas. Y lo que pedimos al PSOE y a otros partidos como ERC es que se sumen a ese frente común para pedir que se rompan relaciones institucionales y comerciales con Israel.

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En las últimas horas también se han hecho públicas diferencias de Sumar con el PSOE por el envío de armas a Ucrania. ¿Hay riesgo de ruptura de la coalición o hay que entender estos choques en clave electoral como dicen los socialistas?

No veo ningún riesgo. Al revés, la convivencia y la estabilidad de este Gobierno no tiene nada que ver con otras épocas que viví en primera persona cuando era diputado en el Congreso, donde cada día había un rifirrafe entre los socios. No estamos ahora en esa situación, la coalición está muy engrasada. Otra cosa es que evidentemente en el contexto electoral cada uno tiene que explicar sus propuestas. Sí es verdad que lamentamos que el PSOE a veces se deje llevar por pulsiones electorales y antepone sus posiciones partidistas al interés general y a lo que es la defensa del Gobierno, como por ejemplo hizo en plena campaña con la ley contra el proxenetismo. Son movimientos suyos para marcar perfil y van en perjuicio de la coalición. No es el momento para lanzar ese tipo de propuestas en el Congreso. Y el caso de Ucrania es otro ejemplo: en vez de buscar el consenso con nosotros y la mayoría parlamentaria, ha decidido tomar una medida con un pacto opaco y sin rendir cuentas. Interpelamos a los socialistas a que vuelvan a la senda del diálogo. 

No veo ningún riesgo de ruptura de la coalición

La mayoría de encuestas dan al PP como ganador del 9J, ¿se está viviendo un viraje hacia la derecha o la izquierda puede recuperarse en las urnas?

Es verdad que hay una ola reaccionaria en Europa y en el mundo general, la sociedad se está endureciendo más. Por eso, intentamos alentar a la gente de izquierdas y progresista de este país para que vote. Si no nos movilizamos, ganan ellos. Es un riesgo real y hay mucha gente que no le está dando la importancia que se merece a este envite electoral. Estamos en una encrucijada histórica. De la suerte de estas elecciones van a depender muchas cosas en el futuro. Las encuestas no son tablas de Moisés. Por eso, pedimos a los progresistas que voten en masa para cerrar las puertas de Europa a una derecha que quiere acabar con el proyecto de progreso y con la UE como sueño de libertad y de paz. Ahora mismo Europa está amenazada por ese ascenso de la derecha y de la extrema derecha y por la posible victoria de Donal Trump en Estados Unidos.

Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión y enmarcada en el sector moderado del PPE, ha abierto la puerta a pactar con la extrema derecha. Algo que también está señalando Alberto Núñez Feijóo respecto a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. ¿Qué le parece?

Una mala noticia. Es una victoria, sin duda, del PP español, que está consiguiendo marcarle la pauta a los otros partidos conservadores europeos. Hay que recordar cuál era la postura de Angela Merkel del cordón sanitario a la ultraderecha, pero ahora se está flexibilizando. Como siempre el Partido Popular español va a la vanguardia en espíritu reaccionario y tiene mucho peso en el PPE. 

Hay una ola reaccionaria en Europa y en el mundo

¿Se puede romper esa dinámica tradicional de las últimas décadas de un pacto para la Comisión de socialdemócratas, conservadores y liberales? ¿Se puede ver una CE con la derecha y la extrema derecha?

Es un escenario distópico pero viable. Lo que señalan las encuestas es que ese escenario no es descartable y sería la primera vez en cuarenta años que sucede, estaríamos ante una Europa nueva. Nos preocupa enormemente porque la UE nació después de la II Guerra Mundial y el sueño se construyó sobre las cenizas y la ruina. Vemos cómo ahora los fantasmas de la xenofobia, el racismo y los discursos del odio vuelven a cabalgar sobre el continente europeo. Por eso hay que recordar de lo que venimos, de ese compromiso contra la barbarie. Con la derecha y la ultraderecha en auge, ahora la paz está más amenazada que nunca. Lo vemos con los discursos belicistas con el sonido estruendoso de tambores de guerra. A nosotros nos preocupa. Cuando pasa eso, las primeras perjudicadas son las clases populares. Cuando aumenta el presupuesto militar, disminuye el social. Si hay más tanques, hay menos hospitales. O vamos a una descomposición neoliberal de Europa o hacia una refundación a partir de sus valores fundamentales.

En estas elecciones Sumar y Podemos van por separado, algo que ya pasó en Euskadi. ¿Puede ser la izquierda competitiva electoralmente con esa fragmentación? ¿Le gustaría que fueran juntos en próximas citas?

Cada elección es cada elección. Ahora concurrimos por separado y en el pasado fuimos juntos. Las puertas de Sumar están abiertas para el futuro. Es la coalición más ambiciosa que se ha producido en los últimos treinta años a la izquierda del PSOE, con más de trece partidos. ¿Nos gustaría representar a más sensibilidades progresistas? Evidentemente. No se puede descartar ese escenario.

El PP español va a la vanguardia en espíritu reaccionario

Las Cortes aprueban de manera definitiva el jueves la ley de amnistía. Usted fue uno de sus mayores impulsores. El PP la está utilizando durante la campaña y les acusa de reconocer Palestina para no hablar de esta norma. ¿Qué le parece?

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No tenemos ningún problema en hablar de la ley de amnistía. Estamos orgullosos. Es una propuesta que defendíamos desde el inicio, y ahora el PSOE se pone la medalla. Nosotros hemos conseguido arrastrar a los socialistas y que hagan un viraje. Hay que recordar que no consideraban que hubiera un conflicto político en Cataluña y creían que había que aplicar el 155. Y también ha hecho un giro social con medidas como el ingreso mínimo vital, la subida del SMI y el impuesto a la banca. No vamos a entrar en esa competición pero hay que reconocer lo que defendíamos cada uno en su momento.

Cuando llegue al Parlamento Europeo, ¿cuál va a ser la primera medida que proponga?

Una de nuestras prioridades es la vivienda. Para hacer frente, hay que pararle los pies a los fondos buitre. Una de las grandes propuestas es un impuesto antiespeculación. También llevamos en el programa la creación de un fondo europeo para la construcción de vivienda pública de alquiler y rehabilitación. Sería un primer paso para una política continental que iguale en todos los Estados la oferta de vivienda pública asequible. 

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