Concurrir a las autonómicas, la receta de la ANC para alcanzar la independencia de Cataluña
"Una lista cívica para hacer la independencia". Ni la receta es nueva ni están claros los ingredientes, pero se ha convertido en la fórmula estrella de la ANC para conseguir lo que ERC, Junts y la CUP aún no han podido lograr. Una propuesta que su presidenta, Dolors Feliu, volvió a defender el pasado lunes durante la manifestación de la Diada y que lleva meses cocinando a fuego lento pese al rechazo que suscita incluso entre buena parte de los miembros de la entidad.
Ante las miles de personas que se congregaron en la plaza de España de Barcelona -115.000 según la Guardia Urbana, una cifra menor que en citas anteriores- y la mirada atónita de algún que otro líder independentista, Feliu no dudó en volver a destapar sus cartas. "Cualquier pacto en Madrid solo sirve si tiene efectos directos para conseguir la independencia de Cataluña. Independencia o bloqueo", dijo en un intento de poner contra las cuerdas a las formaciones independentistas, sumergidas estos días en las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez. "Independencia o elecciones", les espetó.
Un mecanismo de presión
Pero vayamos por partes. La primera vez que la Assemblea Nacional Catalana se planteó impulsar una lista cívica de cara a las próximas elecciones al Parlament, previstas para 2025, no fue de la mano de Feliu, que luego se ha acabado convirtiendo en una de sus más acérrimas defensoras. La iniciativa la puso sobre la mesa el anterior secretariado -el órgano que gobierna la entidad- como una herramienta para incrementar la presión sobre las instituciones y los partidos.
Ya entonces esa hoja de ruta alejaba la posibilidad de que la ANC se convirtiera en un partido político al uso y condicionaba su propuesta a la actitud que tomaran las formaciones independentistas hegemónicas. "Que la Asamblea se convierta en un partido y se presente a las elecciones no es una opción. Desde este momento nos planteamos el impulso de una lista cívica, independiente de partidos, para defender la voluntad de los electores independentistas en las próximas elecciones al Parlamento de Cataluña", rezaba el documento.
La dirección de la entidad renovó a sus miembros y redobló su empeño. La nueva hoja de ruta, que se aprobó la pasada primavera, no sólo recupera la lista cívica, sino que detalla cómo se debería llevar a cabo: será una agrupación de electores, limitada en el tiempo, formada por personas independientes y relevantes dentro del movimiento independentista. "No es una lista para colocar a gente", aseguran a este diario fuentes de la organización al recordar que sus cargos directivos no podrán formar parte de la candidatura.
En cualquier caso, según las mismas fuentes, "aún no está decidido al 100%" si acabarán impulsando un cuarto espacio independentista, que tendrían que ratificar las bases de la entidad en una consulta marcada para el último trimestre de 2023, pero que se podría acabar celebrando "a principios del año que viene".
"Dependerá de si los partidos independentistas cumplen el trabajo. Si no, lo haremos nosotros", recalcan miembros de la ANC.
El peligro de dividir el voto
De lo que no hay duda es que la amenaza de la Assemblea ha sentado como un jarro de agua fría al Govern de Esquerra, ya caracterizado por su talante negociador en Madrid. Aunque esta vez las críticas han llegado también de una de las voces más respetadas dentro de la organización, la que fuera su presidenta Carme Forcadell. Para la también expresidenta del Parlament la lista cívica es un "error" porque contribuiría a fragmentar el voto independentista: "Ya se intentó algo parecido con Junts pel Sí (...). Pensábamos tener mayoría absoluta y no la tuvimos. Más tarde se probó en las municipales hacer listas cívicas de la Assemblea y no salió ningún concejal. Lo que sí se consiguió es fragmentar aún más el independentismo". Y ese es precisamente el reto mayúsculo al que se enfrenta este espacio político, el de concentrar el voto frente a un PSC que ha arrasado en las urnas.
La lista de la ANC no busca convertirse en un "elemento de fragmentación". Quiere ser un "instrumento para forzar una unidad estratégica coherente" y recuperar así la capacidad de incidencia que ha ido perdiendo en los últimos años, pero lo cierto es que este ambicioso proyecto no lo tendrá fácil para recoser las relaciones entre dos formaciones, ERC y Junts, que durante la Diada escenificaron su enésimo choque.
El papel que desempeñe Carles Puigdemont en las negociaciones de cara a la investidura también será clave. Un escenario en que Junts decida finalmente activar las conversaciones con el PSOE de Pedro Sánchez podría dar alas a la ANC para poner en marcha la maquinaria. Por si acaso, ya han registrado la marca "Llista Cívica" para asegurarse de que, llegado el momento, sólo ellos la podrán utilizar.
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La estrategia unilateral de Feliu pretende, además, ser revulsiva, busca remover consciencias y apremiar a los partidos. "Por ahora, es una herramienta de presión, pero no dudaremos en activar la declaración de independencia". No obstante, aunque la ANC mantiene todavía músculo movilizador, las encuestas apuntan en una dirección distinta. Según el Centre d'Estudis de Opinió (CEO), ni han crecido los partidarios de que Cataluña sea un estado independiente -de hecho, el porcentaje de quienes están a favor y en contra se mantiene estable desde antes del 'procés'-, ni son mayoría quienes defienden la vía unilateral -suman el 10% frente al 30% que opta por una solución pactada-.
En cualquier caso, será el contexto político el que acabe inclinando la balanza. "Estamos expectantes a ver qué hacen los partidos", apuntan desde la ANC. Sea cual sea el desenlace, éste promete levantar polvareda también dentro de la organización, ya que la cuestión de una nueva opción política que compita con el resto de partidos del arco parlamentario no genera unanimidad. De hecho, el pasado febrero la entidad se vio inmersa en una profunda crisis interna que llevó a la dimisión en cascada del entonces vicepresidente Jordi Pesarrodona y 13 secretarios nacionales, que acusaron a Feliu de hacer gala de formas poco democráticas.
Pareciera que desde entonces las aguas se han calmado, aunque aún están por ver las consecuencias que tendría si finalmente prospera y triunfa la lista cívica o se produce el hipotético descalabro electoral pronosticado por Forcadell. Un todo o nada decisivo para el futuro de una entidad que nació para conseguir la independencia de Cataluña y que se plantea ahora concurrir a unas elecciones autonómicas.