El pasado abril, cientos de agricultores rumanos bloquearon con tractores el paso fronterizo de Halmeu con Ucrania, en protesta por la avalancha de grano barato procedente de su vecino devastado por la guerra. "Queremos ayudar, pero no a cualquier precio", coreaban. "Las importaciones de Ucrania son una gran pérdida para nosotros", afirma David Gheorghe, un agricultor que también es alcalde de la cercana ciudad de Moftin. "Han llenado el país de grano ucraniano, para nosotros esto es competencia desleal". Con los puertos de Ucrania bloqueados desde la invasión de Rusia el año pasado, el número de camiones de grano que cruzan Halmeu se ha disparado: de apenas diez al mes en los primeros días de la guerra a 1.600 en otoño. En respuesta a las protestas de los agricultores, Rumanía y otros países prohibieron temporalmente las importaciones de grano ucraniano. Una decisión que ha provocado la reacción del presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, que criticado las restricciones por considerarlas una amenaza para la economía de su país.
Pero lo cierto es que el sector agrícola ucraniano también se ha visto perjudicado por la propia corrupción del país.
Así lo revela esta investigación del OCCRP y el RISE Project. Los datos comerciales obtenidos por los periodistas muestran que, en los primeros siete meses de la invasión a gran escala de Rusia, gran parte del grano que pasaba por Halmeu y otros pasos fronterizos era exportado por dudosas empresas ucranianas acusadas de evasión fiscal y otros delitos. Estas empresas figuran entre las más de 300 investigadas por las autoridades ucranianas desde septiembre. Según la fiscalía, sólo el año pasado defraudaron al Estado al menos 140 millones de dólares, algo más de 127,5 millones de euros. En el marco de la investigación, las autoridades se han incautado de decenas de miles de toneladas de grano de algunas de las empresas, según consta en documentos judiciales consultados por los periodistas. Algunas han impugnado estas incautaciones y los procesos judiciales siguen su curso. Varios altos funcionarios están acusados de abusar de sus cargos para ayudar a establecer el sistema de evasión fiscal, entre ellos altos responsables de aduanas que trabajan en los puertos de la región de Odesa.
Para comprender mejor cuánto maíz, cebada, trigo y otros cereales exportan estas empresas a la Unión Europea –y quién los compra–, los periodistas cruzaron sus nombres con datos aduaneros del agregador de datos comerciales ImportGenius e información de la Dirección de Seguridad Alimentaria de Rumanía. Los datos disponibles, que abarcan los siete primeros meses de la guerra, incluyen 80 empresas ucranianas sospechosas. Entregaron al menos 1,7 millones de toneladas de grano, por valor de 495 millones de dólares –451 millones de euros–, a empresas de Rumanía, Hungría y Chequia durante ese periodo. En comparación, Ucrania exportó a Rumanía algo más del doble de esa cantidad de grano, por valor de unos 1.000 millones de dólares, durante el mismo periodo. "La mayor parte de las exportaciones de grano que se realizan actualmente ni siquiera están cerca de reportar a Ucrania los beneficios que deberían", afirma Maryan Zablotskyy, legisladora ucraniana que emprendió su propia investigación sobre el mercado del grano hace cuatro años.
Los periodistas descubrieron que entre los compradores del grano había empresas offshore, empresas húngaras que habían sido disueltas por no presentar la documentación, empresas apoderadas en Hungría y la República Checa, empresas con un historial de evasión fiscal, empresas propiedad de personalidades con conexiones políticas, así como grandes comerciantes internacionales, como COFCO International, Bunge, Viterra y Ameropa Holding. Un hombre que aparecía en la documentación como propietario de una de estas importadoras declaró a los periodistas que había estado internado en un hospital psiquiátrico y que alguien le había pagado para que pusiera su nombre a la empresa. Señaló a otros pacientes que habían sido usados de la misma manera.
No fue posible recabar respuesta de ninguna de las empresas ucranianas sospechosas con las que el OCCRP y sus socios intentaron ponerse en contacto a través de sus números de teléfono registrados. COFCO International declaró que no tenía constancia de transacciones con las empresas ucranianas sospechosas que figuraban en los datos. Viterra dijo que no tenía constancia de "relaciones comerciales directas" con ninguna de ellas. Bunge y Ameropa no respondieron.
"Hay cero, cero impuestos"
La investigación ucraniana comenzó cuando los agentes se percataron de que un gran número de empresas, muchas de ellas de reciente creación, evadían impuestos mientras comerciaban con cereales. Los documentos presentados por los fiscales muestran que cientos de empresas están siendo investigadas por estar supuestamente registradas por "personas no identificadas", mostrar signos de "comportamiento ficticio" y eludir el pago de impuestos. Las personas que estaban detrás de la trama "transferían productos de una empresa fantasma a otra [...] para confundir las cadenas comerciales y evitar los pagos obligatorios al presupuesto", declaró en enero el Servicio de Seguridad de Ucrania.
La Oficina de Seguridad Económica del país dijo a los periodistas que no podía facilitar más información sobre la investigación, ya que seguía en curso. Pero en un informe publicado en abril por una comisión parlamentaria se ofrecen más detalles. Según el informe, el servicio no comprobó adecuadamente más de 600 empresas exportadoras de grano sospechosas de las que había sido informado por la agencia tributaria. Estas empresas "presentaban riesgos de evasión fiscal, de no devolver sus ingresos en divisas a Ucrania como exige la ley de blanqueo de dinero".
Estos son los factores que hacían que el grano ucraniano "negro" fuera tan barato en el mercado europeo, declaró el jefe de la comisión y diputado Yaroslav Zhelezniak. Estos delitos también provocan enormes pérdidas al presupuesto ucraniano, añadió. "Hay cero, cero, cero impuestos", dijo Zhelezniak, nombrando varias agencias policiales que, según él, tienen presencia en los puestos aduaneros ucranianos. "¿Para qué están ahí esos cuerpos de seguridad de mierda, si no lo ven?".
Según el informe de la comisión, las empresas no fueron inspeccionadas sistemáticamente. En algunos casos, dijo, los funcionarios de aduanas entrevistaron a sus directores sólo por teléfono o videochat y no verificaron sus identidades. La comisión descubrió que más de la mitad de los exportadores no habían presentado ninguna declaración de aduanas, y que la mayoría de las que se presentaron se tramitaron en los 90 minutos siguientes a su recepción. Una declaración tardó sólo nueve minutos.
El exportador más prolífico, Talstaktiv
Para saber quién importa "grano negro" de Ucrania y en qué cantidad, los periodistas cotejaron los datos aduaneros con la lista de empresas ucranianas acusadas de infracciones, los nombres de varios conocidos importadores rumanos, checos y húngaros de grano ucraniano y varias empresas offshore que importan grano ucraniano.
El exportador ucraniano más prolífico de la lista es Talstaktiv, una empresa que, según los fiscales, "legalizó ingresos obtenidos por medios delictivos", no pagó el impuesto sobre la renta y no devolvió sus ganancias en moneda extranjera.
La empresa se fundó en febrero de 2021, un año antes de la invasión a gran escala de Rusia. En algún momento de este año, mientras estaba siendo investigada, Talstaktiv cambió su dirección y adoptó el nuevo nombre de Technotrade Supply. A lo largo de su corta existencia, los propietarios registrados de la empresa cambiaron tres veces. Según los datos de aduanas, la empresa exportó grano en 2021 y 2022 por valor de más de 150 millones de dólares, cerca de 137 millones de euros, a dos empresas húngaras a las que un tribunal húngaro ordenó liquidar por no presentar documentos financieros ni información de contacto precisa.
El tribunal también prohibió a estos importadores húngaros –llamados The Mark Global y Borko Trade– realizar cualquier otra actividad. A pesar de ello, The Mark Global siguió comerciando. Entre sus tratos con Talstaktiv y otras empresas, la compañía importó entre 2021 y 2022 283 cargamentos de grano por valor de 157 millones de dólares, algo más de 143 millones de euros.
De las ventas de grano realizadas sólo a Borko Trade –que importó grano por valor de unos 336 millones de dólares entre 2020 y 2022–, el Estado ucraniano perdió unos 20 millones de dólares –más de 18 millones de euros– en impuestos no pagados, según los documentos de los fiscales. Las autoridades húngaras se mostraron incapaces de establecer quién estaba realmente detrás de la empresa. Según la dirección de impuestos y aduanas del país, tanto el sucesor legal de Borko Trade como la información de contacto del contribuyente eran desconocidos. El correo enviado a la empresa fue devuelto debido a un código postal falso.
Del psiquiátrico a la empresa
Cuando los periodistas investigaron quién estaba detrás de The Mark Global, Borko y otras dos empresas asociadas, encontraron a varios jóvenes que figuraban como accionistas o directores actuales o anteriores y que parecían ser apoderados, entre ellos un aspirante a influencer en TikTok. Uno de ellos dijo a los periodistas que él y otros habían sido contactados para poner su nombre en la empresa mientras recibían tratamiento en una institución psiquiátrica. El rastro hasta estos hombres conducía, a través del director de The Mark Global en el momento de su disolución, a un lituano llamado Sergiejus Kolobovas. Kolobovas no tiene constancia de propiedades ni negocios en su país de origen.
También fue director general de otro importador húngaro, Supstan, que compró aceite de girasol a Ucrania por valor de más de 56 millones de euros en 2020 y 2021 antes de que las autoridades ordenaran su disolución en 2022. El hombre que figura como propietario de la empresa antes que Kolobovas –mientras se realizaban estas transacciones– es Ondrej Stana, un ciudadano checo de 27 años que hace vídeos de desarrollo personal en TikTok. Stana dijo a los periodistas que estaba recibiendo tratamiento para el trastorno bipolar en la ciudad checa de Brno hace varios años cuando un hombre llamado Albert se acercó a él y a otros pacientes y les pidió que se "unieran" a las empresas. "Todo esto por 400 euros al mes, que recibí unas siete veces a lo largo de dos años, como mucho", cuenta. "Muy pronto me di cuenta de que era un error, pero no sabía qué hacer. Les pedí que eliminaran mi nombre".
Un ucraniano llamado Albert Yanishevskiy, que apenas tenía 23 años cuando se crearon estas empresas en 2019, parece estar detrás de la dirección de correo electrónico utilizada por The Mark Global en el registro mercantil húngaro. Contactado por la prensa, Yanishevskiy declaró que anteriormente dirigía un bufete de abogados en la República Checa que abría empresas a cambio de una comisión. Afirmó que The Mark Global era una de esas empresas, pero dijo que él no tenía ningún papel en ella. Negó haberse puesto en contacto con nadie en una clínica psiquiátrica para abrir una empresa. En cambio, dijo que se había puesto en contacto con ciertas personas para que firmaran formularios después de que quienes creaban las empresas le dijeran que "esta persona será el director de esta empresa."
El director general de The Mark Global era Matej Bartík, un ciudadano eslovaco de 30 años. Según Stana, él también había estado en el hospital psiquiátrico y Yanishevskiy se había puesto en contacto con él. Pero cuando los periodistas se pusieron en contacto con Bartik, este negó que The Mark Global fuera su empresa y dejó de responder. Los periodistas descubrieron que el rastro de Bartik se remontaba a supuestas actividades delictivas en Ucrania. En varios momentos, fue director general y accionista de una empresa checa de servicios informáticos y tecnológicos que anteriormente había sido propiedad de un ucraniano llamado Viktor Holovchyk.
Desde 2019, las empresas de Holovchyk han sido investigadas en varios casos de presunto blanqueo de capitales, uno de los cuales contó con la ayuda de funcionarios del Banco Nacional de Ucrania. En uno de estos casos, los fiscales dijeron que una empresa de Holovchyk blanqueó dinero de origen ilícito. En su defensa, un abogado de la empresa dijo que el dinero representaba anticipos de la venta de grano. El caso sigue abierto. Los periodistas no pudieron ponerse en contacto con Holovchyk para hacer comentarios.
Un tercer hombre mencionado por Stana como paciente psiquiátrico al que se había pedido que pusiera su nombre a una empresa era Lukáš Neradílek. Stana envió a los periodistas una foto suya con Neradílek; otra foto de Neradílek parece mostrarle en el hospital psiquiátrico. Su nombre aparece en dos empresas que compraron grano a Ucrania: Resale Consult, en Eslovaquia, y GD Delivery Consult, en Hungría.
Resale Consult importó grano de la región ucraniana de Mykolaiv por valor de casi 40 millones de euros entre 2019 y 2021, y GD Delivery Consult compró soja por valor de 1,8 millones en 2019. Entre todas, estas cinco empresas –The Mark Global, Borko, Resale Consult, GD Delivery Consult y Supstan– compraron a Ucrania grano y aceite de girasol por unos 550 millones de euros entre 2019 y 2022. Luego vendieron estos productos a empresas de Turquía, Corea, Bélgica, Rumanía y varios países africanos.
COFCO sigue adelante
El diputado ucraniano Zablotskyy, que emprendió su propia investigación sobre el mercado de cereales hace cuatro años, declaró a los periodistas que los grandes comerciantes internacionales estaban detrás de los actuales negocios clandestinos, y que la mejor forma de detenerlos era intentar que se les impusieran multas fuera de Ucrania. "Como ha demostrado la práctica, es muy difícil perseguir esto en Ucrania con el sistema de aplicación de la ley que tenemos y la corrupción que hay", afirmó.
Los periodistas descubrieron que COFCO International Romania, filial de la multinacional agrícola china COFCO International, era una de las empresas que había importado grano a través de empresas ucranianas investigadas. La filial rumana de COFCO importó a Rumanía semillas de girasol por valor de 2,1 millones de euros a través de Talstaktiv, pagando sólo 0,36 euros por kilogramo en mayo de 2022, cuando el precio en las bolsas internacionales de cereales era de 0,61 euros por kilogramo. En total, COFCO International Rumanía importó en el país grano por valor de más de 132 millones de euros en los siete meses comprendidos entre febrero y septiembre de los que se dispone de datos. De esta cantidad, unas 145.500 toneladas de grano, por valor de más de 33 millones de euros, llegaron a través de empresas ucranianas ahora investigadas.
De ellos, el mayor de los proveedores de COFCO International Romania, que le exportó grano por valor de unos 11 millones de euros, es Greenprime, con sede en Odesa. Al menos en algunos envíos, el precio de compra fue mucho más bajo de lo normal: en agosto y septiembre de 2022, Greenprime exportó colza a COFCO International Rumanía por 0,35 euros el kilo, frente a los 0,58 euros del mercado internacional. Greenprime, fundada en mayo de 2021, también suministró a una empresa rumana llamada Hércules, controlada por el hijo de Gheorghe Bunea Stancu, antiguo jefe del consejo del condado de Braila. Bunea Stancu fue condenado a tres años de cárcel por abuso de poder y por su implicación en la financiación indebida de una campaña política. Greenprime también exportaba grano a Bunge Rumanía, filial local del gigante estadounidense del agronegocio.
COFCO International Romania no respondió a las solicitudes de comentarios. Su empresa matriz, COFCO International, declaró que la filial rumana "no tiene constancia de ninguna transacción con las empresas que usted ha mencionado, ni la ha realizado". "Le recomendamos encarecidamente que cuestione las fuentes y registros que ha utilizado para determinar las afirmaciones que hace en su carta, que no son correctas", declaró.
Cuando los periodistas enviaron un correo electrónico de seguimiento explicando que sus conclusiones procedían de datos aduaneros agregados y proporcionando ejemplos, la empresa escribió que su declaración anterior "sigue siendo válida" y cuestionó si los datos se referían a "vendedores" o "expedidores", sin dar más detalles [los datos de ImportGenius utilizados por los periodistas indican el exportador o "expedidor" de cada envío de grano, pero esto no implica necesariamente una relación comercial directa con el destinatario].
Las filiales rumanas de otros dos grandes comerciantes internacionales –Viterra (antes conocida como Glencore Agriculture) y Ameropa Holding– también importaban grano a través de dudosas empresas ucranianas. Tres filiales de Viterra importaron grano por valor de 8,47 millones de euros a través de empresas ucranianas dudosas. En 2022, Viterra Rotterdam importó soja y aceite de girasol a través de Тalskativ por valor de 3,19 millones de euros. Viterra Rumanía importó grano y semillas de girasol por valor de algo más de 4 millones de euros a través de las empresas ucranianas durante el mismo período. Y Viterra Hungría importó semillas de girasol por valor de 1,28 millones de euros a través de otra sociedad ucraniana ahora investigada.
En respuesta a las preguntas, Viterra dijo que había "llevado a cabo una revisión interna exhaustiva y puede confirmar que, a nuestro leal saber y entender, no tenemos constancia de ninguna relación comercial directa con ninguno de los terceros mencionados en su consulta". La firma añadió que "tiene una política de tolerancia cero para las prácticas comerciales ilegales o corruptas de cualquier tipo". "En todo nuestro negocio, Viterra cuenta con amplias políticas y procedimientos para garantizar que todas las contrapartes con las que trabajamos no tienen ningún historial de actividades corruptas, incluyendo pero no limitado a la evasión de impuestos", dijo la firma. No respondió a tiempo para su publicación a un correo electrónico de seguimiento de los periodistas que explicaba el origen de los datos.
Mientras tanto, de julio a septiembre de 2022, Bunge Rumanía importó cereales por valor de 5,1 millones de euros a través de las dudosas empresas ucranianas, incluida Greenprime, según documentos aduaneros vistos por los periodistas. Alrededor de 1,37 millones de euros se importaron a través de Pretset, una empresa cuyo certificado de IVA ha sido revocado por las autoridades ucranianas. Bunge no respondió a las peticiones de comentarios.
Una filial rumana de Ameropa Holding importó cereales por valor de 1,55 millones de euros a través de empresas acusadas de infracciones. La empresa no respondió a las solicitudes de comentarios.
Un comprador relacionado con un exministro moldavo
Un comprador rumano de granos, relacionado con un exministro moldavo caído en desgracia, parece haber comenzado un comercio dinámico de granos ucranianos después de la invasión de 2022. La mayoría de sus importaciones durante el periodo del que los reporteros tienen datos provinieron de empresas ucranianas bajo investigación. La empresa, Damalio RO, no tuvo actividad comercial en 2021 pero facturó 12,75 millones de euros al año siguiente. Según el sitio web de Damalio RO, la seguridad de la empresa corre a cargo de Alexandru Pînzari, exministro de Defensa de Moldavia y exjefe de la Policía Nacional. Hace dos años, Pînzari fue arrestado por abuso de autoridad y otros cargos.
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El dueño de Damalio es un hombre rumano-moldavo sin perfil público y que además es copropietario de otra empresa con el hijo de Pînzari. Entre junio y septiembre de 2022, Damalio importó 971 envíos de cereales valorados en 3,1 millones de euros desde Ucrania. De estos, 785 envíos, consistentes en 19.556 toneladas y por un valor de 2,55 millones de euros, procedían de empresas investigadas.
El mayor de los proveedores de Damalio es Podillya Agroservis, una empresa fundada en enero de 2022 que también está siendo investigada, en otro caso, por presuntamente violar las normas aduaneras al intentar ocultar el origen de las semillas de girasol. Sólo en agosto y septiembre de 2022, Podillya Agroservis realizó 692 envíos de granos por un total de más de 3,6 millones de euros. Muchos de estos envíos fueron a Damalio.
El proveedor más barato de Damalio, a uno de los precios más bajos vistos por los reporteros en esta investigación, fue Raikomia. En julio de 2022, Damalio importó maíz de Raikomia a solo 0,0764 euros el kilogramo, cinco veces menos que el precio internacional. Raikomia comparte un número de teléfono con otra empresa, creada en octubre de 2022, de la que los fiscales ucranianos incautaron unas 65.000 toneladas de trigo y maíz en la región de Odesa como parte de su investigación por evasión fiscal. Posteriormente, un tribunal ordenó la devolución del grano. Mihai Pătraș, director comercial de Damalio, confirmó que la facturación de la empresa consiste en transacciones de granos de Ucrania. Dijo que compró granos de "intermediarios" que habían sido sugeridos por los granjeros, pero no dio más detalles.
El pasado abril, cientos de agricultores rumanos bloquearon con tractores el paso fronterizo de Halmeu con Ucrania, en protesta por la avalancha de grano barato procedente de su vecino devastado por la guerra. "Queremos ayudar, pero no a cualquier precio", coreaban. "Las importaciones de Ucrania son una gran pérdida para nosotros", afirma David Gheorghe, un agricultor que también es alcalde de la cercana ciudad de Moftin. "Han llenado el país de grano ucraniano, para nosotros esto es competencia desleal". Con los puertos de Ucrania bloqueados desde la invasión de Rusia el año pasado, el número de camiones de grano que cruzan Halmeu se ha disparado: de apenas diez al mes en los primeros días de la guerra a 1.600 en otoño. En respuesta a las protestas de los agricultores, Rumanía y otros países prohibieron temporalmente las importaciones de grano ucraniano. Una decisión que ha provocado la reacción del presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, que criticado las restricciones por considerarlas una amenaza para la economía de su país.