Derechos civiles
Las fiestas del Orgullo cruzan la barrera de la normalización
España entera se ha teñido con los colores de la bandera arcoíris. Más que nunca antes. El símbolo del colectivo gay luce orgulloso de los balcoces de cientos de consistorios, de gobiernos autonómicos. Hasta del Congreso de los Diputados. Representantes del Ayuntamiento de Madrid acudieron a la plaza de Chueca a escuchar el pregón con el que se inauguraban las fiestas del Orgullo 2015. La alcaldesa de la capital, Manuela Carmena, dará la bienvenida a la masiva manifestación que recorrerá este sábado el centro, desde Atocha hasta Colón. Marcha a la que acudirá, por primera vez, un secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. Y en la que estará presente, de forma especial, el fallecido Pedro Zerolo, uno de los iconos del movimiento LGTB y principal impulsor de la Ley de Matrimonio Igualitario de la que se celebraron el martes diez años. Y que, coincide, además, con sentencia del Tribunal Supremo de EEUU que legalizó las bodas de gays y lesbianas en todo el país.
Muchos gestos a la vez. Muchos que dan cuenta de la enorme transformación vivida en España en muy pocos años. No sólo en las grandes urbes. La enseña arcoíris ha conquistado pueblos y pequeñas ciudades. Como Cuenca, gobernada por el PP y en la que ni siquiera hay asociaciones LGTB, que iluminó con los seis colores las Casas Colgadas. Guiños como el del Ejército del Aire, que dibujó la bandera en Murcia el pasado 28 de junio, Día Mundial del Orgullo. O la designación, para la primera línea del PP, al exalcalde de Vitoria Javier Maroto, que en otoño se casará con su novio de toda la vida.
"Estamos cruzando una barrera", reconoce Rubén López, miembro de la ejecutiva de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB). Un salto impulsado, explica, por el cambio operado tras las elecciones autonómicas y municipales del 24 de mayo, que consagraron el giro a la izquierda del país y la pujanza de Ciudadanos. "El PP se ha visto obligado a hacer gestos", subraya. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes (PP), por ejemplo, se adelantó a Manuela Carmena y colocó una enorme bandera multicolor en el balcón de la Puerta del Sol. Ninguno de sus predecesores lo hizo. "No sé si es que están cerca las generales o si quizá la derecha está empezando a ver que esta es una lucha apartidista", añade López.
Políticos de todos los colores
Lo que se ha producido es un "salto cualitativo", contesta sin vacilar Antonio Maíllo, coordinador de Izquierda Unida en Andalucía y abiertamente homosexual. "El discurso se ha convertido en hegemónico incluso para aquellos que lo rechazaban, como el PP. Hay que afrontarlo con tensión dialéctica para normalizar lo cotidiano". Ángeles Álvarez, diputada del PSOE en el Congreso y una de las pocas mujeres políticas que han reconocido públicamente su condición de lesbiana, también asume la explosión de este 2015, que llega tras un intenso debate que siguió paralelo a la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario de 2005, impulsada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, y un cierto "declive" con el desembarco del PP en el poder. "Y ahora todo el mundo, salvo la derecha extrema, entiende que ha de tener presencia el discurso LGTB. Y espero que en la manifestación de este sábado haya políticos de todos los colores".
Así será. A la marcha estatal del Orgullo, que tiene por lema Leyes por la igualdad real ¡ya!, asistirán el consejero de Presidencia del Ejecutivo de Cifuentes, Ángel Garrido; los líderes de PSOE y Podemos, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias; el candidato de IU a la Moncloa, Alberto Garzón; el diputado de UPyD Julio Lleonart; los parlamentarios socialistas madrileños Ángel Gabilondo y Carla Antonelli (la primera transexual que ocupó un escaño, en 2011, y que lo mantiene), el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, Antonio Miguel Carmona; los portavoces de Ciudadanos en la Asamblea y el Consistorio, Ignacio Aguado y Begoña Villacís; el concejal presidente de Centro, Jorge García Castaño (Ahora Madrid) o los secretarios generales de CCOO y UGT. La manifestación arrancará a las 18.30 horas en Atocha y a las 20 Carmena (Ahora Madrid) la recibirá en Colón.
Álvarez, aunque se alegra de los gestos procedentes incluso de Administraciones gobernadas por el PP, insiste en que estos tienen que venir "acompañados de compromisos, porque de lo contrario se trataría de impostura". Compromisos como "políticas públicas para normalizar el matrimonio igualitario" o el fomento de la presencia de "personas LGTBI en cualquier ámbito de la sociedad". "Y es escandaloso que gente del PP que hoy sale con la bandera estuviera callada como muerta cuando su partido presentó el recurso contra la ley de Zapatero [y que el Tribunal Constitucional tumbó en 2012]. Eso es intolerable. No puedes venir de progre cuando no dijiste nada ni te enfrentaste a tu aparato", reprueba. Cifuentes, en la entrega este viernes de los Premios Orgullo 2015, organizada por Transexualia, prometió "promover la integración, trabajar por la tolerancia" y que la "normalidad" presida todas las esferas públicas. "Porque lo que la Administración quiere es escuchar, acompañar y ayudar".
La necesidad de referentes
Maíllo o Álvarez son dos políticos que no han tenido reparos a la hora de salir del armario. Miquel Iceta, hoy primer secretario del PSC, fue de los primeros que lo hizo en España. Allá por 1999, cuando empezaba a hablarse de la visibilidad LGTB en la política. A él se lo pidió el colectivo Vota Rosa, lo consultó con su pareja de entonces y decidió hacerlo. "No tuvo mayor coste para mí. Es una de las decisiones de las que me siento más orgulloso", señala en conversación telefónica con infoLibre. Tan naturalizado está en su caso que las crónicas no reseñan que será, probablemente, el primer candidato gay a la Presidencia de la Generalitat de Catalunya. Maíllo o Álvarez simplemente manifestaron aquello que nunca habían ocultado en sus vidas privadas, una condición que todo el mundo conocía en sus entornos. Como le ocurre a Luis Alegre, secretario general de Podemos en Madrid y uno de los fundadores del partido morado.
"Le dije a mi padre que soy como tú", le soltó un chaval al coordinador andaluz de IU la semana pasada en la manifestación de Sevilla. Ese es uno de los efectos inmediatos del outing de políticos o figuras públicas: que muchos ciudadanos encuentran en ellos un referente y que ayuda a la "normalización", como todos reconocen. Cosa que no ocurría hace años, como recuerda Maíllo: "Nuestra generación [tiene 48 años] creció ausente de referentes cercanos, y eso es duro también".
España ha dado un salto de gigante. Fue uno de los Estados pioneros en la legalización del matrimonio LGTB, en aprobar una ley que, como subrayó Zapatero en 2005, haría de España un "país más decente". Cruzar esa frontera ha servido para normalizar una realidad que antes estaba oculta. Una "labor de día a día" que ha logrado cambiar la "mentalidad" de los ciudadanos, enfatiza Iceta. La explosión de este 2015 obedece a la consolidación de esa conquista y, según López, Maíllo o Alegre, a la irrupción del cambio político al que dio origen el 24-M, y que también se ha notado en gestos como la exhibición de la bandera arcoíris en multitud de instituciones. El coordinador andaluz de IU pide enmarcar este "salto cualitativo" en un "contexto de luchas, en la expresión de una ciudadanía que no quiere que le arrebaten sus derechos". "2015 es el año del cambio en muchos sentidos y los partidos más alejados de las reivindicaciones fundamentales se encuentran con que tienen que hacer este tipo de gestos", asegura Alegre.
"No hay por qué ocultarlo"
La política, no obstante, no se ha desembarazado de todos los corsés. "Es importante decir a la gente que está en el Congreso o en primera línea que el resto de gente sabe lo suyo –apunta Álvarez–, sabe que son gays o lesbianas y no lo dicen. No estamos en la España de los 70. No hay por qué ocultarlo. Decirlo es un gesto público. Sí habría que pedir a los cargos públicos que hagan ese guiño que ayuda a la normalización. Respeto mucho a quienes no salen del armario, pero me cuesta entenderlo. Has de hacer gala, no ostentación, no sobreactuar". Su compañero de partido, Iceta, discrepa: "Yo no soy partidario de sacar del armario a quien no quiera. Hay que respetar a quien prefiere vivirlo como una parcela de su intimidad". Los dos coinciden en que reconocer públicamente la orientación sexual no quita ni da votos a estas alturas.
Miquel Iceta (PSC), Ángeles Álvarez (PSOE), Antonio Maíllo (IU), Luis Alegre (Podemos), Javier Maroto (PP), Iñaki Oyarzábal (PP), Santi Vila (Convergència), Fran Ferri (Compromís), Jaume Collboni (PSC) o Beatriz Gimeno (Podemos) son políticos homosexuales de una lista que, pese a la tolerancia existente en España, parece quedarse corta. Otros que se han sumado a esa tabla de personalidades son Puri Causapié –concejala socialista en el Ayuntamiento de Madrid– o Eduardo Fernández Rubiño –diputado madrileño de Podemos), pero otros muchos no han dado el paso. ¿Por qué? "Sigue estando mal visto –razona Rubén López–. Igual que hemos visto a Pedro Sánchez con su mujer en el escenario, se sigue viendo raro que un político homosexual aparezca con su pareja. El homófobo lo rechaza y el que no lo es piensa que sales del armario para ganar votos".
"Hay quienes piensan que decirlo puede ser un obstáculo para sus carreras políticas", esgrime Maíllo. Para Alegre, esa ocultación responde a las todavía vigentes "estructuras de partido antiguas", presentes en formaciones de todos los colores. Tanto el líder andaluz de IU como Álvarez asumen que en cierto sector de la izquierda también ha pervivido un cierto pudor, porque la izquierda "no ha sido ajena a las contradicciones sociales".
El "doble drama": políticas y lesbianas
Doble dificultad, "doble drama", para mujeres políticas y lesbianas. En su caso, coinciden, se suma una doble lucha: tener que sacar la cabeza en un mundo, el de la política, aún muy masculino, y ser homosexual. Una "doble discriminación", subraya Álvarez, quien señala cómo ese patrón se repite incluso en los colectivos LGTBI, más dominados por hombres. "Nos escandalizan fotos de Gobiernos sin mujeres, pero no tanto de asociaciones LGTBI con pocas lesbianas". Maíllo, Iceta, Alegre o López inciden en que aún queda mucho trabajo por hacer para lograr más visibilidad de las lesbianas, víctimas igualmente del "machismo".
Como queda por hacer en otros ámbitos. En las aulas, por ejemplo. Aquí hay coincidencia plena: ha de centrarse la atención en los niños y preadolescentes, para que no sufran acoso escolar y para que reciban educación en la diversidad, una materia que, como recuerdan los socialistas, ya estaba incluida en la asignatura Educación para la Ciudadanía (EpC), eliminada por el PP. "Si ganamos esa batalla, ganaremos la guerra", redondea Maíllo. Porque es ahí, en la escuela, donde se puede atajar la discriminación y donde erradicar recelos.
Otra tarea pendiente: el deporte. Todos los políticos consultados, así como el responsable de la FELGTB, convergen en señalarlo como un agujero verdaderamente negro. Pocos deportistas de élite han salido del armario estando en activo. Algunos lo hacen ya retirados. Ahí, en ese mundo, sí que hay "anormalidad", remarca el líder andaluz de IU, una cerrazón bastante generalizada. "Ocurre en los ambientes con mucha testosterona –apunta Álvarez–. Cuanto más masculinizada está una profesión, más dificultades encuentras. No pasa lo mismo en el universo de la cultura o del espectáculo, donde las barreras sí se han ido superando". Este 2015, se ha considerado un hito que dos periodistas deportivos, Juan Antonio Alcalá (Cope) y Paloma del Río (TVE), reconocieran su homosexualidad. Esta, precisamente, será una de las voces que esta tarde lea el manifiesto en Colón, a las 20.30 horas. Otro terreno con minas, aunque paradójicamente menos, es el Ejército. Este mismo viernes Cifuentes asistía a la entrega del Premio Orgullo a la primera mujer transexual en las Fuerzas Armadas, María Pachón.
Homenaje a Pedro Zerolo
Diez años después
Ver más
El Orgullo 2015 también rinde tributo a su más querido icono, Pedro Zerolo, fallecido el pasado 9 de junio de un cáncer de páncreas. Ha estado presente en las últimas semanas, en el pregón del pasado miércoles en el centro del movimiento gay –la plaza de Chueca–, protagonizado por el cineasta Alejandro Amenábar (recién casado con su pareja de hace cinco años, David Blanco) y la actriz y presentadora Cayetana Guillén-Cuervo. Y lo estará este sábado en la manifestación estatal. Un retrato suyo figurará dibujado en la pancarta principal. El PSOE se reconoce huérfano de un referente como él ahora mismo. Está viudo, como asumen desde la ejecutiva de Pedro Sánchez.
"Pero Pedro estará presente con nosotros –señala Álvarez–. Pero es obvio que hemos perdido a una persona de un valor incalculable, que trascendía la causa LGTB. Los socialistas debemos coger la bandera". "Una persona maravillosa que no supo ni quiso vivir sin ser valiente, sin luchar por una sociedad más justa e igualitaria, sin ser, en definitiva, él mismo", decía este viernes Cifuentes. "Es un referente histórico, desde antes de estar vinculado al PSOE", aduce Maíllo, que recuerda la primera vez que acudió a la manifestación del Orgullo en Madrid, allá por 1999, y en la que se deleitó escuchando al que entonces era "un tal Pedro Zerolo". Lo mismo piensa Alegre: "Se ha perdido un enorme referente. No sólo por la lucha de los derechos LGTB. Él también era la prueba de cómo es posible participar en política sin sacrificar el compromiso, la dignidad y los principios".
"Pedro ha trascendido al PSOE, pero no olvidemos que era del PSOE. Su compromiso implicó al PSOE en un hecho decisivo", destaca Álvarez. Un punto de inflexión que marcó un antes y un después en un país que, hace diez años, pudo dar lecciones al mundo.