El presidente catalán, Salvador Illa, ha impulsado en sus primeros cien días de gobierno un cambio sustancial en la relación con las instituciones del Estado -una suerte de regreso a la "normalidad"- y ha puesto énfasis en la gestión del día a día, si bien su minoría le obliga a no descuidar a sus socios de investidura, según informa EFE.
Illa ha puesto el refuerzo y la modernización de los servicios públicos como su principal prioridad, aunque en los primeros compases de la legislatura se ha hecho evidente su dependencia de ERC y los Comuns -con ellos alcanza los 68 diputados que fijan la mayoría parlamentaria-: los procesos internos de estas dos formaciones le han impedido cumplir con la promesa de tener listos los presupuestos de 2025 para el 1 de enero.
En las primeras semanas del mandato, el president ha hecho bandera de la "normalidad institucional" que ha regresado con su presidencia y que ha escenificado con el restablecimiento de las relaciones con la Casa Real, volviéndose a reunir con el rey de España -tras nueve años durante los cuales no lo hicieron los ejecutivos independentistas-, la participación en los actos del 12 de octubre - en este caso, después de 14 años- o colocando nuevamente la bandera española en su despacho.
En el campo de la gestión, los anuncios de una nueva ley de barrios, del desbloqueo de la comisión de estudio sobre la ampliación del aeropuerto de El Prat, del incremento de la plantilla de Mossos o de un plan para construir 50.000 pisos públicos hasta 2030 han servido como una declaración de intenciones.
Un orgulloso gestor...
"Me dicen con tono despectivo que soy un gestor. Sí, la política es gestionar. Si me preguntan, ¿cómo quiere ser recordado? Pues como un buen gestor", aseveró Illa en el debate de política general, como fórmula para desactivar las críticas de la oposición independentista, especialmente de Junts, que le acusa de estar al mando de una "gestoría".
"No haremos milagros, pero trabajaremos", subrayan desde su equipo de confianza.
Ante ello, Illa pide tiempo para que se juzgue la obra de su gobierno en función del cumplimiento de los compromisos adquiridos, entre los que destaca el pacto con ERC para que Cataluña cuente con una "financiación singular", lo que ha enervado a otros presidentes autonómicos, incluidos algunos socialistas.
...dependiente de ERC y Comuns
Sin embargo, estos cien días han estado condicionados por la situación interna de gran parte de los partidos de la oposición, que han celebrado, o todavía están inmersos, en procesos congresuales.
Este 'impasse' ha permitido que el Govern del PSC tuviera un respiro inicial, pero, a su vez, la delicada situación de ERC, inmersa en una grave crisis interna, ha impedido avanzar según lo previsto en la negociación presupuestaria.
También los Comuns, sus otros socios de investidura, que este fin de semana celebran su Asamblea Nacional, han mostrado dudas con el proyecto de cuentas presentado por el gobierno catalán, especialmente en el ámbito de vivienda.
Sin embargo, desde el Govern aguardan a que unos y otros se reorganicen y confían en que podrán acabar pactando los presupuestos, indispensables para dar cumplimiento a los acuerdos de investidura.
Por otro lado, el principal partido de la oposición, Junts, culminó recientemente su congreso, convocado de forma extraordinaria a raíz de la investidura del líder socialista: los posconvergentes se han mostrado muy beligerantes con el gobierno "españolista" y "sumiso" de Illa, pero ya se ha insinuado como un posible aliado centrista, en contraposición a la izquierda "conservadora y reaccionaria" de ERC y Comuns.
"Normalidad" e implicación en España
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"Cataluña ha vuelto", proclamó el president en su primer acto en Madrid, en el que se comprometió con la construcción de una España "plural y diversa" y anunció una ronda de encuentros con el resto de presidentes autonómicos, con la voluntad de hacer pedagogía sobre financiación singular.
En el Palau de la Generalitat rehuyen el "ruido" y quieren sosegar el debate sobre esta cuestión espinosa, añaden sus colaboradores.
En este sentido, ponen en valor también la menor crispación que se vive en el Parlament, en comparación con el Congreso de los Diputados, una suerte de retorno al 'oasis' catalán que se atisbó en la comparecencia de Illa sobre la gestión de la dana, donde la oposición evitó críticas y agradeció la interlocución del Govern, alejándose de la polarización y el tono agrio existente en Madrid.
El presidente catalán, Salvador Illa, ha impulsado en sus primeros cien días de gobierno un cambio sustancial en la relación con las instituciones del Estado -una suerte de regreso a la "normalidad"- y ha puesto énfasis en la gestión del día a día, si bien su minoría le obliga a no descuidar a sus socios de investidura, según informa EFE.