"España remó a una, una lección cívica": Sánchez homenajea a la sociedad 4 años después del estado de alarma

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El 14 de marzo de 2020 cambió la vida de todos los españoles. El estado de alarma se materializó en el Consejo de Ministros. Y se inició el confinamiento para salvar el mayor número de vidas disponibles. Todo el mundo recuerda perfectamente cómo vivió ese momento. Cuatro años han pasado ya. Un recuerdo que va desde el dolor de las familias de los fallecidos a los aplausos en los balcones pasando por la esperanza de millones de personas que vieron en directo cómo se inoculaba la primera vacuna a Araceli.

Todas esas sensaciones se sintieron este miércoles a flor de piel en el Instituto Cervantes, donde se desarrolló el acto '14M: el día en que empezamos a vencer'. En primera persona contaron su experiencia seis personas que lucharon aquellos meses ante la mirada del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la vicepresidenta primera, María Jesús Montero; la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y la ministra de Sanidad, Mónica García.

Un acto organizado por el Gobierno para homenajear y hacer un reconocimiento público cuatro años después a la ejemplar reacción de la sociedad española frente a la pandemia. Los testimonios pusieron sobre la mesa esa incertidumbre inicial y la sensación de solidaridad y de "trabajo en piña" de los millones de españoles para sacar adelante el país. Todos con un nudo en la garganta.

"Han llegado nuestros ángeles"

Historias como la de Carmen, la encargada de poner la primera vacuna a Araceli en la residencia en Guadalajara. Con cuarenta años a sus espaldas de trabajo como enfermera nunca había vivido una pandemia: "Sólo habíamos estudiado la teoría, la práctica no tenía nada que ver". Hoy se queda con ese momento en el que acabó de inocular todas las vacunas aquel día de finales de 2020 y la emoción brota con aquella frase de todas las personas mayores que estaban en el centro: "Han llegado nuestros ángeles".

Ese sentimiento de protección de los demás que tuvo claro desde el primer momento Jorge, un policía de Coslada, en Madrid. Cuando vio en la televisión que se declaraba el estado de alarma, su primera impresión fue cómo iban a controlar a tanta gente. Su obsesión era que todo se cumpliera para ser la primera barrera de los sanitarios. Su mente hoy se llena con la sensación de que la sociedad "hizo caso": "Todos fuimos a una".

En su casa, Inés siguió la comparecencia frente al televisor. Su vida se paraba como deportista de élite, días antes ya había sido evacuada del centro de alto rendimiento. El salón de su casa se convirtió en su pista, como reconoció durante el acto. Ahora es la capitana del equipo olímpico de gimnasia rítmica en los próximos Juegos Olímpicos que se celebrarán este año en París.

Historias que se repitieron entre los millones de española, como la de superación de Kimberly, que se quedó sin trabajo poco antes y hoy tiene su clínica estética en Alcalá de Henares, o la de Lourdes, aquella profesora que tiene grabado cómo recogió sus cosas del centro antes del confinamiento. Y también la cultura se volcó, rememoró Isabel, una empresaria del sector de las artes escénicas, para llevar esperanza desde las pantallas a la población.

Sánchez: "Aquella decisión fue fundamental"

También tuvo una confesión el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que reconoció que aquella comparecencia ante los españoles fue la más difícil de toda su vida. El jefe del Ejecutivo quiso primer recordar a todos los que perdieron la vida durante la pandemia y quiso hacer un homenaje a la respuesta de la sociedad: "Muchas gracias, España".

"La sensación es que han pasado cien años. Ese día cambiaron muchas cosas. Con la perspectiva, hoy sabemos que aquella decisión fue fundamental para doblegar la curva", relató el presidente mirando a Fernando Simón, el máximo experto para combatir la pandemia en el Gobierno durante aquellos días.

El dirigente socialista también reflexionó sobre aspectos cómo la importancia de convencer a la sociedad de que era una decisión "proporcional" y de que se estaba "en el lado correcto de la historia" en un momento en el que también otros líderes internacionales apostaban por la inmunidad de grupo y surgían corrientes negacionistas.

"Hoy me siento muy orgulloso de España", lanzó Sánchez, que reivindicó la fuerza colectiva del país: "España entera remó a una, dando una lección cívica". Por su recuerdo pasaron las personas mayores, los sanitarios, los jóvenes que perdían parte de su vida y las fuerzas de seguridad con su "compañerismo y solidaridad". Esos aplauso y ese "esfuerzo titánico" de un país para salir adelante. Y siempre la "esperanza" de la primera vacuna a Araceli aquel 27 de diciembre de 2020. Ella acaba de cumplir cien años. El papel de los medios, prosiguió, fue esencial frente a las corrientes negacionistas que recorrían países muy cercanos.

Son muchas las lecciones que Sánchez quiso remarcar: desde el papel de la ciencia hasta la fe en la labor del Estado. Por su mente pasaron los ERTE y el sistema público sanitario. "Aprendimos que somos una sociedad madura y responsable. Libre pero disciplinada, que protege a los vulnerables y no se rinde ante la adversidad. Aprendimos a confiar más en nosotros mismos como el extraordinario país que somos". Ese 14M "fue un día de angustia ,y el mañana era una quimera," pero fue, añadió Sánchez, la jornada en la que "se empezó a vencer a la pandemia." Por eso, quiso reivindicar ese "logro colectivo" en el momento más duro en años: "Demostramos compromiso y templanza como nadie antes habíamos podido imaginar". "Muchas gracias, España", concluyó. Y todos esos recuerdos llenaron la sala al ritmo flamenco de una versión de Volver: "Guardo escondida una esperanza humilde que es toda la fortuna de mi corazón".

El 14 de marzo de 2020 cambió la vida de todos los españoles. El estado de alarma se materializó en el Consejo de Ministros. Y se inició el confinamiento para salvar el mayor número de vidas disponibles. Todo el mundo recuerda perfectamente cómo vivió ese momento. Cuatro años han pasado ya. Un recuerdo que va desde el dolor de las familias de los fallecidos a los aplausos en los balcones pasando por la esperanza de millones de personas que vieron en directo cómo se inoculaba la primera vacuna a Araceli.

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