Igualdad
Día por la Igualdad Salarial: las claves que se esconden tras la brecha entre hombres y mujeres
A dos semanas de la huelga feminista, la desigualdad que sufren las mujeres en el ámbito laboral ha ido ganando terreno en el debate público. Este jueves se celebra el Día de la Igualdad Salarial, una meta todavía lejana en la inmensa mayoría de los países. Las dificultades para conciliar, la precariedad, la difícil promoción o la feminización de la pobreza son algunas de las lacras que contribuyen a ensanchar la grieta de género que aún hoy día sufren las mujeres por el hecho de serlo.
Con motivo de este día, UGT ha elaborado un informe en el que sitúa a la brecha salarial por cuestiones de género en el 22,86%, lo que se traduce en que 7.065.200 asalariadas dejan de percibir de media 5.941 euros anuales. CCOO estima la diferencia en un 30%. En todas las comunidades autónomas, en todos los sectores, en todas las ocupaciones, recalca CCOO, "los hombres reciben de media un salario superior al de las mujeres, por trabajo de igual valor".
¿Por qué varía la brecha salarial?
El porcentaje que mide la desigualdad salarial entre hombres y mujeres cobra dimensiones diversas según la fuente que la estudie. Lo cierto es que, según el análisis confeccionado por Eurostat, el porcentaje de desigualdad ha ido reduciéndose a lo largo de los años en España. Los altibajos, no obstante, también han sido frecuentes. La disparidad de género pasó del 20,2% en el año 2002 al 16,2% en 2010, pero la tendencia a la baja se rompió al año siguiente, con un 17,6%, y en 2012, con un 18,7%. Desde entonces la cifra se ha reducido hasta el 14,9% registrado en 2015, último año con datos disponibles.
Los sindicatos, no obstante, matizan estos datos. "No es verdad que tengamos la brecha salarial más baja de la historia, lo que sucede es que los datos de Eurostat no tienen en cuenta las pagas extraordinarias ni los salarios de las empresas de menos de diez trabajadores, de forma que dejan al margen la mayor parte del tejido productivo de nuestro país", señaló el pasado 15 de febrero la vicesecretaria general de UGT, Cristina Antoñanzas. "La Encuesta de Costes Salariales del INE" explicó, "pone de manifiesto que la brecha se ha reducido desde 2013 como consecuencia de la devaluación salarial provocada por la reforma laboral, que redujo mucho el salario de los hombres, pero es superior a la que existía en 2010".
Además, señala el sindicato al explicar su metodología, la estadística europea se basa en el salario por hora y únicamente incluye a las personas que tienen un contrato de empleo directo con la empresa o unidad local y reciben una remuneración, independientemente del tipo de trabajo realizado, el número de horas trabajadas y la duración contractual. CCOO, por su parte, explica que el enfoque y la metodología al hacer el cálculo de la brecha salarial no es neutral. "Algunos métodos implican un sesgo importante y contribuyen a minimizarla", señala el sindicato. De este modo, indican, no es lo mismo medir el salario anual que el salario por hora, "ya que las mujeres trabajan un número menor de horas al año, consecuencia de su mayor proporción en el empleo a tiempo parcial y temporal".
Finalmente, explica el sindicato, "la igualdad salarial no viene desde la reducción del salario masculino, sino de reducir la diferencia que existe entre ambos, y por tanto cuánto debe aumentar el femenino para equiparse". En 2015, el salario masculino medio anual representó el 129,6% del femenino. Es decir, la brecha se situó en el 29,6%, que es lo que tendría que aumentar el salario medio anual de las mujeres para equipararse con el salario medio anual de los varones.
No sólo el salario base
Tal y como reseña CCOO en su informe más reciente, el 44% de la brecha salarial mensual en la nómina entre mujeres y hombres se concentra en los complementos salariales. Aunque el sueldo base explica el 54% del desfase, casi la mitad del problema viene de dichos complementos –el 2% restante se debe al pago de horas extras–. De media los hombres cobran 613 euros al mes en estos complementos, mientras que las mujeres se quedan en 427 euros. El motivo, explica el informe sindical, recae sobre los "criterios discrecionales" que deciden quién se queda con los pluses.
El peso de los complementos en la desigualdad salarial se explica en parte también por el hecho de que sólo el 0,38% de las mujeres con trabajo son directoras de una empresa grande o mediana, 31.500 personas en toda España, mientras que el número de hombres al frente de una sociedad de ese tamaño es el triple: 96.000. Elena Blasco, secretaria de Mujeres e Igualdad de CCOO, explica en esta entrevista que la discriminación se produce no solamente en las categorías profesionales, sino también en las dificultades para acceder a puestos de responsabilidad. La promoción y trayectoria de las mujeres "también es menor porque aparece la penalización de los cuidados, de la maternidad, la conciliación y tienen mayores dificultades para aumentar categoría profesional y salario". Además, denuncia, "no existe valoración objetiva y legal de lo que podría determinarse como igual valor a igual trabajo".
¿Prohibida por ley?
El portavoz del PP, Pablo Casado, aseguró este lunes que "ya es ilegal discriminar a los trabajadores por cuestión de género". Si bien el portavoz de los conservadores tiene razón al indicar que la ley no permite la discriminación entre hombres y mujeres, su afirmación es tramposa al obviar los múltiples factores que ocasionan la inequidad en el trabajo. Cristina Antoñanzas explica en conversación con este diario que la Constitución en varios de sus artículos blinda el principio de igualdad, del mismo modo que el Estatuto de los Trabajadores o la Ley de Igualdad de 2007. "Lo que ocurre es que la discriminación directa se da en pocas ocasiones" y va más allá de lo evidente. Antoñanzas se refiere a una discriminación "mucho más sibilina, más sutil" que se expresa en las empresas "a la hora de promocionar o de alcanzar cargos de dirección".
En este sentido, la sindicalista lamenta lo complicado de denunciar algo que no se conoce. "Lo cierto es que no conocemos cuáles son todas las cuantías salariales que hay en muchas empresas, no hablo sólo del salario base, sino que los sindicatos no sabemos si los complementos los recibe un hombre o una mujer". La receta se encuentra, a su juicio, en caminar hacia una mayor transparencia. Conocer los costes salariales, si los recibe un hombre o una mujer y por qué, serían algunas de las pautas que marca la sindicalista.
Precisamente este martes el Congreso de los Diputados admitió a trámite una proposición de ley de igualdad retributiva elaborada por Unidos Podemos, que prevé paliar el problema de esa forma. La norma propone una reformulación de las leyes esenciales en materia laboral, como son el Estatuto de los Trabajadores, el Estatuto Básico del Empleado Público o la Ley General de la Seguridad Social. El objetivo principal de la propuesta es eliminar toda opacidad en los elementos retributivos, con el propósito de alcanzar mayor transparencia en cuestiones como los salarios, que deberán ser publicados por las empresas para que cualquier diferencia entre hombres y mujeres sea visible y sancionable. Este lunes el PSOE presentó su propia proposición de ley al respecto. La norma propone además poner en práctica el concepto de presunción de discriminación cuando en las empresas con más de 25 trabajadores la brecha salarial ascienda al 25%. Unidos Podemos, por su parte, fija la cifra en el 20%.
Edad y sector
La brecha salarial no se expresa de forma inalterable a lo largo de la vida laboral de las mujeres. Según CCOO, el grupo de edad de 55 años en adelante soporta una brecha del 37%, siete puntos por encima de la media. UGT señala que la grieta se ensancha a partir de los 45 y alcanza su máximo a partir de los 65 años, con un 48,53%. Este último tramo es además donde el porcentaje de mujeres trabajadoras supera por vez primera al número de hombres.
Pero no sólo la edad es factor determinante, sino que los diferentes sectores están marcados por disparidades salariales específicas. Según CCOO, nueve de cada diez trabajadoras pertenecen al sector Servicios, donde la brecha es mayor, mientras que en los sectores en los "laboralmente masculinizados", la brecha salarial es inferior a la media". Cristina Antoñanzas explica que en sectores como el de la construcción la brecha es menor "porque hay muchas jefas de obra pero hay muy pocas mujeres albañiles", mientras que en el sector servicios "los salarios menos remunerados van a parar a las mujeres y en cambio cuando vamos ascendiendo de categorías, aunque sean sectores muy feminizados, los puestos están ocupados por hombres que cobran más".
UGT señala al ámbito administrativo y al sector servicios como los dos terrenos más discriminatorios para las mujeres, con brechas del 33,99% y del 33,73%, respectivamente. Las actividades inmobiliarias (32,73%) y las científicas y las técnicas (30,41%) presentan también brechas acusadas para las mujeres.
Trabajo doméstico y cuidados
El trabajo doméstico y los cuidados son factores determinantes a la hora de analizar la desigualdad de las mujeres en el mercado laboral. "El 95% de las empleadas del hogar son mujeres", señala Antoñanzas. El problema es que en muchas ocasiones estas mujeres trabajan sin estar dadas de alta en la Seguridad Social, de modo que a efectos legales "no existen aunque estén haciendo trabajo día a día". En este contexto, "resulta difícil denunciar la situación porque la Inspección de Trabajo no puede acudir a un domicilio particular", de modo que se produce una invisibilización total de esa discriminación.
Por otro lado, los cuidados de menores o personas dependientes incide de forma evidente en la actividad laboral de las mujeres y por tanto en las diferencias salariales respecto a los hombres. Actualmente el 90% de las excedencias por cuidados o reducciones de mujeres las solicitan mujeres, "por lo que ya pierden esa carrera profesional que pueden tener". A principios del presente año el sindicato CCOO ya explicaba, en su balance anual, que en nueve de cada diez casos las excedencias por cuidado familiar son tomadas por ellas, una proporción que se mantiene inalterable en el tiempo: en 2016 el 90,92% de las excedencias por esta causa fueron tomadas por mujeres, mientras que en 2015 la cifra fue del 91,52% y en 2014 del 92,08%.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) indica que, de promedio, las mujeres dedican casi dos horas más que los hombres al trabajo relacionado con el hogar y la familia. El 91,9% de las mujeres realizan tareas domésticas y se ocupan del cuidado de niños, ancianos y personas dependientes durante una media de cuatro horas y 29 minutos diarios, expone el organismo. El 74,7% de los hombres, por contra, dedican una media de dos horas y 32 minutos a dicha labor.
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El resultado: pobreza y precariedad
El resultado de la desigualdad entre hombres y mujeres a nivel laboral es que la pobreza y la precariedad se encuentran altamente feminizadas. Según CCOO, las mujeres representan el 70% de la población asalariada con ingresos inferiores al Salario Mínimo Interprofesional. La jornada a tiempo parcial también está representada por mujeres: un 75% de este tipo de contratos son para ellas. La media salarial en esta modalidad es de 339 euros para las mujeres y 432 euros para los hombres. "Por eso el peso relativo de este uso abusivo de la contratación a tiempo parcial resulta determinante en la brecha salarial", sostiene CCOO.
Cristina Antoñanzas añade que "más del 65% de las mujeres que trabajan a jornada parcial preferiría estar a completa, por lo que es un trabajo parcial no deseado". Toda esa precarización, subraya, "obviamente incide en las cotizaciones", tanto a través de las prestaciones por desempleo como en sus pensiones –un 37% más bajas que las de los varones–. Las mujeres no sólo se ven obligadas a sortear toda una carrera de obstáculos durante su vida laboral, sino que también después son ellas quienes ponen rostro a la pobreza.