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El Gobierno no logra atraer a España el talento 'fugado': el número de expatriados aumenta un 7% en tres años

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Lo de emigrar para buscar un futuro lleva sucediendo desde hace generaciones. Personas que dejan atrás su país, su familia, amigos y conocidos para buscar oportunidades (por lo general, de carácter laboral) que no se encuentran dentro de nuestras fronteras. Sucedió durante los siglos XIX y XX, con una migración masiva hacia Iberoamérica y continuó durante el franquismo, cuando cerca del 10% de la población activa tuvo que dejar su hogar para abastecer a su familia. La historia volvió a repetirse tras la crisis económica iniciada en 2008, aunque con significativas diferencias.

Según se desgrana en este estudio sobre la movilidad social de los emigrantes españoles en Europa, publicado en la Revista Española de Investigaciones Sociológicas (REIS), mientras que en los años sesenta y setenta las migraciones a países como Francia, Alemania, Suiza y Reino Unido se caracterizaban por unos perfiles profesionales de baja cualificación, las migraciones actuales son protagonizadas por trabajadores altamente cualificados atraídos por la búsqueda de un mayor reconocimiento social y laboral.

En el año 2009 había millón y medio de personas viviendo en el extranjero, concretamente 1.471.691, tal y como reflejan los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), aunque cabe destacar que hay un porcentaje que no aparece en las estadísticas por no notificar a efectos administrativos su presencia en el país. Cinco años después, en 2014, esa cifra superó los dos millones de personas, situándose en 2.058.048.

Este fenómeno, popularmente conocido como fuga de cerebros, llegó a ser celebrado por el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que abogó por “llevar el talento y el conocimiento donde sea excedente hacia donde sea deficitario”, durante un encuentro de la Cumbre Iberoamericana. Su ministra de Empleo, Fátima Bañez, lo calificó como “movilidad exterior” y defendió que medidas como la reforma laboral atraerían “el talento fugado”.

Las políticas del PP y sus recortes en investigación fueron censuradas por la oposición. “Aquí no hay fuga de cerebros; hay expulsión de cerebros”, le llegó a decir el entonces líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, a Rajoy en una sesión en el Congreso. “Hay 500.000 jóvenes que han abandonado España porque no hay oportunidades, lo que Báñez llama movilidad exterior”, censuró años más tarde el sucesor de Rubalcaba, Pedro Sánchez, en otra sesión de control.

Más de dos y medio de españoles viven en el extranjero: la mayoría en América y Europa

En este contexto, después de que Pedro Sánchez llegase a la presidencia del Gobierno en el año 2018, se comprometió a repatriar a los españoles que se fueron en durante la última gran crisis económica. Esa labor recayó en la Secretaría de Estado de Migraciones, entonces dependiente del Ministerio de Trabajo que pilotaba Magdalena Valerio, con el objetivo de “dar respuesta a las necesidades de las personas emigrantes españolas durante su etapa migratoria y su retorno, eliminando las barreras a las que se enfrentan y fomentando su retorno en las mejores condiciones”.

Sin embargo, a tenor de los datos, esta fuga no se ha frenado. A 1 de enero de 2021 la población española residente en el extranjero asciendía a 2.654.72 personas, según datos del INE. Tres años antes, el 1 de enero de 2018 (cuando todavía gobernaba el PP) eran 2.482.808. Es decir, en tres años la población emigrada ha aumentado un 6,92%. Ni siquiera la pandemia ha frenado ese crecimiento, aunque sí lo ha ralentizado un poco.

De estos más de dos millones y medios de personas, 974.482 residen en Europa. La lista la lidera Francia, con 280.000 personas, seguida de Alemania con 172.000, Reino Unido con 160.000 residentes españoles, Suiza con 127.000 y Bélgica con casi 70.000. En el continente americano viven 1.581.434 españoles, casi medio millón de ellos (475.000) en Argentina. En segunda posición se sitúa Estados Unidos con 173.000, en tercer lugar Cuba con 150.000, seguida de México con 145.000 y Brasil con 133.000 españoles.

Por lo que respecta al resto de continentes, no llegan a 100.000 los españoles que viven en Asia, África u Oceanía. En Asia habitan 46.484, en una lista que encabeza Emiratos Árabes Unidos con casi 6.000 expatriados, seguida de Israel con 5.474, Turquia con 5.142, China con 5.050, Filipinas con 4.400 y Japón con 3.248 personas. En África, de los 27.727 españoles que residen allí, casi la mitad lo hacen en Marruecos (11.605), en segundo lugar se sitúa Guinea Ecuatoria (2.650), y le siguen Senegal (2.336), Sudáfrica (1.803) y Gambia (1.446). Por último, en Oceanía, donde viven 24.596 españoles, la mayoría se condensa en Australia (22.980), mientras que 1.589 viven en Nueva Zelanda.

Menos del 30% de participantes del programa del Gobierno volvieron a España

El 22 de marzo de 2019, el Ejecutivo socialista (entonces monocolor) puso en marcha un programa piloto de un año de duración (julio 2019 - junio 2020) en el que participaron 200 personas e incluía un total de 50 medidas encaminadas a facilitar la vuelta a España, entre ellas conectar a migrantes y empresas, eliminar las barreras administrativas (como bonificar la cuota de autónomos), asesoramiento en la búsqueda de una nueva vivienda en España e incluso ayuda psicológica.

El resultado del proyecto piloto no fue demasiado alentador: de los 200 participantes volvieron a España 58, menos de un 30% del total, aunque desde Migraciones añaden que 33 usuarios adicionales (el 17%) habían fijado ya una fecha de regreso a España. De ese total, el 59% eran mujeres y el 41% hombres, con una media de 35 años de edad, procedentes de 29 países de residencia. El proyecto contó con un presupuesto total de 24,2 millones de euros, 12,4 millones en 2019 y 11,8 millones en 2020, implicando a una decena de ministerios.

Este programa experimental finalizó hace más de un año pero desde el departamento de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, dirigido ahora por José Luis Escrivà, evitan dar más detalles sobre su continuación a preguntas de infoLibre. Este medio se ha interesado por conocer las iniciativas que se han puesto en marcha y el presupuesto para hacerlo, pero no ha obtenido respuesta. “Contestaremos en cuanto podamos”, sintetizan.

Otro de los ministerios implicados en esta vuelta de personas emigradas es el de Trabajo y Economía Social, que lidera Yolanda Díaz. En su plan de choque por el empleo joven se comprometió a “contribuir al retorno de jóvenes emigrantes que salieron de nuestro país por no encontrar una salida profesional en España”. A preguntas de este medio, indican que la derogación de los aspectos más lesivos de la reforma laboral contribuirá a atraer esos jóvenes.

Los emigrados hablan: "El discurso del esfuérzate no sirve de nada"

Pau Sebastià (28), María Bofill (29), Nerea Parro (27) y Carmen Sánchez (26) comparten con infoLibre sus experiencias viviendo en el extranjero, mayoritariamente en territorio europeo. Residen en Suiza, Francia, Bruselas y Holanda, pero antes lo hicieron en otros países como Alemania o Estados Unidos. Sus perfiles son muy diversos: biotecnología, periodismo, traducción, veterinaria y literatura.

“Emigrar en ningún caso es un camino de rosas”

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Nerea Parro estudió traducción e interpretación y vive en Suiza. ¿Los motivos? Una beca de doctorado. “No tenía ninguna posibilidad de realizar un doctorado con un contrato en España ni una beca que son, por lo general, las dos maneras de poder realizar los estudios de doctorado en unas condiciones medianamente dignas”, señala. “Tuve la suerte de conseguir un contrato de assistante doctorant en la universidad de Neuchâtel en Suiza. Y digo la suerte porque éramos más de un centenar de personas quienes nos encontrábamos en la misma situación, intentando encontrar una oportunidad aunque fuese fuera”, explica.

A María Bofill fueron las prácticas del máster de periodismo político internacional las que le llevaron a Bruselas, donde reside desde hace cinco años: “Aquí tengo un trabajo bien pagado, he intentado buscar trabajo en España y no tiene nada que ver las condiciones que ofrecen allí con lo que tengo aquí”. A Carmen Sánchez le sucede lo mismo. “El trabajo de veterinaria está muy mal pagado, o tienes dinero para formarte y poder especializarte o presentarte a unas oposiciones o no tienes futuro en España", resume.

Pau Sebastià hizo su doctorado en Biotecnología Vegetal en la Wageningen University and Research (Holanda) y asegura que “si bien es cierto que hay algunas universidades en España que ofrecen másters similares, el contexto académico, empresarial y cultural de Wageningen es difícilmente alcanzable. Además de todo esto y por si fuera poco, el precio del máster era inferior a los ofertados en España”.

Lo de emigrar para buscar un futuro lleva sucediendo desde hace generaciones. Personas que dejan atrás su país, su familia, amigos y conocidos para buscar oportunidades (por lo general, de carácter laboral) que no se encuentran dentro de nuestras fronteras. Sucedió durante los siglos XIX y XX, con una migración masiva hacia Iberoamérica y continuó durante el franquismo, cuando cerca del 10% de la población activa tuvo que dejar su hogar para abastecer a su familia. La historia volvió a repetirse tras la crisis económica iniciada en 2008, aunque con significativas diferencias.

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