El Congreso apoya derogar la reforma laboral y el PP se queda solo en su defensa

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Ibon Uría

Derrota parlamentaria del PP. El Congreso de los Diputados aprobó este martes una proposición no de ley que insta al Gobierno a derogar la reforma laboral de 2012 y abrir "un proceso de diálogo social" que "culmine con la aprobación de un nuevo Estatuto de los Trabajadores". La iniciativa del PSOE [ver en PDF] salió adelante con el voto a favor de 168 diputados –PSOE, Unidos Podemos, ERC, PNV y EH Bildu–, 131 noes del PP y 42 abstenciones –entre ellas, las de Ciudadanos y el Pdecat, la antigua Convergència–. Durante el debate, varios grupos reprocharon a la ministro de Empleo, Fátima Báñez, que no estuviera presente en el hemiciclo.

Es importante reseñar que las proposiciones no de ley no tienen efectos jurídicos. Es decir: la aprobación de este texto no implica la derogación efectiva de la ley, la reforma laboral de 2012 sigue vigente. Sin embargo, el Gobierno y el PP deseaban evitar esa imagen de "soledad parlamentaria", y por ello este lunes fuentes de la dirección conservadora admitieron a infoLibre que se estaban produciendo conversaciones "de alto nivel". Esas negociaciones de última hora no dieron frutos finalmente, toda vez que sólo los parlamentarios del PP votaron en contra de la iniciativa socialista.

 

La PNL aprobada sostiene que el balance de la reforma laboral es "desolador", con "menos empleo, más precariedad y explotación laboral, más paro y menos protección frente al desempleo". El texto apunta que se ha producido una "devaluación salarial", se ha reemplazado "empleo a tiempo completo por empleo parcial no querido" y se han incrementado las "horas extra no pagadas". La de este martes no es la primera gran derrota parlamentaria del PP: el Congreso, por ejemplo, ya aprobó tramitar una proposición de ley –esta sí, con plenos efectos jurídicos de aprobarse finalmente– para suspender el calendario de la ley Wert.

La reforma "funciona", dice el PP

Frente a las críticas generalizadas del resto de grupos a la legislación laboral del PP, la del diputado conservador Gerardo Camps fue la única voz que este martes defendió con entusiasmo la reforma del Gobierno de Rajoy. Camps proclamó que "derogar la reforma laboral es derogar la creación de empleo", porque esa legislación "funciona" y lo hace "gracias al esfuerzo de todos". "Quien la quiera cambiar –recalcó–, que diga qué quiere y que demuestre que la alternativa es mejor. Apostemos por lo eficaz, por los españoles y por nuestro futuro".

El portavoz del PP afeó al PSOE que no proponga "alternativas" y describió el texto como propio de una "política de tierra quemada": "Que volvamos a la legislación de 2010 o de 1980 no es la solución". Además, echó mano de la herencia recibida para cuestionar el calificativo empleado por el PSOE en su balance de los efectos de la reforma, "desolador": "Dicen que el balance es desolador, ¿entonces, cómo definirían la situación del mercado laboral que dejaron en 2011?", espetó Camps a la bancada socialista, a la que recomendó que abandone la "competición por parecer más de izquierdas" con otros partidos, en referencia a Podemos, y que ponga "más énfasis" en la "construcción" que en la simple "derogación".

El PSOE pide "buenos empleos"

El socialista Rafael Simancas, por contra, sostuvo que es necesario derogar la reforma laboral porque ha supuesto "un recorte de derechos" y el "empobrecimiento" de la "mayoría de trabajadores". "Las economías más competitivas no son las que tiran los salarios, sino las que cuidan a sus trabajadores", argumentó el diputado del PSOE, quien acusó al PP de aprovechar la crisis "para pasar de un mercado laboral regulado al ‘todo el poder para el patrón’, del trabajo como garantía de vida digna al que no protege de la pobreza".

Simancas defendió aprobar un nuevo Estatuto de los Trabajadores que acabe con los elementos “más lesivos” de la reforma laboral del PP, como el "debilitamiento de la negociación colectiva", la prevalencia del convenio de empresa sobre el sectorial, los "falsos contratos a tiempo parcial" y los "falsos becarios", o la discriminación de los trabajadores subcontratados frente a los directamente contratados por las empresas, entre otros. Finalmente, resumió que si la X legislatura fue "la legislatura de la precarización de los empleos", esta XII legislatura debe ser "la legislatura de los buenos empleos y los salarios dignos".

Podemos denuncia "52 reformas laborales"

Desde las filas de Unidos Podemos, la diputada Yolanda Díaz comenzó su intervención anunciando el voto favorable a la iniciativa socialista, pero acusó al PSOE de tener "amnesia" y le recordó que, "en las últimas tres décadas", PP y PSOE han aprobado un total de "52 reformas laborales" y que han sido los "auténticos talibanes de la precariedad". La parlamentaria del grupo morado denunció que "unos y otros" han mentido "siempre" a la "clase trabajadora".

En ese sentido, sostuvo que las reformas laborales no crean empleo, sino que lo hace la economía productiva, y deseó que "en vez de las 52 reformas laborales" conservadores y socialistas hubieran llevado al Congreso "52 reformas del modelo productivo". Díaz fue especialmente dura con el PP, al que acusó de "defender el modelo de Bangladesh y Eurovegas". Finalmente, prometió que su grupo defenderá "a la clase trabajadora en el hemiciclo y en la calle", porque "los derechos se luchan y se conquistan".

Ciudadanos reivindica el contrato único

Los diputados de Ciudadanos se abstuvieron. Su portavoz, Toni Roldán, aprovechó su intervención para cuestionar "para qué sirve" la derogación de una norma y reclamó a los socialistas que se fijen en "otros modelos mucho mejores" como, según dijo el diputado naranja, el contrato único defendido por el primer ministro italiano en funciones Matteo Renzi o el complemento salarial del exministro de Economía francés Emmanuel Macron.

El portavoz del partido de Rivera afeó al PSOE que no presente propuestas para que los trabajadores precarios logren los mismos derechos que disfrutan los empleados con contrato fijo y puso el acento en la necesidad de poner fin al "problema de la dualidad": "No es un problema que venga de ayer. Desde el año 1984 en que el PSOE implementó los contratos temporales, el contrato temporal ha sido la vía de ajuste de la economía española", denunció.

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ERC, PNV y Bildu se suman

Varios grupos nacionalistas también respaldaron el texto presentado por el PSOE. Fue el caso de ERC, cuyo portavoz, Jordi Salvador, exigió derogar la reforma laboral de Zapatero además de dejar sin efecto la del PP, y defendió que esa es la "vía más rápida" para que "las clases trabajadoras recuperen derechos perdidos". Los cinco diputados del PNV, por su parte, expresaron un "apoyo crítico" a la iniciativa del PSOE, porque el texto se podría "concretar y mejorar" incluyendo "medidas concretas" en lugar de quedarse en la derogación de una norma existente. Bildu, por último, también planteó la necesidad de derogar tanto la reforma laboral del PP como la del PSOE y reivindicó la jornada laboral de 35 horas semanales.

El Pdecat se abstuvo. Señaló que más que una derogación hace falta una "propuesta que no esté anclada en la nostalgia del pasado". Además, su portavoz, Carles Campuzano, pidió al PSOE "no dejarse acomplejar" por quienes "a su izquierda" quieren "anclarlos en reglar de tiempos que no vivimos ya". Para el partido catalán, es necesario un esquema para unas "nuevas relaciones laborales" adaptadas a la realidad y que protejan a los trabajadores al tiempo que "beneficien la competitividad de las empresas".

Derrota parlamentaria del PP. El Congreso de los Diputados aprobó este martes una proposición no de ley que insta al Gobierno a derogar la reforma laboral de 2012 y abrir "un proceso de diálogo social" que "culmine con la aprobación de un nuevo Estatuto de los Trabajadores". La iniciativa del PSOE [ver en PDF] salió adelante con el voto a favor de 168 diputados –PSOE, Unidos Podemos, ERC, PNV y EH Bildu–, 131 noes del PP y 42 abstenciones –entre ellas, las de Ciudadanos y el Pdecat, la antigua Convergència–. Durante el debate, varios grupos reprocharon a la ministro de Empleo, Fátima Báñez, que no estuviera presente en el hemiciclo.

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