El 'greenwashing' en la COP25: grandes empresas contaminadoras cuelan su discurso en la cumbre climática

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El greenwashing es la técnica mediante la cual grandes empresas contaminadoras venden sus esfuerzos contra el cambio climático y por el medioambiente para lavar su imagen y desviar la atención de sus prácticas sucias. Se trata de una crítica históricamente esgrimida por los movimientos ecologistas, a la cual las nuevas fuerzas climáticas de presión social –jóvenes, Extinction Rebellion...– se han sumado sin dudarlo. Las compañías suelen defenderse argumentando que cumplen con las exigencias estatales y que están en ello, limitando constantemente su cartera de activos tóxicos para adaptarse a los nuevos tiempos. Era evidente, en todo caso, que las principales compañías energéticas del Ibex 35 iban a estar en la cumbre del clima de Madrid... ya sea para maquillar sus impactos o para aportar su granito de arena a la transición ecológica. Lo han hecho a plena luz del día, participando en eventos y montando stands... o con premeditación, nocturnidad y alevosía, financiando buena parte del encuentro –sin que aún se sepan las cifras exactas, que serán publicadas por el Gobierno en las próximas semanas–. 

La primera, en la frente: España se despertaba durante la mañana del pasado lunes con un anuncio a toda página de Endesa que ocupaba la portada de los principales periódicos en papel disponibles en el quiosco, defendiendo sus aportaciones a la acción climática. Las redes sociales se escandalizaron: pero no sería la única ni principal acción de la empresa, filial (por ahora) de la italiana Enel, que cuenta con varias de las centrales de carbón del país y con una agenda apretada de actos en la COP25. Algunos en Ifema, dentro del marco de la cumbre, y otros en su sede de Madrid.

En la zona verde, dedicada a todo lo que no son países (empresas, organizaciones, ciudadanos), han montado un stand que emite vídeos en los que no se menciona en ningún momento la aportación de CO2 y contaminantes varios de sus actividades industriales: sí todas las actividades que realizan en pos de la biodiversidad, ayudando a restaurar las zonas que han quedado degradadas... por dichas actividades. "Endesa y la biodiversidad tienen una estrecha relación de dependencia mutua", se emite en una de esas piezas. Hay otra dedicada exclusivamente a la laguna creada en el inmenso agujero que dejó la mina de la que se alimentaba la central térmica de As Pontes, en Galicia: una obra de restauración en la que participó la eléctrica. As Pontes es la instalación industrial más contaminante del país: eso, evidentemente, no lo cuentan. 

"Participamos en la cumbre global contra el cambio climático, en línea con nuestro firme compromiso con la descarbonización y la transición energética" defiende Endesa, una empresa que es la número 1 en emisión de gases de efecto invernadero en España con 30 millones de toneladas de CO2 equivalente en 2018, en su página web dedicada a la COP25. Tanto la eléctrica como Enel organizan o participan en diez eventos relacionados con la cumbre del clima. El pasado martes 3 de diciembre intervinieron en un evento llamado "precio del carbono como instrumento para incrementar la estabilidad a largo plazo de las señales de precio", en la zona azul, dedicada en teoría exclusivamente a las Partes, es decir, los Estados: los países, sin embargo, invitan frecuentemente a las empresas a sus charlas –al igual que a los activistas–, dándoles espacio y visibilidad más allá de la zona verde a la que están adscritas.

El precio del CO2 es lo que tiene que pagar cada empresa por cada tonelada de dióxido de carbono que envía a la atmósfera. Durante años, dicho precio era bajísimo, lo que no ponía un impedimento real a la contaminación de estas compañías: en los últimos tiempos, sin embargo, el mismo mercado que mantenía bajo el coste lo ha elevado, siendo un claro apoyo a la transición energética. Empieza a no ser rentable mantener instalaciones industriales que emitan muchos gases de efecto invernadero. Es la principal razón, junto a las limitaciones de la Unión Europea, que explica el cierre en cascada de centrales térmicas en España: y Endesa pide en la COP25 precios estables para que pueda organizarse mejor su modelo de negocio.

La acción de los lobbieslobbies

Las grandes empresas del Ibex 35 no solo tienen presencia en la COP25 con su marca: también a través de organizaciones a las que están adscritas. Es el caso de dos de los principales lobbies empresariales en cuanto a energía y medioambiente: el Grupo Español para el Crecimiento Verde (GECV) y Foréticalobbies, compuestas ambas por empresas como Endesa, Iberdrola o Naturgy, entre otras muchas. Las dos plataformas participaron este miércoles en un evento dentro del stand de España, que celebraba la jornada dedicada a "la innovación, la ciencia y la industria", titulado ¿Puede la colaboración público-privada sostenible y de largo plazo acelerar la profunda hoja de ruta de descarbonización?. Un evento, por cierto, que no aparecía en la agenda oficial de actos en dicho espacio remitida a diario por el Ministerio para la Transición Ecológica. 

En el coloquio participó, junto a los presidentes del GECV y de Forética, la directora de la Oficina Española para el Cambio Climático, Valvanera Ulargui. "Las empresas tienen que ser parte de la transición pero también deben transformarse ellas, y el precio del carbón va a desempeñar un papel capital", dijo Valentín Alfaya, el presidente del Grupo Español para el Crecimiento Verde. "Si no somos ambiciosos, las oportunidades de la agenda climática las van a aprovechar otros". El ritmo de reducción de emisiones que el Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente recomienda para controlar el cambio climático, de un 7% anual, exigiría triplicar la ambición española de trasladarse tal cual: seguramente, no sería compatible con la cuenta de resultados de empresas que pertenecen a ambas plataformas. 

Otras empresas

Endesa no es la única empresa contaminadora que cuenta con stand y participación en la cumbre del clima. Muchas de las energéticas españolas con plantas nucleares están representadas en Foro Nuclear, que defendió este miércoles en la zona azul de la cumbre del clima que este tipo de centrales, al no emitir CO2, son indispensables para la transición energética.

Iberdrola también cuenta con stand en la zona verde, centrado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible: aunque pertenece únicamente a su filial de México. La eléctrica presidida por Ignacio Sánchez Galán parecía estar manteniendo durante los primeros días un perfil bajo en la COP25, más allá de acciones publicitarias específicas: sin embargo, solo se trataba de que han preferido mantener su agenda oculta. El jueves sorprendieron anunciando un acuerdo con el Banco Europeo de Inversiones para un préstamo de 690 millones de euros con destino renovables: coherente con la nueva política del organismo financiador, que dejará de apoyar a los combustibles fósiles desde 2021.

Además, el mismo día publicaron sus eventos programados, que incluyeron una mesa redonda sobre movilidad eléctrica con la ministra de Industria, Reyes Maroto. El presidente de la corporación participará el próximo jueves 12 en un evento junto a la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, y el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, sobre la estrategia europea de descarbonización para 2050.

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Por su parte, EDP, que emitió 9 millones de toneladas de CO2 en 2018, celebró un evento propio este jueves en el que defendió "la innovación" como concepto clave para la lucha contra el cambio climático.

El ecologismo está en pie de guerra contra este tipo de acciones. "Madrid entera y esta cumbre está empapelada por publicidad de Endesa o Iberdrola", denunció el pasado lunes Ecologistas en Acción. En la "contracumbre" en la que participan, la cumbre social por el clima, no hay rastro de este tipo de empresas. 

 

El greenwashing es la técnica mediante la cual grandes empresas contaminadoras venden sus esfuerzos contra el cambio climático y por el medioambiente para lavar su imagen y desviar la atención de sus prácticas sucias. Se trata de una crítica históricamente esgrimida por los movimientos ecologistas, a la cual las nuevas fuerzas climáticas de presión social –jóvenes, Extinction Rebellion...– se han sumado sin dudarlo. Las compañías suelen defenderse argumentando que cumplen con las exigencias estatales y que están en ello, limitando constantemente su cartera de activos tóxicos para adaptarse a los nuevos tiempos. Era evidente, en todo caso, que las principales compañías energéticas del Ibex 35 iban a estar en la cumbre del clima de Madrid... ya sea para maquillar sus impactos o para aportar su granito de arena a la transición ecológica. Lo han hecho a plena luz del día, participando en eventos y montando stands... o con premeditación, nocturnidad y alevosía, financiando buena parte del encuentro –sin que aún se sepan las cifras exactas, que serán publicadas por el Gobierno en las próximas semanas–. 

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