Las matemáticas son tercas. Y el resultado electoral también. La derrota electoral del 23J que Alberto Núñez Feijóo se niega a aceptar se materializó este miércoles en el marcador de votaciones del Congreso de los Diputados en forma de una mayoría absoluta (178 votos) que rechazó hacerle presidente del Gobierno. Sus votos a favor (172), le dejan en la oposición. Con Vox, UPN y Coalición Canaria como compañeros de viaje. No hubo tránsfugas, pese al constante llamamiento del PP a la traición.
El líder del PP tendrá el viernes una segunda oportunidad. Ese día necesitará mayoría simple pero todo indica que el marcador no se moverá. Si eso ocurre, PSOE, Sumar, Esquerra, Junts, EH Bildu, PNV y BNG volverán a negarle la presidencia del Gobierno y, pase lo que pase con la legislatura, le situarán al frente de la oposición.
La segunda jornada de la sesión de investidura concluyó sin sorpresas. Feijóo decidió agrupar su respuesta a Bildu y al PNV (la víspera había hecho lo mismo con Esquerra y Junts), así como a los partidos del grupo mixto (BNG, CC y UPN).
Su debate con el portavoz del PNV, Aitor Esteban, dejó clara la distancia abismal que separa al líder del PP de los nacionalistas vascos, a los que lleva cortejando desde que sustituyó a Pablo Casado al frente de su partido.
Luego le llegó el turno de cerrar el debate. Y lo hizo con una intervención en la que reprochó con dureza la decisión de Pedro Sánchez de no subir a la tribuna y volvió a insistir, pese a la evidencia de la derrota parlamentaria que iba a sufrir inmediatamente a continuación, en que él y su partido ganaron las elecciones.
Ilegitimidad
El candidato no se quedó ahí. El Congreso elegido el 23J no representa a los españoles, razonó, porque si los ciudadanos hubiesen votado sabiendo que el PSOE estaba dispuesto a aprobar una amnistía para poner fin a las consecuencias judiciales del referéndum ilegal de 2017, defendió, el resultado hubiese sido muy distinto y él mismo estaría en situación de ganar la investidura. Muchos españoles “acudieron a las urnas con una información que se les ha hurtado y que estoy convencido de que, si supiesen lo que sabemos todos ahora, esta investidura sería distinta”.
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“Lo que no nos pueden quitar es haber ganado las elecciones limpiamente el 23 de julio”, remarcó Feijóo en su alegato final. “Eso no nos lo quitarán jamás. Estamos aquí, señorías, para que no se borre el resultado electoral. Estamos aquí para que no se arrincone, ni se anule, ni se silencie a más de ocho millones de votantes que sumados a los grupos que nos apoyarán, más de 11.100.000 votantes, es decir, la mayoría de los españoles que no son independentistas”.
El candidato no desaprovechó su último turno para reprochar a Sánchez que no interviniese en el debate acusándole de faltar al respeto a la Cámara. “Ha preferido escapar para no decir la verdad. La verdad sobre sus negociaciones, sobre las exigencias a las que está sometido, sobre su posición en la amnistía, en el independentismo y en la financiación ideológica de todo ello”, acusó. “Quien calla otorga, señor Sánchez. Y veremos la intensidad de lo que otorga y lo que le exigen”. “No ha querido salir a la tribuna porque no podría defender lo que defendió hace dos meses delante de todos los españoles”.
Este debate, concluyó, “ha valido la pena. Nos hemos retratado todos, con nuestras palabras y nuestro silencio. Ha quedado demostrada una alternativa en España al modelo de chantajes y de concesiones a aquellos que no creen en nuestro país y porque ha demostrado que hay más de 11 millones de españoles representados en la sede de la soberanía nacional que dicen que otra política es posible”.
Las matemáticas son tercas. Y el resultado electoral también. La derrota electoral del 23J que Alberto Núñez Feijóo se niega a aceptar se materializó este miércoles en el marcador de votaciones del Congreso de los Diputados en forma de una mayoría absoluta (178 votos) que rechazó hacerle presidente del Gobierno. Sus votos a favor (172), le dejan en la oposición. Con Vox, UPN y Coalición Canaria como compañeros de viaje. No hubo tránsfugas, pese al constante llamamiento del PP a la traición.