CRISPACIÓN POLÍTICA

La pasividad de PP y Vox ante la violencia de sus cargos institucionales pone en alerta a la izquierda

Almeida y Bendodo

Los comportamientos agresivos en las instituciones no encuentran castigo. Ni reprimendas dentro del PP y de Vox a sus ediles en los ayuntamientos de Cangas (Pontevedra) y de Madrid tras protagonizar episodios de violencia. Y la sensación de preocupación se extiende entre los partidos de la izquierda en un momento en el que la crispación domina la mayor parte de la política española.

El panorama político está marcado estas horas por los episodios de agresividad de Javier Ortega Smith, de Vox, contra el concejal de Más Madrid Eduardo Fernández Rubiño y del edil popular José Luis Gestido contra la socialista Iria Malvido, del PSdeG, en Cangas. Ninguno de los dos partidos ha forzado a sus políticos a dejar el acta, sino que además están negando que sean comportamientos violentos y justificando lo que sucedió. 

Estos episodios se producen además en un clima enrarecido por la subida de tono de la derecha tras la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, con declaraciones como las de Santiago Abascal, líder de Vox, de que el pueblo terminará colgando “de los pies” al dirigente socialista. Y con las protestas todavía vivas en la calle Ferraz contra los socialistas por sus pactos con los independentistas.

El PP gallego no ve agresión en Cangas

El propio presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, salió este martes a defender al concejal del PP de Cangas. Según el dirigente popular, no se trata de una agresión. Por lo que su argumento pasa ahora por denunciar a los que salen “en tromba” a “elevar este clima de crispación y de enfrentamiento” a través de una interpretación “claramente interesada”. Lamentó que algunos den por supuesto “un montón de cosas”: "Si las hubiera visto lo diría, no tendría ningún problema en reconocerlo, pero es que creo que no las he visto".

"En general, siempre, y mucho más en estas épocas, cualquier clima de crispación, cualquier clima de tensión, yo creo que no es bueno y que estamos en otra cosa, deberíamos estar en otra cosa", lanzó Rueda, poniendo el foco en que son semanas de precampaña de cara a los comicios del 18 de febrero en Galicia.

Tampoco ha habido rechazo alguno por parte de los líderes de Vox durante estos días a la actitud de Ortega Smith, que agredió en el pleno del Ayuntamiento de Madrid a Rubiño golpeando una botella. El también diputado en el Congreso se ha negado a dimitir, como ha pedido toda la oposición y el Partido Popular. El líder nacional de la ultraderecha, Santiago Abascal, hizo una defensa cerrada de su compañero, a pesar de estar muy alejados ya internamente: "Es tradicional que los socios de terroristas nacionales e internacionales se victimicen. Pero es desolador ver al PP haciéndoles el juego, siempre pidiendo perdón a la extrema izquierda violenta y mentirosa".

El Partido Popular ha tratado de presionar estos días para que Ortega Smith, con quien pactó durante la anterior legislatura en el Ayuntamiento de Madrid, deje su puesto en coherencia con las exigencias que hizo con Daniel Viondi (PSOE). Pero también ha fracasado en su intento de hacer moverse a los ultraderechistas, lo que le puede provocar un desgaste social al ir de la mano de un partido con estas actitudes, como reconocen algunos dirigentes.

Al no lograr la dimisión de Ortega Smith, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, también está intentando desviar la atención hacia la izquierda. El regidor insistió en que se trata de un comportamiento “incalificable”, pero lanzó la crítica hacia el PSOE y Más Madrid de que "sí pueden pactar con aquellos que cometieron delitos de terrorismo, a los que hay que amnistiar". Almeida lo repitió en varias ocasiones a lo largo del martes: "Nosotros no podemos pactar ni podemos acordar. Nosotros no podemos hacer nada sino que tenemos que resignarnos a que la izquierda gobierne en todo momento y bajo cualquier circunstancia. Nosotros tenemos que aceptar la superioridad moral de la izquierda, que consiste en que pactan con quien quieran pero también nos dicen a los demás con quiénes tenemos que pactar".

Las palabras del rey no hacen efecto

Todas estas palabras llegan tras las del rey en su tradicional discurso de Nochebuena, donde abordó el árido clima político: “Gracias a la Constitución conseguimos superar la división, que ha sido la causa de muchos errores en nuestra historia; que abrió heridas, fracturó afectos y distanció a las personas. Superar esa división, por tanto, fue nuestro principal acierto hace ya casi cinco décadas. Por eso, evitar que nunca el germen de la discordia se instale entre nosotros es un deber moral que tenemos todos. Porque no nos lo podemos permitir”.

Las críticas de los partidos progresistas también se han dirigido contra el presidente del Pleno del Ayuntamiento de Madrid, Borja Fanjul, con el PSOE uniéndose a Más Madrid en la exigencia de la dimisión del popular por no haber estado a la altura del momento. Algo que rechaza tajantemente el alcalde, que cree que la izquierda “sobreactúa” y quiere sacar “tajada” para “cobrarse dos piezas por una”.

"Epidemia de violencia"

Ortega Smith, el ultraderechista que llevó la violencia a las instituciones

Ortega Smith, el ultraderechista que llevó la violencia a las instituciones

En las formaciones progresistas crece la indignación pero también la preocupación al ver que no se actúa por parte de la derecha en estos dos casos. El vicepresidente primero del Congreso, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, llegó a calificar la situación de “epidemia de violencia” en la política provocada por la “rabia” de la derecha. Se incrementa esa sensación dentro del PSOE, según varias fuentes consultadas, ya que se suma a las amenazas que están sufriendo a lo largo y ancho de España en las puertas de sus sedes, que han llevado a aumentar la seguridad, tanto a nivel de escoltas a figuras como Santos Cerdán como en las propias oficinas socialistas. En el partido consideran que se vuelven a traspasar líneas rojas con las agresiones en las instituciones, lo que también provoca un daño al funcionamiento de la democracia y manda mensajes violentos a la ciudadanía. 

A este clima hostil también achaca el PSN la renuncia del que iba a ser nuevo concejal en el Ayuntamiento de Pamplona por su partido y que lo ha rechazado por las presiones de UPN. “Los señalamientos, que es lo que van a promover ahora las derechas, vestidos de un discurso moral y patriótico, son discursos muy peligrosos, de otros tiempos que nunca deberían volver”, explicó el secretario de Organización de la federación navarra, Ramón Alzórriz, sobre la decisión de Tomás Rodríguez. Los socialistas lamentan que desde UPN y el PP se han vertido calificaciones contra ellos como “miserables”, “rastreros”, “enemigos de España” y “escoria”.

Asimismo, desde el PSOE también consideran que el Partido Popular debería pensar sobre su relación con la ultraderecha: “Lo sucedido en el Ayuntamiento de Madrid, que se une a otros tantos hechos protagonizados por cargos del partido neofascista Vox, deben hacer reflexionar al Partido Popular y al señor Feijóo sobre sus acuerdos de gobierno con esta formación política que claramente se sitúa a diario en los márgenes de la democracia y la Constitución. Es insostenible que un partido que se dice de Estado mantenga una relación de socio de gobierno con Vox en media España”.

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