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Los datos de PIB, paro y convergencia desvelan la ficción del "milagro económico andaluz"

Juanma Moreno en las Cruces de Mayo en el centro de la capital cordobesa.

"Queremos ser la Baviera" de España, le dijo el martes Juan Manuel Moreno (PP) al locutor de la COPE Carlos Herrera, expresión que trae ecos de aquella "California del sur de Europa" que prometían en Andalucía los discursos más optimistas antes de la Gran Recesión. Así que el presidente se mira en el espejo de una región alemana con un PIB per cápita entre los 40.000 y los 50.000 euros y que funciona como emblema de desarrollo económico. Escuchar la palabra "Baviera" remite a riqueza, productividad y solidez industrial. "Y no estoy diciendo ninguna gilipollez", añadía Moreno tras trazar la ruta Sevilla-Munich.

Las palabras de Moreno, por llamativas que puedan resultar, no constituyen una salida de tono que rompa el discurso oficial. Aunque el PIB per cápita andaluz es de 17.747 euros, el segundo más bajo de España, lo dicho por el presidente concuerda con un prolongado historial de afirmaciones triunfalistas sobre la economía andaluza vertidas por el Gobierno autonómico y sus dos integrantes, PP y Cs, que ahora hacen campaña con esa bandera. Además, con Juan Bravo como vicesecretario económico de la dirección de Alberto Núñez Feijóo, uno de los adalides de la campaña sobre la Baviera meridional desembarca en Madrid.

Está por ver, no obstante, si el discurso aguanta. Porque, ¿se sostiene el "milagro económico andaluz"? Los datos de riqueza/pobreza, empleo/desempleo, convergencia, exclusión y hasta trabajo autónomo apuntan claramente al no. En algunos aspectos, se avanza levemente. En otros, se retrocede levemente. Otras veces, los datos de apariencia reluciente tienen una trastienda que anula su lectura triunfalista. ¿Milagro? Ni asomo.

El "milagro" y la "locomotora"

El partido que preside Moreno habla de "milagro andaluz", sintagma repetido con insistencia que algunos medios han incorporado ya a su narración.

Juan Bravo, consejero de Hacienda y nuevo vicesecretario de Economía del PP, participó el viernes de la semana pasada en un acto organizado por BBVA y el diario Ideal sobre las "claves para entender el milagro económico andaluz".

Moreno repite que Andalucía va a ser la "locomotora económica" de España. Su vicepresidente, Juan Marín (Cs), sube la apuesta y afirma que Andalucía ya es "la locomotora que está tirando del empleo y la economía de este país". El portal de la Junta reproduce sus palabras. La jefa de Marín en Cs, Inés Arrimadas, asegura que Andalucía es "el motor económico y social de España". "Somos un referente, estamos a la cabeza", dice el consejero Bravo. Esa es la tónica.

Un "autobombo sin pies ni cabeza"

"Autobombo sin pies ni cabeza", afirma Manuel Delgado, catedrático de Economía Aplicada y colaborador del grupo Andalucía Post-Covid. "Andalucía no pilota su economía. Para hacerlo, debería ocupar un eslabón que se beneficiase de mayor valor añadido en la cadena de producción y el primer paso sería desarrollar una conciencia de los problemas existentes. ¿Y qué ha hecho para eso el Gobierno andaluz? Cero. Al contrario, ha aplicado más anestesia", afirma.

Delgado señala que la principal aportación del actual gobierno ha sido una "vuelta de tuerca" al mismo modelo existente basada en la "disminución de trámites burocráticos", que en la práctica es –dice– "una reducción de la vigilancia ambiental". Se refiere a medidas como la rebaja de requisitos ambientales durante la pandemia para animar la construcción o con carácter más estructural la ley del suelo que permite levantar con menos requisitos construcciones en suelo rústico. A ello se suma, añade, el impulso de macroproyectos criticados por su impacto ambiental y, como "paroxismo" del modelo, la ley para regularizar regadíos en el entorno de Doñana, suspendida por el adelanto electoral al 19 de junio.

Empleo: apariencia y realidad

"Todo se pone al servicio, precisamente, del modelo del que surge la pobreza en Andalucía, con políticas de alto coste ambiental para la revalorización de la construcción, el turismo y la agricultura intensiva", resume Delgado. A su juicio, cualquier análisis triunfalista es imposible sin obviar el peaje de los hechos y de los datos. Por ejemplo, en el empleo. Veamos. Según el presidente Moreno, el Gobierno ha logrado hacer de Andalucía una comunidad "líder" en "empleo", entre otros apartados, siendo ahora capaz de "competir de tú a tú con Madrid, Cataluña y País Vasco". Este jueves apareció una oportunidad para abundar en ese discurso tras la publicación de la Encuesta de Población Activa (EPA), que detonó una demostración de optimismo oficial. Y eso que, analizados en detalle, los datos dan motivos para la preocupación.

El primer trimestre de 2022 el número de parados cayó con fuerza en Andalucía con respecto al cuarto de 2021, concretamente en 45.900 (-5,28%), en contraste con la subida en el conjunto de España (+2,28%). Ese fue el dato destacado por los medios, que se hicieron eco del mensaje del presidente en Twitter.

Moreno afirmaba que Andalucía es donde "más bajó el paro", lo cual es cierto en términos brutos. Porcentualmente, no obstante, cayó más en Cantabria y Comunidad Valenciana, pero al ser menos pobladas el número total es menor. Dejando eso al margen, ¿ofrece el descenso del número de parados una fotografía completa? No. Vayamos al detalle. En el mismo primer trimestre, la población activa ha caído en Andalucía en 77.900, un 1,9%, la mayor bajada de todas las autonomías de España (0,13% en conjunto). Además, el número de ocupados bajó en 32.000, casi un 1%, frente al 0,5% de caída del total de España.

"Caen los parados, pero no porque encuentren un trabajo, sino porque se retiran del mercado de trabajo y pasan a la inactividad", explica Carlos Martín, profesor de Economía en la Universidad de Alcalá de Henares. "La economía andaluza –añade el director del Gabinete Económico de CCOO– pierde dinamismo laboral en el primer trimestre del año porque los que estaban trabajando en el cuarto trimestre y que pierden su empleo en el primer trimestre ni siquiera mantienen su expectativa de encontrarlo. Adicionalmente, una parte de los que estaban parados en el cuarto trimestre del año pasado siguen el mismo camino que los ocupados que pierden el empleo y se retiran de la actividad laboral".

Mirando un ciclo más largo, ¿qué indican los datos laborales? Tomemos unas fechas que permitan valorar lo ocurrido con el actual gobierno: del cuarto trimestre de 2018 al primero de 2022. La tasa de desempleo pasa del 21,26% al 19,43% en Andalucía y del 14,45% al 13,65% en España. Tanto en empleo como en actividad, Andalucía presenta leves mejoras, al igual que el conjunto de España, que no alteran su desfavorable posición relativa. Era la segunda comunidad con más tasa de paro cuando llegó el nuevo gobierno, sólo mejor que Extremadura; y ahora sigue siendo la segunda, sólo mejor que Canarias.

De los 600.000 empleos que Moreno prometió antes de las elecciones si era presidente, lógicamente, ni hablamos. No ha sido el ciclo 2019-2022 propicio para gestas.

Emprendedores a la fuerza

El catedrático Manuel Delgado cuestiona otro discurso del Gobierno andaluz: el "liderazgo en emprendimeinto". Un dato en el que se apoya la Junta es que Andalucía aportó en 2021 "uno de cada cuatro nuevos autónomos a nivel nacional", alcanzando un "récord" de 562.694. Como alerta Delgado, el alta como autónomo en economías frágiles como la andaluza puede ser un "refugio" en un mercado laboral escaso de opciones. El uso de este "refugio" tiene como efecto colateral una reducción del desempleo que a su vez permite mantener el discurso triunfalista. Una especie de círculo vicioso (o virtuoso, según se mire).

Para poner los datos en contexto, es útil cuantificar el conocido como "autoempleo involutario". Un informe del Observatorio de la Fundación La Caixa de febrero de 2021 sitúa a Andalucía como la tercera con mayor porcentaje de "autoempleo involuntario", con un 25%, sólo por detrás de Asturias y Galicia. Uno de cada cuatro autónomos no quieren serlo. Hay que tener en cuenta además los posibles falsos autónomos.

Hay otro conjunto de datos que indica que el autoempleo podría no ser tanto una prueba de dinamismo como de falta de opciones. ¿Cuál? Sale de la web de la Junta, que ha publicado este mes un listado de las 19 ciudades con más del 20% de autónomos. Pues bien, un total de diez aparecen en la última clasificación de Eurostat entre las ciudades con peores indicadores socioeconómicos de España. Están en la lista Níjar, Vícar (Almería) y Los Palacios (Sevilla), las tres con menor renta media por habitante del país. Aparece además Linares (Jaén), la ciudad con más paro de España, y La Línea (Cádiz), la séptima con más desempleo y la que tiene menor esperanza de vida.

Sin convergencia

Otro ingrediente del milagro es el crecimiento. Para sostener su discurso el Gobierno andaluz se basa en una estimación de PIB regional publicada por el Instituto de Cartografía de la Junta según la cual la economía regional creció un 6,1% interanual en el cuarto trimestre de 2021, más que lo asignado al conjunto de España por el INE (5,1%). "La economía andaluza crece más que la media", afirma el consejero Bravo.

Francisco Ferraro, presidente del Observatorio Económico de Andalucía, un think tank de enfoque liberal, cree que no hay datos suficientes para el análisis a fondo, al no existir "una fuente homogénea". Para hablar de riqueza y crecimiento, Ferraro –que insiste en que hace un "análisis político ni ideológico"– prefiere ceñirse a los datos ya consolidados hasta 2020.

¿Y qué se ve ahí? Que no hay elementos para poder hablar de convergencia.

El PIB per cápita de 2018 en Andalucía fue de 19.103 euros, un 74,2% del nacional. En 2019, antes de la pandemia, bajó al 73,9%. Y en 2020, año 0 del covid, bajó en términos absolutos de 19.530 a 17.747 euros, pero en términos relativos quedó en un 74,9% del PIB per cápita nacional. Es decir, entre 2018 y 2020 el porcentaje avanzó 7 décimas. A juicio de Ferraro, no se puede hablar de "convergencia" con una cifra dentro del margen de error en un plazo tan corto, más aún con una economía sacudida por la pandemia. "La política económica regional difícilmente puede incidir en ese maremágnum", afirma Ferraro, para quien la leve subida del porcentaje del PIB per cápita de Andalucía con respecto al nacional en 2020 se debe a su estructura productiva, con mayor peso del sector público y la agricultura, más resistentes al covid, y menor de la industria, que sufrió más su impacto. La escasa industria andaluza, además, también ha experimentado un leve retroceso desde 2018: del 8,1% al 7,7%. En relación a la UE, el PIB per cápita de Andalucía ha perdido peso relativo entre 2018 y 2020: del 63,06% al 59,3%.

En cuanto a Cataluña, su PIB per cápita es de 27.812 euros, frente a los 17.747 de Andalucía. ¿Y por qué traemos a coalición el caso de Cataluña? Porque Moreno suele citarla. "Estoy convencido de que vamos a superar a Cataluña si tenemos otra legislatura", le decía el martes a Herrera.

Deuda, déficit y recaudación

El Gobierno andaluz suele reivindicarse con datos macro y con el "rigor" en las cuentas. Así lo hacen Moreno y su consejero Bravo, enemigo declarado de la deuda y el déficit. La Junta tiene como una de sus grandes banderas un superávit en 2020. Hacienda subraya que en 2018 la Junta de Andalucía, aún con el PSOE, incumplió todos los objetivos: déficit, deuda y regla de gasto. En contraste, en 2019 se cumplieron los tres. "Se ha conseguido desplegar una política de consolidación fiscal partiendo de una posición muy desfavorable", reivindica Hacienda, que señala que la Junta está ahora "en mejores condiciones de plazos y costes para salir a los mercados financieros".

En cuanto a la recaudación, el Gobierno andaluz presume de haberla subido a pesar de sus bajadas de impuestos. Feijóo ha llegado a afirmar que la comunidad del sur por primera vez en 40 años ha aumentado la recaudación y ha alcanzado el equilibrio presupuestario, afirmaciones que según Newtral no se corresponden con la realidad, ya que un análisis detallado muestra que la recaudación tributaria de la región está creciendo desde 2013 y que de hecho con el actual gobierno ha bajado la recaudación de tributos propios. "Las modificaciones legislativas aprobadas a lo largo de la legislatura sobre tributos cedidos [...] reducen los impuestos como nunca antes en Andalucía", responde Hacienda.

Pobreza y exclusión

¡Andaluces, acostaos!

¡Andaluces, acostaos!

El Gobierno andaluz habla de de pobreza menos que de grandes cifras y cuentas. Pero no porque no haya material para hablar. Según el informe Exclusión y desarrollo social en Andalucía, de la fundación Foessa, de Cáritas, la población en situación de exclusión en Andalucía ha pasado del 19,2% en 2018 al 26,3% en 2021. Algo más de 2,2 millones de personas están en exclusión social. De ellas, la mitad, 1,1 millones, en exclusión severa. Eran 600.000 en 2018. Por último, 475.000 están en una situación aún más crítica, lo que Foessa llama "sociedad expulsada". Observando el ciclo 2018-2021, el informe señala: "Andalucía destaca por un crecimiento más marcado de la exclusión severa".

El informe Evolución de la cohesión social y consecuencias de la covid-19, de la misma fundación, señala a Andalucía, Murcia y Canarias como las tres comunidades que han sufrido mayor "exclusión del empleo", un diagnóstico que concuerda con el incremento del número de inactivos que detecta la EPA. Entre 2018 y 2020 la renta neta media por hogar ha crecido en Andalucía algo menos que en España: 7,5% frente a 8%.

El historiador de la economía Carlos Arenas, autor del ensayo Poder, economía y sociedad en el sur. Historia e instituciones del capitalismo andaluz (Centro de Estudios Andaluces, 2016), ve estos datos eclipsados por una "propaganda", que deja fuera del debate la necesidad de "cambios institucionales" para sacar la economía del "sálvese quien pueda". Tampoco se aborda, dice, el problema estructural que supone la pérdida de fuerza financiera de Andalucía tras la desaparición de las cajas de ahorro. "No hay convergencia, ni Andalucía se encamina a salir de su papel de colonia interior", afirma Arenas, para quien el triunfalismo de la Junta encuentra eco por el "narcisismo de una cierta clase media andaluza" encantada de decir: "¡Andalucía es lo mejor del mundo!".

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