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REFORMA ELÉCTRICA

Bruselas se abre ahora a cambiar las reglas del mercado eléctrico pero sin la urgencia que le pide Ribera

La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, y la comisaria europea de Energía, Kadri Simson .

"Tenemos que esperar". La comisaria europea de Energía, Kadri Simson, ha cambiado el discurso con respecto a la necesidad de reformar el sistema de fijación de precios de la electricidad, que hace que el gas natural, en máximos históricos, marque lo que cobran los demás y lo que pagan, directa o indirectamente, los consumidores, a pesar del avance renovable. La puerta está abierta, pero es una rendija: Bruselas insiste en esperar al informe de la Agencia de Cooperación de los Reguladores de la Energía (ACER), que se espera en abril. Así lo dejó claro la miembro del Ejecutivo comunitario en su visita a España, la primera que hace después del estallido de la pandemia. La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, sigue en sus trece: se necesitan medidas excepcionales y se necesitan para ayer.

En diciembre, fuentes de la Comisión lo dejaban claro: no se va a reformar el sistema eléctrico, ni a corto ni a medio ni a largo plazo. Esa postura ha cambiado ligeramente debido a que las previsiones han empeorado con respecto al gas y la tensión en Ucrania añade leña al fuego: no se espera una caída relevante hasta 2023, cuando antes se marcaba la primavera de 2022 como el principio del fin del episodio. Simson ha confirmado ese viraje, pero ha vuelto a expresar sus reservas frente a Ribera, con la que se ha reunido durante la mañana de este lunes.

"A largo plazo", ha asegurado la comisaria en rueda de prensa, "tenemos que identificar si esos ajustes son necesarios para reducir la volatilidad". Unas horas antes, en un desayuno informativo de Nueva Economía Forum, aseguró que el Ejecutivo comunitario estaba dispuesto a "explorar soluciones que se planteen este reto junto a España", sin hacer referencia a soluciones concretas, como el modelo de fijación de precios en base a una media de los costes de todas las tecnologías que Ribera defendió ante Bruselas hace meses. "Nos lo tomamos muy en serio", añadió.

Sin embargo, el calendario, salvo una gran sorpresa de última hora, no se va a mover: abril. Será cuando ACER, la organización de reguladores que incluye a la española CNMC, envíe su dictamen final. El previo, publicado en octubre, no era favorable a ninguna reforma estructural. Simson ha vuelto a insistir este lunes en que el modelo actual garantiza la competitividad, la seguridad de suministro y supone un estupendo aliciente para las tecnologías renovables, pero reconoce que la factura doméstica es insostenible. No solo en España.

Ribera tampoco se mueve de sus peticiones. La ministra suele utilizar un lenguaje técnico que a veces complica la interpretación, y en estos encuentros se busca más la cordialidad que la confrontación, pero fue clara a su manera. "Compartimos con la Comisión que la necesidad de estar preparados para una situación extraordinaria es clave", empezó. Pero, matizó, no hace falta que Rusia invada Ucrania para que se disparen las alertas: "Estamos ya en una situación extraordinaria". Por lo que se justifican "medidas extraordinarias" que, insistió, vayan "más allá de los imputs de ACER".

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Es decir, que la ministra quiere actuaciones ahora, no en abril. Ribera tiene la vista puesta en la próxima comunicación de la Comisión Europea sobre los precios de la energía, prevista para las próximas semanas. Un borrador fue filtrado por Euractiv, que destacó que no se preveía ninguna medida estructural para cambiar el sistema de fijación de precios por el cual pagamos la luz a precio de gas. "El documento no está listo", insistió este lunes Simson; pero es poco probable que, a vista de la insistencia de la comisaria en el informe de abril, vaya a incluir una revolución energética.

Lo que sí incluye la comunicación es la necesidad de contactar con otros suministradores de gas al margen de Rusia, como Estados Unidos, Qatar o Noruega, para atar aún más una seguridad de suministro que, en principio, está garantizada aun en el peor escenario: que Vladimir Putin ordene a Gazprom que cierre el grifo del gasoducto dirección Europa. Sin embargo, esto no influirá en los precios del gas, que se marcan a nivel global con independencia de quién sea el exportador. Seguirá caro con independencia de estas alternativas.

Por otro lado, la comisaria Simson felicitó a España por "liderar" la transición renovable, haberse despedido de la generación de electricidad mediante el carbón y apostar por el hidrógeno verde para una nueva industrialización pesada. La solución a la crisis, insistió tanto la miembro de la Comisión como Ribera, pasa por más energía limpia y no por menos. Pero la teoría no vale si los consumidores españoles y europeos no lo perciben así en su recibo. "Tenemos que ir más rápido", insistió la ministra, para que se perciba "cuanto antes los beneficios de la transición energética y las ventajas que ofrece". Por ahora, Bruselas no tiene prisa en cuanto al mercado eléctrico.

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