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Los guiños a Vox con la violencia intrafamiliar y el pin parental que ahora olvida Juanma Moreno

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El resultado de las elecciones generales del pasado domingo ha levantado ampollas dentro del bloque de la derecha. Tanto, que los dos principales partidos, PP y Vox, llevan tirándose los trastos a la cabeza desde que se abrieron las urnas el pasado 23J. El último gran enfrentamiento se registró este mismo jueves. Y tuvo como escenario el Parlamento de Andalucía. Allí, en plena sesión plenaria, el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, abroncó a la ultraderecha por su campaña. "Son el mayor aliado de Pedro Sánchez", llegó a decir el barón conservador. El mismo que hace solo cuatro años estaba comprando parte del ideario de la extrema derecha ante la falta de una mayoría absoluta de la que, ahora sí, disfruta.

Moreno siempre ha sido uno de esos dirigentes a los que se ha situado dentro del ala moderada del PP. "Creo en la moderación y en el consenso por encima de todo y me gustaría que desde Andalucía transmitamos a España y al mundo ese sentido de la tolerancia que es tan nuestro", decía en su discurso de fin de año. Un perfil que este jueves buscó subrayar en el choque con la ultraderecha. Así, recordó a Vox que "hay padres o madres de derechas con hijos homosexuales" que se pueden sentir violentados "cuando se cuestionan los derechos de estas personas". Y les afeó que cargasen contra las "políticas de lucha contra la violencia machista".

Pero lo cierto es que la formación de ultraderecha siempre ha sido así. Y eso no pareció importar a Moreno hace poco más de cuatro años, cuando se apoyó en Vox para llegar hasta el Palacio de San Telmo. Lo hizo con un acuerdo de investidura que incluía, entre otras cosas, la obligación de garantizar una inmigración "respetuosa con nuestra cultura occidental", una fórmula utilizada frecuentemente por las derechas anti-islam europeas. Tras aquel primer pacto llegaron varios más. Todos ellos, con concesiones a la formación de ultraderecha. Desde el compromiso de quitar fondos a la cooperación internacional para destinarlos al Banco de Alimentos –"primero lo nuestro", decía Vox– hasta el de sacar de los presupuestos 600.000 euros para la integración de inmigrantes y dedicarlos a infraestructuras judiciales.

Aquellos acuerdos, por supuesto, también incluían algunas concesiones en relación a la violencia de género. Así, los diferentes acuerdos para la aprobación de cuentas que fueron firmando PP, Ciudadanos y Vox incluían, por ejemplo, la promesa de realizar una "auditoría" que valorase el coste y la eficacia de los informes de impacto de género que realizan las administraciones públicas. O de poner en marcha un "teléfono de atención a las víctimas de la violencia intrafamiliar", una expresión que el partido ultra siempre utiliza en contraposición a la lacra de la violencia machista. Línea de la que, por cierto, el PP se niega a prescindir a pesar de que recibe menos de dos llamadas al día.

Otra de las cosas con las que se jugó durante aquella primera legislatura de Moreno en San Telmo fue con la idea ultra del pin parental, pensada para poner cortapisas a charlas o talleres sobre diversidad LGTBI o feminismo. Así, el acuerdo alcanzado para la aprobación de las cuentas de 2020 recogía el "establecimiento" de una "autorización expresa de las familias" para la participación de sus hijos en "actividades complementarias". No obstante, aquella promesa a la formación liderada por Santiago Abascal nunca llegó a cumplirse. Fundamentalmente, por la resistencia de la formación naranja, que entonces formaba parte del Ejecutivo, a la hora de aplicarla.

Las otras concesiones a Vox

Sí que cristalizaron, sin embargo, algunas otras concesiones a Vox. Una de ellas tiene su origen en el acuerdo para los presupuestos de 2019, que incluía la puesta en marcha de un "programa de asistencia a la mujer embarazada en dificultades". Un compromiso que se renovó y amplió en los siguientes pactos firmados. Según publicó infoLibre, la Junta ha concedido 1,63 millones de euros en el marco de estas ayudas, de los cuales 1,3 millones fueron en la línea centrada en entidades sin ánimo de lucro. Entre los beneficiarios, colectivos antiabortistas como Red Madre o Adevima, asociación próxima a Vox que impedía abortos ante una clínica.

En aquel mismo acuerdo, conservadores y naranjas también aceptaron incluir la exigencia de Vox de poner en marcha una línea de ayudas de 100.000 euros para comunidades andaluzas en zonas con "problemas de inmersión lingüística". En un primer momento, los ultras concibieron esta medida sólo para Cataluña. Sin embargo, la Junta, ante la imposibilidad de centrar todo en un territorio, acabó repartiendo subvenciones de este tipo en otras tres comunidades más: Galicia, País Vasco y Comunitat Valenciana. ¿Y a qué se destinaron esos fondos públicos? A programas de "humor andaluz", copla, teatro infantil, gastronomía o "juegos populares".

Un territorio, el catalán, sobre el que también se pronunció este jueves el barón andaluz en su enfrentamiento con Vox. "Cuando se va a Cataluña y se dice que se va a liar la mundial y que van a aplicar un 155 permanente, ¿usted qué reacción cree que van a tener los ciudadanos? Pues, evidentemente, han reaccionado votando al PSC. Ustedes han reforzado las políticas en Cataluña del Partido Socialista", afeó Moreno al portavoz parlamentario del partido liderado por Santiago Abascal. La misma formación ultra a la que abrió la puerta hace más de cuatro años, cuando se convirtió en el primer líder autonómico que gobernó con el apoyo de la extrema derecha. Pero aquello ya es agua pasada para el barón "moderado".

El resultado de las elecciones generales del pasado domingo ha levantado ampollas dentro del bloque de la derecha. Tanto, que los dos principales partidos, PP y Vox, llevan tirándose los trastos a la cabeza desde que se abrieron las urnas el pasado 23J. El último gran enfrentamiento se registró este mismo jueves. Y tuvo como escenario el Parlamento de Andalucía. Allí, en plena sesión plenaria, el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, abroncó a la ultraderecha por su campaña. "Son el mayor aliado de Pedro Sánchez", llegó a decir el barón conservador. El mismo que hace solo cuatro años estaba comprando parte del ideario de la extrema derecha ante la falta de una mayoría absoluta de la que, ahora sí, disfruta.

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