¿La igualdad de género moviliza el voto de las mujeres? La izquierda cree que sí y va a por todas

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Una mujer ha sido asesinada cada semana en lo que va de año. En la campaña del 28M la violencia machista y sus consecuencias quedaron fuera de las prioridades políticas y de las agendas de quienes participan en el juego parlamentario. Más allá de la condena casi rutinaria y el eslogan sin contenido, la lucha contra la violencia no estuvo en los debates, ni en el discurso, ni es siquiera una bandera que enarbolar con orgullo. Nada de propuestas sobre prevención, ni medidas que vayan a la raíz de un problema que se ha demostrado estructural; ninguna mejora de los recursos, ni mucho menos ideas que caminen hacia una verdadera reparación de las víctimas y su entorno.

En esta ocasión sí ha entrado en precampaña electoral al hilo de los pactos del Partido Popular con Vox. La decisión del valenciano Carlos Mazón de asumir como propio el negacionismo de la violencia machista que predica la formación ultra, y que trata de invisibilizar la violencia contra las mujeres diluyéndola en el concepto mucho menos concreto de la violencia doméstica, ha situado en una posición incómoda a la formación dirigida por Alberto Núñez Feijóo, que tiene miedo a perder el voto femenino por sus acuerdos con los de Santiago Abascal. Aunque el líder del PP trata de hacer equilibrios dentro de sus propias filas, ha llegado a legitimar la violencia psíquica que el candidato de Vox en València, Carlos Flores, ejerció contra su exmujer: "Fue un divorcio duro", señaló en declaraciones a la Cadena Ser. Al día siguiente el portavoz de campaña del PP, Borja Sémper, matizó esas palabras: "Es lo que nos decían ellos para minimizarlo".

En la izquierda han tratado de aprovechar la coyuntura para reivindicar la importancia del feminismo como eje central de la política. Pero con matices. A juicio del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se debe articular un "feminismo integrador" y huir de los discursos "incómodos" que, según Sánchez, algunos "hombres de entre cuarenta y cincuenta años" han percibido como "más de confrontación que de integración". Unas palabras que la vicepresidenta Yolanda Díaz y candidata de Sumar calificó de "incorreción": "Lo que no es bueno es que juguemos con los feminismos", dijo.

Las mujeres, un muro de contención frente al avance de Vox

Lo cierto es que las mujeres representan la mitad del electorado, así que su comportamiento electoral puede resultar decisivo el 23J. ¿Pero se puede hablar de un voto femenino distinto del masculino? Sí y no. "No hay una manera de votar marcadamente femenina. No hay un clivaje claro", señala Aida Vicaíno, socióloga y profesora de Ciencia Política en la Universidad de València en conversación con infoLibre. Coincide con ella Eduardo Bayón, politólogo y consultor en comunicación política. "El voto por edad tiene más relevancia. El voto femenino no te va a dar un vuelco a las elecciones", analiza.

Sin embargo, aunque no haya un voto prototípicamente femenino, los datos sí muestran la fortaleza del dique de las mujeres contra el avance de Vox y ambos expertos lo ponen en valor. Es el partido estatal con menos mujeres en su electorado, aproximadamente 1 de cada 3 de sus votantes, y salvo algunas fluctuaciones en el tiempo, siempre han conseguido entre 20 y 40% veces menos de votos en este grupo demográfico. El estudio poselectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de diciembre de 2019 concluyó que apenas el 3,2% de las mujeres españolas habían votado a Vox en las elecciones que abrieron la legislatura.

Según el último barómetro publicado este mes de junio, solo el 4,6% de las mujeres muestran su preferencia por la formación ultra, un porcentaje que aumenta notablemente en el caso de los hombres, con un 10,3%. También son ellos los que prefieren a Abascal en La Moncloa: un 7,2% hombres frente a un 3,3% de mujeres. La razón por la que Vox, igual que la mayoría de partidos ultras de Europa, tiene dificultades para captar voto femenino, hay que buscarla en gran parte en sus propuestas para las mujeres.

Las mujeres prefieren al PSOE y a Sánchez como presidente

La dificultad de los de Abascal para motivar a las mujeres a votar sus candidaturas se aprecia mejor si se comparan sus cifras con las de los demás partidos. Los datos del CIS revelan que en estos momentos hay más mujeres que hombres que prefieren a los socialistas (29% frente a un 24,5%), con una diferencia de más de 5 puntos porcentuales que se ha mantenido desde que Sánchez llegó a La Moncloa y que no tienen parangón con ninguna otra fuerza política. En cuanto a la preferencia por ser presidente, un 24,8% hombres elige a Sánchez frente a un 25,4% de mujeres.

Tal y como lo explica Bayón, el PSOE es "el partido de nuestras abuelas", aquellas que actualmente cobran una pensión de viudedad o han visto incrementado sus ingresos en esta legislatura. "El PSOE ha tenido un voto feminizado desde hace tiempo e igual sucede a nivel europeo con los partidos socialdemócratas, que tienen un voto más femenino por la defensa del Estado del Bienestar", apunta el experto. Actualmente, consigue un 20% más de votos en este colectivo, manteniendo una tendencia alcista desde el inicio de esta legislatura y duplicando su peso electoral desde la llegada de las nuevas formaciones políticas en 2015.

Los pactos con Vox ponen en peligro el esfuerzo del PP de captar voto femenino

Por su parte, el PP es un partido que históricamente, al igual que el PSOE, se ha caracterizado por tener una amplia base de votantes mujeres. Según el último barómetro del CIS un 25% de hombres votaría al PP frente a un 23,9% mujeres. Los populares se mantienen más o menos en equilibrio y han logrado revertir la tendencia de hace un año, cuando ellas solo representaban un 19,8% del total. La brecha, sin embargo, sí que se ve cuando se ponen nombres y apellidos. El presidente del PP está mejor valorado por ellos: un 22,8% de los hombres lo prefiere como presidente que por ellas, con un 17,6% de mujeres.

Lo ocurrido en València ha puesto en peligro un esfuerzo sostenido durante meses llevado a cabo para atraer el voto de las mujeres. Una estrategia que tomó la ley del sólo sí es sí como punto de partida para minar el crédito de los socialistas en el feminismo, especialmente de aquellas mujeres y colectivos que se sienten más incómodos con la autodeterminación de género que el Congreso convirtió en ley el pasado diciembre. Y que persigue, en última instancia, alimentar la imagen de un Partido Popular más centrado, capaz de asumir incluso la vigente Ley del Aborto y preocupado como nunca antes por los derechos de las mujeres. A juicio de Vizcaíno, si el PP "tiene una posición más moderada" podría "arrastrar" voto de las mujeres.

Sumar apela al factor 'Yolanda Díaz' para consolidarse entre las mujeres mayores de 40 años

Como Sumar es una coalición recientemente creada no hay muchos datos demoscópicos disponibles para analizar el impacto que podría tener entre las mujeres. Tradicionalmente Unidas Podemos ha sido un partido más masculinizado: las mujeres han constituido una minoría desde 2014 hasta la llegada del ciclo político que se inició en 2019. En esa primera etapa, UP —con todas sus variantes— conseguía aproximadamente un 10% menos de votos entre las mujeres que entre toda la población en su conjunto. Unas pérdidas que se habían neutralizado con los nuevos liderazgos femeninos, como el de Ione Belarra e Irene Montero.

Donde Feijóo ve un "divorcio duro" las mujeres advierten de la legitimación de la violencia machista

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Por lo que respecta a Yolanda Díaz, la vicepresidenta no sólo tiene una alta aceptación en las encuestas sino que, consigue un equilibrio entre hombres y mujeres. Según el CIS, un 9,8% hombres votarían a Sumar frente a un 8,3% mujeres. El estudio también desgrana los datos de Unidas Podemos, con un 2,9% hombres y 3,2% mujeres. Respecto al liderazgo de Díaz, un 13,5% de ellos la ven como presidenta, una cifra que se reduce en un punto (12,5%) en el caso de ellas.

A juicio de Aida Vizcaíno, el hecho de Díaz sea la única mujer unido a su "forma de ser" y a su "talante" le puede ayudar a consolidarla en mujeres mayores de 40 años por su posición como vicepresidenta del Gobierno. "Es un perfil de liderazgo femenino fuerte pero muy institucional y presidenciable. Eso puede hacerle tener cierto impulso", analiza Vizcaíno, y añade que Díaz, por su labor en el ministerio de Trabajo, ha tenido "la legitimidad y el reconocimiento" que no siempre tienen las mujeres. Ese es, precisamente, el objetivo con el que trabajan en el equipo de la candidata de Sumar: mejorar sus cifras a partir de esa franja de edad y entrar a competir, directamente, por el voto femenino con el PSOE articulando discursos que les interpelen, con el feminismo como uno de los ejes de su campaña.

La experta también lanza una reflexión: "Las nuevas generaciones de mujeres menores de 40 años se han incorporado al feminismo al hilo de las manifestaciones masivas y lemas como el Metoo. Lo hemos visto en discursos y posiciones, pero ¿tienen ya una plasmación electoral? A nivel mediático y público han tenido mucha presencia y están muy politizadas en estos temas, ¿se ha llegado a reflejar en el voto? ¿Son leales?", plantea. Y añade: ¿Yolanda Díaz podrá captar parte de esos votos o se quedarán por el camino por la tendencia de los jóvenes a votar menos?, zanja.

Una mujer ha sido asesinada cada semana en lo que va de año. En la campaña del 28M la violencia machista y sus consecuencias quedaron fuera de las prioridades políticas y de las agendas de quienes participan en el juego parlamentario. Más allá de la condena casi rutinaria y el eslogan sin contenido, la lucha contra la violencia no estuvo en los debates, ni en el discurso, ni es siquiera una bandera que enarbolar con orgullo. Nada de propuestas sobre prevención, ni medidas que vayan a la raíz de un problema que se ha demostrado estructural; ninguna mejora de los recursos, ni mucho menos ideas que caminen hacia una verdadera reparación de las víctimas y su entorno.

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