Cuenta Esperanza Aguirre en su libro Yo no me callo (Espasa, 2016) que en 2012, cuando dejó el Gobierno de la Comunidad de Madrid en manos de Ignacio González, ahora en la cárcel, llegó a barajar la idea de dejar también la Presidencia del PP de Madrid. Fue una llamada de María Dolores de Cospedal, secretaria general del partido, pidiéndole que tenía que dimitir "inmediatamente" de su cargo orgánico la que le hizo tener claro que debía mantener su despacho en la primera planta de Génova 13, sede del PP regional. No le entraba en la cabeza "la sensación de que los de la nacional querían hacerse con el poder del PP de Madrid".
Quizá porque "los de la nacional" ya se conocen muy bien cómo puede llegar a aferrarse al cargo y cómo maneja sus tiempos, en esta ocasión la dirección fue muy escrupulosa a la hora de cuidar cada mensaje respecto al futuro político de la lideresa, como ella llegó a bautizarse a sí misma cuando sus fieles la empujaban a rivalizar con Mariano Rajoy a la hora de liderar el PP. Tenían miedo de que, presionando en exceso, el efecto perseguido –la dimisión– se torciese.
Así, a las 17.00 horas de este lunes, en una comparecencia ante la prensa sin preguntas, decía adiós culpándose de haber confiado en exceso en Ignacio González. De haberle creído cuando periódicos y revistas publicaban que su mano derecha tenía relación con "asuntos incorrectos". No era está, no obstante, su primera dimisión –ahora si parece definitiva– con la corrupción como telón de fondo. Hace poco más de un año dimitía de la presidencia del PP de Madrid en plena ebullición de la operación Púnicaoperación Púnica, escándalo que mantiene en prisión a otro de sus hombres de confianza: Francisco Granados.
Los argumentos empleados este lunes para justificar su abandono de la política fueron casi calcados a los que empleó en febrero de 2016 para abandonar su despacho de Génova y dejarlo, por decisión de Mariano Rajoy, en manos de una gestora con Cristina Cifuentes al frente.
Este martes Aguirre ya no estará en el pleno del Ayuntamiento de Madrid. Ni como portavoz del Grupo Municipal Popular ni como concejala. Quienes la conocen bien aseguraban hasta hace poco que seguía con el sueño de culminar su carrera política colgándose la medalla de ser la alcaldesa de Madrid, la ciudad en la que nació en enero de 1952. Es el fin a una carrera de 14 años en la política madrileña en los que ella se seguía manteniendo en pie mientras iban cayendo las personas a las que ella mismo había designado.
A continuación, infoLibre repasa los principales escándalos que han salpicado la carrera política de Esperanza Aguirre desde su llegada a la Presidencia de la Comunidad de Madrid en 2003.
El 'Tamayazo'
La carrera política de Aguirre en la Comunidad no se entiende sin el Tamayazo. En las elecciones de mayo de 2003 su partido fue el más votado, pero no consiguió la mayoría suficiente para gobernar en solitario. Dio igual que PSOE e IU tuvieran un pacto para investir al candidato socialista Rafael Simancas. La aparición de dos diputados tránsfugas en el PSOE, Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, condujo a una repetición electoral. La nueva cita fue el 26 de octubre de 2003.
A la segunda fue la vencida. Y Aguirre sí consiguió mayoría absoluta, enlazando así una larga carrera de éxitos electorales que le permitió presumir ante Rajoy de que su región era uno de los principales caladeros de votos del PP. La primera vez que fue proclamada presidenta regional fue el 20 de noviembre de 2003.
Este oscuro episodio fue objeto de una comisión de investigación en la Asamblea de Madrid presidida por Francisco Granados. No descubrió quién estaba detrás del episodio de corrupción.
El 18 marzo de 2010, al fantasma del Tamayazo volvió a sobrevolar por la sede del Gobierno regional. Eduardo Tamayo se plantó en la Puerta del Sol para tratar "temas colaterales a lo ocurrido en 2003". Asuntos "políticos". No fue atendido.
¿Una rival para Rajoy?
Uno de los principales dolores de cabeza que Mariano Rajoy ha tenido en los últimos años estaba en su propia casa. Él tiene despacho en la séptima de Génova; Aguirre tuvo el suyo en la primera planta del mismo edificio.
En 2008, en los meses previos al XVI Congreso Nacional que se celebró en el mes de junio en Valencia, la recién dimitida intentó debilitar a su jefe de filas cuando pocos daban un duro por él como presidente del PP y, por extensión, como candidato a las generales de 2011.
En esta operación para minar el liderazgo de Rajoy, Aguirre contó con el apoyo del propio González y de Francisco Granados. La ya exportavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid llegó a amagar con una candidatura alternativa a la del hoy presidente del Gobierno. Pero no se atrevió a dar el paso. Las direcciones regionales del PP andaluz y valenciano, muy numerosas, fueron claves para que Rajoy llegase a Valencia como único candidato.
El jefe de los conservadores nunca ha dado mucha importancia en público a estas tensiones. Prefiere huir del "lío". Pero supo castigar a Aguirre y a sus más fieles colaboradores privándoles de estar presentes en los máximos órganos de dirección del partido. A las críticas a su liderazgo se había sumado un elemento que en Génova consideraron y consideran instigado por Aguirre: una enmienda a la ponencia de estatutos que demandaba primarias para la elección del líder del PP. La presentó Íñigo Henríquez de Luna, por entonces presidente del PP del distrito de Salamanca. Desde las municipales de mayo de 2015 ha sido el número dos de Aguirre en el Ayuntamiento.
La pelea por el control de Caja Madrid
Tras el XVI Congreso Nacional del PP, Rajoy se rodeó de un equipo a su medida, de fieles. Pero no logró acabar con el liderazgo de oposición interna que ejercía la por entonces líder de los conservadores madrileños. Esperanza Aguirre volvía a preparar las armas. En este caso, por el control de Caja Madrid.
Desde el comienzo de esta batalla, que estalló a finales de 2009, Rajoy tuvo claro que si cedía, Madrid se le iba a hacer todavía más impenetrable. Con un PP regional controlado férreamente por Aguirre, el líder conservador no podía permitirse entregar también el poder económico, es decir, el control de la caja, al aguirrismo, que peleaba por ubicar a Ignacio González al frente.
Tras semanas de enfrentamientos dialécticos muy subidos de todo, el 2 de noviembre, Rajoy impuso a Rodrigo Rato como candidato.
Pero no fueron estos los únicos protagonistas de la batalla por el control de Caja Madrid. No faltó otro de los grandes rivales internos de Aguirre en el PP: Alberto Ruiz-Gallardón, exministro de Justicia y por aquellas fechas alcalde de Madrid. Su postura fue prácticamente calcada a la del presidente del partido: a favor de Rodrigo Rato.
Uno de los episodios más sonados de esta polémica tiene que ver con Ruiz-Gallardón y con su entorno. El 26 de octubre de 2009, en una entrevista publicada por el periódico El País,Manuel Cobo, que era vicealcalde de Madrid, sostenía que "Los cercanos a Aguirre han puesto a Rato en un escaparate de cloacas y ambiciones".Estas declaraciones supusieron un castigo interno a Cobo. El Comité de Derechos y Garantías del PP de Madrid, en manos de Cristina Cifuentes, propuso al nacional la suspensión de militancia de la mano derecha de Ruiz-Gallardón y se le impuso una sanción de un año que al final se quedó en 10 meses.La rama madrileña del 'caso Gürtel'En febrero de 2009 estalló el caso Gürtel. Y el PP de Aguirre fue uno de los más afectados por las investigaciones judiciales que, al principio, la dirección del PP concibió como "una trama" contra el partido. Un año después fue la expresidenta madrileña la que sostuvo que ella había destapado la trama Gürtel". Según aseguró, en 2005 se había opuesto a la venta de una parcela municipal en Majadahonda que iba a servir para beneficiar a Francisco Correa, cabecilla de la trama. La semana pasada volvió a ratificarse en estas declaraciones.Pero el frenazo a la venta de ese terreno municipal se produjo con el estallido de una crisis interna en el PP de Majadahonda. José Luis Peñas, por entonces concejal del PP, fue el denunciante del caso. Este escándalo se llevó por delante a destacados cargos de Aguirre. En octubre de 2009, los tres diputados regionales del PP implicados, Alberto López Viejo, Alfonso Bosch y Benjamín Martín Vasco, abandonaron el Grupo Popular en la Asamblea de Madrid. Y los exalcaldes de Boadilla y Pozuelo, Arturo González Panero y Jesús Sepúlveda, dejaron los grupos municipales conservadores.El dedazo: González, el sucesorNo había logrado ubicarle al frente de Caja Madrid. Pero le tenía reservado su despacho en la Puerta del Sol, sede del Gobierno regional. En septiembre de 2012, Aguirre dejaba en teoría la política activa y señalaba a González como su sucesor. Ella que tanto había criticado los dedazos de Rajoy a la hora de seleccionar a cargos políticos imitaba a su jefe de filas. Por estas fechas ya era conocedora de algunos de los escándalos que afectaban a su delfín. Pero, tal y como repitió este mismo lunes en su comparecencia, aseguró que había creído las explicaciones que le había dado.En el PP circularon diferentes tesis sobre su anuncio. Había quienes creían que se marchaba, para volver, y no tener que aplicar en la Comunidad de Madrid los recortes impuestos por Mariano Rajoy. Otros apuntaban a su estado de salud después de que años antes se le diagnosticara un cáncer de mama. En todo caso, retendría la Presidencia del PP de Madrid, por lo que su marcha fue a medias. Génova intentó que lo dejara amenazándola con la constitución de una comisión gestora, pero Rajoy no se atrevió a dar el paso definitivo y optó por mantenerla.Fuga en la Gran VíaOtro de los episodios más polémicos protagonizados por Aguirre tiene que ver con su fuga de los agentes de movilidad después de haber aparcado en el carril bus de la Gran Vía para ir a sacar dinero a un cajero. Fue en abril de 2014. Tras entregar la documentación, se negó a que su vehículo fuera inmovilizado mientras le tomaban los datos y en su marcha, golpeó la moto de un agente de movilidad en Madrid.Tras el archivo del caso, la sección sexta de la Audiencia Provincial de Madrid ordenó reabrir en mayo de 2015 el caso para ser juzgada por una falta de desobediencia.La 'Púnica': el fin de Granados27 de octubre de 2014. El poder municipal del PP de Madrid quedaba tocado después de que se procediera al registro de cuatro ayuntamientos gobernados por la formación conservadora. Anticorrupción informó de que en la operación, en la que fue detenido, entre otros, Francisco Granados, se investigaba una presunta trama de corrupción municipal y regional "infiltrada" en varios ayuntamientos y provincias, "principalmente en Madrid, Murcia, León y Valencia, en los que la connivencia de los ediles municipales y funcionarios, con empresarios de sociedades constructoras, obras y servicios energéticos" les habían estado "asegurando el éxito en las adjudicaciones públicas". Era la operación Púnica.Según la Fiscalía, los empresarios habrían obtenido en dos años unos beneficios de 250 millones de euros, y como contrapartida los políticos habrían recibido comisiones ilegales "a costa de las haciendas municipales y autonómicas".Aguirre fue una de las dirigentes políticas más señaladas, por su responsabilidad sobre los cargos del PP de Madrid. Su reacción fue señalar que "había perdido ya su confianza desde hace tiempo".Elecciones 2015: la declaración de la rentaMinistra, presidenta del Senado, concejala, presidenta de la Comunidad de Madrid... Los fieles a Esperanza Aguirre sostienen que lo ha sido "casi todo" en política. Menos alcaldesa y presidenta del Gobierno. Precisamente para sumar a su currículum el cargo de regidora municipal se presentó a las municipales de 2015. Rajoy contó con una fuerte oposición interna a la hora de elegirla. Pero al final optó por lo que en su equipo llamaron "el mal menor". Si Aguirre ganaba, ganaba con ella todo el PP; si perdía, ella nunca podría echar en cara a su partido que perdieron por no haber sido ella la candidata. Ganó. Pero no con la suficiente ventaja como para ocupar el despacho que había dejado vacante Ana Botella tras la marcha de Ruiz-Gallardón a Justicia.Poco después de la cita electoral, Aguirre anunciaba ante el Comité Ejecutivo Regional de su formación que daba un paso atrás y que no volvería a presentarse a un congreso extraordinario que exigía se celebrase cuanto antes. En su discurso admitió que los resultados del 24-M hacían urgente una renovación y regeneración del partido y que en los malos resultados había influido la "publicación" de su "declaración de la renta de 2013 el jueves anterior a las votaciones". Aguirre se refería a las informaciones desveladas por infoLibre que apuntaban a que en 2013 se había embolsado 369.000 euros.Según sostuvo, el efecto de estas informaciones fue inmediato. "Eltrackingdiario que llevábamos para pulsar el sentido de la opinión de los ciudadanos detectó ese mismo día la caída de doce puntos en el apoyo que hasta ese momento teníamos entre los pensionistas", precisó.Además, la presidenta del PP de Madrid llegó al día de los comicios sin aclarar su relación con los negocios de su marido, Fernando Ramírez de Haro, también desveladas por este diario. Y habiendo abierto una guerra contra el Ministerio de Hacienda, dependiente del Gobierno de su partido, después de que infoLibre desvelase los datos de sus ingresos en 2013, algo se había negado de forma reiterada a hacer público.El mismo día que este diario desveló en exclusiva los ingresos de Aguirre en 2013, la presidenta del PP de Madrid acudió a la Fiscalía General del Estado para reclamar una investigación e igualmente exigió al Ministerio de Hacienda, en manos del Gobierno de su partido, que se apresurase a descubrir el origen de la "filtración". El departamento de Cristóbal Montoro anunció la apertura de una investigación que concluyó señalando que la "filtración" de los datos no había partido de la Agencia Tributaria.Adiós al PP de Madrid Hace poco más de un año, el domingo 14 de febrero de 2016, Esperanza Aguirre daba órdenes de abrir la sede nacional del partido a la prensa para anunciar que dimitía... a medias. Dejaba el PP de Madrid, la presidencia del partido. pero continuaba en el Ayuntamiento.No es tiempo de "personalismos", sino de "sacrificios y cesiones", decía acorralada por los escándalos de corrupción. En este caso, aseguraba que asumía responsabilidades políticas por la gestión de Granados en la época en la que había sido consejero de sus gobiernos en la Comunidad de Madrid.Aguirre explicó a los periodistas que había tomado la decisión a raíz de las informaciones publicadas por aquellas fechas relacionadas con la Púnica. Sostuvo que, hasta el momento, lo que se atribuía a Francisco Granados, ex secretario general del PP de Madrid, tenía que ver con su etapa al frente del Ayuntamiento de Valdemoro. Pero que la situación había cambiado porque ya estaban en el punto de mira de la Justicia los años en los que éste había sido su número dos en la dirección regional. Es decir, la financiación del partido.Días antes, la Guardia Civil se había personado, por tercera vez, en la sede del PP madrileño. Fueron para registrar el despacho del exgerente del PP de Madrid, Beltrán Gutiérrez, que aunque dejó su cargo en noviembre de 2014, tras destaparse el escándalo de las tarjetas B de Caja Madrid, siguió trabajando como empleado del partido, en el que lleva casi 20 años. En las dos ocasiones anteriores, los agentes acudieron para que se les facilitaran los correos de Francisco Granados y las facturas con empresas relacionadas con la red.'Operación Lezo': el delfín en la cárcelHa sido la caída de Ignacio González la que ha provocado la casi inmediata caída de Aguirre. Tras su ingreso en la cárcel en la madrugada del sábado, la expresidenta madrileña decidió este lunes poner fin a su carrera política. No sólo está en el punto de mira la gestión de su mano derecha en el Canal de Isabel II, sino los efectos que esta operación vaya a tener en las investigaciones ya abiertas sobre la financiación del PP de Madrid en la etapa en la que ella era presidenta.El juez investiga si González habría pedido a la empresa informática ICM un millón para sanear las cuentas del PP de Madrid; el cobro de una comisión a OHL de 1,4 millones por unas obras del tren en Navalcarnero; irregularidades en la adjudicación del campo de golf en Chamberí y la compra de la sociedad brasileña Emissao.Aguirre sostuvo ante los medios que desde comienzos de los 80, González había sido de su máxima confianza. Admitió que en esos años algunos medios le atribuyeron actuaciones “incorrectas”, que ella le pidió explicaciones, que él se las dio. Y que ella le creyó: "No vigilé mas", admitió."Los ciudadanos tienen derecho a exigir que los políticos asumamos las responsabilidades con dignidad, sin dilaciones y sin excusas. Y yo tengo cono norma de conducta no eludir nunca responsabilidades", añadió.Manuel Cobo
Comité de Derechos y Garantías del PP de Madrid Cristina Cifuentes
caso GürtelFrancisco Correa
José Luis Peñas,
Alberto López Viejo, Alfonso Bosch y Benjamín Martín Vasco
dedazos
optó por mantenerla.
una falta de desobediencia.
Francisco Granados, operación Púnica.
250 millones de euros
"había perdido ya su confianza desde hace tiempo".
SenadoAna Botella
Fernando Ramírez de Haro
"filtración". Agencia Tributaria
"sacrificios y cesiones"
Púnica Ayuntamiento de Valdemoro. la situación había cambiado
Beltrán Gutiérrez,
Ignacio GonzálezCanal de Isabel II
Ver másQuerella contra Aguirre por encubrimiento
El juez investiga PP de Madrid
no eludir nunca responsabilidades",
Cuenta Esperanza Aguirre en su libro Yo no me callo (Espasa, 2016) que en 2012, cuando dejó el Gobierno de la Comunidad de Madrid en manos de Ignacio González, ahora en la cárcel, llegó a barajar la idea de dejar también la Presidencia del PP de Madrid. Fue una llamada de María Dolores de Cospedal, secretaria general del partido, pidiéndole que tenía que dimitir "inmediatamente" de su cargo orgánico la que le hizo tener claro que debía mantener su despacho en la primera planta de Génova 13, sede del PP regional. No le entraba en la cabeza "la sensación de que los de la nacional querían hacerse con el poder del PP de Madrid".