¿Qué ingredientes se utilizan para cocinar una encuesta?

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Es una tradición prácticamente invariable: elección tras elección, los institutos demoscópicos privados y también el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) son acusados de mentir en las encuestas que hacen públicas antes de los comicios tanto por algunos ciudadanos como por los políticos, especialmente los que no han salido bien parados en el sondeo. Normalmente, el blanco de las iras es la llamada "cocina", las variables aplicadas por los sociólogos para realizar una estimación de voto a partir de las respuestas directas de los encuestados.

Los sondeos para estas elecciones generales no están siendo una excepción. Este mismo lunes, el PSOE hacía público un vídeo denunciando el diferente tratamiento que el CIS había dado a su porcentaje de intención directa de voto con respecto al de PP y Ciudadanos en su barómetro preelectoral: los socialistas fueron el partido que más mencionaron los encuestados al ser preguntados por su opción de voto para las generales –un 18,9% los nombró–, pero en estimación de voto el CIS los colocó como segunda fuerza con un 20,8% de los votos, a casi ocho puntos del PP –al que la cocina proporcionó diez puntos hasta situarlo en el 28,6%– y a escasa distancia de Ciudadanos –13,6% de intención directa de voto, 19% de estimación–.

Y es que las encuestas de los últimos días ofrecen resultados muy dispares. Desde la que publicó el pasado día 11 El Confidencial con datos de Invymark, en la que se relegaba al PSOE a cuarta fuerza, hasta la de Metroscopia en El País de este lunes, que sitúa a los socialistas ligeramente por delante de Ciudadanos y Podemos, las estimaciones son muy diferentes, aunque sí es cierto que todas ellas dan como ganador al PP, con mayor o menor distancia. Estas diferencias son producto de la receta utilizada para cocinar la encuesta: el recuerdo de voto, la simpatía que despierta cada partido o la tendencia que sigue son ingredientes fundamentales que determinan cuál será el resultado final, que siempre incluye un toque de interpretación por parte de los sociólogos.

Tendencias, simpatía y valoración de los líderes

Así lo explica Manuel Mostaza, director de operaciones de Sigma Dos –la compañía que, por ejemplo, se encarga de los sondeos de opinión en el diario El Mundo–, que insiste en varias ocasiones en que "la experiencia demuestra que la intención directa de voto nunca estima con propiedad cuál será el resultado de las elecciones, porque una fotografía estática sin contexto no tiene por qué reflejar el estado de opinión". Y, por ello, las encuestas no sólo incluyen la pregunta de a qué partido votaría el entrevistado, sino que también se cuestiona sobre "el partido con el que más simpatiza, a cuál votó en las últimas elecciones, quién le gustaría que ganase estas elecciones o su valoración de cada uno de los líderes".

La información que se saca de todas esas preguntas es la que sirve para realizar el cóctel que, finalmente, da la estimación de voto de cada empresa. Mostaza explica que "cada instituto tiene sus métodos", pero asevera que algunas de las técnicas más típicas consisten en analizar la intención directa de voto sumada con la simpatía que despierta cada partido, así como las "transferencias" que se producen entre personas que en las anteriores elecciones votaron a un partido y en estas declaran que elegirán la papeleta de otro, ya que si esta tendencia se muestra con regularidad puede indicar que algunos de los indecisos pueden seguir el mismo camino.

Francisco Camas, analista de Metroscopia, apunta por su parte que "lo más importante" dentro de su compañía a la hora de tratar los datos de intención directa de voto es la "tendencia" que observan en cada uno de los partidos, ya que la compañía realiza encuestas a diario para examinar con todo el detalle posible los cambios que se producen en la opinión pública. El analista afirma que Metroscopia realiza la cocina apoyándose en variables como la valoración de los líderes políticos, la que los ciudadanos hacen de la situación económica, su opinión sobre los partidos y si se ven reflejados por ellos, su autoubicación ideológica o cómo valoran los últimos cambios en el sistema político.

"Hasta hace poco, el recuerdo de voto era una variable a tener en cuenta muy importante, pero a día de hoy en Metroscopia no la tenemos muy en cuenta a la hora de cocinar, porque en tiempos de cambio e incertidumbre el recuerdo de voto no aporta demasiado", sostiene igualmente Camas, que asegura que "más que cocina, últimamente lo que hacemos es sushi", ya que la volatilidad del panorama electoral "provoca que tengas que fiarte más de los datos en bruto que te salen en la encuesta".

La interpretación de los sociólogos, clave

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Sin embargo, ambos expertos señalan que los algoritmos matemáticos son una parte importante del tratamiento de los datos de un sondeo –que, hacen hincapié, tiene que tener una muestra lo suficientemente amplia para ser representativa–, pero en ellas también influye la interpretación de los datos que realiza cada equipo. Y ahí, cada maestrillo tiene su librillo. "Hay una parte de la ponderación que está vinculada con el know how de la persona que la está haciendo, porque puede haber datos que a la persona no le cuadren y se ajusten", explica Mostaza, mientras Camas afirma que en Metroscopia no hacen ascos a combinar las matemáticas con "el olfato, lo cualitativo".

"El voto que se declara es en frío, y en caliente la intención puede cambiar, así que es importante conocer bien al perfil de cada electorado: los del PP o Podemos, por ejemplo, son leales y compactos, y te crees menos que vayan a cambiar de bando", explica en este sentido el analista de Metroscopia, que señala que a Ciudadanos le ocurre justo lo contrario: su electorado es mucho más volátil, "tiene mucha simpatía y detectamos que tiene dos almas, una más progresista y otra más conservadora", señala Camas, que afirma que esto le hace proclive a perder o ganar votos por sus dos alas.

"Lo que más nos dificulta las cosas es que hay más partidos en liza", afirma a este respecto Mostaza, que explica que una dificultad añadida es que Podemos y Ciudadanos no han concurrido nunca a unas generales, por lo que no se puede utilizar su recuerdo de voto en este tipo de elecciones, aunque sí se usa el de los comicios autonómicos.  "Pero todo está yendo muy rápido, los partidos están a muy poca distancia unos de otros y, aunque no va a haber grandes variaciones, esta situación provoca que un leve cambio altere las posiciones de la encuesta", resume el director de operaciones de Sigma Dos.

Es una tradición prácticamente invariable: elección tras elección, los institutos demoscópicos privados y también el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) son acusados de mentir en las encuestas que hacen públicas antes de los comicios tanto por algunos ciudadanos como por los políticos, especialmente los que no han salido bien parados en el sondeo. Normalmente, el blanco de las iras es la llamada "cocina", las variables aplicadas por los sociólogos para realizar una estimación de voto a partir de las respuestas directas de los encuestados.

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