La semana pasada, del 16 al 22 de noviembre de 2020, los laboratorios destinados a evaluar la incidencia de la gripe en España detectaron 0 casos entre las muestras analizadas. En fechas similares del año pasado, con un número casi idéntico de muestras, encontraron 16 positivos, tanto del tipo B como del A. En dicha semana de 2019, la incidencia acumulada era de 21,8 casos por cada 100.000 habitantes. Ahora es de 0. Tal y como explican los responsables, eso no implica que nadie en nuestro país esté sufriendo un proceso gripal, ya que muchos se quedan sin diagnosticar o sin notificar: el esfuerzo de rastreo no es tan ingente como con el covid-19. Pero, afirman fuentes del Área de Vigilancia de Salud Pública del Centro Nacional de Epidemiología (CNE), dependiente del Instituto de Salud Carlos III, "el que no se notifiquen virus de la gripe al sistema, o que se notifiquen pocos casos, indica que el virus no tiene una circulación importante entre la población". Influyen las medidas de higiene y distanciamiento social, que sirven para evitar el contagio por el SARS-CoV2 pero que también ayudan a limitar el impacto de otros patógenos respiratorios; y una campaña de vacunación razonablemente exitosa entre los grupos de riesgo.
Los datos ofrecidos provienen del Centro Nacional de Epidemiología, que todas las semanas ofrece un resumen del impacto de la gripe en la población española. Son sus responsables los que llaman a la "cautela". Tal y como reconocen el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, siglas en inglés) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), este año será especialmente difícil calcular la incidencia de los virus de la influenza en cualquier territorio: los responsables de Salud Pública, los centros de salud, los hospitales, el personal y en general todo el sistema sanitario están volcados en atajar la emergencia sanitaria provocada por el covid.
Así lo explica la Organización Mundial de la Salud, hablando de la Unión Europea: "Los actuales datos de vigilancia de la gripe deben interpretarse con cautela ya que la pandemia de covid en curso ha influido en los comportamientos para solicitar asistencia médica, la dotación de personal, así como las prioridades y la capacidad de la realización de pruebas en los Estados miembros". Sin embargo, reconoce: "Las diferentes medidas de higiene y distanciamiento social implementadas por los Estados miembros para reducir la transmisión del virus SARS-CoV-2 probablemente hayan contribuido a reducir la transmisión del virus de la gripe". En España pasa lo mismo. "Lo que verdaderamente repercute en la capacidad de diagnóstico del virus de la gripe es el covid-19, que ha producido una distorsión de estos sistemas de vigilancia", explica a infoLibre el CNE, que a su vez reconoce que, por ahora, los datos ofrecen buenas noticias.
Por otro lado, la vigilancia epidemiológica de la influenza no aspira a detectar y rastrear todos los casos, a diferencia de los esfuerzos dirigidos al covid. Por lo que ese 0 obtenido la semana pasada ha de interpretarse con ese contexto. "Siempre puede haber casos de gripe que no se detectan. Puede haber circulación esporádica de virus de la gripe incluso en semanas en las que habitualmente no circula el virus de forma epidémica, como en el periodo estival", explica el CNE. El diagnóstico de la gripe en España es "sindrómico, por la sintomatología". Es decir, que el médico de Atención Primaria no necesita una prueba PCR para diagnosticar un caso en un paciente: le basta con fijarse en si tiene congestión nasal, dolor de garganta, fiebre alta u otros padecimientos.
Personal de la Cruz Roja vacuna contra la gripe en un punto de vacunación instalado en Aranjuez, Madrid.
Nuevo "sistema centinela"
La incidencia se calcula mediante un llamado "sistema centinela". Los llamados "médicos centinela" recogen muestras al azar de entre los pacientes que acuden al centro de salud con una sospecha de infecciones respiratorias agudas (IRA), que pueden deberse a la acción de los virus de la influenza. En el ámbito hospitalario, se centran en las infecciones respiratorias agudas graves (IRAG). Se mandan al laboratorio y de los datos se estima la incidencia de la enfermedad en la población en general. Pero ni tenemos, ni podremos tener, un informe diario y detallado de cuántos casos se han detectado en el país, tal y como funciona con el covid-19.
Ante la emergencia sanitaria, y temiendo el colapso del sistema sanitario, las comunidades autónomas están implantando un nuevo sistema centinela bajo la coordinación del CNE para detectar y notificar mediante los mismos canales los casos de gripe y de covid. La vigilancia de la influenza sufrió una "distorsión" obvia a partir de marzo de 2020, por el impacto de la primera ola del coronavirus, por lo que hubo que replantearse el método. A partir de estas semanas, conforme más regiones se vayan sumando, los médicos centinela vigilarán y tomarán muestras tanto de las infecciones respiratorias leves en centros de salud como las graves, en hospitales, y buscarán tanto covid como gripe: ya que las enfermedades que causan estos patógenos son similares. Así se ahorran esfuerzos, de vista a que ambos virus pueden estar conviviendo con nosotros de manera paralela durante mucho, mucho tiempo. Aunque haya vacuna.
El CNE explica que necesita tiempo para que el nuevo sistema centinela se implante al 100%. "La transición entre los sistemas de vigilancia tradicionales de gripe y la implantación de los nuevos se plantea en medio de la pandemia, con la presión que ello supone tanto para los sistemas asistenciales y hospitalarios, como para el personal implicado en la vigilancia epidemiológica". Por ahora, según datos del organismo, ocho comunidades ya están trabajando intensamente para adoptar el método, y cinco de ellas "han declarado el interés" de sumarse. En todo caso, y dada la baja circulación que se detecta por ahora, los responsables creen que aún hay margen.
El efecto de la vacuna y de las medidas anti-covid
En junio, una vez superada la primera ola, los expertos previeron un verano tranquilo y un invierno muy complicado por una posible segunda ola y una confluencia en las Unidades de Cuidados Intensivos de covid y de gripe, dado que la segunda enfermedad es estacional –no suele haber muchos casos en el periodo estival–. Sin embargo, en España la segunda ola se adelantó a agosto y la incidencia de los dos virus de la influenza más fuertes es muy baja. ¿Por qué? La experiencia de los países del Hemisferio Sur, que han abandonado ya el invierno y se encaminan al verano, refleja que, con mucha probabilidad, las medidas de contención de la pandemia sirven también para cortar la transmisión de otros virus que pasan de cuerpo a cuerpo por el aire. El confinamiento, la mascarilla, el distanciamiento y la higiene de manos no solo sirven contra el covid.
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Los datos de la OMS de Australia, Chile y Sudáfrica "mostraron una actividad gripal bajísima en el periodo junio a agosto 2020 –meses que constituyen la temporada gripal típica en el hemisferio–", explica la Asociación Española de Vacunología. En el país oceánico solo se detectaron 33 test positivos de 60.031 muestras analizadas. Continúa el informe de la organización: "el descenso global de la circulación del virus de la gripe parece real y concurrente con la pandemia de covid-19 y las medidas asociadas de mitigación". Y explican varias razones: reducción de los contactos estrechos entre la ciudadanía, aumento en el uso de la vacuna antigripal e "interferencia vírica" entre patógenos respiratorios.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que la reducción de la incidencia de la gripe coincidió en estos países con la "fase final" de la influenza, y que en estos meses se aplicó un confinamiento duro distinto a las medidas parciales que se están aplicando por el momento en España. Los meses duros de esta enfermedad en el Hemisferio Norte aún no han llegado: las UCIs se suelen tensionar entre diciembre y febrero. Y la OMS teme que el miedo al coronavirus y la reducción de las visitas al médico esté produciendo un infradiagnóstico. Por lo tanto, hay que seguir manteniendo la "cautela" a la que hace referencia el Centro Nacional de Epidemiología.
Los grupos de riesgo, por ahora, han respondido a la llamada de las autoridades sanitarias para vacunarse de la gripe y evitar la tan temida coincidencia. La demanda de estos productos ha aumentado un 55%, cinco millones de vacunaciones más del año pasado, aseguró el Ministerio de Sanidad. Además, se ha llegado al 75% del personal sanitario y mayores de 65 años, y al 60% de embarazadas y personas con patologías peligrosas. La directora general de Salud Pública del gabinete de Salvador Illa, Pilar Aparicio, celebró que el Gobierno adquirió, en una respuesta autoevaluada como "rápida", todas las dosis que ofrecieron las farmacéuticas. El sistema sanitario, por fin, ha recibido una buena noticia: está por ver si se mantiene cuando el frío llegue de verdad.