Los cambios que marcarán el resultado electoral seis meses después del 20-D

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Las próximas elecciones del 26 de junio han sido interpretadas como una mera repetición de los comicios de diciembre o, en palabras de varios dirigentes de Podemos, como una "segunda vuelta" del proceso del 20-D. Pero lo cierto es que, pese a que el escenario de cuatro partidos fuertes no se ha alterado desde entonces, el tablero político sí que ha experimentado cambios de calado que influirán en el resultado que arrojen las urnas.

Entre estas alteraciones se cuentan las casi 200.000 personas que podrán votar por primera vez, así como el aumento en el número de ciudadanos llamados a las urnas que votarán por correo o la disminución en el número de indecisos con respecto al 20 de diciembre. Otros cambios son de carácter político, como la polarización de la campaña en torno a los pactos a los que las formaciones podrían llegar tras los comicios o los cambios en sus programas económicos. Pero, junto a estos, la variación fundamental ha sido la coalición firmada entre Podemos e IU, que según las encuestas podría ser la segunda fuerza en las elecciones.

Alianzas

La alianza entre las dos fuerzas mayoritarias a la izquierda del PSOE ha dado un vuelco a la campaña ya que, según las encuestas, podría generar el único cambio relevante en cuanto al peso de los partidos en el Congreso si finalmente se cumplen los pronósticos y Unidos Podemos se convierte en la segunda fuerza. Esta alianza se une a las confluencias territoriales À la Valenciana, En Marea y En Comú Podem, que se reeditan con respecto al 20 de diciembre, aunque con pequeñas novedades: al pacto entre Compromís y Podemos, que cambia de nombre, se suma ahora IU.

Por su parte, los ecosoberanistas de Més per Mallorca –que obtuvieron el 7% de los votos el 20-D pero se quedaron sin escaño– confluyen con Podemos e IU en la lista que se presenta en Baleares, en una candidatura que tendrá como nombre Unidos Podemos Més. Quien, por el contrario, se cae de la alianza de las fuerzas a la izquierda del PSOE es la Chunta Aragonesista, que tras mantener negociaciones con Podemos decidió rechazar su oferta para concurrir en coalición y no se presentará a las elecciones. El 20 de diciembre, la Chunta sí que participó en los comicios en alianza con IU-Unidad Popular.

El resto de los principales partidos no han hecho cambios en sus coaliciones. El PP se presenta coaligado en tres comunidades: Aragón (con el Partido Aragonés), Navarra (con UPN) y Asturias (junto a Foro), mientras el PSOE únicamente ha suscrito una alianza con Nueva Canarias. Ciudadanos concurrirá con sus siglas en todas las circunscripciones.

Listas

Muchos más cambios ha habido con respecto a las anteriores elecciones en las candidaturas que presentan los partidos. Las grandes formaciones han cambiado hasta 35 de sus cabezas de lista provinciales, y de entre ellas quien más ha revolucionado sus candidaturas es Ciudadanos, con nada menos que un tercio de números uno diferentes a los de las anteriores eleccciones.

Entre los cambios operados en el partido naranja aparecen algunos nombres conocidos, como el del actor y exdiputado de UPyD Toni Cantó, que en las anteriores elecciones ocupó el número dos por la provincia de Valencia –designado directamente por el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, al margen de las primarias– y que en esta ocasión intercambia su puesto con Vicente Ten, quien entonces la encabezó. Por su parte, el humorista Félix Álvarez FelisucoFelisuco ocupará el primer puesto de la lista de Ciudadanos por Cantabria en sustitución de Carlos Pracht, que renunció después de equiparar, en la campaña del 20-D, la violencia "machista" a la "feminista".

El cambio más polémico ha sido el de Antonio Rodríguez, número uno de la lista coruñesa para las anteriores elecciones, que ha sido apartado por la dirección de Ciudadanos por no "cumplir las expectativas como diputado". Lo sustituirá José Canedo, que fue el candidato de UPyD a presidir la Xunta de Galicia en 2012. No ha sido el único caso controvertido: en Bizkaia ocupará el primer puesto Alberto Joaquín en sustitución de Henar Pascual, que fue expulsada del partido en marzo tras denunciar que dirigentes de Ciudadanos la discriminaban por su sordera; y en Huesca tampoco repetirá Jesús Tejada, que abandonó el partido tras serle abierto un expediente informativo por facturar a inmobiliarias mientras trabajaba como arquitecto municipal, informa Ibon Uría.

Tres cabezas de lista para IU

Pero no sólo en Ciudadanos ha habido cambios. La alianza entre Podemos e IU ha hecho que varias de las listas de Unidos Podemos cambien con respecto a las que presentó el partido morado el 20-D, si bien la formación liderada por Pablo Iglesias sigue acaparando la mayor parte de los primeros puestos de las candidaturas. El cambio más sonado es el del líder de IU, Alberto Garzón, que pasa de ser número uno de IU-UP por Madrid a ocupar el quinto lugar de la candidatura unitaria en esa circunscripción, tras Pablo Iglesias, Carolina Bescansa, Íñigo Errejón e Irene Montero. Sol Sánchez, número dos por Madrid el 20 de diciembre, ocupará el noveno puesto en esta lista.

IU, de hecho, sólo tendrá tres cabezas de lista en toda España: las de las provincias de Teruel (Daniel Palomo), Palencia (Rocío Blanco) y Ciudad Real (Juana Caro), que ya ocuparon los primeros puestos por estas circunscripciones en las listas de IU-Unidad Popular el 20 de diciembre. En el resto de circunscripciones, el grueso de los cambios corresponden a dirigentes de Podemos. El general Julio Rodríguez, por ejemplo, sustituye al abogado David Bravo como cabeza de lista por Almería –fue número dos por Zaragoza el 20-D–, mientras que la secretaria general de Podemos Canarias, Meri Pita, hace lo propio en Las Palmas con la jueza Victoria Rosell, que dimitió por la causa abierta en su contra tras la querella del exministro José Manuel Soria.

Otros nombres conocidos también han sido reemplazados en las listas de Unidos Podemos para las próximas elecciones del 26-J. Es el caso de Andrés Bódalo, excandidato por Jaén del partido morado, que ha sido encarcelado por agredir al teniente de alcalde de Jódar y al que sustituye el líder del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), Diego Cañamero. Por su parte, Manuel Monereo, histórico dirigente de IU y padre político de Pablo Iglesias, reemplaza a Marta Domínguez en el número uno de la lista de Córdoba.

Chacón y Lozano, fuera de las listas del PSOE

En el PSOE, por su parte, los cambios de más calado en las listas se han producido en las circunscripciones de Barcelona y Madrid. Hace unas semanas, quien iba a encabezar la candidatura barcelonesa del PSC, Carme Chacón, sorprendía al anunciar que renunciaba a ello, lo que obligó al secretario general, Pedro Sánchez, a hacer una reorganización. El líder socialista ha decidido sustituir a Chacón por quien fue su número dos en la lista de Madrid el 20-D, Meritxell Batet, y en su lugar ha situado a la jueza Margarita Robles.

No es el único cambio en la lista madrileña, ya que la ex de UPyD Irene Lozano, fichada a bombo y platillo en la anterior campaña, también decidió no repetir en el cuarto puesto de la lista madrileña. Su lugar lo ocupará la secretaria de Igualdad del PSOE, Ángeles Álvarez, que fue número ocho por Madrid el 20-D y se quedó sin escaño. Por el contrario, la responsable de Empleo socialista, Luz Rodríguez, se ha negado a volver a ser la número uno por Guadalajara tras levantarse la imputación contra el exalcalde de Azuqueca de Henares, Pablo Bellido, el candidato preferido por la agrupación provincial que finalmente será su sustituto.

Los socialistas también han reemplazado a los candidatos de Badajoz y Baleares. En la circunscripción extremeña la número uno será Marisol Pérez en sustitución de Patricia Sierra, que pasa al número tres, mientras en Baleares, Joan Pons será cabeza de lista en detrimento de Ramón Socias a propuesta de la líder regional del partido y presidenta autonómica, Francina Armengol, de quien Pons es jefe de gabinete.

Soria y De la Serna no repiten en el PP

Quien menos modificaciones ha hecho en sus candidaturas es el PP, que no obstante ha tenido que sustituir a dos de sus cabezas de lista. El exministro de Industria, José Manuel Soria, se vio obligado a dimitir tras conocerse su relación con los papeles de Panamá y su participación en empresas radicadas en paraísos fiscales, mientras que el exdiputado Pedro Gómez de la Serna fue apartado del Grupo Popular en el Congreso a raíz de la investigación que está llevando a cabo contra él la Fiscalía Anticorrupción por el presunto cobro de comisiones por asesorar a empresas españolas en el extranjero.

Soria y De la Serna ocuparon, respectivamente, el número uno por Las Palmas y el dos por Segovia el 20 de diciembre, y serán sustituidos por Carmen Hernández Bento, exdelegada del Gobierno en Canarias, y por Jesús Postigo, exportavoz del PP en el Ayuntamiento de Segovia. Además, en Baleares, la actual delegada del Gobierno, Teresa Palmer, liderará a los conservadores tras la renuncia del anterior candidato, Mateu Isern, por "motivos personales".

200.000 votantes nuevos

No sólo en los partidos se han producido cambios entre el 20 de diciembre y el 26 de junio. También el censo electoral se ha visto modificado, ya que un total de 197.245 personas han accedido a la mayoría de edad desde los anteriores comicios, según el INE. Madrid, con 26.325 nuevos votantes, es la circunscripción que contará con un mayor número de nuevos electores, seguida por Barcelona (22.500), Valencia (10.638) y Sevilla (9.671).

En comparación con las elecciones generales de 2011, nada menos que 1,7 millones de jóvenes se han icorporado al censo. Sin embargo, el número total de ciudadanos llamados a las urnas únicamente se incrementa en 7.100 personas con respecto al 20-D, a causa de los fallecimientos acaecidos desde esa fecha. El total de ciudadanos con derecho a voto en las próximas elecciones será de más de 36 millones y medio.

¿A quién beneficia este rejuvenecimiento del censo? Según el barómetro preelectoral del CIS, es la coalición Unidos Podemos la que atrae más a los votantes jóvenes: el 17,4% de quienes tienen entre 18 y 24 años asegura que votará a la alianza de Podemos e IU, y la cifra se eleva hasta el 27,7% si se le suman las confluencias territoriales. No obstante, en su contra juega que es el electorado menos movilizado: el barómetro del CIS refleja que únicamente el 68,3% de los jovenes en esta franja de edad aseguran que irán a votar con total seguridad, por el 71% que lo hará teniendo en cuenta a todos los votantes.

El voto por correo se dispara

Si hay un dato que se ha modificado con respecto al 20 de diciembre es el número de peticiones para ejercer el derecho al voto por correo por parte de residentes en España. Frente a las 793.112 solicitudes que se registraron en los anteriores comicios del 20-D, según datos del INE, son un total de 1.452.988 solicitudes las que se han registrado para el 26-J, en un plazo que finalizó el pasado jueves. Se trata de un aumento de nada menos que el 83%, que no obstante no se ha reflejado en las peticiones para votar por correo desde el extranjero, que prácticamente se han mantenido en las mismas cifras que en diciembre –han aumentado un 2,7%, de 151.061 a 155.165–.

Más que un aumento de la movilización –las encuestas, de hecho, pronostican una menor participación en las elecciones–, la causa fundamental de este incremento es mucho más trivial: la fecha de las elecciones, en pleno inicio del verano y con muchos ciudadanos que ya están de vacaciones o se irán a sus destinos de descanso precisamente en esas fechas, a lo que se suma que el viernes 24 es festivo en Galicia y Cataluña y también en ciudades como Palma de Mallorca. Así lo interpreta al menos Braulio Gómez, investigador de Ciencia Política en la Universidad de Deusto, que descarta que tras este importante aumento de votantes por correo se esconda una razón de índole política.

Para evitar los graves problemas que tuvieron los emigrados para votar en las anteriores elecciones –más del 40% no llegaron a depositar su voto en las urnas, algo que la Marea Granate atribuye a los problemas para recibir las papeletas por correo en tiempos muy ajustados–, la Junta Electoral Central ha aumentado los plazos para votar en los consulados. El gran aumento del voto por correo interno, sin embargo, ha provocado que el INE haya tenido que aumentar de urgencia su plantilla con funcionarios de otras administraciones públicas para poder atender todas las peticiones.

Menos indecisos que el 20-D

El altísimo número de indecisos fue una de las claves de la anterior campaña electoral. Hasta el 41,6% de quienes afirmaron que tenían intención de votar en las anteriores elecciones del 20 de diciembre no sabían qué papeleta escoger el día de la votación, según el barómetro preelectoral del CIS, una cifra inédita. En estos comicios, sin embargo, el número de indecisos se ha reducido hasta el 32,4% de los ciudadanos que aseguran que irán a votar, tal y como refleja la encuesta preelectoral del CIS hecha pública hace unas semanas.

Esta cifra, sin ser baja, es un porcentaje más habitual en las semanas previas a unas elecciones, explica Braulio Gómez. Gómez recuerda que una parte muy importante del electorado está formada por votantes poco politizados, y explica que son estos los que menos tenderán a cambiar su voto con respecto a las anteriores elecciones porque "ya salieron de la indecisión" el pasado 20 de diciembre.

"Pero no parece existir un fuerte sesgo en la bolsa de indecisos que permita prever que la mayoría van a decidirse por uno u otro partido", señala el experto, que asegura que a nivel general ningún partido parte con clara ventaja a la hora de hacerse con estos votantes. En cualquier caso, Gómez si apunta que, según el barómetro del CIS, hay varios escaños bailando por pocos votos entre una y otra fuerza, y será ahí donde los indecisos puedan tener una fuerte influencia en el resultado final.

El foco está en los pactos

Son los acuerdos postelectorales los que están polarizando la campaña para el 26-J. A diferencia de la anterior campaña, en la que tuvo mucho más peso la discusión de las medidas económicas, en los días previos a las nuevas elecciones los partidos se están centrando en lanzar sus mensajes sobre los posibles acuerdos a los que podrían llegar una vez pasadas las elecciones, toda vez que los últimos meses han estado protagonizados por un fuerte bloqueo parlamentario que ha impedido la formación de un Gobierno.

A priori, los bloques ideológicos se estructuran en torno a las eventuales alianzas del PP con Ciudadanos y de Unidos Podemos con el PSOE. No obstante, los cuatro partidos se han reafirmado en sus vetos, condiciones y líneas rojas a la hora de negociar, con lo que el pacto se presenta complicado. Los conservadores siguen siendo partidarios de una gran coalición junto a Ciudadanos y el PSOE, pero se han negado tajantemente a dejar caer a su candidato, Mariano Rajoy, precisamente la condición que pone el partido naranja para apoyar un Gobierno del PP.

Los socialistas, por su parte, insisten en que no contemplan otra opción que no sea quedar por delante de Unidos Podemos, y si bien han negado por activa y por pasiva que vayan a apoyar un Gobierno liderado por el PP o por Rajoy, tampoco se han mostrado especialmente proclives a pactar con la coalición liderada por Pablo Iglesias, a quien acusan de haber bloqueado la investidura de Pedro Sánchez. El líder de Unidos Podemos, por el contrario, asegura tener "la mano tendida" al PSOE, pero rechaza –como ya rechazó tras el 20 de diciembre– cualquier pacto que incluya a Ciudadanos, que a su vez no quiere saber nada de un eventual Gobierno con la alianza de izquierdas.

Retoques en los programas

Las cuatro grandes formaciones han decidido reeditar los programas con los que se presentaron a las elecciones del 20 de diciembre, pero eso no ha impedido que añadan algunos retoques, fundamentalmente en sus medidas económicas, que se han visto modificadas por el incumplimiento del objetivo de déficit en el que ha incurrido España, a la que la Comisión Europea exige un recorte de 8.000 millones de euros para cumplir con sus compromisos.

En este sentido, Podemos –que presenta un programa separado del de IU, aunque también ha pactado 50 medidas con la federación– ha reducido su previsión de aumento del gasto público en 36.000 millones de euros: el plan ha pasado de 96.000 millones a tan sólo 60.000. Sin embargo, sus propuestas a nivel impositivo no cambian, y el partido sigue proponiendo una reforma fiscal que incluya una rebaja del IRPF a las rentas más bajas y un aumento progresivo a quienes cobren más de 60.000 euros, así como volver a la tasa del 30% en el impuesto de sociedades y eliminar parte de sus deducciones o implantar un IVA para productos de lujo –no se especifica el tipo, aunque el programa para el 20-D concretaba que sería del 25%– al tiempo que se gravan más productos básicos al tipo superreducido del 4%.

Según Podemos, este tajo se debe a dos circunstancias. Su memoria económica para el 26-J toma como referencia el nuevo Programa de Estabilidad enviado por el Gobierno a Bruselas, que consigna que en 2019 el gasto público descienda hasta el 40,1% del PIB, por el 38,4% que preveía el PP en 2015 para ese año, por lo que la diferencia con el objetivo de Podemos es menor. Además, el crecimiento en el gasto en términos absolutos en las cuentas de Podemos se modera para porque el crecimiento económico fuera de España se desacelera.

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Por su parte, Ciudadanos también retoca su propuesta económica por estos mismos motivos, aunque en su caso sí que se modifica el programa económico con el que el partido se presentó el 20-D. El partido naranja renuncia a la rebaja del IRPF que sí incluía entre sus propuestas en las anteriores elecciones, y tampoco plantea ya eliminar el tipo superreducido del IVA para instaurar únicamente dos tipos, al 10% y al 18%. Una de sus propuestas estrella, el establecimiento de un complemento salarial, también queda desvirtuada, ya que Ciudadanos ha recortado en un 64% la partida que planteaba destinar a esta medida, informa Elena Herrera.

Quien más se ha centrado en el plano programático en la campaña es el PSOE, que ha presentado multitud de documentos con la concreción de sus propuestas. Pese a que las medidas son fundamentalmente las mismas que los socialistas llevaron al 20-D, han planteado plazos de tiempo concretos para ponerlas en práctica y han anunciado un plan de empleo financiado con 3.300 millones de euros. El PSOE, por ejemplo, se compromete a implantar "en el plazo máximo de cuatro meses" su propuesta de Ingreso Mínimo Vital, un subsidio del que se beneficiarían "los 720.000 hogares que carecen de todo ingreso", y establece "un plazo máximo de un año" para aportar "recursos adicionales" a los dedicados al pago de las pensiones, a través de la aprobación de un "recargo de solidaridad".

Con respecto a la reforma fiscal no hay grandes novedades, aunque el PSOE sí precisa que no tiene pensado subir el IRPF a las rentas "medias y bajas" en su nuevo documento, algo que no planteaba en el programa para el 20 de diciembre. Igualmente, en el anterior programa los socialistas planteaban subir el salario mínimo "para que alcance, en el término de dos legislaturas, el 60% del salario medio neto"; a nivel de cifras, la propuesta se mantiene, pero además el PSOE concreta ahora que se produciría un incremento "inmediato" del 4%.

Las próximas elecciones del 26 de junio han sido interpretadas como una mera repetición de los comicios de diciembre o, en palabras de varios dirigentes de Podemos, como una "segunda vuelta" del proceso del 20-D. Pero lo cierto es que, pese a que el escenario de cuatro partidos fuertes no se ha alterado desde entonces, el tablero político sí que ha experimentado cambios de calado que influirán en el resultado que arrojen las urnas.

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