“Hay que coger el foco y subirlo un poco para ver las cosas. Y los números siguen siendo los mismos números. Es lo que hay y es lo que había tras el 23J”. Esta reflexión la hace un ministro pensando en el cierre de la temporada parlamentaria, las negociaciones sin descanso y las votaciones de infarto que se producen cada semana en el Congreso de los Diputados.
Este jueves se vivió otra jornada frenética en la Carrera de San Jerónimo. El Gobierno logró anotarse importantes tantos como sacar el grueso de la reforma fiscal y aprobar la ley de eficiencia en la Justicia, en la que había trabajado concienzudamente Félix Bolaños. Se sucedió también un momento de gran consenso con el apoyo mayoritario de la Cámara Baja al decreto de ayudas a la dana (con el único voto contrario de Vox), pero también el Ejecutivo experimentó la pinza que formaron el PP, la ultraderecha, PNV y Junts para tumbar el impuesto a las energéticas.
A pesar de la endiablada aritmética parlamentaria, en el Ejecutivo y en el grupo parlamentario socialista ponen en valor a modo de balance haber conseguido el apoyo para sacar 25 iniciativas legislativas en las Cortes Generales durante este año (diez reales decretos, diez proyectos de ley y cinco proposiciones de ley). Sostienen los socialistas que no hay “parálisis” como venden la oposición y la derecha mediática y se afanarán en explicarlo durante estos días frente a los discurso que dan por agotada la legislatura.
"Sudar la camiseta"
El Ejecutivo encara 2025 con el gran objetivo de sacar adelante unos presupuestos generales del Estado. La idea que maneja el Gobierno es aprobarlos en Consejo de Ministros durante el primer trimestre del año. Pedro Sánchez y Yolanda Díaz coinciden en que hay que llevarlos al Congreso aunque ahora mismo no estén amarrados los números.
“Hay que sudar la camiseta”, ha trasladado el propio presidente del Gobierno. Son muchos los frentes para rearmar la mayoría de investidura para las cuentas, pero varios ministros consultados muestran sus ganas de luchar por las cuentas a pesar del estruendo que domina la conversación pública. “Junts va a seguir dando la lata”, dice una ministra, pero al segundo sostiene que se puede convencer a Carles Puigdemont para los presupuestos y para la reducción de la jornada laboral, por ejemplo.
En el horizonte planea esa pinza que ha empezado a conformarse por parte de Junts, el PNV y el PP en materia económica. En el PSOE trasladan que, a pesar del gesto, no ven a los de Aitor Esteban abandonando al Gobierno en el Parlamento. Detrás hay una razón de peso: el pacto entre los nacionalistas vascos y el PSE-EE por el que se sostiene la Lehendakaritza, las Diputaciones Forales y la mayoría de grandes ayuntamientos en Euskadi.
Sobre Junts, explican en La Moncloa y en Ferraz, pesa ahora mismo una “exageración” por parte de Carles Puigdemont para marcar terreno político. Por eso creen que hay que esperar a que pase el final del año y se calmen un poco las aguas para poder concretar el voto en asuntos clave como el techo de gasto y los presupuestos generales del Estado. Además, analizan fuentes gubernamentales que todo está condicionado por la lucha existente entre los posconvergentes y Esquerra, dos formaciones que acaban de renovar sus direcciones para encarar la nueva etapa en Cataluña dominada por Salvador Illa y sin mayoría absoluta del soberanismo.
La pinza PP, Junts y PNV
Uno de los ministros con mayor peso del Gobierno hace este análisis de la situación: “Es normal que voten juntos PP, Junts y PNV algunas cosas. No veo más historia. Ya veremos los presupuestos. Eso va a requerir mucho esfuerzo”. Otro miembro del Ejecutivo insiste en que no cree que a los nacionalistas vascos y catalanes les interese “arrimarse” al PP: “Lucharemos los presupuestos”.
Los ministerios están trabajando a pleno rendimiento en este final de año en sus propuestas para los presupuestos generales. En esas cuentas también tendrán un papel muy importante para la luz verde los cuatro diputados de Podemos. El pasado jueves estuvieron a punto de tumbar la ley de Justicia, pero finalmente lograron un pacto con el Gobierno para que incluya en el decreto del escudo social la prórroga de las medidas antidesahucios y para subvencionar el transporte durante seis meses más.
El enlace clave en estos momentos con Podemos es Bolaños. En el partido morado reconocen que sólo es buena la interlocución con él: “El Gobierno está desnortado, tendrían que escuchar y aprender todos de Félix”. Además, los de Ione Belarra defienden que sólo se fían de él porque siempre ha cumplido con su palabra.
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En el Ejecutivo defienden que aunque cada votación parece siempre el final del mundo casi siempre terminará dominando el color verde en las pantallas del Congreso. Dicen miembros del Gobierno que hay que normalizar la situación de diálogo y de negociación y alejan la posibilidad de que haya una convocatoria electoral pronto. Un ministro lanza esta idea: “Los socios pueden decir muchas cosas, pero luego está el vértigo de darle al botón de ir a elecciones”.
El equilibrio interno
Dentro del propio Gobierno también se acumulan algunas tensiones en los últimos días. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, empuja con fuerza para sacar ya adelante la reducción de la jornada laboral a 37 horas y media el año que viene. Mantiene una lucha privada y pública con el responsable de Economía, Carlos Cuerpo. En Sumar indican: “Él es lo mismo que Nadia Calviño, pero con zapatillas. Es neoliberal”. El ala socialista insiste en que se debe anteponer el consenso entre los grupos parlamentarios a un calendario. La también ministra de Trabajo se juega su capital político en esta iniciativa y el viernes cerró el acuerdo con los sindicatos. Su teoría es que no se debe diluir en el tiempo y hay que lanzarse a la arena del Parlamento para que se retraten todos los diputados.
Sumar presiona asimismo en el tema de vivienda al PSOE. Creen que la legislatura se juegan en este campo y que los votantes progresistas esperan medidas más audaces. La presión es total sobre la titular del ramo, Isabel Rodríguez (PSOE). En una entrevista publicada este viernes en infoLibre la portavoz de Sumar en el Congreso, Verónica Barbero, se expresaba en estos términos: “Da la impresión de que no tenemos ministra de Vivienda”. La teoría del ala del Gobierno liderado por Díaz es que hay que arriesgar y tomar medidas audaces para el electorado progresista que lleva muchos años movilizado para que se sostenga la coalición. “Esto no puede ir de sólo gestionar como decía el PSOE”, indican en ese grupo.
“Hay que coger el foco y subirlo un poco para ver las cosas. Y los números siguen siendo los mismos números. Es lo que hay y es lo que había tras el 23J”. Esta reflexión la hace un ministro pensando en el cierre de la temporada parlamentaria, las negociaciones sin descanso y las votaciones de infarto que se producen cada semana en el Congreso de los Diputados.