El Hospital Enfermera Isabel Zendal cierra su primera semana de actividad con los sindicatos en pie de guerra –judicial– y sin apenas pacientes. El número de ingresados este miércoles en el centro, cuyo coste supera los 100 millones de euros, apenas llegaba a la veintena. No todos los enfermos pueden ser trasladados. Los protocolos elaborados por la Consejería de Sanidad solo permiten la derivación de dos tipos de pacientes: los leves o los que presentan un cuadro clínico especialmente grave. Algunos especialistas no ven con buenos ojos que a este último grupo se le derive a estas nuevas instalaciones sanitarias. Consideran más adecuado su ingreso en un hospital que tenga un soporte adecuado. Sobre todo, cuando muchos de ellos cuentan con espacios completamente vacíos a pesar de estar en plena pandemia. Es el caso del Infanta Sofía o el Infanta Leonor. Pero también del Hospital Virgen de la Poveda, que desde hace casi una década tiene una unidad entera sin uso, abandonada y totalmente desmantelada de instalaciones. Un área con capacidad para casi medio centenar de camas.
El centro, ubicado en el municipio madrileño de Villa del Prado, entró en funcionamiento en 1978. Fue concebido con ocho unidades idénticas –cuatro por cada planta– de forma radial desde un anillo de circulación interior. Sin embargo, en la actualidad no todas las áreas del hospital de media y larga estancia, dedicado a la recuperación funcional, a los paliativos y a los cuidados continuos, se encuentran en funcionamiento. En concreto, la Unidad 6 lleva nueve años sin uso. Así lo reconocía la dirección en un informe de diciembre de 2019, en el que señalaba que dicha zona se encontraba “por su abandono, totalmente desmantelada de instalaciones y hasta de parte de la albañilería”. “Respecto a la funcionalidad actual, el trazado general es inadecuado, pasillos estrechos, puestos de enfermería insuficientes… Las habitaciones no cuentan con las prestaciones necesarias, aseos inadecuados con numerosas barreras arquitectónicas, mal aislamiento térmico y acústico, deficiente climatización e iluminación. Las zonas de logística son muy reducidas. No existen espacios de uso común para pacientes”, recalcaba.
Aquel informe fue elaborado por el hospital –cuenta con la firma digital del director de Gestión y Servicios Generales– para justificar la contratación del servicio de redacción de un proyecto para la reforma de esta unidad. Una “remodelación integral” que el centro consideraba “necesaria” dado que “las necesidades asistenciales y demandadas” del Sistema Madrileño de Salud “van cada vez en aumento para las patologías” atendidas en el Virgen de la Poveda. “Para la ejecución de las obras, es necesaria la redacción de un proyecto que marque los requerimientos y condiciones de ejecución, así como la adaptación de las necesidades de usos, espacios y servicios por ampliación del número de unidades de hospitalización”, completaba el informe. Aquellos trabajos, con una duración de tres meses, fueron adjudicados diez días después por 48.000 euros a Planho Consultores. Fuentes sindicales del centro explican a infoLibre que el proyecto ya está listo. “El jefe de gestión nos dijo en su día que había sido aprobado y que, por tanto, podía comenzarse con las obras de remodelación”, continúan.
Pero las fuentes consultadas indican que los trabajos de mejora siguen sin haberse llevado a cabo un año después. Tampoco en el Portal de la Contratación consta ningún expediente de adjudicación ligado con este centro que guarde relación con la rehabilitación de la unidad. “Todavía no se han empezado las obras en ese área, que sigue utilizándose como almacén de camas. Y hasta que no se hagan, el espacio no puede ser utilizado por mucho que se vacíe de materiales. Aunque los sacásemos, se necesita una reforma. Y se calcula que no comenzará hasta principios del próximo año”, sostiene una trabajadora del centro. La zona en cuestión es amplia. Según se recogía en el informe, conserva el esquema original de 24 habitaciones. Teniendo en cuenta que cada una de ellas tiene capacidad para dos pacientes, la ausencia de trabajos en este área priva al sistema sanitario de unas 48 camas.
“Pendiente de adjudicación de partida presupuestaria”
A preguntas de este diario, fuentes de la Consejería de Sanidad explican que el centro está “en proceso de reforma y actualización de sus instalaciones”. En marzo, dicen, se completaron las obras de “remodelación integral” de la Unidad 5, destinada a los cuidados paliativos y en las que se invirtieron dos millones de euros –se la dotó de solárium y terraza, de zonas comunes para visitas y se creó un nuevo acceso a la zona de rehabilitación, gimnasio, logopedia o terapia ocupacional–. En cuanto a la Unidad 6, confirman que se realizó “el proyecto” y que, en estos momentos, se está “pendiente de adjudicación de partida presupuestaria”. “Una vez se dote, se sacarán las obras a concurso público”, señalan en Sanidad, desde donde añaden que desde que el centro entró a formar parte “con las transferencias” de la red pública de hospitales de la Comunidad de Madrid las “mejoras en las instalaciones han sido continuas por parte del Gobierno, con especial esfuerzo en los últimos años”.
La intención de acondicionar esta zona en el Virgen de la Poveda se dio a conocer poco después de que la Consejería de Sanidad estuviese a punto de concluir con la Unidad 5, ubicada en la primera planta. En el informe de diciembre de 2019, el centro explicaba que “próximamente” entraría en funcionamiento. Según confirman fuentes sindicales, a día de hoy ya está en marcha “para cuidados paliativos”. También están abiertas las unidades 1, 2, 7 y 8. Las tres primeras están completas, mientras que la última tiene algo más de una veintena de pacientes para un total de cuarenta camas. Del mismo modo, la Unidad 3 está operativa. En este caso, para enfermos por coronavirus –este miércoles tenían medio centenar–. También está acondicionada para su uso la cuarta. Sin embargo, un trabajador del centro explica que en esta zona de momento tienen las camas vacías a la espera de pacientes. “Pero a diferencia de la sexta, en este caso hablamos de una unidad que se encuentra habilitada para su utilización”, completa en conversación con este diario.
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Mientras los empleados del Virgen de la Poveda se mantienen a la espera de que comience la reforma, el escaparate mediático del Ejecutivo regional lo ocupa por completo el Hospital Enfermera Isabel Zendal. El centro, construido con capacidad para un millar de camas y cuya factura ya rebasa los 100 millones de euros, fue inaugurado a bombo y platillo a comienzos de diciembre por la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Sin embargo, tardó algo más de una semana en entrar en funcionamiento. Y, por supuesto, sin todos los sanitarios que consideraba necesarios para echar a andar. La Consejería de Sanidad calculaba que se requerían casi siete centenares para el primero de los pabellones. Sin embargo, solo se consiguió reclutar a un centenar de profesionales procedentes de otros centros, que son los que han comenzado a prestar atención en el Zendal. Un agujero importante que ha llevado al Ejecutivo regional a recurrir a los traslados forzososagujero de los sanitarios contratados como refuerzo para la pandemia. Una estrategia que ha puesto en pie de guerra a los sindicatos, que no han dudado en pedir la suspensión cautelarísima de esta estrategia.
Una semana después del inicio de las actividades, la joya de la corona de Ayuso tampoco cuenta con mucha afluencia de pacientes. Este miércoles, la supervisora de enfermeras del hospital ubicado en Valdebebas explicaba en el programa Espejo Público que había ingresados 19 pacientes en el centro. Al Zendal sólo pueden ser enviados perfiles muy concretos. El protocolo de derivación que el pasado 2 de diciembre recibieron los gerentes de los hospitales regionales, desvelado por elDiario.es, designa como “candidatos al traslado” los casos más leves o los pacientes con pocas posibilidades de superar la enfermedad, como aquellos con “una enfermedad terminal de órgano y una expectativa de vida inferior a un año” o los que precisan de “altos requerimientos de oxigenoterapia, así como factores analíticos y radiográficos de mal pronóstico”. Son, al fin y al cabo, perfiles no proclives a terminar en una Unidad de Cuidados Intensivos –bien por su bajo riesgo o bien porque dada la gravedad de su estado no pueden ser intubados–, lo que choca frontalmente con los anuncios de Ayuso presumiendo de que el nuevo centro contará con medio centenar de UCI.
La decisión de trasladar al hospital de pandemias a enfermos terminales ha sido criticada por todos los grupos de la oposición. Este martes en la Asamblea de Madrid, la portavoz de Vox, Rocío Monasterio, pidió al Ejecutivo regional que dote al centro con todo lo necesario para que se puedan atender a pacientes en cualquier grado de gravedad. Mientras, las formaciones de la izquierda parlamentaria cuestionaron que se deriven a este tipo de perfiles a un centro en el que la intimidad brilla por su ausencia. El líder de la oposición, Ángel Gabilondo, recordó que la Cámara madrileña aprobó por unanimidad la Ley de Derechos y Garantías de las Personas en el Proceso de Morir, un texto en el que se recoge que los pacientes terminales deben pasar sus últimos días en habitaciones que garanticen su intimidad. “Esto repite el protocolo de la vergüenza de las residencias. Este hospital que iba a ser para atender a personas covid ahora vamos a ver que tampoco”, señaló, por su parte, la portavoz de Unidas Podemos-IU, Isabel Serra.