“Los valencianos abandonados y los inmigrantes en hoteles”. “¿Dónde está la Cruz Roja con sus mantas y su comida? En Canarias, con los que vienen en patera”. Mensajes de esta índole han inundado las redes sociales y canales de mensajería desde que el agua y el barro hicieron lo propio con municipios enteros durante la catastrófica dana del martes 29 de octubre. La maquinaria discursiva ultra ha encontrado un terreno fértil, como lo son todas las crisis, para sembrar el odio y dirigir la sensación de agravio contra el otro: las personas llegadas de fuera.
De la criminalización del migrante a señalar a quienes le ayudan. Cruz Roja ha sido objeto de bulos y de campañas que llaman a no hacerle donanciones. “A lo largo de estos últimos años hemos recibido ataques por la atención a personas migrantes, especialmente con las diferentes llegadas en Canarias, pero es verdad que no los habíamos tenido con la beligerancia que los estamos sufriendo en esta dana”, explica a Infolibre el director de emergencias de Cruz Roja Española, Iñigo Vila , que está a cargo de la operación de esta crisis. Más de 5.000 miembros del personal de la entidad han pasado ya por el despliegue de asistencia en la dana, unos 1.200 diarios en rotaciones, y a pesar de ello los ultras les acusan de “no estar”.
“No estamos en todas las calles, estamos hablando de una extensión como la total de Baleares, es imposible ser omnipresentes y no hemos tenido la oportunidad de acceder a todas las calles por las condiciones. Pero estamos incrementando nuestro despliegue cada día. Esta operación no es cuestión de semanas, vamos a estar años trabajando y vamos a demostrar lo que hace Cruz Roja a base de trabajo, frente a esas desinformaciones que buscan desestabilizar a la organización”, defiende. Cruz Roja Española lleva más de 25 años trabajando con personas migrantes, pero ha sido en los últimos tres cuando ”se ha puesto en tela de juicio que se ayude a gente que se echa al mar de manera desesperada por tener una oportunidad”. La dana ha representado un máximo inédito en los ataques a la institución, que hasta ahora había recibido las mayores olas de violencia en redes “coincidiendo con los picos en las llegadas de migrantes a Canarias”.
El precedente discriminatorio del Ayuntamiento de Burgos
En paralelo a las campañas ultras contra Cruz Roja y todas las organizaciones que trabajan con inmigrantes, se han ido abriendo grietas en la política institucional. De las recientes imágenes del exvicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, criminalizando las políticas de asilo en la puerta de un centro de acogida de migrantes en León, a la decisión insólita que tomó esta semana el Ayuntamiento de Burgos (que lidera el PP) forzado por Vox. La alcaldesa, Cristina Ayala (PP), anunció que eliminarían las ayudas a tres ONG que atienden a migrantes en la capital. Un precedente de discriminación que ha tenido que rectificar ante la rápida y rotunda respuesta de la sociedad burgalesa en una manifestación multitudinaria y de la solidaridad de la cuarta organización, Cáritas, para renunciar a su partida si no se entregaban a todas. Vox, socio de gobierno, ha dejado un aviso: seguirán “vigilantes para que ni un solo euro recaiga en la inmigración ilegal”.
Accem, Burgos Acoge y Atalaya Intercultural recibieron el primer anuncio de la alcaldesa con sorpresa total. “Ha sido un shock, porque los convenios que se iban a retirar para 2025 se habían aprobado en 2024, con la misma composición en el equipo de Gobierno y un incremento en el presupuesto por las necesidades que entonces se valoraron”, indica a Infolibre Rosa Escolar, coordinadora técnica y económica de Burgos Acoge. La colaboración que se iba a retirar, una dinámica que tiene 25 años de trayectoria consistía en cuatro convenios de migración, uno por entidad, que suponían alrededor del 10% del presupuesto de cada una, lo que hubiera conllevado recortes en el personal y, por tanto, en la capacidad de prestar servicios.
“Nunca los ataques a las ONG habían sido tan visibles”
Ver másProtesta masiva en Burgos contra la eliminación de ayudas de PP y Vox a ONG que trabajan con migrantes
En una ilustración de 2019 que hacía circular la ultraderecha, con un personaje en cada dedo de la mano, ya se señalaba a la organización Open Arms por sus rescates en el mar. “Estos ataques no son nuevos, hace algunos años que se apunta a que son cómplices (de la inmigración irregular) y a que también sacan un beneficio al recibir fondos estatales. Por eso Vox las incluye en su concepto de ‘chiringuitos’. Los ataques se venían haciendo antes, pero nunca de forma tan visible”, analiza para Infolibre Paula Requeijo, profesora de comunicación política en la Universidad Complutense de Madrid y especialista en el seguimiento del discurso de la ultraderecha.
La dana en València, con más de 200 muertos y una devastación material inabarcable, es un escenario extraordinariamente propicio para que proliferen los discursos nativistas, es decir, aquellos que llaman a atender sólo a los autóctonos y no a los extranjeros. “Cuando se produce una situación de crisis, hay dos emociones que son las que dominan, por un lado el miedo y por otro la rabia. Esta es una catástrofe absoluta, las personas han perdido a seres queridos, su medio de vida o su techo. Estas situaciones provocan una visión de túnel y la ultraderecha sabe aprovechar esto para hacer que su marco vaya calando cada vez más, para ahondar en el nativismo y así naturalizarlo”, explica la experta.
En esa narrativa, los ultras presentan a las ONG como los intermediarios que “traicionan a la comunidad autóctona” y ayudan a quienes, según los postulados de esta corriente, “ponen en peligro la cultura compartida por esa comunidad y su existencia misma”. Con el intenso e invasivo trabajo de desinformación, la ultraderecha puede conseguir que lo que era considerado injusto (por ejemplo, no ayudar a los inmigrantes) se convierta en justo y deseable para algunas personas. “En la población española el discurso sobre inmigración no tenía los tintes que ha adquirido en los últimos siete años. Cada vez tiene más peso el nativismo. Ya no se criminaliza sólo a los inmigrantes sino también a los profesionales que, según la ultraderecha, en lugar de mirar por su comunidad ayudan al extranjero que la pone en peligro”, advierte la profesora.
“Los valencianos abandonados y los inmigrantes en hoteles”. “¿Dónde está la Cruz Roja con sus mantas y su comida? En Canarias, con los que vienen en patera”. Mensajes de esta índole han inundado las redes sociales y canales de mensajería desde que el agua y el barro hicieron lo propio con municipios enteros durante la catastrófica dana del martes 29 de octubre. La maquinaria discursiva ultra ha encontrado un terreno fértil, como lo son todas las crisis, para sembrar el odio y dirigir la sensación de agravio contra el otro: las personas llegadas de fuera.