Isabel Díaz Ayuso no tiene rival dentro del PP. Los asistentes al acto electoral convocado por su partido este martes en Valladolid lo demostraron interrumpiendo sus palabras con aplausos entusiastas hasta en doce ocasiones en una intervención de apenas 16 minutos y eclipsando por completo el discurso del candidato, Alfonso Fernández Mañueco.
Necesitada de impulso, después de que las encuestas hayan ensombrecido sus expectativas electorales, la campaña del PP en Castilla y León prescindió de Pablo Casado —a pesar de que el presidente del partido no tenía agenda pública— y lo sustituyó por Ayuso, que en el mitin de Valladolid aprovechó el hueco y volvió a ejercer como la lideresa de la derecha española que le gusta ser.
Lo hizo dejando claro a Casado y a Mañueco lo que deben hacer en el caso de que las encuestas acierten y el triunfo electoral sea tan corto que les deje en manos de la ultraderecha.
“Tenemos que centrarnos en lo que nos une” para evitar que la izquierda “nos cambie España por la puerta de atrás”. Hace falta “que sigamos fuertes y unidos en un proyecto sólido en torno al PP“ y si para conseguirlo hay que pactar con Vox, se hace. “Ojalá el próximo gobierno que salga de las urnas el próximo domingo no sólo sea del PP, que lo va a ser, sino que lo haga de una manera sólida, fuerte y sin necesitar a nadie”.
“Ojalá sea así”, repitió. Pero si no es eso lo que ocurre, añadió contradiciendo a Casado y a Mañueco, que llevan semanas evitando decir qué harán si necesitan a Vox, “ojalá nos entendamos todos los partidos que no vamos a pasar por el aro de la amoralidad del proyecto de Pedro Sánchez. Porque si tuviéramos que pactar siempre lo haría antes con el partido de Ortega Lara [Vox] que con aquellos que pactan con los que lo secuestraron”, remachó en referencia a EH Bildu, formación a la que considera partidaria de la violencia de ETA.
Ayuso es un imán para los electores más radicalizados. Su figura gusta mucho a los votantes de la extrema derecha y, por tanto, a los miles de ciudadanos de Castilla y León que estos días dudan entre la papeleta del PP o de Vox. De ahí su presencia en la comunidad en mítines sucesivos y los mensajes incendiarios contra el Gobierno que tan buen resultado le dieron en la campaña de Madrid del pasado mes de mayo.
El propio Mañueco, en un gesto inusual, sólo a veces reservado a los líderes del partido, le cedió incluso la última intervención en el mitin, un puesto que casi siempre ocupa el candidato. Y la presidenta madrileña no decepcionó. Por lo que dijo y también por lo que calló: según ella, la victoria de Castilla y León no es relevante porque vaya a servir para impulsar la candidatura de Pablo Casado a la Moncloa en 2023 —ni siquiera mencionó al líder del partido— sino porque el año que viene se celebran elecciones municipales decisivas para “toda España”.
“Ahora lo importante es que el sanchismo y sus izquierdas no se sigan propagando por España, especialmente ahora por Castilla y León”, advirtió. El Gobierno y sus aliados son la fuente de todos los males. Intentan “destrozar la educación”, están dejando “una deuda imposible para las próximas generaciones”, el coste de la vida es “cada vez más elevado” y “el nacionalismo está causando auténticos destrozos en Cataluña, en Navarra, en el País Vasco, en la Comunidad Valenciana y en Baleares”. “No saben gestionar. Lo hemos visto en la pandemia: a pocos españoles les va mejor, solamente a los que nos odian y odian nuestro país”.
Revisión de “los valores occidentales”
“Están revisando todo lo que nos da sentido como nación, todos los valores occidentales”, llegó a decir Ayuso. Una estrategia de la que forma parte, enumeró, “la agresión a al iglesia” —en referencia a la decisión de investigar los casos de pederastia— o “el cuestionamiento de la monarquía”, de “las tradiciones populares”, de “la capital de España”, de “al empresa y de los empresarios”.
La presidenta madrileña criticó también las iniciativas en favor de la recuperación de la memoria democrática —“mis abuelos nunca me hablaron de la guerra civil porque me querían libre de odios”, dijo— y se preguntó “a qué futuro apelan aquellos que quieren legislar para controlar los sentimientos del pasado”.
Fue ahí cuando defendió a la iglesia católica de las acusaciones de pederastia que arrecian estos días contra muchos de sus religiosos. “Todas las instituciones cometen errores y aciertos”, disculpó. La izquierda “está cuestionando a la iglesia” por estos hechos y olvidando “el patrimonio que nos dejan, las iglesias, conventos, tradiciones o el camino de Santiago”. No hablan de “cuánto aporta la caridad y los valores y el consuelo” de la iglesia, “especialmente para la gente mayor. ¿Cuánto cuesta eso?”, se preguntó entre aplausos de los asistentes al mitin. En vez de tenerlo en cuenta, añadió restándole importancia, “utilizan ahora los casos y no casos [de pederastia] para intentar erosionarla”.
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Lo mismo sucede con la monarquía, un asunto sobre el que la izquierda, asegura Ayuso, trata de dividir a los españoles. “¿Le han sentado bien a España las dos repúblicas que hemos tenido?”, se preguntó. “Hemos salido de ellas arruinándonos e intentando aniquilarnos los unos a los otros”, se respondió a sí misma..
La monarquía, en cambio, “con sus aciertos y sus errores”, añadió, “nos recuerda que somos un país con siglos de historia, con conquistas, con globalización por toda la tierra. De arte, de patrimonio, de universidades por España y por el mundo”.
La batalla electoral de Castilla y León no es, en su opinión, muy diferente de la que ella misma libró en Madrid hace casi un año. “Intentan enfrentados a los españoles” pero “hay unos valores que nos representan a todos: la vida, el valor, el trabajo, la cultura del esfuerzo y las ganas de prosperar. Sean de izquierdas o de derechas”. “El mensaje de la libertad trasciendo a los partidos“, concluyó. “El proyecto de Pedro Sánchez es el del poder. Por eso este domingo vuelvo a apelar una vez más a los ciudadanos para que elijan entre socialismo y libertad”.
Isabel Díaz Ayuso no tiene rival dentro del PP. Los asistentes al acto electoral convocado por su partido este martes en Valladolid lo demostraron interrumpiendo sus palabras con aplausos entusiastas hasta en doce ocasiones en una intervención de apenas 16 minutos y eclipsando por completo el discurso del candidato, Alfonso Fernández Mañueco.