trama china
Gigi Sarasola declarará como imputado ante el juez que investiga a Gao Ping
Fernando Gigi Sarasola Gigi , el jinete de la alta sociedad que durante años encandiló a la prensa rosa y sus protagonistas habituales, declarará el viernes como imputado ante el juez que investiga la trama mafiosa china que supuestamente capitaneaba Gao Ping.Gao Ping
Fuentes de la investigación confirmaron ayer a infoLibre que el empresario, hijo del ya fallecido Enrique Sarasola Lerchundi y hermano del propietario de los hoteles Room Mate, comparecerá ante el juez Fernando Andreu por las conexiones descubiertas entre una de sus empresas, Grupo Salermar 98, y la red de blanqueo que operaba en asociación con el grupo de Gao Ping.
Las mismas fuentes indicaron que la declaración debía haberse celebrado el día 24 pero que, finalmente, tuvo que aplazarse. Este diario intentó anoche sin éxito contactar con el empresario. En el domicilio familiar de los Sarasola Lerchundi tampoco nadie atendió las llamadas.
Dirigida por ciudadanos hispanoisraelíes, la red de blanqueo ligada a Gao Ping se convirtió en un verdadero cajero automático de dinero negro para aristócratas, hombres de negocios y otras representantes de la jet local. Entre ellos figuraban tres parientes del rey, el exconsejero delegado de Banesto en la época de Mario Conde y uno de los miembros de la familia que construyó en Marbella el lujoso Puerto Banús.
Los informes policiales no mencionaban a Sarasola pero sí a su empresa Salermar, a la que los intermediarios en las operaciones de blanqueo se referían como “los de Génova”, la calle madrileña en la que la compañía tiene su sede. Este verano ya desfiló ante el juez Andreu el apoderado de Salermar, José Antonio Gil, a quien la Policía señalaba como “el principal representante” de la compañía, aunque su presidente es Fernando Sarasola.
Salermar es el acrónimo de Sarasola Lerchundi Marulanda. Es decir, los dos apellidos del fundador de la saga empresarial, el desaparecido Enrique Sarasola Lerchundi, y el primero de su esposa, Marulanda.
A “los de Génova” los cazaron las escuchas policiales, que captaron un intenso ir y venir de los intermediarios de la trama de blanqueo hacia el piso de esa calle donde se localizan Salermar y otra sociedad de Fernando Sarasola, Fersamar.
En enero, cuando trascendió el informe que definía a “los de Génova” como “uno de los grupos de empresarios más prolíficos” en sus relaciones con la red de tráfico de dinero negro, Enrique Sarasola hijo ya recalcó que no comparte negocios con su hermano Fernando desde hace años.
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Utilizando un sistema habitual de organizaciones terroristas como Al Qaeda, la llamada hawala, la red de blanqueo trabajaba con clientes que tuvieran cuentas no declaradas en paraísos fiscales o en países con distintos grados de opacidad bancaria.
El sistema funcionaba de forma sencilla y siguiendo las pautas de los primitivos bancos: el usuario de la red de blanqueo, poseedor a su vez de una cuenta en algún paraíso fiscal, utilizaba esa cuenta opaca para cursar a China transferencia siguiendo instrucciones precisas.
Una vez la trama verificaba in situ que el dinero había llegado al depósito localizado en China, descontaba su comisión y encomendaba a los integrantes de la red hispanoisraelí que hicieran llegar el dinero a sus destinatarios en España. Que el grupo de Gao Ping apadrinara esas operaciones explica por qué almacenaba en sus locales más de 10 millones de euros en metálico: el dinero no solo salía al extranjero sino que servía para abastecer de fondos en España a sus clientes vip.