Ayuso es la única presidenta de una comunidad del PP incapaz de aprobar los Presupuestos

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A Isabel Díaz Ayuso se le complica el final de la legislatura. La presidenta madrileña convocó elecciones en mayo de 2021 para desprenderse de Ciudadanos y poder, así, gobernar sin ataduras. Solo consiguió lo primero. Vox truncó su objetivo de alcanzar la mayoría absoluta y sus votos fueron imprescindibles para investirla como presidenta, un apoyo que los de Rocío Monasterio le prestaron sin negociar ningún tipo de contrapartidas.

Desde el Ejecutivo regional creyeron encontrar en Vox a un socio fiable. Y así ha sido —la formación ultra ha impedido que se celebre una comisión de investigación sobre la gestión de las residencias y avaló la reforma de Telemadrid, entre otras cuestiones—, hasta hace escasas semanas.

La formación tumbó el dictamen de las cuentas públicas del Gobierno madrileño el pasado viernes y, por ese motivo, la Mesa de la Asamblea ha decidido desconvocar el pleno en el que se iba a debatir el proyecto de Presupuestos. "Siempre hemos sido unos socios leales pero no podemos apoyar unos presupuestos en los que se humilla a los votantes de Vox", aseguró la portavoz, Rocío Monasterio, tras tumbar las cuentas.

Se trata del tercer revés presupuestario para la presidenta madrileña, que solo ha logrado sacar adelante unas cuentas públicas de las cuatro posibles desde que accedió al poder.  El Gobierno regional preveía gastar 25.738 millones de euros en las cuentas del próximo año, un incremento del 11,7% respecto a 2022.

Ayuso se convierte, así, en la única presidenta del Partido Popular que no consigue aprobar sus cuentas. El presidente de Galicia, Alfonso Rueda, sacó adelante sus Presupuestos el pasado mes de octubre. Un trámite sencillo gracias a la mayoría absoluta que consiguió Alberto Núñez Feijóo en 2021. Un escenario similar al de Juanma Moreno Bonilla, el presidente andaluz, que esta misma semana dará luz verde a las cuentas de 2023.

El presidente murciano, Fernando López Miras, también tiene previsto aprobar en los próximos días sus cuentas. El dirigente conservador ya cuenta con el apoyo de los tránsfugas de Vox y de Ciudadanos, integrados en su actual gobierno. Además, la actual portavoz del partido de Inés Arrimadas, Ana Martínez, ha tendido la mano al Partido Popular para llegar a un acuerdo de presupuestos, pese a ser unas cuentas en las que Ciudadanos no ha participado.

El caso más similar al de Ayuso es el de Alfonso Fernández Mañueco, que cogobierna junto a Vox en Castilla y León. Las dos formaciones ratificaron el acuerdo el pasado mes de octubre remarcando que la coalición del PP y Vox “está como un roble” en la región. Esta semana se producirá la votación en la Asamblea, que saldrá adelante pese al rechazo de la izquierda.

Vox: de la abstención al no

Vox perdió la posibilidad de enmendar los Presupuestos de la Comunidad de Madrid tras llegar tarde al registro y lo achacó a un "error informático" de la Mesa. Fue entonces cuando decidió cambiar su discurso: pasaron de defender una abstención que garantizaba la aprobación de las cuentas a Ayuso a anunciar su voto en contra. "La responsabilidad de lo que ha sucedido y de que no haya Presupuestos es simplemente de Vox y la señora Monasterio", defendió el portavoz del PP, Pedro Muñoz.

A cambio de permitir la tramitación de los Presupuestos, Vox pidió la eliminación de todas las partidas dirigidas a cursos y libros de género y la derogación de la ley trans, entre otras cuestiones. "No voy a intercambiar derechos y obligaciones por Presupuestos, esto es una práctica cada vez más frecuente en la política española y a mí eso me parece una irresponsabilidad", respondió la presidenta madrileña. "Tengo la sensación de que si las cosas van bien en la Comunidad de Madrid y transcurren con normalidad, eso a Vox parece que no le beneficia", completó este sábado.

En medio de estas acusaciones cruzadas, Monasterio ha pedido que se habilite el mes de enero "para que se celebren comisiones y plenos en la Asamblea de Madrid.": "Si existiera voluntad política de aprobar unos presupuestos se podrían tramitar en enero incorporando alguna de nuestras propuestas", alegó. Sin embargo, teniendo en cuenta que el Parlamento autonómico será disuelto en abril para que se celebren las elecciones del 28 de mayo, los plazos juegan en la contra del gobierno regional.

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La estrategia de Vox se juega en clave madrileña, ya que la formación también amaga con tumbar las cuentas al alcalde José Luis Martínez-Almeida. Su portavoz, Javier Ortega Smith, asegura que mientras no se levanten las restricciones a los vehículos más contaminantes del nuevo Madrid Central, los cuatro concejales de Vox no apoyarán los Presupuestos.

La estabilidad de la izquierda frente a la derecha

El Gobierno de Pedro Sánchez ha conseguido revalidar sus terceros Presupuestos –a falta del último trámite en el Senado– al igual que los ejecutivos progresistas que surgieron de las elecciones de 2019, algunos de ellos a través de pactos con incluso cuatro partidos, como es el caso de Aragón. Ninguna de esas autonomías gobernadas por el PSOE con partidos a su izquierda y de corte nacionalista ha visto romperse sus ejecutivos e ir a las urnas. Dentro de esa estabilidad se enmarcan Baleares, Navarra, La Rioja, Canarias y Asturias. En Extremadura y Castilla-La Mancha gobiernan los socialistas con mayoría socialista.

La derecha es la que tiene más problemas a la hora de tejer alianzas. Los gobiernos que surgieron entre PP y Ciudadanos tras las elecciones de 2019 resultaron ser extremadamente frágiles. Todos rompieron antes de tiempo. El Partido Popular trató de engullir a los de Inés Arrimadas, intentando mayorías absolutas o quedando en brazos de la ultraderecha, como sucedió en Castilla y León y Madrid.

A Isabel Díaz Ayuso se le complica el final de la legislatura. La presidenta madrileña convocó elecciones en mayo de 2021 para desprenderse de Ciudadanos y poder, así, gobernar sin ataduras. Solo consiguió lo primero. Vox truncó su objetivo de alcanzar la mayoría absoluta y sus votos fueron imprescindibles para investirla como presidenta, un apoyo que los de Rocío Monasterio le prestaron sin negociar ningún tipo de contrapartidas.

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