Hace trece años, cuando apenas acababa de iniciar su primer mandato como presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo obligó a uno de sus diputados en el Parlamento de Galicia, Antonio Rodríguez Miranda, a devolver todas las dietas que había cobrado de la Cámara irregularmente durante cinco años por desplazarse desde su localidad de origen, en Ourense, hasta Santiago de Compostela a pesar de que ese trayecto lo hacía a bordo de un coche oficial.
Entonces Feijóo se mostró partidario de “ajustar y reformar cuanto antes” el sistema de cobro de dietas por kilometraje en el Parlamento porque es “difuso y produce disfunciones”, pero nunca lo hizo, a pesar de que siempre tuvo mayoría absoluta. El modelo de retribuciones por desplazamiento sigue siendo el mismo.
El entonces presidente de la Xunta rechazó que él mismo hubiese cobrado por desplazamientos a los que no tenía derecho cuando aún era el líder de la oposición en Galicia. “Ni en los sueños más perversos del PSOE me pueden acusar de hacer algo irregular”, afirmó enfáticamente en una rueda de presenta convocada en la sede de la Xunta.
Entonces, en una proclamación de transparencia, aseguraba que el PP “tiene todas las facturas a disposición de cualquier medio”. Pero hoy, trece años después, se niega a revelar cuánto le paga su partido desde que se mudó a Madrid para tomar las riendas de la dirección conservadora.
El ‘sobresueldo’ de Feijóo
Ahora es el dinero que él mismo cobra por desplazamientos inexistentes el que ha puesto a Feijóo de nuevo en el punto de mira. Como reveló este martes infoLibre, el presidente del PP suma a su sueldo ordinario de 3.173,83 euros mensuales otros 2.037,07 euros en concepto de “indemnización” por “los gastos que le origine la actividad de la Cámara” al haber sido elegido fuera de Madrid (es senador en representación del Parlamento de Galicia).
Son 28.518,98 euros al año “exentos de tributación” porque están destinados a “cubrir gastos”. Y que el líder del PP se está embolsando a pesar de que trasladó desde el primer momento —hace ahora un año— su residencia a la capital de España. Son 14 pagas mensuales de 5.210,9 euros que hacen un total anual de 72.952,6 euros.
Feijóo es uno de los pocos senadores de representación autonómica, si no el único, que trasladó su residencia a Madrid. La mayoría de las comunidades autónomas —todas excepto Galicia e Illes Balears— exigen conservar la vecindad de origen.
Fuentes del Senado aseguraron a infoLibre que Feijóo no puede renunciar a ese dinero aunque quiera hacerlo. En Galicia, en cambio, obligó al afectado a devolver lo que había cobrado.
El ‘caso Rodríguez Miranda’
Aquel escándalo saltó en febrero de 2010 cuando se supo que el portavoz del PP en el Parlamento, Antonio Rodríguez Miranda, llevaba un lustro cobrando dietas por desplazarse de Ourense a Santiago a pesar de que realizaba ese viaje a bordo del coche oficial de José Luis Baltar, entonces vicepresidente del Parlamento y hoy máximo responsable de la Diputación provincial ourensana.
A pesar de su inicial resistencia —primero dijo que “se trata de hacer de la anécdota, categoría”—, Rodríguez Miranda acabó solicitando devolver todo el dinero, no sólo la parte, reducida según su testimonio, que había cobrado de manera irregular. Así lo hizo saber a través de un escrito a la presidenta del Parlamento de Galicia. Una semana antes, el Partido dos Socialistas de Galicia (PSdeG-PSOE) había cifrado los pagos irregulares a este diputado durante cinco años en 26.000 euros.
Rodríguez Miranda solicitó devolver todo el dinero a pesar de insistir en que siempre había viajado en su coche, excepto en algunas ocasiones. Lo hizo, aseguró, obligado por una necesidad de mostrar “rigor” y “honestidad, tanto personales como del partido”. Feijóo lo celebró, porque había cobrado ese dinero “indebidamente”, sentenció.
El entonces presidente de Galicia se quedó tan satisfecho que en 2013 ascendió a Rodríguez Miranda al puesto de secretario general de Emigración de la Xunta, un cargo clave en la administración gallega porque es el nexo de unión con las comunidades en el exterior, un tradicional vivero de votos para el partido en el poder en Galicia.
En la actualidad no sólo sigue en el cargo, una década después, sino que desde hace unos meses, gracias también a Feijóo, lo compatibiliza con la secretaría ejecutiva del PP en el Exterior, puesto desde el que, ahora ya en la calle Génova, participa en el diseño de la estrategia electoral de su partido para las elecciones locales y autonómicas de mayo.
Ver másFeijóo redondea su sueldo de senador con 2.000 euros por desplazamientos que no hace al vivir en Madrid
El máximo responsable de las relaciones del PP nacional con los ciudadanos españoles que viven en el exterior controla a través de su departamento en la Xunta de Galicia un potente presupuesto desde el que nutre a las comunidades gallegas en el el extranjero, las más numerosas de España, especialmente en América Latina.
El dinero a disposición de Rodríguez Miranda para este año alcanza los 19,5 millones de euros. Una suma que sirve para casi todo: desde fomentar la participación de los gallegos en el exterior en la vida social, cultural y económica de Galicia hasta “contribuir a la mejora de su bienestar y calidad de vida”, según información oficial de la Xunta. Sin olvidar la puesta en marcha de “acciones encaminadas a la integración social y laboral de los gallegos y gallegas que deciden retornar a Galicia”.
La acción del departamento de Emigración de la Xunta otorga una gran influencia a su titular, que también es el rostro del PP en el extranjero, porque de él depende desde la celebración de actividades formativas y culturales en los centros gallegos hasta las ayudas sociales de carácter individual y de emergencia social, dirigidas a ciudadanas y ciudadanos gallegos en situación de precariedad económica.
Hace trece años, cuando apenas acababa de iniciar su primer mandato como presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo obligó a uno de sus diputados en el Parlamento de Galicia, Antonio Rodríguez Miranda, a devolver todas las dietas que había cobrado de la Cámara irregularmente durante cinco años por desplazarse desde su localidad de origen, en Ourense, hasta Santiago de Compostela a pesar de que ese trayecto lo hacía a bordo de un coche oficial.