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Diego Cañamero: "Los señoritos que ahora salen a protestar se han cargado la caza y el medio rural"

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Aunque Diego Cañamero nació en Campillos (Málaga) en 1956, su familia –once hermanos en total– se fue a Isla Mayor (Sevilla), que entonces era Villafranco del Guadalquivir en honor al Caudillo, cuando tenía sólo tres años. Desde chico fue respondón con la autoridad. Así lo cuenta su madre, Joaquina Valle, en El hombre con los pies en la tierra, la biografía del dirigente jornalero escrita por Joaquín Recio (Atrapasueños) con prólogo de Julio Anguita: "Vinieron los misioneros para que hicieran la comunión los niños del campo. La hizo el mayor mío y el segundo, pero él no. Dijo que eso era una tontería".

El chaval apuntaba maneras y acabó probando la hostia directamente sin consagrar, de manos de la Guardia Civil, a los 12 años. Su madre: "Fue a rebuscar aceitunas [...] y en esas llegaron unos guardias. Le pidió a mi Diego el carné y como estaba en una chaqueta colgada mi niño le dijo al guardia que fuera a buscarlo que estaba más cerca suya. El guardia civil le pegó una guantá y después tuvo que personarse en el cuartel. Allí un guardia civil le dijo que por qué no se metía a guardia con ese cuerpo tan grande que tenía, y él le dijo: 'Sí, hombre, para pegarle a los rebuscadores'”.

Historias como esta forjan el mito de Cañamero, el crío que ganaba 30 pesetas trabajando de espantapájaros para proteger el arroz de las planteras, el carismático líder jornalero de la Sevilla rural, el dirigente del Sindicato de Obreros del Campo (SOC) y del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), el compañero de agitaciones y desacatos de Juan Manuel Sánchez Gordillo, el nacionalista andaluz, el alcalde de El Coronil (Sevilla), el antagonista de Cayetano Martínez de Irujo, el diputado de Unidas Podemos. Es Cañamero un hombre que mueve al juicio apasionado. Enaltecido por unos, por su defensa de la dignidad de los desposeídos; reprobado por otros, que lo acusan de perpetuar una estampa en sepia del campo andaluz y prescindir para sus fines, si así se lo dicta el juicio, del camino reglado.

Cañamero está metido en la faena desde el conflicto de la remolacha de El Coronil de 1976. Encierros, huelgas, ocupaciones, manifestaciones, "expropiaciones" de comida y material escolar, detenciones, insumisiones, multas y juicios salpican su trayectoria. Un recuerdo de una batida de caza a la que asistió en su infancia, compartido por Cañamero con Joaquín Recio para su biografía, da idea de cuál es su origen y dónde se forma su visión de la sociedad rural: "Recuerdo la cifra, mataron 315 agachadizas, un pájaro muy apetecible de la caza menor. Después se pusieron a descansar y a hacer su aperitivo, con nosotros mirando como perros. Esas cosas no se olvidan nunca".

infoLibre entrevista a Cañamero con el medio rural erizado de malestar. Pero esta vez el agro no expresa su ira contra el "señorito", palabra que Cañamero mezcla con "terrateniente", "derecha" y "ultraderecha" para identificar a sus adversarios. Esta vez en la manifestación del campo están el PP y Vox como parte del paisaje.

¿Estuvo en la manifestación del domingo?

No estuve, no.

¿Por qué?

Aquí hay una Ley de Cadena Alimentaria, una ley para que los costes no sean mayores que los precios, algo beneficioso para el campo, y el PP y Vox estuvieron en contra [ver aquí información de Newtral sobre las posiciones de PP y Vox]. Y esos mismos partidos llaman a la movilización cuando en realidad se oponen a los intereses del campo y no han apoyado que sus productos tengan unos precios superiores a los costes. Se dedican a la manipulación pura y dura. Lo que hace falta es poner en marcha la ley ya.

Hubo mucha asistencia a esa manifestación.

Hay un problema en el medio rural, evidentemente. Pero hay que tener mucho cuidado, porque la manifestación mezcla los toros, la caza, el medio rural, la España vaciada, los animales... Lo meten todo en el mismo saco, tocando teclas sensibles para la gente. Es una lucha política de la derecha para hacerse con el Gobierno a base de manipulación. Y yo soy el primero en decir que el campo se tiene que defender, soy un defensor a ultranza de los agricultores y del medio rural. ¡Conozco el problema! Hacen falta médicos, carreteras, colegios, autobuses, ferrocarril, internet, viviendas baratas... Pero cuando la derecha está en el gobierno no hace nada de eso. Y ahora, en la oposición, manipulan los deseos y los sentimientos de la gente. No tienen escrúpulos. Salen a decir que hay que bajar los impuestos porque suben los precios. ¿Y de quién es culpa? Aprovechan el malestar que ellos mismos causan. Es la doble moral de siempre.

Por un lado, quieren más guerra en Ucrania, que hay que seguir, mandar armas, que dure lo máximo posible... Pero ojo, eso dispara los precios. Y cuando ocurre, llaman a la movilización contra el Gobierno, cuando eran conscientes de que iba a pasar. Eso sí, rechazan la negociación. Pues la gente tiene que saber que eso son civiles muertos, ¿eh? Gente que se tiene que ir [de Ucrania], abuelos arrastrando los pies por el barrio... ¿No les da vergüenza, hombre?

La manifestación mezcla los toros, la caza, el medio rural, la España vaciada, los animales... Lo meten todo en el mismo saco, tocando teclas sensibles para la gente

¿La derecha se puede beneficiar del malestar en el campo?

Claro que sí. Con su manipulación. Hay una cosa real... Los cazadores tienen sus problemas. La ley animalista... Es que hay gente que no tiene mucha idea. Se creen que a los perros hay que ponerles un abrigo y meterlos en un piso. El tema del animalismo llevado al extremo no conecta con la sociedad ni con el medio rural. Cosa distinta es que a los animales hay que cuidarlos. No se puede maltratar de ninguna manera. Yo tengo una perra y la quiero con locura. Ahora te voy te voy a mandar un vídeo, para que la veas... Lo que sí hay son unas tradiciones en el mundo rural.

¿Pero esas tradiciones han sido atacadas? Por ejemplo, la caza.

Hay un bulo permanente de la derecha para ganarse al medio rural y a la gente del campo. Pero también algunas veces, cuando se intenta poner una ley en marcha, me refiero a la de lo animales, se va un poco al extremo. Una cosa es que no se puede maltratar a un animal y otra que tengas que tener licencia de criador para criar a un animal. La gente en los pueblos tiene un animal bonito, de caza, le echa un macho para que tenga crías y se las da a los amigos, no se pone a negociar con ellos. No hay costumbre. Si tienes un perro bueno de caza, la cría se la das a un amigo que está deseando tener un perro como el tuyo. Es normal. Pero bueno, como te digo, todo eso luego se manipula. La federación de caza la dominan los señoritos y la derecha.

Algunos se creen que a los perros hay que ponerles un abrigo y meterlos en un piso. El tema del animalismo llevado al extremo no conecta con el medio rural

Pero los cazadores no son todos señoritos ni de derechas.

¡No! En mi pueblo [El Coronil] hay 400 cazadores y hay gente de todo tipo, gente del sindicato también [SAT]. De esto entiendo, ¿eh? Todos mis hermanos son cazadores, hay galgueros, escopeteros... La caza no es un deporte. La caza es la caza. Sales con el perro por el campo, te bates con el disparo, el lance, la inteligencia.

¿Le gusta cazar?

A mí me gusta, sí. Voy de higos a brevas, pero me gusta la caza tradicional, como hacía mi padre. Vas al campo y te vienes con una pieza, con cuatro o con ninguna.

¿Hay alguna limitación a la caza que antes no hubiera?

No, lo que ocurre es... Mira, la culpa del problema de la caza, de la disminución del número de pájaros, de aves, de liebres, de conejos, ¿sabes de quién es? No es de los cazadores. Es de la agricultura intensiva. Hace cuarenta años, en el medio rural, todo el mundo era cazador, o en todas las familias había un cazador, uno que ponía perchas, o lazos para los conejos, o cepos... Y no se eliminaban los pájaros, las aves, los conejos, las liebres... Nada de eso. ¿Qué ha pasado? La agricultura intensiva. No es lo mismo la agricultura intensiva que la extensiva, ¿eh? No es lo mismo una piara de cochinos comiendo bellotas en el campo que estabulados con unos piensos que la mayoría son mierda. No es lo mismo una gallina de corral que una gallina que no puede ni moverse. Lo que daña a la caza es la agricultura intensiva y el que diga lo contrario miente como un bellaco. Yo he visto, después de la siembra de trigo o remolacha, cientos de pájaros muertos. Por el veneno que echan. Y fíjate, yo me los comía asados, porque había la creencia de que pasados por la candela no pasaba nada, que se iban todos los herbicidas...

¿De qué año estamos hablando?

Mediados de los 70. Todo el problema de los herbicidas y pesticidas y productos químicos viene de los 60 en adelante. Eso es lo que ha disminuido a tope la población cinegética. De manera bestial. Ese es el problema de la caza. Y otro problema es la caza intensiva. Porque los animales de granja echados al campo para cazarlos vienen con enfermedades y contagian. La caza intensiva es la que les gusta a los señoritos, que echan en los cotos un montón de pájaros de granja y ponen a mil euros el puesto. Esa es la caza de los ricos. Pero la tradicional, de toda la vida, que ha practicado el pueblo, es otra cosa. Yo la defiendo. Pero claro, al final se mezcla todo... Mira, en España hay 450.000 hectáreas de vías pecuarias, 100.000 en Andalucía. Pues el 80% están usurpadas por los terratenientes, ¡por esos que se ponen ahora al frente de la manifestación! Pues si tienes ocupada una vía pecuaria, ahí no pueden anidar pájaros, no hay tagarninas, no hay caracoles, no hay setas, lo ocupas todo, con lo que al final se pierde un refugio. Una cañada real debe tener 75 metros, ¡a ver cuántas tienen 75 metros de verdad! ¡Ninguna! Todas ocupadas, y los cordeles y las coladas, los abrevaderos y los descansaderos. Por cierto, que no hay ganado ni cabreros porque se lo han cargado todo a base de herbicida y pesticida y de echar veneno.

Mira, la culpa del problema de la caza, de la disminución del número de pájaros, de aves, de libres, de conejos, ¿sabes de quién es? De la agricultura intensiva

¿Son los propios terratenientes los que fastidian la caza?

Claro. Son ellos. Y le echan la culpa al Gobierno. Pero claro, luego hay cosas... Por ejemplo, se ha prohibido la caza de la tórtola. Me parece bien si hay una disminución considerable de la población. Pero si prohíbes la [caza de la] tórtola aquí, lo que pasa es que el pobre no puede cazar pero el rico se va a Marruecos, paga un puesto que cuesta un dineral y sí la caza... O por ejemplo, se dice de prohibir la caza de la perdiz roja, que es verdad que la población está disminuyendo y hay que protegerla. Pero, ¿sabes cómo se protege la perdiz roja?

¿Cómo?

Sin veneno en el campo y sin permitir que al hacer por la noche las alpacas de paja se traguen bandos enteros de perdices, que se quedan molidas dentro de las alpacas. Luego he visto cómo un granjero echaba de comer al ganado y salían pájaros muertos de la paja. Eso no se puede permitir de noche. Ni tampoco se puede permitir de noche el olivar intensivo, con las máquinas llevándose por delante los zorzales, los jilgueros, los chamarines, moliéndolos mientras están dormidos y no se mueven porque los pájaros son amigos del ruido, están acostumbrados ya a los tractores. Yo antes, y de esto hace 50 años, cuando salía al campo los cogía pisándolos con un candil y un cencerro de oveja, porque estaban familiarizados con el ruido... Pero todas estas cosas no se saben. No las saben los animalistas.

La mayoría de la gente habla del campo por hablar. Hay que pararse a preguntar y mirar, no hablar sólo con el corazón. Hay que enterarse. De la realidad, no de lo que tú piensas. Si hablas del campo sin saber, la lías, porque llega la derecha. Y a la derecha y la ultraderecha les importa una leche el campo y les importa una leche la caza, porque los señoritos lo que hacen es caza mayor, en cotos, que esa no es la que se están cargando con la ganadería intensiva. Los señoritos que ahora salen a protestar se han cargado la caza y el medio rural. Y encima se están ganando a mucha gente del campo tocando sus temas sensibles.

¿Ha seducido el discurso de la derecha y la ultraderecha a gente del SAT?

Hombre... Hay gente del SAT que ha ido a la manifestación, sí. Y es verdad que la ultraderecha de Vox dice cosas que pueden sonar bien en el oído del jornalero, como esto de la caza. Pero no en el tema del trabajo, de los convenios. Lo que sí te digo es que el sentimiento que hay es que se quieren cargar la caza, que está en peligro. Y cuando hablas del sentimiento de la gente...

Vox dice cosas que pueden sonar bien en el oído del jornalero, como esto de la caza. El sentimiento que hay es que se quieren cargar la caza, que está en peligro. Y cuando hablas del sentimiento de la gente...

¿Diría que se está derechizando el campo?

El campo tiene problemas estructurales graves. Hay problemas de despoblación –en Andalucía no tanto–, de precios, de internet, de servicios, de todo. Y ha habido un abandono de los diferentes gobiernos. Y ese sentimiento de abandono lo está monopolizando la ultraderecha tocando la tecla de los toros, el caballo y la caza, cuando en realidad le importa una mierda el campo, el medio rural y lo que les pase a los trabajadores. Pero van a los sentimientos y se están ganando a mucha gente con eso. Luego, cuando hablamos del subsidio agrario, lo que era el PER, que es una forma de fijar población, una especie de renta básica de jornaleros, pues está en contra de ese subsidio.

¿Qué piensa de la imagen de los manifestantes a caballo con aspecto señoritil?

Por eso yo no he participado. Ha habido mucha manipulación. Pero hay mucha gente del campo a la que la ultraderecha se la ha ganado por la torpeza del Gobierno.

Ese sentimiento de abandono lo está monopolizando la ultraderecha tocando la tecla de los toros, el caballo y la caza, cuando en realidad le importa una mierda el campo

¿Hace el Gobierno políticas adecuadas para el campo?

La Ley de Cadena Alimentaria es correcta, estoy a favor. Lo triste es que la derecha que no apoyó esa ley llame ahora a movilizarse. El Gobierno tiene que hacer que se cumpla. Que los costes no estén por encima de los precios. Punto. ¿Cómo vas a tener zanahorias, trigo o lechuga para que te cuesten más que los precios? No puede ser. Eso hay que evitarlo. Y hay que vigilar que no pase, controlarlo.

¿Faltan inspectores?

Hay inspectores, pero hay que poner medios para que vayan a los grandes supermercados, a los mayoristas... Si yo vendo una lechuga, alguien me la ha comprado, ¿no? Es fácil de encontrar. Ahí hay que ir. Pero la derecha no quiere ese control, claro que no. No quieren control público de nada. Mercado libre, capitalismo, que ningún mercado se corrija. Ahora, eso sí, dinero púbico para salvar a banqueros granujas y para tapar el desmadre. Es la doble moral.

¿Antes era más sencilla, más clara, la lucha en el campo?

La verdad que sí. Había un sector terrateniente y unos jornaleros sin tierra. Hoy está todo más diluido. Ahora trabajo en el campo hay, la agricultura se ha diversificado, los olivos, la fresa, los invernaderos... La construcción empieza a despuntar y hay jornal disponible para mucha gente. No estamos en la situación de hace 20 años. Ha mejorado, aunque los jornales no mejoran y se han disparado los precios.

La inflación. Un problema grave.

Está todo muy caro. Antes le echabas al coche 10 euros y andabas 100 kilómetros. Ahora... Se habla de los camioneros, que es verdad que tienen un problema, pero, ¿y la gente que tiene que trabajar a 100 kilómetros, como los jornaleros de los pueblos de secano de Cádiz? Es que hay que enterarse y entender lo que pasa en el medio rural. Y no se enteran, no lo entienden.

¿El Gobierno no entiende el campo?

No lo entiende, no. ¡Pero hasta ahora ningún gobierno! Y eso que es el 80% del territorio del Estado.

¿Y Unidas Podemos?

Tiene pocas responsabilidades. Todo el tema de Seguridad Social depende del PSOE, que lleva gobernando 30 años pero nos ha tratado siempre con el limosneo.

¿En qué sentido?

Limosna. Paternalismo. Cuando llega la recolección, tiene que haber trabajadores disponibles que han estado en el paro a lo mejor seis o siete meses. Para que esa mano de obra esté ahí mientras tanto, hay que mantenerla, atenderla, protegerla con un subsidio, con una prestación. No es limosna, es proteger la mano de obra. Para el PSOE siempre ha sido caridad. Pues mira, al terrateniente, a la agricultura y al Gobierno les hace falta esa mano de obra y hay que pagarla.

¿Ya nadie pide la reforma agraria?

Nosotros [el SAT] seguimos pidiendo al reforma agraria.

El Gobierno no entiende el campo. ¡Pero hasta ahora ningún gobierno! El PSOE nos ha tratado siempre con el limosneo. Nosotros seguimos pidiendo la reforma agraria

¿Qué reforma?

En Andalucía cuatro, cinco o seis terratenientes se llevan el dinero de 6.000 jornaleros. Los terratenientes no pueden seguir teniendo el 50% de los tierras nada más buscando las ayudas de la PAC.

¿De quién habla cuando dice "terratenientes"? Concrete algunos.

Los Mora Figueroa, la Casa de Alba, los Domecq, González Byass, los Candau...

¿Dónde milita actualmente?

Políticamente, en Podemos. Y en el SAT.

También ha estado implicado en ese intento de unir a la izquierda andaluza para las elecciones autonómicas...

Sí.

Eso no ha acabado bien.

Bueno, eso está en stand by. Ahora no se respira. Parece que no hay coincidencia. Hay una corriente que no... La izquierda es un río con muchos afluentes. Para llegar a la unidad, todos tienen que acabar en el Guadalquivir.

¿Quién es el Guadalquivir?

Tendría que ser Izquierda Unida, Podemos, Más País y Adelante Andalucía. Hay veinte diputados a la izquierda del PSOE y no se debería perder ni uno. Habría que llegar a un acuerdo de mínimos de diez puntos, aunque luego en el Parlamento hubiera libertad de voto.

¿Qué corriente no está por la labor?

Por lo que veo y tengo entendido, es la corriente de Teresa Rodríguez.

¿Se ha distanciado políticamente de ella?

Puedo coincidir en el fondo, pero en política la forma muchas veces es lo que nos separa. Al final, se trata de que no se pierda un solo voto de la izquierda consecuente y con voluntad de transformar esa tierra y de defender Andalucía. ¿Qué herramienta usamos? Si vas a escardar remolacha y yo llevo una zoleta afilada y tú un escardillo mellado, pues no. No escardas bien la remolacha. La herramienta que tenemos que usar es la unidad de la izquierda a la izquierda del PSOE, que no es izquierda ni es nada, es una empresa que se presenta a las elecciones, tiene sus estructuras y coloca a su gente, pero después de 40 años no ha mejorado esta tierra. Me parece muy bien El Rocío, la Semana Santa o la Feria, pero Andalucía es mucho más que eso.

La herramienta que tenemos que usar es la unidad de la izquierda a la izquierda del PSOE, que no es izquierda ni es nada, es una empresa que se presenta a las elecciones, tiene sus estructuras y coloca a su gente

¿Yolanda Díaz puede escardar bien la remolacha?

No lo sé, lo tendrá que demostrar. Las intenciones son buenas. Crear un proyecto de izquierdas que aglutine fuerzas.

¿Valora la gestión de Díaz en relación con el campo? Hay más inspecciones.

Nosotros hicimos una propuesta, que no se ha tenido en cuenta: un cuerpo especial de inspectores. En el campo hay miles de irregularidades, de atropellos, de acoso de todo tipo, sexual, laboral, maltrato a todos los niveles. El campo es la ley de la selva. Hace falta un cuerpo especial, como el Seprona de la Guardia Civil, que va motorizado para actuar rápidamente si hay caza furtiva, vertidos de alpechín... Pues igual. Y que los inspectores no digan a qué empresa van a ir. Que salgan por la mañana y visiten la empresa que les dé la gana. Eso no costaría mucho dinero. Y que hubiera un teléfono, un número de emergencias para llamarlos.

¿Lo ha propuesto?

He puesto la propuesta en conocimiento de Unidas Podemos, de la ministra de Trabajo... Sin respuesta.

¿Alguna otra propuesta?

En los contratos a más de 120 kilómetros de distancia [del lugar de residencia del trabajador], la empresa tiene que estar obligada a pagar el alojamiento. Hay que acabar con esos asentamientos que tenemos. En Andalucía hay 31 asentamientos de inmigrantes. Es infrahumano. En Lucena del Puerto [Huelva] llevamos cinco placas [solares] para que [los inmigrantes asentados] pudieran conectar los móviles y poner una bombillita. Allí estuve poniendo placas. ¿Y qué pasó? El alcalde de Lucena del Puerto, un independiente, que será independiente de partido pero no de ideas, mandó a la Policía Local a confiscar las placas, porque decía que se podían incendiar las chabolas y que no teníamos permiso para la instalación.

Se le ve menos a usted últimamente.

Cuando hay que ocupar [la finca de] Somonte, voy a Somonte. Estoy el 28 de febrero, el 1 de mayo. El otro día estuve en la manifestación por los saharauis. Participo, pero en segunda fila. No tengo responsabilidades ya.

¿No le volveremos a ver en primera fila?

Depende de a lo que tú le llames primera.

Un cargo público.

No, ya dije que me quería jubilar trabajando en el campo. Y ya me he jubilado. Yo no me di de alta en el Congreso ni en los diez años que estuve de alcalde. Y se me ha quedado una pensión pequeñita.

¿Cuánto?

700 euros, después de la subida. No tengo más que esa pensión. Mi compañera cobra el subsidio agrario, que son 463 euros, se jubilará seguramente en junio y le quedarán otros 700 euros.

¿Le queda algún problema legal por despejar?

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No sé si me queda algo por ahí. Igual queda algo de Somonte. De lo demás, tenía de lo último un piquete de Montellano y me absolvieron.

¿Y ganas de luchar le quedan?

Siempre. La lucha es un pulso, en el otro lado hay un contrincante que te quiere arrebatar lo que tienes y te quiere vencer. La clase obrera, los trabajadores, la gente de buena fe, los cristianos, la gente que quiere un mundo mejor... tiene que continuar luchando. Si no luchamos nos llevarán por delante los contrincantes, el dinero, los egoístas, los de las guerras y los privilegios.

Aunque Diego Cañamero nació en Campillos (Málaga) en 1956, su familia –once hermanos en total– se fue a Isla Mayor (Sevilla), que entonces era Villafranco del Guadalquivir en honor al Caudillo, cuando tenía sólo tres años. Desde chico fue respondón con la autoridad. Así lo cuenta su madre, Joaquina Valle, en El hombre con los pies en la tierra, la biografía del dirigente jornalero escrita por Joaquín Recio (Atrapasueños) con prólogo de Julio Anguita: "Vinieron los misioneros para que hicieran la comunión los niños del campo. La hizo el mayor mío y el segundo, pero él no. Dijo que eso era una tontería".

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