Garzón cree que IU ha "resistido bien" la "mutación" del sistema político aunque su "capital simbólico" se ha debilitado

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Izquierda Unida afronta meses decisivos para su estructura interna. Este sábado, la formación celebrará su Asamblea Política y Social –el máximo órgano de dirección–, con la mirada puesta en la XII Asamblea Federal prevista para el fin de semana del 12 de junio. La cita de este sábado girará en torno a la idea de unidad, los logros alcanzados tras un año marcado por las convocatorias electorales y los retos por afrontar, especialmente con la entrada en el Gobierno de Alberto Garzón. Así lo detalla el informe político y de gestión que presentará el líder del partido y al que ha tenido acceso infoLibre. En sus seis páginas, el coordinador de la formación celebra haber "resistido bien" la "mutación" experimentada por el sistema político español, aunque reconoce que su "capital simbólico" se ha debilitado.

El balance de gestión se abre recordando lo "frenético" de un año "marcado por el ritmo electoral". El coordinador federal de IU se detiene especialmente en el resultado de las últimas elecciones generales, celebradas el 10 de noviembre, que abrieron la puerta a un "escenario inédito". Garzón pone en valor el papel de su partido como "protagonista en la construcción colectiva de la historia" del país. Un papel determinado por una defensa férrea de "la unidad popular" y por el "trabajo abnegado" de la organización.

Garzón subraya que, si bien "la mutación" del sistema político "ha hecho desaparecer a varios partidos", su organización "ha resistido sorprendentemente bien" y a nivel financiero ha logrado reducir cuatro de los once millones de euros de la deuda económica que viene arrastrando. Sin embargo, reconoce, la batalla ha tenido "costes lógicos, entre ellos el simbólico". Pese a gozar de un "espacio mediático" mayor al de otras épocas, incluso cuando su partido era la tercera fuerza política, su "capital simbólico se ha debilitado en el imaginario colectivo de la ciudadanía".

Reconocer su fragilidad en el plano de lo simbólico conlleva afrontar el reto de fortalecer la organización, tanto a nivel político como social, para blindar "los espacios de la clase trabajadora organizada". Todo ello, enfatiza el líder del partido, de la mano del "resto de fuerzas hermanas y movimientos sociales", más allá del ámbito institucional y prestando especial atención "al espacio de Unidas Podemos".

Precisamente sobre la construcción de Unidas Podemos reflexiona también el dirigente del partido en el documento político. Lo hace, especialmente, a través de un firme alegato en defensa de la unidad popular. Por el contrario, el coordinador del partido pone nombre propio a quienes, a su juicio, lastraron la batalla por la unidad: Gaspar Llamazares e Íñigo Errejón. "Ha habido distintas experiencias político-electorales que han intentado demostrar en la práctica que la estrategia de la unidad era incorrecta. Los ejemplos más sonados a nivel estatal fueron los de Gaspar Llamazares con Actúa e Íñigo Errejón con Más País", cita Alberto Garzón, aunque también pone sobre la mesa otros ejemplos territoriales como "En Marea en Galicia, el Front Republicà en Cataluña o Compromís en el País Valenciano".

Y aunque es cierto que "el espacio de Unidas Podemos viene menguando desde 2016", el número uno del partido presume de haber resistido a "los innumerables ataques –sin precedentes– que ha sufrido", también habiendo sorteado los "errores propios". "El tiempo ha confirmado que es la estrategia correcta y que su alternativa nos habría llevado a la desaparición", escribe Garzón.

"Un hito histórico en los últimos 85 años"

El ahora ministro de Consumo no olvida tampoco el encaje institucional de su partido: "Hemos situado a una organización que algunos daban por amortizada en el Gobierno de España, lo que supone un hito histórico simbólico e institucional en los últimos 85 años".

A lo largo de sus seis páginas, el documento recoge el testigo de las tesis trazadas hace ahora cuatro años en la XI Asamblea Federal, en torno a la "situación excepcional" y la "crisis del régimen". Y aterriza en 2019 como año de "resistencia". Entre la llegada de la ultraderecha a las instituciones y el conflicto catalán, de nuevo la unidad popular se configuró como necesaria.

Todo ello pese a los disensos con los socialistas. "Los malos resultados en las elecciones europeas y autonómicas y en algunas plazas municipales importantes como Madrid convencieron al PSOE de que el espacio de Unidas Podemos caminaba hacia la marginalidad de manera irreversible", reflexiona. Y por este motivo, concluye, los de Pedro Sánchez plantearon "un dilema tramposo: gobierno en solitario o elecciones". Siguiendo esta lógica, "la convocatoria de nuevas elecciones tenía como objetivo prioritario marginar a Unidas Podemos". Las urnas tuvieron la última palabra y los acuerdos entre ambas formaciones permitieron finalmente la llegada al poder de Alberto Garzón.

Bipartidismo, monarquía y crisis territorial

En su recorrido por los últimos años, el número uno del partido recupera su tradicional elogio del 15M y la movilización social fruto de la crisis experimentada en el país. La recesión y la consiguiente desafección política, pusieron de manifiesto "una alianza democrática entre las oligarquías económicas y las élites políticas para mantener un sistema injusto en el que siempre perdían las familias trabajadoras". Una alianza que encontró su máxima expresión, sostiene, en el bipartidismo. Y un refuerzo en la monarquía, entendida "como el enlace entre corruptores y corruptos, siempre alrededor de negocios espurios". La respuesta de la calle alcanzó su cima con el 15M, recuerda, "con un mensaje a veces profundo y otras veces más primario, pero en cualquier caso impugnatorio".

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El dirigente dedica buena parte de sus reflexiones, igualmente, a la crisis territorial del Estado, "un problema histórico no resuelto que siempre estuvo ahí, pero que sin duda se agravó por la crisis económica y política y la ausencia de un horizonte de futuro compartido". En ese sentido, afirma, "el consenso en torno al marco territorial de convivencia acabó estallando con una beligerancia hasta entonces inusitada en una de las grandes economías de la Unión Europea". Un estallido que abrió la puerta a la "consolidación de Vox", pero también a la "irrupción de Teruel Existe y de las movilizaciones de la España vaciada", sostiene el texto.

Y con ese paisaje de fondo se abría "una estructura de oportunidad" que permitió a IU "dar la batalla". A día de hoy, advierte, "la crisis de régimen sigue abierta" y uno de los objetivos de la izquierda "es evitar un cierre reformista y, por descontado, un cierre autoritario". Para esta tarea, la formación dice apostar por situar en el centro el cumplimiento de los derechos sociales básicos tras años de recortes.

Alberto Garzón llegó a la cúspide de su partido en junio de 2016. Fue elegido coordinador federal por la militancia con un 74,4% de los votos y frente a los candidatos de Cayo Lara y Gaspar Llamazares. Cuatro años después, y tras haber escalado hasta el Ejecutivo central, el actual líder del partido aspira a su relección. El informe de gestión que se presentará este sábado será debatido en las distintas asambleas territoriales, como antesala de la asamblea agendada en junio que marcará el nuevo ciclo político del partido.

Izquierda Unida afronta meses decisivos para su estructura interna. Este sábado, la formación celebrará su Asamblea Política y Social –el máximo órgano de dirección–, con la mirada puesta en la XII Asamblea Federal prevista para el fin de semana del 12 de junio. La cita de este sábado girará en torno a la idea de unidad, los logros alcanzados tras un año marcado por las convocatorias electorales y los retos por afrontar, especialmente con la entrada en el Gobierno de Alberto Garzón. Así lo detalla el informe político y de gestión que presentará el líder del partido y al que ha tenido acceso infoLibre. En sus seis páginas, el coordinador de la formación celebra haber "resistido bien" la "mutación" experimentada por el sistema político español, aunque reconoce que su "capital simbólico" se ha debilitado.

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