734.910 personas votaron a Ciudadanos en las últimas elecciones catalanas. Estos apoyos sirven al partido naranja para enviar 25 diputados al Parlament, donde esta legislatura será la primera fuerza no soberanista, por delante de PSC y PP. El resultado del pasado 27 de septiembre confirma que Albert Rivera no patinó al decidir no concurrir personalmente en estas elecciones y apostarlo todo a las generales del 20 de diciembre. Es precisamente en esa cita electoral en la que la formación espera reforzar su posición como único partido con capacidad para pactar a ambos lados del arco político.
Sin embargo, los expertos consultados por infoLibre coinciden en que Ciudadanos no puede permitirse el lujo de mirar a la Moncloa desde la perspectiva catalana. La sensación general es la de que Rivera –a pesar de que sí es ya un político reconocido– no lo va a tener tan “fácil” como Arrimadas en su carrera hasta el 20-D. Aseguran que hay dos factores que fueron determinantes para su éxito en Cataluña y que no son homologables a nivel estatal: la extrema situación de debilidad de PP y PSC en este territorio y el debate en torno al tema nacional en el que Ciudadanos supo presentarse como punto focal en la oposición a la hegemonía de los partidarios de la secesión.
A no ser que se produzca un auténtico terremoto político, los analistas creen que la competición dominante el 20-D volverá a estar, como antaño, entre PP y PSOE. Y aunque teniendo en cuenta que el resultado que puedan obtener tanto Ciudadanos como Podemos puede ser determinante para decantar mayorías de uno u otro color, aseguran que estas dos últimas formaciones van a tener que conformarse con luchar por convertirse en el tercer partido con más diputados en el Congreso en la próxima legislatura.
infoLibre analiza con la ayuda de sociólogos y politólogos expertos en partidos políticos y sistemas electorales cuáles son las debilidades de Ciudadanos en su carrera hacia la Moncloa:
01. La pérdida de la centralidad
Con sus postulados a medio camino entre tesis liberales y socialdemócratas y su pretensión de ser el "cambio sensato", los dirigentes de Ciudadanos dicen sentirse cómodos en el centro político. Aseguran que les favorece ser considerados de derechas por el PSOE y de izquierdas por el PP. Y, sin embargo, una de sus debilidades de cara al 20-D –según los expertos consultados por este periódico– puede ser precisamente la pérdida de esa ansiada centralidad.
El análisis de las encuestas que, durante la pasada primavera, pronosticaban el ascenso de Ciudadanos dejaba entrever su gran capacidad de seducción entre el exvotante del PP que no encontraba acomodo en ninguna formación existente hasta el momento y el que llevaba un tiempo instalado en la indefinición. Lo que decían esos sondeos era que una vez desactivada la amenaza de la extrema derecha, el PP asistía a una fuga de votos por el centro de su sector más liberal y reformista.
Sin embargo, constataban también cómo Ciudadanos estaba tomando parte de una masa de huérfanos políticos "variopintos" que no se sentían cómodos en Podemos y estaban desencantados tanto del PSOE como de UPyD. Estos últimos son los votantes que, según los expertos, Ciudadanos tiene menos afianzados de cara al 20-N.
El problema, analiza Berta Barbet, politóloga y doctoranda en la Universidad de Leicester (Reino Unido), es que esa es una masa de votantes “poco estabilizada”. “El discurso de que son el punto medio, el sentido común… les ha funcionado bien, pero puede ser un riesgo si el debate se recrudece y se polariza por algún motivo. Sería difícil tener un votante fiel en estas condiciones”, analiza.
Una opinión similar tiene Pau Marí-Klose, profesor de Sociología de la Universidad de Zaragoza. Cree que si las elecciones se polarizan, es muy posible que el electorado acabe apostando por el caballo ganador. “Si cala la idea de que la única forma de parar al PP es votar al PSOE o de que para que Podemos no tenga relevancia hay que apoyar al PP, Ciudadanos lo va a tener muy complicado. El votante que no perciba a C's como una opción que puede ganar las elecciones, posiblemente se puede acabar yendo con el PP”, señala.
También José Fernández Albertos, doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Harvard e investigador permanente en el Instituto de Políticas y Bienes Públicos del CSIC, recuerda que las últimas encuestas vienen reflejando cómo el votante percibe a Ciudadanos como un partido cada vez más escorado a la derecha. Y asegura que cambiar esa percepción es "algo difícil de evitar cuando se está en la refriega política". "El elector busca atajos para ubicar a los partidos y ahí siempre van a estar los medios de comunicación o la oposición para facilitar que se asiente una idea u otra”, asevera.
“En abril de 2013 parecía que C's podía convencer al electorado que se sitúa en ese espectro, donde tradicionalmente ha barrido el PSOE y que se disputaba entonces también con Podemos. Pero parece que con el paso del tiempo, el PSOE también se ha recuperado en ese espacio y C's es percibido cada vez más como un partido de centro-derecha. Esa imagen de marca blanca del PP o de partido del Ibex se va asentando y van a tener complicado cambiarla”, dice Marí-Klose.
Es decir, el posicionamiento no buscado del partido de Albert Rivera como una formación cada vez más cercana al PP puede acabar por limitar su proyección entre el votante de centro-izquierda que, en un tiempo, hastiado del PSOE y receloso de Podemos, pudo visualizar una alternativa en esta formación.
02. La recuperación del PP
Dado que sus hipotéticos votantes son principalmente conservadores, los expertos coinciden en que la proyección de Ciudadanos en los próximos meses y cómo se plasme eso en el resultado electoral del 20-D va a depender –y mucho– de cuál sea la evolución del PP. En este punto destacan dos factores: la recuperación de la economía y los escándalos de corrupción.
“En cierto modo, la recuperación económica parece que le puede cerrar la puerta a C's”, asegura Marí-Klose. “En la medida en que el PP pueda vender el mensaje de que es el artífice de una cierta recuperación, estos sectores se van a ir con el PP. Eso sí, lo que hace vulnerable al PP, la corrupción, fortalece al partido de Albert Rivera”, añade.
Precisamente con el objetivo de frenar un posible ascenso de Ciudadanos en las generales de diciembre, la dirección nacional del PP trabaja en armar una estrategia para “destapar” a Ciudadanos y frenar su ascenso en esta cita electoral. Los conservadores, que ven a C's "en la cresta de la ola", aseguran estar trabajando para destapar sus "contradicciones" y su "nula experiencia de gestión", tal y como adelantó infoLibre.
La politóloga Berta Barbet ve ciertos riesgos en esta estrategia. "Hay que tener en cuenta que el hecho de no tener experiencia y esas posibilidades de mostrarse limpios son más vistas por una parte del electorado como virtud que como defecto", señala. Por otro lado, Barbet pone en valor el empeño de Ciudadanos por contar con el apoyo de profesionales de prestigio, lo que también contribuye a dar confianza a pesar de que no se cuente con una experiencia directa de gestión política.
En cualquier caso, la observación de algunas de las propuestas de Ciudadanos –principalmente en el terreno de los derechos civiles– hace surgir la duda de hasta qué punto podrían poner a un exvotante del PP ahora afecto a Ciudadanos al frente de sus propias contradicciones. El partido de Albert Rivera, por ejemplo, defiende al aborto libre hasta las 12 semanas, el matrimonio entre las parejas del mismo sexo así como revisar el concordato entre el Estado y la Santa Sede o que se cambie la asignatura de religión católica en las escuelas públicas por una de historia de las religiones desde el punto de vista histórico y cultural.
03. Las dificultades para penetrar en algunos electorados
En su etapa exclusivamente catalana el partido de Rivera bebió principalmente de exvotantes del PSC, también del PP, especialmente del eje españolista y buscando un perfil de votante con menos estudios. Entre ellos, muchos emigrantes residentes en el cinturón metropolitano de Barcelona. Ese tirón se volvió a evidenciar este 27-S. Si bien las últimas elecciones (las propias catalanas, las autonómicas y municipales de mayo y las andaluzas de marzo) han mostrado que ha habido un cierto cambio hacia un votante principalmente urbano, con más formación y recursos.
Por ejemplo, en Andalucía, Ciudadanos consiguió el 48,5% de sus apoyos en las doce principales ciudades, donde vive el 35,8% de la población (tres millones de habitantes del total de 8,4). En esta docena de municipios –entre los que están las ocho capitales de provincia–, C's superó en todos la barrera del 11% de los votos.
Fernández Albertos considera que esta dificultad para penetrar en el electorado rural tiene dos causas principales. Por un lado, cree que tiene que ver con los propios mensajes que lanza la formación. “Ciudadanos se ha rodeado de expertos, tecnócratas, gestores… y eso es algo que encaja más con las demandas de un voto más urbano”. Y, por otro, cree que guarda relación con el hecho de que este tipo de elector es más reacio a los cambios. “Es un tipo de votante menos crítico con el PP, que valora más el orden, la estabilidad… también en el ámbito de la izquierda es un espectro en el que el PSOE sigue siendo más atractivo que Podemos”.
Barbet también considera que es en la España más alejada de las grandes urbes en la que Ciudadanos puede tener más dificultades en las generales. A su juicio, eso tiene que ver con el hecho de que se ha abierto una brecha social en el comportamiento político de los electores entre los partidarios de romper y los que son más reacios a que haya un cambio radical. Marí-Klose, por su parte, afirma que el sesgo urbano del voto de Ciudadanos “se ha exagerado atendiendo al perfil estereotípico que tienen sus votantes”. Este experto vincula más su dificultad de penetración en ciertos electorados a su condición de partido de nueva implantación.
04. La ausencia de estructuras de partido
El partido de Rivera dejó la operación de elección de 'barones' territoriales para después de las elecciones autonómicas y municipales de mayo y funcionó hasta entonces en las diferentes autonomías con responsables designados por la dirección. Es decir, se presentó en todas las comunidades en las que hubo elecciones sin tener allí órganos ni estructura de partido.
La realidad es que en esos comicios –los primeros para la formación fuera de Cataluña–, Ciudadanos irrumpió con fuerza, pero no se visibilizó como una opción de gobierno. Se presentó en 970 listas y se hizo con el 6,55% de los votos en los comicios locales, si bien su capacidad de decidir gobiernos municipales fue prácticamente nula.
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En clave autonómica, aunque aspiraba a entrar en todos los parlamentos, se acabó quedando fuera de los de Canarias, Castilla-La Mancha y Navarra. Sí fue clave para decidir los Gobiernos de Madrid, Castilla y León, La Rioja y Murcia, donde acabó apoyando al PP en todos los casos. Por eso, aunque menos determinante que los puntos anteriores, los analistas a los que ha preguntado infoLibre creen que el hecho de no contar con estructuras de partido asentadas en el territorio puede perjudicar a Ciudadanos de cara al 20-D.
“Es cierto que ahora se habla de la democracia de audiencias, pero cultivar las identidades de partido, la estructuras… sigue siendo importante”, señala Marí-Klose. También Barbet cree que tener una estructura sólida les ayudaría en su carrera a la Moncloa, especialmente fuera de las grandes ciudades, si bien cree que esta es una situación que puede ser más problemática a largo plazo. “En estas elecciones creo que van a vivir exclusivamente de la imagen que se han creado”, analiza.
Fernández Albertos coincide en que tener esta estructura “no es del todo irrelevante” porque los partidos que tienen unas bases sólidas tienen también más capacidad para movilizar votantes cuando es necesario. No obstante, cree que se sobrevalora el peso de estas estructuras cuando, en la actualidad, la clave puede estar más en la relevancia mediática que pueda adquirir un candidato.
734.910 personas votaron a Ciudadanos en las últimas elecciones catalanas. Estos apoyos sirven al partido naranja para enviar 25 diputados al Parlament, donde esta legislatura será la primera fuerza no soberanista, por delante de PSC y PP. El resultado del pasado 27 de septiembre confirma que Albert Rivera no patinó al decidir no concurrir personalmente en estas elecciones y apostarlo todo a las generales del 20 de diciembre. Es precisamente en esa cita electoral en la que la formación espera reforzar su posición como único partido con capacidad para pactar a ambos lados del arco político.