A Pablo Casado le gustan las granjas. En campaña electoral no pierde ocasión de hacerse fotos rodeado de lechones, terneros y plantaciones. Él dice que es porque tiene un fuerte vínculo con la agricultura y que por eso la conoce de primera mano, aunque los datos digan lo contrario.
Este mismo viernes el líder del PP visitará una explotación ganadera en Castilla y León en el marco de la campaña que su partido ha puesto en marcha para acusar al Gobierno de estar en contra del campo en general y del sector de la carne en particular. Como aperitivo, horas antes concedió una entrevista al programa de televisión Espejo Público (Antena 3 TV) en el que negó hechos comprobados como el excesivo consumo de carne o que las macrogranjas contaminen. Lo que sigue es un análisis de sus palabras.
1. “Yo tengo que decir que España tiene la mejor carne del mundo”.
El presidente del PP, Pablo Casado, afirmó sin dudarlo que “España tiene la mejor carne del mundo” y propuso “una campaña internacional para reivindicarlo”.
Aunque no hay estadísticas objetivas que prueben esa afirmación, sí existen certámenes internacionales de referencia que cada año eligen las mejores piezas de carne del planeta, como el World Steak Challenge que se celebra en Irlanda. Y aunque entre los premios de consolación sí aparecen productores españoles (de ganadería extensiva) no hay ganadores de nuestro país. En las tres últimas ediciones se impuso una explotación danesa, JN Meat International. En la última lo hizo gracias a un ejemplar criado en Finlandia, un novillo de 16 meses de edad que había sido alimentado diariamente con pasto y una ración de entre 300 y 500 gramos de chocolate.
2. “¿Por qué viene un ministro a decir que tenemos que cambiar la dieta si la dieta mediterránea española es la segunda mejor del mundo en base a que vivimos más que cualquier otro?”
Casado se refiere a la esperanza de vida al nacer: “España tiene la segunda longevidad más larga del mundo después de Japón”, insistió.
No es verdad. Lo fue durante un tiempo pero en los últimos años varios países ya han superado a España en esa clasificación: somos el quinto país según los datos que maneja el Banco Mundial (por detrás de San Marino, Japón, Suiza y Singapur) y el cuarto si preferimos los criterios de la OMS (por detrás de Japón, Suiza y Corea de Sur). Y aunque España fuera el primer país en esperanza de vida, no es un criterio médico vincular a ese dato el consumo de carne.
En todo caso, la carne no forma parte de la dieta mediterránea, en la que los alimentos recomendados son cereales, legumbres, frutos secos, hortalizas, fruta entera y fresca, pescado, marisco, huevos, queso, yogur y aceite de oliva. La carne no sólo no está en esa la lista sino que, aunque se consiente su consumo ocasional, siempre ha sido desaconsejada.
3. “En España lo hacemos [consumir menos carne]”
Son incontables los estudios científicos y los informes de sociedades médicas que advierten de los riesgos de un consumo excesivo de carne.
En el año 2015 la Agencia para la Investigación contra el Cáncer (IARC), dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), estableció que la ingesta de carne procesada, como charcutería, salchichas y beicon, puede causar cáncer de colon y recto (basta una ingesta diaria de 50 gramos para que el riesgo aumente un 18%) y situó estos alimentos en una lista de productos en la que están también el tabaco y el amianto. También concluyó que la carne roja es probablemente cancerígena.
La FAO propone un consumo medio diario de 58 gramos de proteína por persona y día y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) recomienda hacer una ingesta moderada de carne.
Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en 2020 consumimos 49,86 kilos de carne por persona. La cifra es aún mayor en comunidades como Castilla y León (57,48 kg), Navarra (56,21 kg), Aragón (55,36 kg), Baleares (53,93 kg), Castilla-La Mancha (53,27 kg) y País Vasco (53,13 kg). Es un volumen muy por encima de las recomendaciones de la OMS, que pone el listón saludable en 21 kilos anuales.
Hay estudios científicos que aseguran que el incremento del consumo de carne roja aumenta la probabilidad de muerte en un 7% y que ese porcentaje sube hasta un 13% si la carne es procesada.
La paradoja es que la reducción del consumo de carne y el impacto de la ganadería en el medio ambiente forman parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas y de los acuerdos climáticos de París que Casado y el PP tienen a gala haber apoyado siempre.
4. “El sector se siente muy atacado por un Gobierno” que habla “de las supuestas macrogranjas que maltratan animales y exportan carne de mala calidad. Es un disparate que un ministro hable mal de España”.
“Yo reivindico que las granjas en España tienen unos estándares de calidad y de respeto a los animales que les hacen poder exportar carne de la máxima calidad”, aseguró también el líder del PP.
Tampoco es cierto. Textualmente, lo que dijo el ministro Alberto Garzón fue que la carne de las macrogranjas es de “peor” calidad que la procedente de la ganadería extensiva, no de “mala” calidad.
Y no es el único que lo piensa. Es lo que defienden los ganaderos de las explotaciones tradicionales extensivas y una evidencia en cualquier mercado: la carne más cara es siempre la de ganado procedente de exportaciones extensivas precisamente porque, a juicio de los consumidores, es de mejor calidad.
Lo que Casado llama “bienestar animal” son cerdos, aves y terneros que pasan la totalidad de su vida en espacios cerrados, a veces sin ver nunca la luz de sol, sin sitio para moverse, alimentados exclusivamente con piensos y a los que se sobremedica para evitar que enfermen como consecuencia de sus condiciones de vida. Este vídeo de Greenpeace es un buen ejemplo, aunque por la crudeza de las imágenes para verlo hay que confirmar que se es mayor de edad:
5. “El problema es el ataque al campo”.
Casado acusó a la vicepresidenta Yolanda Díaz de decir que “la agricultura en España era esclavista” . Y añadió que “se dijo” que “las vacas contaminaban muchísimo y que era una modalidad que teníamos que empezar a reducir en base a una dieta de quinoa o de productos que ni siquiera se producen mayoritariamente en España. Es un cinismo porque esos productos vienen en barco y también contaminan”, remachó.
En realidad, Díaz nunca dijo que la agricultura en España era esclavista. Lo único que hizo su departamento, el Ministerio de Trabajo, fue enviar inspectores a las campañas agrícolas de mayo y junio de 2020. Entre sus materiales de trabajo estaba un cuestionario que incluía preguntas a los trabajadores del campo dirigidas a detectar posibles situaciones de servicios forzados, esclavitud o servidumbre.
Que el ganado contamina es un hecho. El sector agrícola es responsable del 24% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y el 14,5% del total proceden de la ganadería, tanto como el transporte mundial, según cálculos oficiales.
Eso sin contar con que la mayor parte de la alimentación del ganado en explotaciones industriales en España se basa en la soja, un producto del que la Unión Europea es extremadamente deficitario y que se importa por barco de países de América (Brasil, Argentina y EE UU). El 87% de la soja importada por la UE se destina a la producción de piensos para la alimentación de ganado. En 2018 España fue líder en la producción de piensos dentro de la UE con 34,5 millones de toneladas.
6. “La regulación (de las macrogranjas) es tremendamente exigente”.
Casado se refiere a las normas europeas porque afirma “que las macrogranjas son mucho más habituales en países del norte y de centroeuropa, por ejemplo Alemania”. Pero también alude a España: “La regulación española es muy exigente. Y depende de Garzón”.
España ha regulado el tamaño de la explotaciones avícolas y porcinas pero todavía no tiene una norma para el ganado vacuno. El Ministerio de Agricultura la somete a información pública desde hace meses, porque es de quien depende, no del departamento de Consumo que dirige Alberto Garzón.
Uno de los problemas a la hora de hablar de la regulación de las macrogranjas es que no existe una definición legal. La habitual es utilizar esta denominación para aludir a la ganadería industrial de explotación intensiva que concentra una gran cantidad de animales confinados en un área demasiado pequeña en la cual no se puede producir el alimento ni gestionar de manera segura los excrementos. Es clave dentro de este concepto que en ellas los animales no pueden expresar su comportamiento natural y son cebados con el único objetivo de producir mucho, rápido y barato.
A Pablo Casado le gustan las granjas. En campaña electoral no pierde ocasión de hacerse fotos rodeado de lechones, terneros y plantaciones. Él dice que es porque tiene un fuerte vínculo con la agricultura y que por eso la conoce de primera mano, aunque los datos digan lo contrario.