La prioridad de los barones y de su líder, Alberto Núñez Feijóo, es volver cuanto antes a la normalidad y que los ciudadanos visualicen rápidamente que se abre una nuevas etapa en el partido. De ahí la insistencia en situar fuera de los focos a Pablo Casado sin pérdida de tiempo. Si puede ser, en la reunión en la que a esta hora todavía participan —todos menos Isabel Díaz Ayuso— en la sede de Génova 13. Si no, en el caso de que Casado insista en prolongar su agonía para asegurar un último minuto de gloria, en la Junta Directiva Nacional que el martes convocará el congreso extraordinario y ante la que el todavía presidente del partido quiere cerrar su mandato.
Los más próximos a Casado sostienen que no hay dudas sobre su voluntad de dimitir y por eso defienden que la Junta sea el escenario de su despedida, ante la plana mayor del partido. Una forma de atenuar, siquiera formalmente, la crudeza con la que ha sido defenestrado por sus compañeros. Aunque algunas fuentes aseguran que lo que de verdad le gustaría a Casado es continuar el puesto hasta el congreso.
Pero los más interesados en poner fin al drama en el que se ha instalado el PP desde que se desató el enfrentamiento entre Ayuso y Casado no quieren esperar. Para ellos lo mejor hubiese sido que Casado estuviese ya fuera ahorrando al partido el espectáculo de los últimos días, con dirigentes y cargos públicos obligados a pronunciarse públicamente para forzar su caída.
Los líderes territoriales quieren a Casado lejos de Génova. Y lo quieren cuanto antes. De otro modo, si no dimite ni siquiera el próximo martes, nadie puede estar seguro de que no intente seguir asumiendo la representación del partido y quiera, por ejemplo, continuar protagonizando las sesiones de control en el Congreso.
Todos los días, además, el PP debe adoptar decisiones y tomar posición ante asuntos de actualidad y acuerdos del Gobierno que, en opinión de los barones, no pueden seguir en manos de Casado. En unos meses además habrá, inevitablemente, elecciones en Andalucía. Y hay que empezar a preparar las municipales y las autonómicas: el 28 de mayo de 2023 está previsto que voten once comunidades (Comunitat Valenciana, Canarias, Castilla-La Mancha, Murcia, Aragón, Illes Balears, Extremadura, Asturias, Navarra, Cantabria y La Rioja) y las dos ciudades autónomas. Por no hablar de las elecciones generales.
Todo el mundo en el PP teme que los acontecimientos de los últimos días se hayan traducido en una sangría de votos. Así que la prioridad de la nueva dirección será tratar recuperar el terreno perdido.
Cita previa
Antes de comenzar la reunión con todos los barones, Casado recibió en su despacho de Génova al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, el elegido por sus pares para tomar las riendas y tratar de enderezar el rumbo del partido. Le convocó él, según la versión que el propio Feijóo trasladó a los periodistas a su llegada a la sede: “Vengo a una reunión convocada por el presidente de mi partido. Me ha convocado a las 19:00 horas y por tanto acudo a la convocatoria del presidente de mi partido. Después tendremos otra reunión conforme a lo establecido”, aclaró.
Casado planteó la reunión como una consulta para conocer de primera mano los planes de los barones para su relevo y tratar de llegar a un acuerdo que le permita dejar la presidencia de manera ordenada.
Muchos cargos del PP han pedido estos días “generosidad” a Casado y que dé un paso atrás para empezar una nueva etapa que frene la pérdida de votos que está sufriendo el PP. “Casado va a escuchar a los barones y a buscar la mejor solución. No va con ningún planteamiento inicial de nada”, señalaron fuentes próximas al líder del PP consultadas por Europa Press.
En medio de la convulsión que vive el partido, y un día después de la dimisión de Teodoro García Egea como secretario general, Casado acudió este miércoles al Congreso para despedirse aprovechando la sesión de control al jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez. En su discurso, leído y en un tono más solemne de lo habitual, planteó a sus compañeros de filas que él solo entiende la política “desde la defensa de los más nobles principios y valores”, como “el respeto a los adversarios y la entrega a los compañeros”.
El calendario de trabajo de los barones pasa por exprimir al máximo los plazos y buscar una elección exprés de Feijóo. La Junta Directiva Nacional aprobará el martes 1 de marzo la convocatoria de un congreso extraordinario que los estatutos permiten celebrar como muy pronto el primer fin de semana de abril (los días 2 y 3). Los plazos de presentación de candidaturas no se pueden reducir, lo que condiciona que la proclamación de los candidatos se demore hasta el día 18.
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Pero nada en los estatutos impide a la Junta Directiva establecer una campaña electoral corta para que los afiliados puedan decidir qué candidato prefieren antes de que termine el mes de marzo.
Nadie puede descartar que no se presenten aspirantes espontáneos que traten de disputar el puesto a Feijóo, pero los barones están convencidos de que su influencia, unida al peso que tiene la figura del presidente gallego, le permitirá ganar la presidencia ya en la votación de los militantes a pesar de que los estatutos exigen un resultado más que incontestable: por encima del 50% de los votos, una diferencia igual o superior a 15 puntos sobre el segundo candidato más votado y ganar la elección en la mitad de las circunscripciones.
Lo que de paso evitaría tener que recurrir a una ratificación de los compromisarios en el congreso, a comienzos de abril, como sucedió con Casado.
La prioridad de los barones y de su líder, Alberto Núñez Feijóo, es volver cuanto antes a la normalidad y que los ciudadanos visualicen rápidamente que se abre una nuevas etapa en el partido. De ahí la insistencia en situar fuera de los focos a Pablo Casado sin pérdida de tiempo. Si puede ser, en la reunión en la que a esta hora todavía participan —todos menos Isabel Díaz Ayuso— en la sede de Génova 13. Si no, en el caso de que Casado insista en prolongar su agonía para asegurar un último minuto de gloria, en la Junta Directiva Nacional que el martes convocará el congreso extraordinario y ante la que el todavía presidente del partido quiere cerrar su mandato.