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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

El Gobierno se revuelve por la actitud del PP en la UE pero evita la crítica directa contra Mazón

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La orden ha sido clara del presidente del Gobierno a todos los ministros: no es el momento de elevar el tono contra Carlos Mazón, hay que mantener la serenidad, no se puede caer en las provocaciones del Partido Popular y se debe trabajar con un tono constructivo. Los miembros del Ejecutivo siguieron esa tónica a lo largo de la maratoniana jornada en el Congreso de este miércoles, donde el PP y Vox desplegaron un discurso muy duro focalizando toda la responsabilidad en Pedro Sánchez y en la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera.

Con la dana acechando de nuevo buena parte de España, el Congreso fue escenario de horas y horas de debate sobre la catástrofe de Valencia a través de la comparecencia del ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, y la posterior sesión de control al Gobierno (sin Pedro Sánchez, de vuelta de la cumbre del clima en Baku).

Todo ello en un enturbiado clima después de la dura audiencia de Teresa Ribera la tarde anterior en Bruselas con el PP español impulsando el bloqueo de su nombramiento como ‘número dos’ de Ursula Von der Leyen en el próximo Colegio de Comisarios. Los populares no dejan de subir el tono contra el Ejecutivo central con su líder, Alberto Núñez Feijóo, hablando de Gobierno “fallido” y evitando cualquier crítica a Mazón, que debe enfrentarse a una esperada comparecencia este jueves en Les Corts. Con un paso más dado este miércoles: la petición de que Sánchez retire la candidatura de la española.

Sánchez y sus ministros se han conjurado para lograr un difícil equilibrio: no pedir en este momento la dimisión de Mazón ni entrar en la pelea directa, pero a la vez enfrentarse a las críticas sin filtro de los populares y de la ultraderecha y tratar de desmontar los bulos que circulan entre grupos políticos y agitadores sociales para hacer responsable a La Moncloa de la mala gestión de los primeros días.

Ribera, en el punto de mira

Pero sobre lo que no callan los socialistas tanto en público como en privado durante estas horas es en el movimiento impulsado por Núñez Feijóo para que el PPE logre que caiga Ribera de la Comisión, a pesar de que se alcanzó un pacto a nivel continental con los nombres de las futuras autoridades. Una ministra en el pasillo del Congreso definía así la situación: “Una vergüenza”.

En el Gobierno y en el PSOE se mantienen firmes y afirman que no prosperará la ofensiva alentada por Génova 13 en los pasillos de Bruselas. De hecho, a la vez que transcurría la sesión parlamentaria en Madrid, en Bruselas el portavoz de la Comisión Europea, Eric Mamer, apuntó el apoyo de Von der Leyen a la vicepresidenta española: "La presidenta ha dado su confianza al conjunto de candidatos al puesto de comisarios y el proceso para su confirmación está en curso. Evidentemente nada ha cambiado con respecto a esta posición inicial".

La vicepresidenta primera, María Jesús Montero, aseveró tras la propuesta del líder del PP de retirada de Ribera: "Es un hecho que no tiene precedentes, es absolutamente lamentable y habla por sí mismo de la falta de responsabilidad que tiene el señor Feijóo, que está dispuesto a hacer cualquier cosa por tal de ganar tiempo y no reconocer las propias responsabilidades del Partido Popular". "No es de recibo a que esté jugando con la inestabilidad de las instituciones europeas", añadió.

El titular de Agricultura, Luis Planas, sobre el que el PP pone el foco como posible sustituto de Ribera, tachó de “absolutamente ridículo” el movimiento del Partido Popular. Él es una de las personas que mejores conexiones tiene en las instituciones europeas después de años de trabajo en la capital comunitaria. “Lo que va a lograr como mucho es el retraso de unos días del nombramiento de la Comisión Europea. No tiene ningún sentido, la designación se va a producir. ¿Para qué sirve montar el número como PP y Vox? No deja bien la imagen de nuestro país, que es serio y responsable. Lo que necesitamos es una Comisión fuerte para defender los retos que tiene en estos momentos la UE, que son muy claros, como el cambio climático, las cuestiones comerciales y la geopolítica. Fue ridículo lo que hicieron el PP y Vox en el Parlamento Europeo”, remachó el dirigente socialista ante los periodistas en la Cámara Baja. El apoyo total y cerrado a Teresa Ribera también llego por parte de los socios del Gobierno, mostrando públicamente su respaldo la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.

"Ya habrá tiempo"

Durante toda la mañana, la mayoría de las miradas estaban puestas en Ángel Víctor Torres, que compareció a petición propia en el Congreso en su calidad de responsable de Política Territorial. Él se ha convertido desde el principio de la catástrofe en el gran referente del Ejecutivo a la hora de coordinar con la Generalidad Valenciana.

Y no quiso, a pesar de las embestidas del PP y de Vox, entrar en una crítica directa contra Carlos Mazón. Su máxima, según dijo a los propios diputados, es que no es momento de hablar de responsabilidades. “Ya habrá tiempo”, refirió, como llevan días diciendo los miembros del Gobierno. Pero su filosofía fue la siguiente desde la tribuna de oradores: “No van a encontrar en esta intervención ningún señalamiento por parte de este Gobierno de España, porque ya habrá tiempo para la asunción de responsabilidades, sino un llamamiento al trabajo conjunto, arrimando el hombro y compartiendo sacrificios para dar la mejor respuesta que nos exige, casi podría decir que nos clama en este instante, la ciudadanía”.

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Durante toda la comparecencia Torres, que habló principalmente desde la experiencia de haber gestionado crisis como el volcán de La Palma cuando era presidente de Canarias, tendió la mano al resto de grupos, incluso a Vox, que se niega as participar en las reuniones para elaborar los decretos de reconstrucción. Pero a la vez sí quiso entrar principalmente a desmentir bulos, echando en cara al PP que repita la expresión falsa de que supuestamente Sánchez dijo “si quieren ayuda, que la pidan”. Y a la ultraderecha también la desmontó: “Ustedes han dicho que hemos destruido presas. No se ha destruido ninguna presa en la Comunitat Valenciana en 24 años. Eso es un bulo. Solo les pido que en soledad piensen en lo que afirman”. “¿Cómo es posible que no condenen los bulos que decían que había cientos de miles de fallecidos en el centro comercial de Bonaire? ¿No merecen que defendamos la verdad? Cometemos errores pero tenemos que decir la verdad”, lanzó a la portavoz de Vox, Pepa Millán.

El ministro no entró a criticar directamente a Mazón, aunque en su discurso recordó que la propia Generalitat Valenciana no pidió elevar a nivel tres el nivel de emergencia. Y puso en contraposición a cómo se está actuando a lo largo de este miércoles en las diferentes autonomías con la amenaza de la nueva dana. Asimismo, anunció que se aprobará la figura de un Alto Comisionado para gestionar las ayudas en la próxima reunión del Consejo de Ministros. A pesar de no caer en la crítica directa, el ministro elevó el tono al final para calificar de “error” las acusaciones del diputado Carlos Sánchez (PP), que focalizó todos los errores en el Ejecutivo central.

El resto de ministros en la sesión posterior también rehuyeron las duras palabras contra Mazón, pero en sus rostros se evidenciaba el malestar por todas las palabras del PP. No lo podían disimular María Jesús Montero, Margarita Robles, Óscar Puente y Fernando Grande-Marlaska, entre otros. La vicepresidente primera resumió la actitud que debían tener: “Serenidad”.

La orden ha sido clara del presidente del Gobierno a todos los ministros: no es el momento de elevar el tono contra Carlos Mazón, hay que mantener la serenidad, no se puede caer en las provocaciones del Partido Popular y se debe trabajar con un tono constructivo. Los miembros del Ejecutivo siguieron esa tónica a lo largo de la maratoniana jornada en el Congreso de este miércoles, donde el PP y Vox desplegaron un discurso muy duro focalizando toda la responsabilidad en Pedro Sánchez y en la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera.

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