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Las fastuosas comisiones secretas de los intermediarios de Orpea
Patrick Métais recuerda su trabajo en Luxemburgo como si fuera ayer. El antiguo director médico de la multinacional de residencias Orpea pasó un año entero, de enero a diciembre de 2011, como administrador de una oscura empresa llamada Health Luxembourg Invest (HLI). "Llevaba una década trabajando para Orpea cuando Jean-Claude Marian [el fundador de la compañía], me pidió que fuera a Luxemburgo para lanzar una nueva filial", rememora.
El emblemático doctor Marian le dijo que renunciara a su puesto en Orpea para unirse a HLI. El objetivo declarado de su destino, según Métais, era conseguir nuevas instalaciones en Luxemburgo, en el norte de Francia y en Suiza para el gigante europeo de las residencias. Tanto el reto como el salario de 24.000 euros al mes resultaban tentadores.
Sin embargo, Luxemburgo no se limitó a servir de lanzadera para la expansión europea de Orpea. El Ducado, territorio de baja fiscalidad, también fue el lugar desde donde Orpea abonó comisiones secretas para hacerse con nuevas residencias. Así lo evidencian documentos y testimonios obtenidos durante los últimos meses por el consorcio periodístico Investigate Europe (IE) y sus socios, entre ellos Mediapart en Francia e infoLibre en España.
Al menos en una de las operaciones apareció involucrada Lipany, una trama societaria que realizó desde Luxemburgo múltiples negocios con Orpea, cuya existencia fue desvelada por Investigate Europe y sus socios hace dos semanas [puedes leer aquí la información publicada en infoLibre]. Esta información provocó un importante desplome de la cotización del grupo de residencias en la Bolsa de París.
Orpea, al igual que otras multinacionales, ha convertido el cuidado de los mayores en un enorme negocio que llena los bolsillos de sus accionistas y ha hecho multimillonario a su fundador, el ya jubilado Jean-Claude Marian. Su sede está en Francia y tiene como principal accionista al fondo de pensiones canadiense CPPIB. Con establecimientos en 23 países, cuenta con una red de 1.100 centros y más de 110.000 camas. En España explota 52 residencias, que disponen en conjunto de más de 8.000 camas. Es el segundo principal operador del sector, solo por detrás de DomusVi, y el líder en la Comunidad de Madrid, donde tiene 23 geriátricos.
Una comisión secreta
Patrick Métais explica que, al principio, HLI parecía una sociedad normal. Compartía una pequeña oficina en el Boulevard Joseph II, en la ciudad de Luxemburgo, con otro socio histórico de Orpea, Jean-François Remy, "un tipo al que no conocía muy bien y que debía ocuparse de la parte administrativa, mientras yo tenía que centrarme en la parte médica".
Remy, un intermediario autónomo del norte de Francia, ayudaba a la multinacional a comprar inmuebles y a obtener de las autoridades las licencias necesarias para la apertura de residencias. Mencionado por primera vez en el libro de investigación Les Fossoyeurs (Los sepultureros) del periodista francés Victor Castanet, que sacó a la luz el maltrato de Orpea a los residentes, Remy era uno de los proveedores comerciales de la multinacional.
La implicación de Orpea en HLI no terminaba con Métais y Remy. El entonces director financiero del grupo de residencias, Sébastien Mesnard, viajaba a Luxemburgo casi todos los meses para "revisar" su trabajo, según Métais. Todo parecía indicar que HLI formaba parte de Orpea.
Pero había una anomalía: la empresa no fue creada por la multinacional, sino por otra compañía denominada Yellowstone SA. Propiedad de Jean-François Remy, Yellowstone SA fue fundada en Luxemburgo en 2009 y, al menos sobre el papel, es completamente independiente de Orpea.
Al ser preguntado por Investigate Europe, Remy admitió que HLI fue utilizada para pagarle una importante comisión a espaldas de los auditores de Orpea. La sociedad, afirma, fue creada siguiendo las instrucciones de Yves Le Masne. entonces director general de la multinacional: "Le Masne me prometió 1,5 millones de euros de comisión por conseguir centros de 80 plazas en cualquier lugar de Francia. Lo conseguimos en Vouziers, en la región de las Ardenas. Quería abonar la mitad de ese importe a través de Luxemburgo, así que constituí HLI a petición suya". Le Masne no respondió a las preguntas de Investigate Europe.
Cuando Métais inició su mandato en HLI en 2011, "era un cascarón vacío", diseñado únicamente para pagar su generoso salario, con fuertes gastos de funcionamiento financiados por préstamos de Orpea.
Pero justo dos días después del nombramiento de Métais, se produjo una curiosa transmisión de acciones: el 49% de la empresa se vendió a una de las filiales oficiales de Orpea: Brige SA. El precio de la transacción, 715.190 euros, fue astronómico, dado que HLI no tenía otro valor que su capital social de 31.000 euros.
Esta adquisición fue, por tanto, una maniobra para ocultar el pago de la comisión secreta a Remy de 700.000 euros (los otros 15.190 se correspondían exactamente con el 49% del capital). Por un lado, permitía a Orpea "ocultar esta recompensa a sus auditores, explica Remy. Un auditor podría preguntarse por qué un intermediario recibía semejante suma por obtener una licencia para una residencia que las autoridades francesas conceden gratuitamente.
El esquema estuvo a punto de ser descubierto dos años después por una imprudencia de Orpea, sostiene Remy.
El encubrimiento de Lipany
En 2013, la policía registró la sede de la multinacional mientras seguía la pista del pago de otra comisión.
Los directivos de Orpea tenían mucho miedo, recuerda Remy, de que los investigadores dieran con la comisión de Vouziers. "Unos meses después, Gérard Tubiana, jefe de desarrollo de Orpea, nos dijo que tenía que dejar de ser administrador de HLI", añade.
Tubiana, que era administrador desde 2011, dimitió el 6 de enero de 2014. El mismo día, acudió al rescate Lipany, el socio empresarial secreto luxemburgués de Orpea. Así lo demuestra una carta que recibió Remy, firmada por dos directivos de Brige, informándole de que se había traspasado el 49% del capital de HLI "a la compañía Lipany SA".
Las cuentas de Lipany de 2014 recogen esta operación, realizada por el mismo importe que tres años antes, 715.190 euros, Lipany depreció de inmediato esta inversión en sus libros, admitiendo que el valor real de HLI era casi nulo.
Dado que Lipany era una sociedad desconocida –y permaneció en el anonimato hasta que Investigate Europe reveló sus vínculos con Orpea hace dos semanas–, el vínculo entre la multinacional y HLI quedaba en teoría roto y la operación de encubrimiento se había completado.
Roberto Tribuno, ex director general de Orpea en Italia y dueño oficial de Lipany, niega cualquier actuación irregular. "No conozco al Sr. Remy y no tengo conocimiento de ningún pago de comisiones por parte de Health Luxembourg Invest, ya que no estoy involucrado en las operaciones de las empresas filiales", declaró Tribuno a Investigate Europe. Tribuno añadió que Lipany compró las acciones de HLI "con vistas a desarrollar nuevas actividades en Luxemburgo".
A pesar de estas precauciones, Métais fue interrogado por la policía en 2013 sobre su trabajo en HLI y su conocimiento de las actividades de Yellowstone con Orpea. Remy también tuvo que entregar documentos relacionados con sus empresas luxemburguesas y sus negocios con el grupo de residencias. La sede de la multinacional fue incluso registrada en dos ocasiones por la policía, en 2013 y 2021.
Sin embargo, queda una pregunta: ¿cómo recibió Remy la segunda mitad de su comisión de 1,5 millones de euros?
"Los 800.000 euros restantes se transfirieron a la sucursal suiza de Yellowstone", explica el propio Remy. La matriz del grupo Yellowstone estaba en Chipre y la sociedad luxemburguesa había creado filiales en Suiza y Francia. El negocio suizo, indica, estaba en manos de un representante local, ya que sólo los residentes pueden tener una empresa en el país.
Cuando se le preguntó sobre HLI y las comisiones reveladas en este artículo, Orpea declinó hacer comentarios. "Sus preguntas se refieren a asuntos que, según el conocimiento del grupo, ya son objeto de investigaciones penales", escribió Orpea en un comunicado enviado a Investigate Europe. "Orpea, que ya ha cooperado plenamente con las investigaciones realizadas, se reserva sus declaraciones para los investigadores".
Le Masne y Tubiana no respondieron a las cartas y correos electrónicos enviados por los periodistas para conocer su versión. Tampoco lo hizo Sébastien Mesnard, que dejó Orpea en medio de las revelaciones de Investigate Europe sobre Lipany.
El extraño caso de Charleville-Mézière
El discreto pago a Remy no es la única transacción dudosa entre Orpea y sus proveedores comerciales. Investigate Europe descubrió que se crearon varias empresas o cuentas bancarias en Suiza y Luxemburgo como vía para abonar comisiones a los intermediarios que conseguían residencias para el grupo. Uno de estos negocios, aunque al final fracasó, es un ejemplo paradigmático del modus operandi.
En abril de 2015, la ciudad francesa de Charleville-Mézières, cerca de la frontera belga, bendijo la venta de 17.848 metros cuadrados de terreno en un antiguo polígono industrial. El objetivo era construir una residencia para personas mayores y en el periódico local se informó de que la parcela y la licencia para explotar 80 camas se vendieron a "una filial de Orpea".
Según las actas del ayuntamiento, el precio acordado fue de 178.000 euros (apenas 10 euros por metro cuadrado). Pero Charleville-Mézières no negoció con Orpea. Durante meses, estuvo en contacto con Yellowstone SAS, la filial francesa del grupo creado por Remy.
"Yves Le Masne me pidió que pusiera en marcha este negocio", afirma Remy, señalando al entonces director general de Orpea. "La idea era que yo me encargara del trato, de las tareas administrativas y de la planificación urbanística, para luego vender la empresa a Orpea por un precio mucho más alto". La estratagema habría disfrazado otra comisión secreta como una adquisición de capital a través de Luxemburgo.
El alcalde de Charleville-Mézières, Boris Ravignon, presentó personalmente el proyecto al pleno, según informó la prensa. Sin embargo, no reveló a los concejales que el ayuntamiento había estado negociando durante meses con la filial de una empresa con sede en Luxemburgo.
"La corporación dio luz verde a la venta de terrenos locales a una empresa [Yellowstone SAS] que decía actuar en nombre de Orpea", argumentó Ravignon, antiguo asesor del presidente Nicolas Sarkozy, al ser contactado por Investigate Europe. Sin embargo, nada relacionaba entonces aparentemente a Yellowstone SAS con Orpea.
Al final, como el terreno resultó estar contaminado, los 178.000 euros prometidos nunca se pagaron y la ciudad se quedó con la parcela. Orpea no consiguió su residencia, pero sí cubrió parte de la inversión de Remy comprando Yellowstone SAS. La empresa, valorada en 40.000 euros, fue adquirida oficialmente por 35.000 euros por la filial inmobiliaria de Orpea (Niort 94). El canje se discutió mediante mensajes de texto, vistos por Investigate Europe, entre Remy y Sébastien Mesnard, director financiero del grupo hasta finales de 2021.
Yellowstone SAS, rebautizada como Résidence Ardennaises, figura ahora como un cascarón vacío en las cuentas oficiales de Orpea.
La red regional de Remy
No es de extrañar que Ravignon confiara en Remy. El antiguo negociador de Orpea nació a un tiro de piedra de Charleville-Mézières, en el pueblo de Rouvroy-sur-Audry. Su abuelo, un reconocido empresario local, tenía una amplia red de negocios y llegó a ser alcalde del pueblo.
"Ravignon y yo nos conocemos desde siempre. Posteriormente, se convirtió en asesor de Nicolas Sarkozy en el Palacio del Elíseo", cuenta Remy.
Las empresas de Remy en Luxemburgo son una prueba de sus vínculos con personajes poderosos del noreste de Francia. En los archivos de Yellowstone SA aparece otro nombre interesante: Alain Guillaumin, director general del Consejo de las Ardenas hasta 2014. Las residencias entraban dentro de su ámbito de actuación, según ha podido saber Investigate Europe por documentos públicos. En 2013, por ejemplo, Guillaumin firmó una ordenanza que fijaba el rango de precios de un centro de Orpea cuya apertura fue asegurada por el propio Remy.
Tras su trabajo como alto funcionario, Guillaumin fue nombrado administrador de Yellowstone entre 2018 y 2021. A preguntas de Investigate Europe, Guillaumin respondió que "se había unido a Yellowstone porque Jean-François Remy tenía planes para construir residencias". Añadió que no había conflicto de intereses entre su antiguo cargo público y el de administrador de Yellowstone porque "había transcurrido un periodo de más de tres años, el periodo que fija la normativa". Remy también destaca que Guillaumin no realizó "favor alguno" a Orpea mientras trabajó para la Administración. En cuanto al periodo posterior a 2017, Remy afirma: "Le sugerí que se convirtiera en administrador de HLI porque estaba buscando financiación para nosotros, y eso le ayudaría en sus esfuerzos, que en todo caso no dieron ningún fruto".
Cuando una periodista de Investigate Europe se reunió por primera vez con Remy en la ciudad de Metz, el empresario llevaba una camisa de cuadros y un maletín. "No tengo nada que ocultar", repetía entre cada explicación. A sus 66 años, ya no trabaja para Orpea y parece ignorar por qué el grupo puso fin a su fructífera asociación de 15 años.
"Creo que hacia el final, sabía demasiado", indica Remy, lo que incluye datos sobre la vida personal y los gastos de algunos de los principales directivos de Orpea. Cuando estaban en privado, se soltaban, mantiene Remy.
¿Sabía efectivamente demasiado? Orpea no quiso hacer comentarios.
Un montaje fiduciario desde un paraíso fiscal
En 2003, mucho antes de su ruptura, la multinacional y el empresario habían sentado las bases de su cooperación. El primer contrato que Remy consiguió para Orpea fue el de la residencia Patrice Groff, también en Charleville-Mézières.
Ya entonces, su comisión cogió un desvío por Luxemburgo. Remy asegura que las instrucciones sobre el tipo de pago, aunque no sobre la cantidad, venían directamente del fundador de Orpea, Jean-Claude Marian, ahora multimillonario retirado que vive en un exilio fiscal en Bélgica.
Yellowstone aún no existía, pero su antecesora, Compagnie de Conseils et Services CSS SA, tenía el mismo propósito. Registrada en 2002 por sociedades pantalla de la isla de Nuie, un paraíso fiscal, esta fiduciaria fue utilizada para pagar una comisión de "un millón de francos", confesó Remy.
Veinte años después, la memoria no le fallaba, a pesar de la nueva moneda europea. En 2003, los estados financieros de CSS SA recogían efectivamente 156.900 euros en concepto de "prestación de servicios".
Investigate Europe localizó a otro antiguo proveedor de negocios de Orpea que fue administrador de CSS SA junto a Remy. Bajo condición de anonimato, confirmó que él mismo envió la factura a la multinacional. También reveló cómo acabó la historia.
"La policía vino una mañana", relató. "Abrí la puerta y se incautaron de todos los archivos". Según comprobó Investigate Europe en los registros de la empresa, la desaparición de CSS SA se produjo tras la visita de los agentes judiciales enviados por los servicios de la Seguridad Social. Como la empresa no podía pagar los 44.000 euros que debía en concepto de cotizaciones sociales, un juzgado declaró su quiebra y fue dada de baja.
El otro escenario para los intermediarios de Orpea
Este desafortunado asunto no impidió a los intermediarios de Orpea continuar su lucrativa colaboración con la multinacional.
Lejos de las colinas septentrionales de las Ardenas, la expansión meteórica de Orpea llegó también al sur de Francia. Allí, en Bouches du Rhône, la venta de dos residencias también implicó comisiones dudosas pagadas a través de jurisdicciones extranjeras.
Una de ellas está siendo investigada por la fiscalía financiera francesa por "fraude fiscal y blanqueo agravado", según informó la revista francesa Challenge el pasado mes de octubre. Las declaraciones de varias fuentes directas han permitido a Investigate Europe rastrear estas transacciones.
En 2008, salieron al mercado dos residencias: Les Alizées en Saint-Cyr-sur-Mer y Paul Cezanne en Aix-en-Provence. Uno de sus principales propietarios, la familia marsellesa Fabre, querían retirarse del negocio. Georges Dubois, un intermediario local, avisó sobre la oportunidad al entonces jefe de desarrollo de Orpea, Léon Guimbretière. La escritura de venta se firmó rápidamente. Las instalaciones de Saint-Cyr se traspasaron "por 10 millones de euros y Paul Cezanne por 15 millones de euros", explicó a Investigate Europe Patrice Fabre, uno de los vendedores.
Pero el acuerdo era doble. En un acuerdo secreto con los negociadores de Orpea, los Fabre también pagaron una suma oculta de 2,5 millones de euros. El dinero llegó primero a la cuenta bancaria de Dubois en España, antes de encontrar el camino hacia la cuenta del jefe de desarrollo en Suiza. "Cuando comprobé mi cuenta, no podía creerlo", afirmó el ex ejecutivo bajo condición de anonimato.
Posteriormente, realizó un viaje a Ginebra con Dubois y los Fabre para repartir el botín. Remy, que de alguna manera también apareció en la foto ese día, aseguró a Investigate Europe que sólo le invitaron a visitar una residencia de ancianos en la ciudad, hasta que Guimbretière le pidió “que les llevara a la Banca Svizera Italiana".
Este banco fue cerrado en 2016 por las autoridades locales tras un caso de malversación de fondos.
"Esperé en el vestíbulo a que resolvieran sus asuntos y nos fuimos a comer cerca", recordó Remy. "Fue entonces cuando me enteré de la comisión suiza y de cómo se transfirió a través de España".
Hoy, los antiguos socios se pasan la pelota unos a otros. Guimbretière acusa a Remy de estar detrás de toda la operación, mientras que Remy afirma que simplemente estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. Esta versión es corroborada por Patrice Fabre, que dice que sólo trató con Guimbretière y con Dubois.
Fabre sostiene que aceptar aquella operación era una necesidad. Dada la pésima situación financiera del centro Paul Cezanne, consideró que era la única manera de "salvar" a su familia. Y destaca que declaró ante Hacienda el dinero que recibió de Suiza, y que ni él ni su padre han sido sancionados por las autoridades fiscales.
Investigate Europe no pudo contactar con Dubois, pero Guimbretière reconoció que se embolsó 500.000 euros con esta operación, la única de esa naturaleza en su carrera, destaca. Y asegura que nunca participó en ninguna otra trama con Remy.
El reparto exacto de los 2,5 millones depositados en Suiza sigue siendo un misterio. Guimbretière reconoce que recibió 500.000 euros. Patrice Fabre se niega a dar la cantidad, pero dice que recibió menos de dos millones de euros y "lo declaró todo" ante Hacienda. Remy jura que "no tocó ni un céntimo", ya que no estaba implicado en el caso. En cuanto a Dubois, Investigate Europe no pudo contactar con él.
Una investigación oficial en marcha
14 años después, los protagonistas siguen culpándose mutuamente de esta decisión que, según sospecha la Fiscalía francesa, estaba diseñada para enriquecer a los intermediarios y vendedores mientras engañaban a las autoridades fiscales.
Este tipo de maniobra también dio a Orpea una ventaja considerable frente a sus competidores a la hora de adjudicarse nuevas residencias. Este tipo de prácticas permitía pagar precios más elevados, con un recargo que escapaba a la fiscalidad en Francia. Guimbretière insiste en que Orpea no sabía nada del acuerdo. También en este caso, Orpea dijo que sólo hablaría con la policía.
Interrogada por la revista Challenge cuando se conoció la investigación, Orpea declaró que sus directivos no estaban "directamente implicados", y añadió que al no ser "parte en el procedimiento, Orpea no tiene acceso al expediente del caso".
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Sin embargo, al menos el antiguo jefe de desarrollo está implicado en la investigación. Según dijo a Investigate Europe, no sólo fue escuchado por los investigadores, sino que también se le obligó a pagar 400.000 euros en concepto de impuestos. En cuanto a Orpea, no es de extrañar que no pudiera revisar el caso, ya que aún estaba en su fase preliminar. Sin embargo, la sede del grupo fue registrada por agentes anticorrupción el pasado mes de octubre en el marco de la misma investigación.
La fiscalía financiera francesa lleva investigando el contrato de Bouche-du-Rhône desde 2017.
"Llevo 14 años con esta historia", se lamenta el ex jefe de desarrollo. "He cometido un error y no hay día que no me arrepienta. Cuando manejas millones, puedes perder la cabeza y quieres sacar tu tajada...". En la conversación telefónica con Investigate Europe, este empresario jubilado sigue intentando relativizar las cosas: "Después de todo, lo que hicimos sólo es dinero... No matamos a nadie, no murió nadie".