"Horrible, esto es horrible. ¡Mira qué cola!", se queja Manuel, de 63 años, conductor de autobús, que no sabe si está más hastiado por el tiempo que acumula esperando o fastidiado por el que todavía le queda. Dice que lleva a las puertas del centro de salud de Pino Montano, en la calle Mar de Alborán, en Sevilla, desde las 8.00. Y son ya casi las 10.30. No es que haga mucho frío, pero ahí quieto durante tanto tiempo sí que empieza a notarse que es enero.
Manuel lleva el número 11, pero "de la siguiente vuelta, la A, y ahora va por la K". O sea, que no sabe calcular con precisión cuánto le queda. Quizás la espera total llegue a las tres horas, estima Manuel mientras marca las distancias con el periodista y le advierte de que tiene "síntomas". Su preocupación es concreta: quiere saber si esos síntomas, entre ellos "la nariz cogida", se corresponden con el covid-19. ¿Un autotest? Para pedir la baja, dice, no le vale con eso, necesita "un documento oficial". "En una farmacia no dan la baja, así que aquí estoy", afirma Manuel, que no ha utilizado el recién anunciado trámite por Internet.
En efecto, ahí está, con sus síntomas compatibles con el covid-19, asomándose unos minutos después, con su mascarilla bien colocada, a la entrada de un centro de salud lleno, en cuyas puertas se ha formado una cola de más de treinta personas que resoplan, miran el móvil, fuman, charlan y a veces maldicen.
El de la calle Mar de Alborán no es el único centro de salud de este barrio obrero de Sevilla. A unos ocho minutos a buen paso hay otro, en la calle Forjadores. "Llevo una hora perdida aquí. ¡Al final me van a echar del trabajo!", bromea a medias un joven, de unos treinta y tantos, que se balancea de impaciencia en mitad de la fila. A eso de las 10.00 la cola en Forjadores supera las veinte personas. Llegarán a contarse 29 en torno a las 11.00. "¡Qué te van a echar ni echar! No habrá nadie para sustituirte. ¡Está todo el mundo con el covid!", le responde otro. Los dos alternan risas y quejas. La gente que va llegando se lleva las manos a la cabeza.
– ¿Usted es el último? –pregunta una señora que se protege con dos mascarillas.
– No, yo soy periodista, vengo a ver qué tal está la cosa por aquí.
– Pues ya ve. Nadie responde al teléfono, no se puede coger cita. Yo llevo una semana [conviviendo] con mi hijo, que no deja de dar positivo, y nadie me explica qué tengo que hacer. Al final tengo que venir. ¡Verás que es aquí donde me pongo mala!
Por la puerta trasera del centro sale una joven. Ella iba con cita y no ha tenido que hacer cola, "menos mal". Pero ahora sí que tendría que hacerla "para pedir una radiografía". Y no está dispuesta. "Me voy, vengo otro día. Yo aquí no me quedo", dice, midiendo la fila y negando con la cabeza. "¿Eso qué puede tardar, dos o tres horas mínimo?". Y se se marcha refunfuñando contra "la Seguridad Social".
Es una constante. Al intentar coger cita telefónica o presencial, no sólo en Sevilla sino en centros de salud de toda Andalucía, la respuesta del sistema informático es: "En estos momentos no podemos agendar la cita solicitada. Si necesita atención sanitaria que no puede esperar, acuda sin demora a su centro de salud. El Servicio Andaluz de Salud agradece su colaboración. Trabajamos para ofrecerle la mejor sanidad pública". A las puertas de los centros se forman largas colas –no en todos los centros, sí en muchos– donde se mastica preocupación y descontento, también un punto de resignación. En Marqués de Paradas, en el centro de Sevilla, la cola rondaba las 25 personas al mediodía del lunes. Varios afirmaban acudir a por gestiones "de mostrador".
Burocracia y saturación
"¿Que cuántos pacientes he atendido hoy?". El médico Francisco Atienza, que ha terminado su jornada en el centro de salud de El Porvenir, en Sevilla, no lo sabe con certeza. Su listado era de 30 pacientes, pero es posible que se haya ido al doble, explica. Así describe la situación de la atención primaria: "Tenemos dos grandes problemas. Por un lado, una gran cantidad de afluencia y de citas. Por otro, una carga administrativa y burocrática con pacientes leves que bloquea la atención a pacientes verdaderamente vulnerables. Gente que en circunstancias normales no iría al centro de salud ahora sí va a pedir las pruebas, el alta o la baja. Así que una necesidad clínica baja genera una saturación muy importante. A esto hay que sumar la ausencia de profesionales no sustituidos, sea por bajas o por vacaciones". Atienza afirma que conoce casos de compañeros con "sesenta, setenta, ochenta pacientes" atendidos en un día. Y repite una palabra: "Inaceptable". La aplica al mal funcionamiento, a su juicio, de la atención telefónica y telemática, y también a las demoras de ocho y diez días de media, dice. Y sobre todo a la carga burocrática. "Estamos dedicando la mayor parte del tiempo a intervenciones de muy bajo valor terapéutico, burocráticas y con patologías leves", lamenta Atienza, vocal de la junta directiva de Semergen en Andalucía.
La enfermera Reyes Zabala, secretaria del sindicato Satse en Sevilla, explica que se ha generado un círculo vicioso. "Es imposible coger citas. Salud no responde", afirma, en una expresión que es frecuente utilizar para subrayar el desbordamiento del servicio Salud Responde. "Como no se resuelven asuntos a distancia, a mucha gente, aunque lo que tenga pueda no ser grave, no le queda más remedio que acercarse [al centro de salud]. Así que nos encontramos con que gente con sospechas de covid, que debería estar aislada, acaba saliendo de casa y coincide en las colas y dentro de los centros con pacientes que van vacunarse y otros con diferentes patologías", señala. No es sólo "un riesgo", recalca, sino una causa evitable de saturación.
Más de mil bajas
A juicio de Zabala, ha habido un fallo de previsión del Gobierno andaluz, que incluye la no renovación de 8.000 sanitarios en noviembre. El Gobierno andaluz de PP y Cs alegó que el Ejecutivo central había suprimido el "fondo covid", pese a lo cual la Junta había renovado 12.000 contratos. Insuficiente, según Zabala. "Ahora nos encontramos con una fuerte presión en la atención primaria, que ya se empieza a ver también en las urgencias hospitalarias. Además, las bajas no se están cubriendo". ¿Cuántas bajas hay? Según datos del Servicio Andaluz de Salud (SAS), eran 986 por covid-19 el 27 de diciembre, a las que hay que añadir cien por aislamiento. Más de mil.
Zabala (Satse) afirma que la situación es especialmente grave en Sevilla, la provincia andaluza con más hospitalizados (313, 44 de ellos en UCI) y que más positivos diario notifica. Este lunes fue el primer día de reapertura de centros de salud por la tarde, tras los cierres navideños por vacaciones. "Ahora se ve que el problema no eran las las vacaciones. Hay un problema estructural de saturación, ante el que no se ha hecho nada", afirma José-Pelayo Galindo, responsable de Sanidad de CCOO de Andalucía, que alerta sobre las agresiones a sanitarios en un clima de creciente tensión.
El futuro de 12.000 sanitarios
Los sindicatos muestran también su preocupación por el futuro de unos 12.000 sanitarios del llamado refuerzo covid a los que la Junta –a diferencia de los 8.000– sí dio continuidad laboral en noviembre. Los sindicatos denuncian falta de datos concretos sobre las fechas de extinción de los contratos y sus categorías. El temor es que haya una extinción masiva a finales de abril que complique el panorama. "No nos dan datos de ningún tipo. Es increíble que estemos en esta situación en medio de una ola de contagios y con el enero que espera", señala Antonio Macías, responsable andaluz de sanidad de UGT.
La Consejería de Salud, a solicitud de infoLibre, no ofrece detalles sobre extinción de contratos y categorías, pero según su explicación la situación de estos 12.000 es diferente a la de los 8.000. "Los contratos [de los 12.000] eran de larga duración, más de seis meses e incluso interinidades", señala la consejería.
Jornadas extra y jubilados
Hay decisiones de la Junta que dan idea de la gravedad del panorama. La situación de presión sobre la atención primaria ha movido a la Consejería de Salud a dictar una resolución, con fecha de 30 de diciembre, para que los médicos puedan realizar horas extraordinarias retribuidas en casos de demanda sin atención. Las jornadas serían de cinco horas y el importe por jornada de 214,65 euros, con un máximo de 2.000 euros. El tope serían 10.560 horas mensuales en toda Andalucía, según la resolución.
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La medida, que ha suscitado duras críticas de UGT, se suma a la petición realizada a sanitarios jubilados para su reincorporación. Síntomas de un sistema exhausto, al límite.
Mensajes de "optimismo" de cara a la Semana Santa
El Gobierno andaluz fue este lunes pródigo en mensajes de "optimismo". Esa fue la palabra, "optimismo", empleada por el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno (PP), que confió en una "caída clara" de contagios a finales de enero. El consejero de Salud, Jesús Aguirre (PP), afirmó que Andalucía estaba incluso ante un "posible cambio de tendencia", detectable por ejemplo en el número de ingresos hospitalarios.
Más lejos en el tiempo miró el vicepresidente, Juan Marín (Cs), que aseguró que "este año no nos vamos a quedar" sin Semana Santa en Andalucía, aunque añadió que, "a lo mejor, las hermandades y cofradías, en lugar de pasar por determinadas calles, que es lo habitual, pasan por otras".
"Horrible, esto es horrible. ¡Mira qué cola!", se queja Manuel, de 63 años, conductor de autobús, que no sabe si está más hastiado por el tiempo que acumula esperando o fastidiado por el que todavía le queda. Dice que lleva a las puertas del centro de salud de Pino Montano, en la calle Mar de Alborán, en Sevilla, desde las 8.00. Y son ya casi las 10.30. No es que haga mucho frío, pero ahí quieto durante tanto tiempo sí que empieza a notarse que es enero.