El informe de los peritos designados por el Banco de España a petición del juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu sostiene que las decisiones de Rodrigo Rato en relación con el Banco de Valencia tuvieron como consecuencia la bajada del rating de Bankiarating por parte de la agencia de calificación Moody's. Bankia fue intervenida en mayo de 2012, poco después de la dimisión del propio Rato, que dejó un agujero de 24.400 millones de euros.
El Banco de Valencia, sobre cuyas cuentas hay innumerables inversiones irregulares que "beneciaban a terceros", era un banco participado mayoritariamente por Bancaja hasta la fusión, cuyo dominio fue traspasado al Grupo BFA-Bankia. Y debido a ese control, según los funcionarios del regulador, sus cuentas tendrían que haberse integrado en su matriz desde el ejercicio 2010, en el que ya se habían detectado pérdidas de unos 537 millones.
Así, el 1 de octubre de 2011 BFA-Bankia reclasificó su participación en Banco de Valencia como si se tratara de un "activo no corriente en venta" no incluyéndose, por tanto, "en el perímetro de consolidación del Grupo BFA-Bankia, mediante decisión adoptada por el presidente ejecutivo, Rodrigo Rato. Dicha reclasificación, desde un punto vista contable, no cumple con lo indicado con las normas del Banco de España", especifican los funcionarios del regulador en el informe.
Pero la decisión de Rato de desvincularse de este banco participado, según los peritos, "proyectó al mercado la idea de que ante una dificultad significativa de una entidad filial, dependiente desde 1994, el Grupo BFA-Bankia no era capaz de gestionar y solucionar de forma privada esta situación, conllevando un quebranto reputacional, que se tradujo en una bajada de calificación por parte de Moody´s, dos meses después de la intervención".
Una nota interna
En concreto, y según las conclusiones de los peritos, Rato tomó esta determinación en solitario saber que el Banco de Valencia necesitaría entre "800 y 900" millones de euros para sanearse. Tal y como prueba "una nota interna de Bankia", el presidente ejecutivo de la entidad financiera tomó la decisión de desgajar la entidad financiera valenciana de Bankia, que era su accionista mayoritaria. Una decisión, que según uno de los dos informes elaborados por peritos del Banco de España, que se adoptó sin el necesario respaldo del consejo de administración, algo que contravenía las normas del propio regulador y la normativa interna de BFA-Bankia.
Los funcionarios no solo focalizan en Rato sus críticas, sino que destacan "la nula respuesta" de otros directivos de Bankia a los problemas surgidos en el banco valenciano: "Las actas de los consejos de administración de Bankia y de BFA relativas a Banco de Valencia de 7 y 21 de noviembre de 2011 no traslucen preocupación alguna por la intervención del banco, por cuanto, parece que Bankia consideraba el problema fuera de su competencia, puesto que Banco de Valencia no dependía de ella sino de su matriz".
Relaciones
Además, la intervención del Banco de Valencia "descompuso las relaciones entre los representantes de Bancaja y las seis restantes cajas, especialmente Caja Madrid, iniciándose los trámites para reducir la participación de Bancaja en BFA, alegando que habían sido engañados en la valoración del Banco de Valencia. Lo que desencadenó, en parte, las dimisiones de José Luis Olivas y Domingo Parra", según explican los expertos elegidos por el regulador.
Pero con la decisión de desvincularse de la entidad financiera participada, Rodrigo Rato consiguió maquillar la salida a Bolsa. De esta forma, el folleto a disposición de los inversores incluía un beneficio del Grupo BFA-Bankia de 205 millones, cuando en realidad tenía unas pérdidas de 331 millones.
300.000 inversores
Con las cuentas maquilladas, más de 300.000 inversores invirtieron unos 3.000 millones de euros, que sirvieron de balón de oxígeno para Bankia, que solo aguantó un año hasta que tuvo que ser nacionalizada con un total de 24.400 millones.
El informe del Banco de España también destaca que pese al gran agujero provocado por Banco de Valencia, que en total supera los 17.000 millones de euros, sus directivos se repartieron de forma irregular con cargo al ejercicio de 2010, un total de 1,34 millones de euros, "tanto para los miembros del consejo como los del comité de dirección, destacando las percibidas por Domingo Parra, José Luis Olivas y Antonio José Tirado, resultando contrario a los estatutos de la compañía", que en plena crisis interna repartió 48,43 millones en dividendos para los accionistas.
Mil millones
La mayor parte del agujero provocado por el Banco de Valencia están relacionado con la concesión de créditos en condiciones "irregulares" a constructores "amigos". Y su fracaso empresarial provocó, como si de un castillo de naipes se tratara, la caída de una entidad financiera que desde enero de 2004 a septiembre de 2011 vio cómo sus cuentas se deterioraban en 1.012 millones de euros por culpa de su política crediticia.
Finalmente, los peritos llegan a la conclusión de que los directivos del Banco de Valencia intervenían en el mercado bursátil "con el objetivo de mantener artificialmente alto el precio de la acciónartificialmente ". Pese a ello, una resolución de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) forzó al juez Santiago Pedraz a archivar el delito de maquinación para alterar el precio de las cosas en relación con las acciones del Banco de Valencia, según consta en un auto del 29 de mayo publicado por infoLibre.
El informe de los peritos designados por el Banco de España a petición del juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu sostiene que las decisiones de Rodrigo Rato en relación con el Banco de Valencia tuvieron como consecuencia la bajada del rating de Bankiarating por parte de la agencia de calificación Moody's. Bankia fue intervenida en mayo de 2012, poco después de la dimisión del propio Rato, que dejó un agujero de 24.400 millones de euros.