El adelanto electoral catalán con el que ha sorprendido el president Pere Aragonès (ERC) ha cogido con el paso cambiado a la mayoría de sus rivales, que si bien flirtean hace tiempo con nuevos comicios, poco se esperaban acudir a las urnas tan pronto. El fracaso de los presupuestos y las dificultades añadidas de gestionar sin cuentas y con tan solo 33 diputados los meses venideros, marcados por la grave sequía, han llevado a Aragonès a renunciar a su compromiso de agotar la legislatura y convocar elecciones antes de que el desgaste sea mayor, con la ley de amnistía —probablemente— aún sin el aval definitivo.
Precisamente esa es una de las críticas que ya ha lanzado Junts. Los postconvergentes acusan a ERC y PSC de "coordinarse" para que los tiempos de la amnistía dejen fuera de juego a Carles Puigdemont, un extremo que aún está por ver. Y es que, sobre lo que concierne al líder de Junts, hay más interrogantes que certezas. El expresident ya amaga con volver, mucho antes de lo previsto, a riesgo de “que lo detengan” y generar así un terremoto con el que desbancar a los republicanos. Lo decía la semana pasada su abogado, Gonzalo Boye, convencido de que ese hipotético arresto no impediría sin embargo que “sea presidente”.
Habrá que esperar unos días más hasta la formalización de las candidaturas para saber en qué aventura se embarca Puigdemont y si encabeza la lista. Hasta la fecha tenía en mente concurrir a las europeas, pero tras la sacudida por el avance electoral no ha dudado en dejar clara la “ilusión” que le haría acudir al debate de investidura catalán.
Puigdemont, un factor mitigado
Sobre la posibilidad de que Puigdemont sea candidato, el politólogo y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona Adrián Caballero tiene una posición clara: “No creo que el efecto sea arrollador”. A su juicio, este factor será clave para los electores que deciden su voto en función del “eje nacional” y que, pronostica, serán muchos menos que en otras ocasiones. “Con el procés acabado, creo que esta vez será el eje izquierda-derecha el que marque más las elecciones. Evidentemente, no lo sabremos hasta que lleguen, pero si el eje ideológico cobra importancia, quizás el efecto Puigdemont pierda fuerza”, analiza el también director del podcast Simple Política.
Según Caballero, el factor Puigdemont “funcionaba mucho mejor en 2017, cuando los comicios se convirtieron casi en un plebiscito”. Esa fue la última vez que el expresident concurrió de facto a unas elecciones al Parlament, puesto que en 2021 lo hizo de manera simbólica con Laura Borràs como candidata efectiva. De hecho, para Caballero hay otro punto clave en esta cuestión: la alternativa a ERC. “Como segunda opción de sus simpatizantes, creo que habrá un porcentaje interesante que puede irse al PSC, a En Comú Podem e incluso a la CUP”. “Los dudosos de Esquerra están más en el eje ideológico que en el nacional porque, en el intrabloque independentista, las posiciones ya están más o menos fijadas desde 2021”, agrega.
Una pugna “descarnada” entre partidos
El también politólogo y director del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales, Oriol Bartomeus, no lo tiene tan claro. “Puigdemont es el activo principal de Junts. Su candidatura a la presidencia de la Generalitat se proyecta mucho más allá de su partido y entra con fuerza significativa en los espacios de ERC y la CUP”, afirma. Teniendo en cuenta que el objetivo principal de Junts es “quedar por delante de ERC”, cualquier voto que pueda rascar de las otras fuerzas independentistas es más que bienvenido.
"El eje del sentimiento de pertenencia no ha perdido fuerza porque siempre juega un papel importante en las elecciones autonómicas en Cataluña. Lo que ha perdido fuerza es el impulso de 2012”, añade Bartomeus. “Hay una parte del voto independentista que desde 2019 arrastra los pies porque el procés se ha acabado como movimiento para lograr la independencia. Lo que ha venido detrás es la gestión de la memoria y ahora lo que queda es una pugna descarnada entre partidos”, opina. Ahora bien, para Bartomeus, esto no implica que las elecciones del 12M se celebren en una “lógica derecha-izquierda”: “Ni Puigdemont está políticamente muerto ni significa que Junts vaya a arrasar. Eso sí, le puede servir para ganar a ERC, que no es lo mismo que ganar las elecciones.
No es un detalle menor, puesto que Aragonès ha dejado la puerta abierta a reeditar el pacto con sus exsocios en el Ejecutivo, que explotó por los aires en octubre de 2022. “Si quedan por delante de ERC, Junts exigirá la confección de un gobierno de mayoría independentista porque, o gobierna con ERC, o no gobierna”, sostiene Bartomeus. “No lo hará ni con PP ni con Vox ni tampoco con el PSC. Los republicanos son su única opción”, recalca.
La amenaza del “cuarto espacio”
En cualquier caso, la principal amenaza para Junts es otra: la fragmentación del espacio independentista. “Su principal problema es la aparición de una candidatura integrista que sea capaz, no tanto de obtener representación, como de arrastrar unos votos que hubiera necesitado Junts aprovechándose del pacto por la amnistía”, detalla Bartomeus antes de recordar que se han quedado sin su argumento principal, el de no pactar con el Gobierno. “En el momento en que Junts no puede esgrimir más este argumento, es posible que deje a sus espaldas un núcleo de voto que no sabemos si tendrá dimensión suficiente como para poner en peligro el resultado electoral”.
¿Hará realmente cosquillas a los de Puigdemont? Los expertos apuntan que quizás las suficientes como para impedir que quede por delante de ERC. Desde la óptica republicana, eso sería una victoria. “Intuyo que estos partidos del cuarto espacio independentista serán más fuertes en provincias urbanas y se irán fastidiando los unos a los otros”, indica Caballero. “Precisamente por eso Junts hará una retórica muy encendida sobre el independentismo”, añade Bartomeus.
Aliança Catalana, un “globo inflado”
Uno de los beneficiados podría ser Aliança Catalana, la formación ultra de la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols. Aunque aún no ha desvelado oficialmente si se presentará, tras el anuncio del 12M publicó un vídeo en X que se ha interpretado como un paso al frente. Con el lema “Salvemos Cataluña”, el vídeo incluía imágenes de su ayuntamiento, la montaña de Montserrat, símbolo del cristianismo, edificios de Barcelona y el hemiciclo del Parlament con una senyera ondeando.
Por el momento, su aparición y beligerancia en temas como la delincuencia y la immigración ya han arrastrado a Junts hasta este debate ideológico, lo que se podría redoblar si finalmente da el paso en campaña. Sin embargo, los politólogos consultados por este diario no le auguran grandes resultados. “Estamos inflando un globo que no es nada. Entiendo que es muy jugoso porque son ‘los fachas’, pero Aliança Catalana solo existe en la medida en que hablamos de ella. Es un globo hinchado por los medios de comunicación”, subraya Bartomeus. “En las tertulias es muy llamativo tener a Orriols como lo era en su día invitar a Javier Ortega Smith y así se infló Vox”, advierte. Tampoco Caballero pronostica un buen resultado a la formación ultra catalana. “Le veo una posición complicada y mucha competencia en cualquiera de los dos ejes, el nacionalista y el ideológico. No tiene experiencia y no tiene nombre, ni en la extrema derecha ni con su posición nacional y, si intenta moderar uno de los dos ejes, seguirá teniendo barreras en el otro”, analiza.
La irrupción de Ponsatí
Aunque en las antípodas, otra de las irrupciones del 12M será la candidatura de la eurodiputada y exconsellera Clara Ponsatí, que en los últimos tiempos se ha ido distanciando de Puigdemont, crítica con sus pactos con Pedro Sánchez. Junto al filósofo Jordi Graupera, tiene planeado concurrir bajo el nombre “Alhora” y rivalizar así con los partidos independentistas con presencia en la Cámara. “Ponsatí y Graupera sufren el mismo mal que todo independentista: están muy bajos, muy de retirada. Sus posibilidades son las de sacar unos cuantos votos y su oferta tiene un interés partidista muy claro: su existencia beneficia a ERC”, considera Bartomeus. Eso sí, la negativa de los socios de la Assembla Nacional Catalana (ACN) a presentar una lista cívica a las elecciones, tal como defendía su presidenta, Dolors Feliu, podría facilitarles el camino.
El ‘sorpasso’ del PP a Vox
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En la derecha no nacionalista también habrá cambios. Si no hay sobresaltos, todo apunta que la remontada del PP, que viene de mínimos históricos, podría sobrepasar a Vox, cuarta fuerza de la Cámara ahora con once diputados. Y Ciudadanos, en vías de extinción, podría contribuir a ello. La semana pasada Carlos Carrizosa lanzó la propuesta de un “frente constitucionalista amplio y transversal” y, aunque no apuntó nombres concretos, se interpretó como una oferta al PP. Si los populares deciden recoger el guante, podrían sumar un puñado de votos más decisivos para pasar por delante de la formación que lidera Ignacio Garriga.
“El momento de Vox ya ha pasado. La gente que se animó a votarlo en 2021, después de la sentencia del procés, es posible que ya se desbravara y ahora apueste por un voto serio. Y el voto serio de este espacio es el PP”, considera Bartomeus. Eso sí, todo depende del escenario político. “Evidentemente pueden pasar cosas durante la campaña, como que llegue Puigdemont, lo detengan y las calles se incendien. Esto comportaría votos para Vox, como en las generales de noviembre de 2019. Pero si no pasa nada extraordinario, la tendencia marca una ligera caída de Vox en detrimento del PP”. Todo indica que los populares se verán beneficiados por “el escenario nacional, el odio contra Sánchez, la venganza por el 23J y el derrumbe de Cs”.
Ambos expertos están de acuerdo en que lo único que podría ser “desastroso” para el PP es que dejara aflorar las tensiones internas en un contexto de sucesivos pulsos entre Génova y el líder autonómico, Alejandro Fernández. Hasta la fecha, la dirección popular ha evitado confirmar el nombre del candidato a las elecciones. “Si Feijóo echa a Alejandro Fernández y se demuestra que hay lío interno, a la gente no le gustará”, alerta Bartomeus, quien no entendería que el PP “se dedicara a reventar sus opciones con tonterías”. “Lo que necesita el PP es mostrar unidad”, resalta. También Caballero cree que Alberto Núñez Feijóo va a tener que ratificar a Fernández. “No tiene tiempo de presentar a un candidato con nombre que pueda mediatizarse pronto ni tampoco tiempo para coger el extintor y apagar posibles incendios internos”, concluye.
El adelanto electoral catalán con el que ha sorprendido el president Pere Aragonès (ERC) ha cogido con el paso cambiado a la mayoría de sus rivales, que si bien flirtean hace tiempo con nuevos comicios, poco se esperaban acudir a las urnas tan pronto. El fracaso de los presupuestos y las dificultades añadidas de gestionar sin cuentas y con tan solo 33 diputados los meses venideros, marcados por la grave sequía, han llevado a Aragonès a renunciar a su compromiso de agotar la legislatura y convocar elecciones antes de que el desgaste sea mayor, con la ley de amnistía —probablemente— aún sin el aval definitivo.