Las propuestas del PP
El enredo de Feijóo con la excepción ibérica
Primero que no, de ninguna manera. Después, que sí, pero si es para todos. Y donde dije digo, digo Diego. El PP y en particular Alberto Núñez Feijóo se han enredado en el ataque a la excepción ibérica, el mecanismo que permite a España y Portugal limitar el precio mayorista del gas y que ha conseguido tener la electricidad más barata de Europa, y su posterior justificación para intentar no entrar en contradicción con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Feijóo se escudó este jueves en Bruselas en que él nunca llamó “timo” a la excepción ibérica y llegó a decir, al mismo tiempo, que tampoco la UE ha apoyado jamás este mecanismo. “No habrá visto una declaración mía” hablando de timo, respondió a un periodista. “Tampoco ha visto usted ninguna declaración de la Unión Europea en favor de la ampliación de la excepción Ibérica para toda la Unión Europea”, añadió.
La primera afirmación es verdad: él nunca ha usado la expresión “timo”, lo han hecho con sus bendiciones sus más estrechos colaboradores, la secretaria general y portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra, y el coordinador general, Elías Bendodo. También el PP, que usa habitualmente esa palabra en redes sociales para descalificar la excepción ibérica.
La segunda afirmación del líder del PP, en cambio, es enteramente falsa. Apenas hace tres días que Von der Leyen afirmó que para reducir los precios de la electricidad el mecanismo ibérico “merece ser considerado para introducirlo a nivel europeo”:
Tan en contra está Feijóo de la excepción ibérica que en una entrevista emitida por laSexta confirmó que, si estuviese en su mano, le pondría fin inmediatamente. Ahora, sin embargo, ya no dice que el mecanismo sea malo, sino que lo que es malo es que sea una excepción, un argumento que no había utilizado nunca. Hasta el punto de que si lo adoptan todos los países de la UE, estará a favor.
“Nosotros siempre hemos dicho que hay que bajar el precio de la energía”, declaró el líder del PP. “Las excepciones, si no se generalizan para el conjunto de Europa, las paga el que quiere salirse de la regla y en este momento la excepción Ibérica a los consumidores españoles le está costando mil millones de euros de subvención a los consumidores franceses”, acusó.
“Yo pediría un acuerdo de todos los países en relación con los precios del gas y que no haya excepciones perjudiciales para un país, sino que haya modelos uniformes para el conjunto de la Unión Europea”. “Si España quiere seguir con su extensión ha de saber que eso es caro”, sostiene Feijóo.
Precedentes
No es la primera vez que el líder del PP se ve obligado a cambiar de argumentos sobre la marcha para no contradecir a Bruselas y al Consejo Europeo. Ya lo hizo con el impuesto a los beneficios extraordinarios a las eléctricas, que pasó de rechazar a apoyar siempre y cuando el dinero recaudado se utilice para reducir la factura de la luz.
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El pasado mes de julio, cuando el presidente Pedro Sánchez anunció en el debate sobre el estado de la nación la aprobación de dos nuevos impuestos para obligar a eléctricas, energéticas y bancos, las empresas que más se están beneficiando de la subidas de los precios de la energía, a contribuir aportando más al común de todos los españoles, Feijóo se opuso sin matices.
Aquella idea le parecía muy mala porque gravar a las energéticas y a los bancos acabaría repercutiendo “en los recibos” y en “más comisiones” para los consumidores. “Tenemos que tener blindado que esto no lo van a pagar los ciudadanos y que esto no va a disminuir las inversiones porque si no estaremos pagando los de siempre”, advirtió en aquel momento. El proyecto del Gobierno le parecía entonces “populista” y la prueba de “la podemización del presidente”.
En septiembre Feijóo tuvo que recular, a la vista de que la idea había recibido el respaldo del Consejo Europeo. De rechazar el nuevo gravamen pasó a apoyarlo siempre y cuando tenga como referencia los beneficios y no la facturación y que el dinero recaudado se destine de manera finalista a reducir la factura que pagan los consumidores.