Las fricciones que en el pasado estallaban en Izquierda Unida a cuenta de la unidad popular parecen haberse evaporado. Al menos, por ahora. La dirección, desde Cayo Lara hasta Alberto Garzón, por citar los dos polos de opinión existentes, está mentalizada. No cabe otro camino que la confluencia, repite, por muchas dificultades que se impongan. Como una no menor, el no que hasta ahora ha venido sosteniendo pertinazmente Podemos. Un rotundo rechazo que, según auguran muchos responsables de la federación, puede revertirse. Una salida posible que no descartan algunos es la de concurrir juntos a las generales bajo la marca Podemos-Ahora en Común (o con la rúbrica inversa: Ahora en Común-Podemos).
En suma, IU sigue "optimista" y confía en que la confluencia de toda la izquierda del PSOE, y también con la formación de Pablo Iglesias, acabe cuajando, en palabras de varios dirigentes consultados, tanto entre los cercanos al coordinador como en el núcleo de apoyo al candidato a la Moncloa o entre los jefes de Izquierda Abierta, el partido coliderado por Gaspar Llamazares y Montse Muñoz. Optimismo que se sintió también en la ejecutiva que tuvo lugar este lunes y que, probablemente, se testará en la Presidencia Federal del próximo viernes, 17 de julio, donde se debatirá largo y tendido sobre la evolución de los acercamientos con distintas fuerzas y movimientos sociales de cara a las generales.
"En la casa está ganada la posición a favor de la convergencia", manifiesta un miembro de la ejecutiva a infoLibre. Nada que ver con el ambiente de los meses atrás, cuando las paredes de IU vivían una enconada discusión por el conflicto con la federación madrileña, finalmente resuelto vía expulsión. Ahora, la unidad en torno a las tesis de Garzón es prácticamente total, y eso facilita la distensión interna y que cuestiones que antes parecían insalvables, como las siglas, ahora se relativicen. Porque se considera que la experiencia ofrecida por las plataformas municipalistas en las elecciones del 24 de mayo, que triunfaron en las grandes ciudades –ahí están los ejemplos de Ahora Madrid, Barcelona en Comú, Zaragoza en Común o las mareas gallegas–, debe orientar los procesos de confluencia hacia las generales, cueste lo que cueste.
El surgimiento de Ahora en Común
IU siente además que tiene el viento de cara. Sus dirigentes subrayan cómo su posición se ha visto fortalecida en las últimas semanas por el apoyo de formaciones de izquierda como Equo o ICV y de miembros de las candidaturas municipalistas, además de los críticos de Podemos. El aldabonazo definitivo vino con el lanzamiento de la plataforma Ahora en Común, nacida como un llamamiento a la unidad, con la que IU simpatiza pero no nacida de IU. Este último lunes, se conoció el manifiesto suscrito por un centenar de actores, directores, músicos y escritores, también en el mismo sentido, Mover ficha por la unidad popular, con la voluntad de presionar a Iglesias para que ceda.
Estos movimientos han permitido a IU, según el análisis de sus dirigentes, aparecer en sintonía "con lo que se mueve en la calle", con la mano tendida, mientras que Podemos no ha podido escapar de la imagen del no a la confluencia y del "ataque" a la federación y, especialmente a su aparato. "Estos días han sido muy importantes para nosotros. Y sí, somos optimistas, aunque siempre hemos dicho que el proceso será difícil y largo, y requiere de mucho diálogo y cooperación", constata una responsable del círculo de Garzón.
Las "buenas vibraciones" que se sienten en Olimpo, en la sede federal, ha hecho pensar a varios dirigentes en la salida más plausible, capaz de vencer la cerrazón de Podemos. Y una podría ser acudir a las generales con una fórmula cómoda para los dos principales actores: Podemos-Ahora en Común, o bien Ahora en Común-Podemos. "No va a pasar que nosotros nos integremos en Podemos, como quiere Pablo –asegura un alto cargo próximo al candidato–, pero si hablamos del formato Podemos-Ahora en Común o al contrario, tal vez sí". Una compañera coincide: "Yo sí lo aceptaría, y creo que en IU costaría, pero se acabaría aceptando. Pero dependería de Podemos".
Esa posibilidad no es rechazada por los colaboradores directos de Lara. "Habría que valorarlo, podría ser una vía –opina uno de ellos–. Pero habría que ver el contenido, más que el envoltorio. Es decir, qué papel y peso tiene cada una de las partes, cómo sería ese grupo parlamentario, qué pasa con los diputados que se saquen en Cataluña, Valencia o Galicia, si se van a un grupo propio... No puede ser una torre de Babel". "Yo desde luego lo aceptaría, aunque depende de Podemos". "Sería una solución ideal, y que se construyese con herramientas participadas", apuntala un integrante de la cúpula de Izquierda Abierta.
No construir antes el tejado
IU ya ha asumido que puede que sus siglas no aparezcan en la papeleta. Cuando Garzón adelantó su voluntad de entrevistarse con todas las organizaciones y movimientos de la izquierda, ya aseguró que no habría apriorismos, que lo importante era atender a "las necesidades de la gente" y edificar una candidatura fuerte capaz de disputar la hegemonía a PP y PSOE. De modo que no iba a cometer los errores del proceso autonómico y municipal, cuando se puso por delante la línea roja de acudir a las elecciones bajo la fórmula de la coalición. Línea roja que tuvo que ser rectificada posteriormente.
La consigna, en esta ocasión, es no construir "la casa por el tejado", sino por los cimientos. "Y en esto estamos, en la fase de explicar nuestra propuesta", expresa una dirigente de la máxima confianza del candidato. Lo ratifica otro alto responsable: "Lo importante son los puntos políticos, el proceso de empoderamiento ciudadano... El nombre es lo de menos, y además ese debate se debe hacer con todos y ver qué encaje tiene en cada territorio. Aún es prematuro hablar de eso. La marca ha de ser el punto final [de la negociación]".
Nacho Álvarez, secretario de Economía de Podemos, este 14 de julio en rueda de prensa en la sede estatal | EFE
Podemos, no obstante, no se plantea por ahora cambiar su hoja de ruta. Este martes, Nacho Álvarez, secretario de Economía, compareció tras la reunión de la ejecutiva, insistió en que la formación mantiene intacta su pretensión de acudir con sus siglas a las generales. Aunque, eso sí, rebajó el tono contra IU. Por lo pronto, Álvarez no definió los llamamientos a la unidad popular lanzados por la federación como un "chantaje" –el término empleado el pasado sábado por Iglesias–, sino como "emplazamientos públicos", y no equiparó a IU con Ahora en Común. Y manifestó su disposición al diálogo, a "abrir un proceso" en el que los distintos agentes políticos y sociales se sienten para discutir cómo articular la unidad. Insistiendo, eso sí, en que Podemos "es la herramienta a la que le corresponde liderar el cambio".
Asimismo, el dirigente avanzó que su partido no pactará con Ahora en Común, una iniciativa de la que IU y Garzón "pueden obtener réditos importantes". Álvarez recordó que se van a mantener "huecos" y "espacios" en las listas para aquellas fuerzas políticas y sociales que converjan con la formación morada.
Dejar sin respuesta a las críticas de Iglesias
Esa relajación de Podemos de las últimas horas fue recibida con cautela por IU. En la cúpula subrayan que "objetivamente" no hay datos sobre la mesa que hagan pensar que Iglesias y su equipo estén virando, más allá del intercambio dialéctico a través de los medios. Pero confían en que el tiempo vaya decantando las cosas. No sólo por la presión externa, que ya es mucha, sino también por la agitación de las bases y el malestar sumado del formato de las primarias decidida por la dirección. Añaden que también podrán ayudar los resultados de la lista de confluencia de las catalanas del 27 de septiembre. Todos esos elementos pueden "generar dinámicas", piensan en IU, que obliguen a Podemos a replantearse su posición.
Una dirigente que conoce bien a Iglesias recuerda que es un político "increíblemente pragmático" y su obsesión es "sacar más votos que el PSOE", un resultado que para IU sólo puede darse si triunfa la convergencia. Tal sentido práctico reorientaría al líder de Podemos, aduce esta fuente, y le acercaría a los que defienden la unidad popular. "Nuestro plan preferido sería presentarnos todos bajo las siglas de Ahora en Común, simplemente –agrega–. Tampoco Pablo quería ir en Ahora Madrid en un comienzo y al final lo aceptó". La diferencia es que en para las municipales la formación morada rechazó concurrir con su marca, y en cambio para las autonómicas y las generales aprobó ir con ella, de manera irrenunciable.
En IU también hay consenso en torno a cómo responder a las "provocaciones" de Podemos. Se resume en pocas palabras: no entrar al trapo, morderse la lengua, porque eso no ayuda al objetivo de conseguir la convergencia. "¿Para qué vamos a entrar si Pablo nos dice 'pitufo gruñón' [como hizo el sábado]? ¿Para llamarle Gargamel? No tiene sentido", reflexiona un dirigente. "Cayo nos dice que debemos ser diplomáticos y prudentes, no sacar los pies del tiesto", reconoce uno de los colaboradores del coordinador. IU ha seguido a rajatabla esa máxima. Prefirió guardar un perfil discreto tras una durísima entrevista de Iglesias en el diario Público, en la que el secretario general cargaba contra el arquetipo de "típico izquierdista tristón, aburrido, amargado" que, a su juicio, representan algunos de los cargos de IU.
Otro debate más, este de CxM
Además, la dirección de IU está convencida de que debe preservar su cohesión interna y alinearse con Garzón hasta las generales, porque si no podría llegar "más maltrecha" a los comicios. Una situación peligrosa ya que, de no cuajar la confluencia, la federación se expone a ver muy menguada su representación en el Congreso.
IU está muy satisfecha de la marcha del curso de verano de la Universidad Complutense de Madrid en San Lorenzo de El Escorial, que ha dirigido el propio candidato. Este martes desfiló por el seminario Xosé Manuel Beiras, coportavoz de Anova, que apostó por la convergencia de IU y Podemos sobre la base de un proyecto común y no atendiendo a las encuestas. La plataforma Ahora en Común le parece "muy bien, pero no a priori", porque "el pueblo gallego no puede apuntarse a algo que está prediseñado antes de saber lo que va a decidir" y cómo "va a querer ser actor en este proceso" a las generales. Pasqual Mollà, de Compromís, ratificó su apuesta por un acuerdo con Podemos e IU, aunque al margen del debate estatal sobre una lista de confluencia y de la puerta que abre el lanzamiento de Ahora en Común. Es decir, que primará la "visión valenciana", informa Europa Press.
Este sábado habrá otra oportunidad de un debate amplio y público sobre la unidad popular. En este caso, lanzado por Convocatoria por Madrid (CxM), la plataforma unitaria que impulsó Tania Sánchez cuando abandonó IU y su candidatura a la Presidencia de la Comunidad de Madrid. Al encuentro Los retos del cambio acudirán Ramón Espinar (Podemos), Inés Sabanés (coportavoz madrileña de Equo y concejala de Medio Ambiente de Ahora Madrid en el Ayuntamiento de la capital), Mauricio Valiente (IU, tercer teniente de alcaldesa del Consistorio de Madrid), el exmilitante del PSOE Alberto Sotillos (Decide en Común) y la propia Sánchez. Será en el centro cultural de Oporto, en el populoso barrio de Carabanchel.
Ver másAlberto Garzón, dispuesto a presentarse a unas primarias para ser el cabeza de lista de Ahora en Común
CxM apoya la convergencia, aunque desde una óptica distinta a la de IU. Uno de los impulsores de la iniciativa apunta que no se entendería una opción ganadora que no incluyese en su nombre las siglas de Podemos, porque una marca como Ahora en Común, por sí sola, tendría poco éxito, informa Gabriel Arias. En definitiva, los seguidores de Sánchez, que se integraron en la lista autonómica de la formación morada el pasado 24-M, creen que la herramienta de cambio, ahora mismo, es Podemos. Algo que ya manifestó públicamente la exdiputada regional. Ella misma forma parte de la candidatura de Iglesias en las primarias del partido, en marcha.
Mientras, el PSOE sigue estos bailes de fichas a su izquierda con indiferencia. "Hay muchos grupos y partidos que están muy centrados en sus estrategias y sus tácticas y nosotros estamos centrados en dar respuesta a los problemas de los ciudadanos", comentó el portavoz en el Congreso, Antonio Hernando. Ferraz dice no sentirse preocupada, ya que cree que "el cambio político en España vendrá de la mano de la izquierda y del PSOE".
La perspectiva de unas generales a finales de año –esa es la previsión al menos manifestada por el presidente, Mariano Rajoy–, y no en septiembre, abre la posibilidad de más piruetas y de más movimientos en el complejo tablero de la izquierda. Y más confianza en IU de que la meta de la confluencia acabará cayendo como fruta madura.
Las fricciones que en el pasado estallaban en Izquierda Unida a cuenta de la unidad popular parecen haberse evaporado. Al menos, por ahora. La dirección, desde Cayo Lara hasta Alberto Garzón, por citar los dos polos de opinión existentes, está mentalizada. No cabe otro camino que la confluencia, repite, por muchas dificultades que se impongan. Como una no menor, el no que hasta ahora ha venido sosteniendo pertinazmente Podemos. Un rotundo rechazo que, según auguran muchos responsables de la federación, puede revertirse. Una salida posible que no descartan algunos es la de concurrir juntos a las generales bajo la marca Podemos-Ahora en Común (o con la rúbrica inversa: Ahora en Común-Podemos).