Así vivieron los dirigentes de hoy del PSOE la victoria del 82: emociones, lágrimas y la ilusión de un nuevo país

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Las urnas se abrieron. Y más de diez millones de españoles metieron la papeleta para el PSOE. Un cambio histórico, una mayoría absoluta para Felipe González, el país empezaba una nueva etapa. Era el 28 de octubre de 1982, nadie olvidará la imagen del expresidente junto a Alfonso Guerra celebrando en el hotel Palace de Madrid ese triunfo del puño y de la rosa. Cuarenta años han pasado y, de nuevo, hay un Gobierno socialista en La Moncloa. 

Los que ocupan hoy un lugar preferente en la dirección del PSOE rememoran en infoLibre cómo vivieron esa noche y lo que ha supuesto para el país ese Gobierno que todavía impregna muy vivamente. La Presidencia del partido en estos momentos está en manos de Cristina Narbona, que hace memoria: “Recuerdo la oleada de entusiasmo que embargaba a la gente, incluso a quienes no habían votado al PSOE".

“En ese momento yo era viceconsejera de Economía de la Junta de Andalucía, presidida por Rafael Escuredo, y la victoria del PSOE significaba una extraordinaria oportunidad para garantizar el avance en derechos y libertades, así como en el necesario desarrollo económico de la comunidad”, resalta.

Además, Narbona lanza esta reflexión: “Aquel gobierno, formado por ministros jóvenes y preparados, inició con ímpetu una senda de progreso para España, que se ha mantenido, a pesar de evidentes altibajos, hasta nuestros días, convirtiendo a nuestro país en un referente de los valores socialdemócratas fuera de nuestras fronteras”.

"Se montó una concentración espontáneamente"

Al ministro de Cultura, Miquel Iceta, le envuelve la “emoción” al revivir esa noche: “Estaba en el local del PSC de Barcelona, junto al Portal del Ángel. Espontáneamente se montó allí una concentración de muchísima gente y celebramos de verdad como se merecía una victoria tan esperada, amplia y de la que luego se dedujeron grandes progresos para España”.

Para el exlíder de los socialistas catalanes, aquel Gobierno “supuso la consolidación definitiva de la democracia, poner las bases del Estado del Bienestar y un impulso definitivo en la integración en lo que entonces era la Comunidad Económica Europea”. ¿Qué queda de aquello? Iceta responde: “Un recuerdo muy bueno para muchísima gente, el progreso más importante que haya conocido España y la idea de que la política debe servir para mejorar cosas y cambiar la vida”.

También se retrotrae a aquellos días la actual vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, que hilvana: “Lo recuerdo como un momento de emoción y de enorme esperanza en el futuro. Creo que era un sentimiento generalizado entre la población española. En las elecciones generales de 1982 fuimos conscientes que no había marcha atrás y que se abría un período de libertad y de avances sociales que aún hoy perduran y que aún hoy debemos defender”.

“Personalmente, fue una suerte haber vivido ese momento desde la militancia social y haber podido respirar ese nuevo aire fresco que inundó las calles de toda España y también de mi Sevilla natal”, personaliza.

La ‘número dos’ del partido disecciona al hilo: “Ese Gobierno devolvió la dignidad que le fue negada a los españoles durante cuarenta años de dictadura. Fue el que impulsó el modelo del Estado del Bienestar que aún hoy preservamos, con la universalización de la sanidad, que fue la mayor iniciativa social de este país”.

“Pero también se impulsaron los derechos de los trabajadores, con la reducción de la jornada a 40 horas semanales y la ampliación del periodo de vacaciones. Sin olvidar que fue ese mismo Gobierno el que recuperó para los trabajadores los derechos de reunión y de libertad sindical. Y que además destacó por no dejar a nadie atrás, al ser el primero que aprobó un subsidio de desempleo para los trabajadores del campo”, desmenuza Montero.

Ese 28-O, como describe el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero en un artículo en infoLibre, "representó la consolidación de la democracia, de una democracia aún frágil, no se puede olvidar, y el reencuentro con Europa, nuestro más importante designio histórico como país". "Como dijo Felipe entonces, el patrimonio del cambio no lo tenía el PSOE sino toda la sociedad española, nosotros hemos tratado de impulsarlo en cada momento histórico", indica el expresidente, que concluye que es un "buen día para reiterar la lealtad al Partido Socialista y el orgullo de pertenecer a él".

"Una de las mayores alegrías de mi vida"

En Córdoba estaba aquella noche Luis Planas, hoy ministro de Agricultura y que iba en la lista. ¿Cómo lo recuerda? Muy directo se confiesa: “Una de las mayores alegrías de mi vida”. “Suponía la primera victoria de la izquierda en unas elecciones generales y cerrar el periodo constituyente del posfranquismo. Aprobar la Constitución de 1978 fue un pilar fundamental, pero nos faltaba completar nuestra integración en Europa, para cumplir plenamente nuestros objetivos, y erradicar las veleidades retrógradas de sectores minoritarios. Que la izquierda gobernara significaba que la alternancia y el cambio democrático eran reales”.

Llegó a la ciudad andaluza tras ganar una plaza de inspector de Trabajo y Seguridad Social. Retrata aquellos días: “Después de una intensa militancia antifranquista en la Universidad de Valencia, pensé que con la aprobación de la Constitución había concluido una etapa. Decidí retirarme de la actividad política y preparar las oposiciones y dedicarme a mi vida profesional. El golpe de Tejero, fue un aldabonazo, que me activó e hizo pensar que la tarea no estaba acabada. Me afilié al PSOE”.

Lo vivió “de forma muy comprometida e ilusionante”. “Fui candidato y diputado electo en las elecciones generales al Congreso por Córdoba. Tenía 29 años. Habíamos obtenido cinco de los siete escaños. La campaña con un lema inspirador "Por el Cambio", fue realmente espectacular. Partíamos como favoritos, pero nadie parecía presagiar la magnitud del cambio que iba a producirse”, subraya el titular de Agricultura.

Su análisis político pasa por aquí: “Un paso adelante histórico y la apertura de una nueva etapa. Recuerdo perfectamente el discurso de investidura de Felipe Gonzalez. Era una apelación al cambio en línea con el programa electoral, pero también con un inmenso sentido de la responsabilidad por el reto histórico que suponía”.

Planas estuvo allí y hoy es uno de los mayores apoyos de Pedro Sánchez, al que acompañó desde el principio en las primarias contra Susana Díaz. ¿Qué queda de aquel triunfo en los ochenta? “Muchas cosas: el espíritu de una España moderna y europea. Muchas leyes constitucionales, como la Ley General de Sanidad, que nos permitió organizar el sistema de nuestra sanidad pública como hoy la disfrutamos. Las transformaciones que nos permitieron ingresar en 1986, en las Comunidades Europeas. Y sobre todo el funcionamiento del ascensor social, que permitió a muchas familias españolas que hubiera un hijo que fuera por primera vez a la Universidad”, traza Planas.

"Mi abuela estaba inmensamente feliz"

Y también se acumulan muchas sensaciones en Cocha Andreu, actual presidenta de La Rioja. En su cabeza vuelve ese momento cuando tenía 15 años: “En mi casa se vivió con mucha alegría. Recuerdo, sobre todo, la reacción de mi abuela, que estaba inmensamente feliz. Aquella noche brindamos con un Rioja por la nueva etapa de ilusión que se abría para nuestro país. Fue la confirmación de que pasábamos de una época oscura a una de esperanza”. Vuelve a sentir aquello igual que cuando era esa estudiante en Calahorra.

“Para mí fue mucho más que una victoria electoral. Creo que aquello supuso un compromiso de país por la convivencia y para buscar un futuro mejor. También para avanzar en democracia hacia una sociedad moderna y en igualdad que dejara atrás 40 años de oscuridad y ostracismo internacional”, sostiene la jefa del Ejecutivo riojano, que tiene claro lo que supuso: “Un salto definitivo de España a la modernidad”.

Sobre lo que queda, incide Andreu: “Aquel Gobierno puso los cimientos de la España que somos hoy. Cimientos firmes que han hecho de España un país moderno, próspero, solidario y con futuro.  El legado que queda es inmenso, pero yo me quedo con la sanidad y la educación públicas, porque esto supuso un hito definitivo para hacer un país mejor, más justo y con más oportunidades para la ciudadanía. También queda la ilusión y la certeza de que se pueden cambiar las cosas. Que, aunque parezca imposible, es posible mejorar y avanzar”.

"Ilusión y esperanza" en el barrio obrero

Por las calles de la Sevilla natal de González paseaba entonces Juan Espadas, hoy líder del PSOE de Andalucía: “En 1982 yo era un joven estudiante de Bachillerato de 16 años que vivía en una familia humilde de la barriada del Retiro Obrero en Sevilla y que asistía con ilusión y esperanza a aquel momento trascendental de la historia de España”.

“Aunque aún no había despertado a la militancia activa en el PSOE, sí compartía con la mayoría de la sociedad española el ambiente festivo, de alegría, esperanza y confianza en lo que estaba por venir, pero cuajado, al mismo tiempo, de incertidumbre y desasosiego por cuál podía ser la reacción frente a una victoria socialista de aquella contundencia”, extiende el exalcalde de Sevilla.

“Cabe recordar que el PSOE alcanzó los 202 diputados, una mayoría nunca más repetida, menos de siete años después de la muerte del dictador y veinte meses después de un intento de golpe de Estado frente a la legalidad constitucional. De hecho, se había desarticulado un sanguinario proyecto de golpe de Estado previsto para un día antes de la celebración de las elecciones del 28 de octubre de 1982. Viví aquella fecha como un paso delante de la sociedad española para hacerse con su futuro, para desembarazarse de tutelas y ser protagonista de su futuro. Aquel día, los españoles y españolas dieron un paso adelante y ganaron su libertad de manera decidida”.

“Los resultados electorales de 1982 emplazaron al PSOE a la mayor empresa que se le había encomendado desde su creación en 1879. Al PSOE le correspondió la tarea histórica de, por encima de ideologías, hacer país, orquestar las fuerzas sociales para transformar el nuestro en un país libre, tolerante, estable, avanzado”, remarcando como hito primero que fue capaz ese Gobierno de consolidar la democracia: “Normalizarla en nuestra sociedad”.

“Hoy quedan los principios y valores que han sustentado los gobiernos socialistas en las tres etapas del periodo democrático y una forma de entender la política valiente, audaz y pensando en conquistas de la sociedad. El ADN de los gobiernos socialistas permanece inalterable en el PSOE de hoy. La obra de los gobiernos de Felipe González sigue formando parte de los cimientos de la democracia española actual. Cuando hoy se reivindica el Estado del Bienestar, se reivindica el legado de aquellos años. Cuando se reivindica la autonomía de lo público frente a la acción de los poderosos, se reivindica la acción del PSOE a partir de 1982”, piensa el presidente del Consejo de Política Federal del PSOE.

Del Palace a la fiesta

En primera persona en el hotel Palace lo vivió el hoy concejal en Madrid Pedro Barrero, con 17 años. Él estuvo en la larguísima precampaña, que empezó sobre julio. “Lo más intenso ya fue en octubre. El acto de inicio de campaña fue en la plaza de toros de Las Ventas. Era muy joven, me salté todas las clases. Hacíamos pegadas de carteles. Estuve también en el autobús con Felipe González por pueblos de Madrid. Yo era de la agrupación de Usera. Ensobrábamos las candidaturas para enviarlas por correo, había cientos de personas en unas naves”, le asaltan los momentos. Y hay muchas diferencias respecto ahora: “Entonces íbamos con los coches y tirábamos octavillas por la ventana”. 

Otra imagen: “El último mitin de la campaña en el Paraninfo de la Complutense, que ha sido el más grande de la historia de España. Me tocó estar de enlace entre los escenarios. Hubo un montón de cantantes, como Miguel Ríos. Los presentadores eran José Luis Coll y Eloy Arenas”. Y llega el 28-O. Estuvo en un colegio electoral y por la tarde ya fue al hotel Palace para seguir el escrutinio. Allí vio a Alfonso Guerra y Felipe González proclamando la victoria. “Muy emotivo, estuvimos de fiesta toda la noche. Es algo que se te queda muy grabado”.

De Madrid al País Vasco. El portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, echa la vista atrás a ese 1982: “Yo ya militaba en las Juventudes y en el Partido Socialista y estuve muy implicado en la intendencia, en Bizkaia, de esa campaña electoral en la que, día a día, íbamos percibiendo una ilusión creciente en toda la gente. 

“Las caravanas, los actos, la propaganda, las pegadas de carteles… todo contenía una alegría enorme porque ya se veía que el triunfo, después de tanto sufrimiento de tantos compañeros y compañeras, estaba a nuestro alcance”, radiografía el exlehendakari. Confesando entonces: “Me pasé el día 28 todo el día como interventor en mi mesa electoral y, tras el recuento, ya por la noche, en la casa del pueblo de Portugalete en la fiesta. Una explosión de emociones que combinaba la alegría del triunfo, las lágrimas por los que no habían llegado a verlo y el estremecimiento de la responsabilidad”.

“Y a partir de ahí empezó el cambio… y hoy, a España, no la conoce ni la madre que la parió”, remata López.

Las urnas se abrieron. Y más de diez millones de españoles metieron la papeleta para el PSOE. Un cambio histórico, una mayoría absoluta para Felipe González, el país empezaba una nueva etapa. Era el 28 de octubre de 1982, nadie olvidará la imagen del expresidente junto a Alfonso Guerra celebrando en el hotel Palace de Madrid ese triunfo del puño y de la rosa. Cuarenta años han pasado y, de nuevo, hay un Gobierno socialista en La Moncloa. 

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