La incógnita que resolverán las urnas el 21D: o 'boomerang Mayor Oreja', o 'efecto Patxi López'

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13 de mayo de 2001. Contra todo pronóstico, el PNV arrasa en las elecciones autonómicas vascas imponiéndose por casi 20 puntos al PP liderado por Jaime Mayor Oreja, al que buena parte de los sondeos colocaban como lehendakari con el apoyo del PSE. El análisis posterior, ya entonces, señalaba un motivo claro del fracaso de Mayor Oreja: su estrategia de confrontación directa con el nacionalismo, lejos de congregar en torno a sí el voto no nacionalista, movilizó al electorado del PNV, que captó votos tanto del batacazo de la izquierda abertzale como incluso del PSE-PSOE.

El fantasma de este escenario planea, más de 16 años después, sobre Cataluña, en una campaña en la que el PSC y los comuns son los únicos partidos no independentistas cuya campaña no se basa en la confrontación directa con los secesionistas. La apuesta de Ciudadanos y el PP por la polarización es una constante desde hace meses, pero también Junts per Catalunya, ERC y la CUP están utilizando esta estrategia. Los independentistas tratan de movilizar a sus electorados evitando las críticas demasiado duras entre ellos y centrando sus ataques en el "bloque del 155", que "si gana estas elecciones, lo arrasará absolutamente todo", según la número dos de ERC, Marta Rovira.

Este escenario tiene algunas semejanzas con el de Euskadi en 2001, aunque los expertos avisan que también hay muchas diferencias, y dudan de que la estrategia de confrontación de los no independentistas pueda volvérseles en contra el 21D. En 2001, el PP parecía destinado a gobernar Euskadi. El Gobierno central de José María Aznar se encontraba en uno de sus momentos más dulces, había conseguido el año anterior la mayoría absoluta que se había resistido en 1996 y Jaime Mayor Oreja, ministro del Interior de Aznar desde su primera legislatura, dejó su puesto unos meses antes de las elecciones vascas para concentrarse en la campaña siendo el mejor valorado de todo el Ejecutivo. Además, el PP gobernaba en el Ayuntamiento de Vitoria y en la Diputación de Álava, que exponía como modelo de la política que quería extender a todo Euskadi tras décadas de mandatos del PNV.

La implicación del Gobierno central y del PP nacional en la campaña de Mayor Oreja fue amplia, y así lo recogen las crónicas de la época. Pero el resultado de los conservadores, sin ser un descalabro, fue decepcionante para un partido que se veía en Ajuria Enea con el apoyo del PSE. El PP consiguió su mejor resultado histórico en unas autonómicas con un 23,12% de los votos, tres puntos más que en los comicios de 1998, pero el PNV mejoró nada menos que 14,7 puntos sus números de las anteriores elecciones y se hizo con un 42,7% de los sufragios. Nunca los nacionalistas habían conseguido congregar tanto porcentaje de voto en unas autonómicas, y desde entonces la marca del exlehendakari Juan José Ibarretxe en esas elecciones no ha podido ser batida por ningún otro candidato.

La participación y el resultado del PNV, históricos

Javier Elzo, catedrático emérito de Sociología de la Universidad de Deusto, lo tiene claro: la causa del fuerte ascenso del PNV fue, precisamente, la movilización del electorado vasco contra el PP en lugar de en torno a él, como pretendía Mayor Oreja. Acudieron a las urnas el 78,48% de los electores, una participación récord entonces para las autonómicas y que hoy en día todavía no ha sido superada. El PP y, sobre todo, el PSE, crecieron por debajo de sus expectativas, y Euskal Herritarrok se desplomó pasando del 17,9% al 10,1%.

"En 2001 hubo muchos excesos, recuerdo hasta manifestaciones frente a Ajuria Enea [la sede del Gobierno Vasco en Vitoria] con brazaletes como los que llevaban los judíos en la Alemania nazi", rememora Elzo, que asegura que en aquel entonces –con ETA aún en activo y habiendo roto la tregua que declaró en 1998 apenas un año después– el entorno del PP hablaba de "nazionalismo". "La victoria del PNV en 2001 fue anómala, porque siempre habían ganado, pero no con tanta diferencia", y tuvo que ver, según Elzo, con que el PP hizo una campaña demasiado escorada. "En aquellas elecciones, hubo hasta votantes socialistas clásicos que votaron nacionalista" contra Mayor Oreja, sostiene el sociólogo.

Para sacar al PNV del Gobierno vasco, los no nacionalistas tuvieron que esperar hasta las elecciones de 2009, en las que el socialista Patxi López –con el apoyo del PP y UPyD– accedió a la Lehendakaritza tras obtener un 30,3% de los votos, el mejor resultado histórico del PSE, frente al 38,14% del PNV. Al contrario de lo que había hecho Mayor Oreja, la campaña de López fue mucho menos agresiva, si bien Elzo señala que el elemento determinante para que fuese investido lehendakari fue la decisión judicial de ilegalizar diversas marcas de la izquierda abertzale por su relación con ETA, un voto que no se recondujo de forma mayoritaria hacia el PNV.

"Una decisión judicial posibilitó que Patxi López pudiera ser lehendakari", afirma con rotundidad Elzo. No obstante, para el sociólogo, el panorama de 2009 también era muy diferente al de 2001: "En 2001 se luchó contra una movilización que venía de Madrid encabezada por el PP, mientras en 2009 se luchó contra ETA", que estaba en sus últimos años de actividad pero que en 2006 había roto con el atentado de la T4 el alto el fuego permanente que había anunciado meses antes. "Era el fin de ETA, la sociedad vasca estaba ya muy cansada", apunta Elzo.

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"Una masa crítica" tras los no independentistas

Pero la situación de Cataluña en 2017 y la de Euskadi en 2009 y, especialmente, en 2001, son muy distintas, valora Elzo. "Para empezar, en 2001 no había una masa crítica españolista, en el mejor sentido de la palabra, como sí la hay en Cataluña", sostiene el sociólogo, que considera impensable que en Euskadi se hubiera producido una manifestación repleta de banderas de España como sí ocurrió el pasado 8 de octubre por las calles de Barcelona. "Ni siquiera el PSE estaba en eso, la movilización estaba encabezada por un grupo reducido encabezado por Mayor Oreja", explica Elzo.

"En Euskadi no había, y nunca ha habido, una división prácticamente al 50% como existe ahora mismo en Cataluña", relata el sociólogo, que sostiene que el nacionalismo es mayoritario en el País Vasco pero matiza que "ahora mismo" buena parte de ese nacionalismo no es independentista. Y estando los bloques tan polarizados ya en Cataluña, Elzo duda de que el independentismo pueda movilizarse aún más frente al grupo de partidos defensores del 155. Su pronostico coincide con la mayor parte de los sondeos: el resultado del 21D dejará clara la existencia de "unos bloques muy similares" en tamaño en Cataluña.

13 de mayo de 2001. Contra todo pronóstico, el PNV arrasa en las elecciones autonómicas vascas imponiéndose por casi 20 puntos al PP liderado por Jaime Mayor Oreja, al que buena parte de los sondeos colocaban como lehendakari con el apoyo del PSE. El análisis posterior, ya entonces, señalaba un motivo claro del fracaso de Mayor Oreja: su estrategia de confrontación directa con el nacionalismo, lejos de congregar en torno a sí el voto no nacionalista, movilizó al electorado del PNV, que captó votos tanto del batacazo de la izquierda abertzale como incluso del PSE-PSOE.

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