La revuelta de los barones que derrocó al presidente del PP, Pablo Casado, casi cuatro años después de su elección como sucesor de Mariano Rajoy, para sustituirle por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, recibió este lunes el aval de la mayoría de los militantes del partido.
Al filo de las 22.36 horas, el comité organizador del congreso extraordinario convocado para consumar el cambio de presidente hizo público que la candidatura de Feijóo, el único aspirante que se presentó después de que los barones impidiesen a Casado optar a la reelección y de que Isabel Díaz Ayuso renunciase a competir por el puesto, presionada por la investigación de los contratos públicos que favorecieron a su hermano en plena pandemia, mereció el apoyo de 36.781 militantes. Es el 99,63% de los que se inscribieron para votar. Votó el 88,05% de los inscritos para participar en el proceso, según los datos facilitados por el partido.
Feijóo, que ya era de hecho el presidente virtual del partido, ya sólo necesita superar un nuevo trámite, la votación de los más de 3.000 compromisarios convocados a participar en el Congreso de Sevilla los días 1 y 2 de abril. Será entonces cuando renuncie al liderazgo del PP de Galicia. Para verle dejar la Presidencia de la Xunta habrá que esperar aún algunas semanas, según sus propias palabras.
Feijóo será a partir de ese momento, ya con todas las formalidades cubiertas, el jefe de filas del principal partido de la oposición. Un puesto por el que se resistió a competir hace cuatro años cuando proliferaban los aspirantes a hacerse con el legado de Mariano Rajoy y que ahora ha aceptado después de que sus pares, los demás barones territoriales que participaron en la defenestración de Casado, le garantizasen que no iba a tener competencia.
Del congreso quedan por despejar varias incógnitas importantes, la más destacada la composición de su equipo, la lista de personas que le acompañarán en el comité directivo del PP en la sede de Génova 13. En especial el nombre del elegido para la secretaría general, una responsabilidad en la que la mayoría de los dirigentes del partido dan por hecho que estará el eurodiputado Esteban González Pons, presidente del comité organizador del congreso. En ese comité los barones más influyentes, entre ellos el andaluz Juanma Moreno, la madrileña Isabel Díaz Ayuso, el castellano y leonés Alfonso Fernández Mañueco y el valenciano Carlos Mazón, esperan contar con representación propia.
Los próximos pasos
Pero el PP no sólo está pendiente de la lista de miembros de su equipo sino del nombre de las personas que Feijóo elegirá para ser sus portavoces en esta nueva etapa en el grupo parlamentario en el Congreso y en el Senado. El presidente de la Xunta no podrá debatir con Sánchez en el Congreso, porque no tiene escaño allí y no lo obtendrá hasta que haya nuevas elecciones. Eso deja el camino expedito a Santiago Abascal, el presidente de Vox, para tratar de asumir el liderazgo de la oposición en la Cámara Baja.
En cuanto abandone su puesto como presidente de la Xunta tendrá que decidir si hace dimitir a uno de los dos senadores gallegos de representación autónoma que su partido tiene en la Cámara Alta y ocupa su lugar. Esa decisión le permitiría, al menos, ejercer ocasionalmente funciones de control del Gobierno y debatir con el presidente Sánchez. Podría también, en calidad de senador, asistir a plenos del Congreso, pero no pondrá intervenir desde su tribuna, lo que le privará de la posibilidad de representar al PP en el debate sobre el estado de la nación.
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Más allá de los nombramientos que tiene pendientes. Feijóo hereda un proyecto político diseñado por Casado, cuya puesta de largo tuvo lugar en octubre en la convención nacional de València. El nuevo presidente tiene que anunciar si asume en todo o en parte estas propuestas y si convoca una nueva convención para lanzar su propio discurso de cara a la preparación del programa con el que el PP tratará de disputar las elecciones al PSOE de Pedro Sánchez.
A sus 60 años, Feijóo ya es en la práctica el tercer presidente gallego de la historia del PP. Eso sí, a una edad mucho más avanzada que la de sus inmediatos predecesores: José María Aznar tenía 36 años cuando se hizo con la presidencia del PP; Mariano Rajoy estaba en los 49 y Pablo Casado había cumplido 37.
La mitad de su vida la ha dedicado a la política, los últimos trece años como presidente de la Xunta después de ganar las elecciones autonómicas por mayoría absoluta en cuatro ocasiones consecutivas.
La revuelta de los barones que derrocó al presidente del PP, Pablo Casado, casi cuatro años después de su elección como sucesor de Mariano Rajoy, para sustituirle por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, recibió este lunes el aval de la mayoría de los militantes del partido.