La dirección del PSOE intenta pasar página sobre el frente abierto por Jordi Sevilla

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Ibon Uría

El PSOE no quiere que la campaña para las generales del 26-J se centre en los pactos del día después. Ferraz intenta hablar de propuestas, de medidas concretas de su programa, del "para qué" y no del "con quién". Pero, por una u otra razón, la cuestión de los acuerdos postelectorales siempre aparece: sucedió en el debate a cuatro del lunes, ocurre con frecuencia en las entrevistas que concede el candidato, Pedro Sánchez, y pasó de nuevo este miércoles. Acabada la era de las mayorías absolutas, la atención de periodistas y ciudadanos vuelve con insistencia a ese tema. 

El origen de la polémica estuvo en esta ocasión en un mensaje del asesor económico de Sánchez, el exministro Jordi Sevilla. "Para evitar elecciones, si no hay mayorías, debería dejarse gobernar al candidato que consiga mayor apoyo parlamentario", escribió en su perfil en Twitter a primera hora del día. Y aunque ya por la tarde pronosticó que "tras el 26-J, igual que pasó tras el 20-D, Pedro Sánchez será el candidato que conseguirá mayor apoyo parlamentario", el debate ya había estallado y había forzado a la dirección del partido a desmentir que vaya a dejar gobernar al PP.

Si se aplica el criterio de Sevilla, tras el 20-D debería haber gobernado Sánchez. Su pacto con Ciudadanos obtuvo 131 votos a favor en el Congreso, 8 más que los escaños de los que disponía el PP, que debería haberse abstenido. Pero seis meses después los números quizá ya no cuadren para ese plan. Según la última encuesta del CIS Sánchez y Rivera obtendrían ahora 116-119 escaños. El PP tendría 118-121. Como Sevilla no explicitó un veto al PP en su cadena de mensajes en Twitter, la especulación en torno a una posible abstención socialista en la investidura de Rajoy se disparó.

"No" sigue siendo "no"

En una entrevista en Más vale tarde (La Sexta), Sánchez se afanó en dejar claro que el "No es no. ¿Qué parte del 'no' no ha entendido, señor Rajoy?" con el que respondió al candidato del PP a finales de enero sigue vigente. En que los votos al PSOE no servirán para que un conservador siga en la Moncloa. "Nadie va a pactar con el PP. El PSOE no va a hacer a Mariano Rajoy ni a nadie del PP presidente del Gobierno. No va a haber gran coalición ni tampoco Iglesias va a ser presidente del Gobierno, va a haber una mayoría de izquierdas que espero que presida el PSOE", expresó.

Sánchez también justificó las palabras de Sevilla. Aseguró que su asesor no dijo más que lo que él dice "constantemente": "Estamos en un sistema parlamenario y tiene que gobernar quien concita más apoyos entre los 350 diputados, no la fuerza más votada", afirmó. Horas antes el diputado socialista vasco Odón Elorza ya había reclamado un "procedimiento de consulta democrática" en el PSOE para decidir qué hacer tras el 26-J, y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, había calificado la reflexión del exministro de "atinada" y "sensata".

En privado, la dirección del PSOE –que contactó con Sevilla tras publicar este el mensaje en Twitter– reitera que el partido "sale a ganar" y en que "el veto al PP sigue ahí": "No habrá ni apoyo ni abstención a favor del PP", comentan fuentes de la dirección socialista. Estas mismas voces comentan que Sevilla es un "sabio" que en ocasiones va "por libre" y que su tuit, que en otro contexto sería una "obviedad", ahora alienta rumores, especulaciones, se convierte en un contratiempo y abre una brecha en el discurso de campaña del partido. "La ha liado", resume gráficamente un integrante del Comité Electoral.

Otro de los estrategas socialistas insiste en que la campaña del PSOE seguirá centrada en las propuestas del programa y no en posibles pactos, y afirma que "es obvio que no se puede gobernar sin una mayoría parlamentaria". Preguntado por si Sevilla sugirió una eventual abstención para dejar gobernar al PP antes de ir a unas terceras elecciones, replica: "Hay que tener muchas ganas y echarle mucha imaginación para llegar a eso". En cualquier caso, estas fuentes de la dirección socialista admiten que el mensaje de Sevilla "viene fatal". El objetivo ahora es pasar página cuanto antes.

Un debate que daña al PSOE

Así las cosas, el partido hace piña en torno al mensaje de que el rechazo a la gran coalición sigue vigente. Una diputada e integrante de la ejecutiva federal del partido, responde a preguntas de este diario de forma clara: "Debe gobernar quien obtenga la mayoría necesaria en el Parlamento, no necesariamente el candidato más votado. Y yo nunca me abstendré para que gobierne el PP. No pido el voto para el PSOE para permitir que siga gobernando el PP, pido el voto para que haya un cambio de Gobierno".

"Ha dicho una obviedad: que gobierne quien más apoyos tenga en el Congreso y, si no hay acuerdo, que lo haga la lista más votada para no repetir elecciones. No le veo ninguna arista a esta opinión. La gente tiene que saber leer y no malinterpretar lo escrito", afirma un dirigente del PSOE andaluz del círculo de confianza de Susana Díaz. "Es una metida de pata. Se entiende mal, genera confusión y es un debate que no nos interesa", apunta una fuente de la dirección del PSC. "El mensaje de Jordi Sevilla es ambiguo", añade un cargo regional del PSOE castellanomanchego, que recuerda que el mayor apoyo parlamentario lo tenía Pedro Sánchez tras su acuerdo con Ciudadanos. "Pero es un debate que a quien menos le interesa alentar es a nosotros", admite.

Precisamente en torno al pacto con Ciudadanos tiene la dirección socialista depositadas algunas esperanzas. Fuentes de Ferraz señalan que el contexto postelectoral y de alianzas debería favorecer al PSOE, toda vez que Rajoy tiene mucho más complicado, a priori, llegar a acuerdos con otras fuerzas. "En diciembre nadie quiso saber nada del PP por sus casos de corrupción, y desde entonces ha habido más. De modo que si antes Ciudadanos no quiso saber nada del PP ahora, tras el 26-J, es de recibo que estemos en esa misma situación", señalan.

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Una polémica ya habitual

No es la primera ocasión en la que este tema se cuela en la campaña o en la precampaña. El pasado 27 de mayo, Sánchez prometió ante el Círculo de Economía, reunido en Sitges (Barcelona), que no habría terceras elecciones.  "Les puedo asegurar que no va a haber terceras elecciones. Habrá un Gobierno después del 26 de junio", apuntó en su intervención, que provocó algunos titulares sobre una posible abstención del PSOE, si bien el propio Sánchez se mostró contrario ante los empresarios a dejar gobernar a la lista más votada por sistema.

Días después, en un acto en Madrid, Sánchez se limitó a responder a la concisa pregunta de si "el PSOE estaría dispuesto a abstenerse" si tras las elecciones "no hay otra suma posible que un Gobierno del PP" que "el partido que más ha hecho para que no hubiera unas segundas elecciones es el PSOE" y que trabajará por un "Gobierno de cambio". Fue finalmente en un foro del diario El Mundo donde el líder socialista, preguntado directamente por si "se plantea que gobierne algún candidato del PP con la abstención del PSOE", respondió que no. "No me lo planteo. Lo descarto", remachó.  

El PSOE no quiere que la campaña para las generales del 26-J se centre en los pactos del día después. Ferraz intenta hablar de propuestas, de medidas concretas de su programa, del "para qué" y no del "con quién". Pero, por una u otra razón, la cuestión de los acuerdos postelectorales siempre aparece: sucedió en el debate a cuatro del lunes, ocurre con frecuencia en las entrevistas que concede el candidato, Pedro Sánchez, y pasó de nuevo este miércoles. Acabada la era de las mayorías absolutas, la atención de periodistas y ciudadanos vuelve con insistencia a ese tema. 

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