La inspiración del "proyecto de país" de Yolanda Díaz está en Andalucía (pero en 1984, no en 2022)

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A menudo Julio Anguita es recordado por su papel de alcalde de Córdoba, de secretario general del PCE, de coordinador federal de IU, de candidato a la presidencia del Gobierno o de opositor a Felipe González. Pero, si nos ceñimos a los intentos de unidad de las fuerzas sociales y políticas transformadoras, el que fue el empeño central de su trayectoria, quizás su legado más destacado e innovador es el más desapercibido históricamente: Convocatoria por Andalucía (CA), el proyecto de "frente amplio" y de "transversalidad" del Partido Comunista de Andalucía (PCA) que propulsó a Julio Anguita al liderazgo de la izquierda española cuando "transversalidad" y "frente amplio" ni siquiera formaban parte del vocabulario político de la izquierda española. Es más: Convocatoria por Andalucía es, más que IU, el hilo que une a Yolanda Díaz con El Califa Rojo.

Sí, la inspiración para el proyecto de unidad de Díaz está en Andalucía. Pero no en 2022, sino en el ya lejano 1984, cuando la hoy vicepresidenta apenas iniciaba la adolescencia.

Así explica un próximo a la vicepresidenta el interés que despierta en Díaz aquel ensayo andaluz: "Aunque era muy joven [nació en 1971], Díaz conoce Convocatoria por Andalucía y es consciente de su interés y valía como experiencia. ¿Por qué? Porque reúne varias de las características que hacen más interesante un proyecto amplio de transformación: un liderazgo carismático, Julio Anguita; un momento de crisis política, como el que había en Andalucía con la fuerte decepción de amplios sectores progresistas con las políticas de un PSOE que estaba jibarizando la autonomía; una gran importancia de un programa elaborado colectivamente y centrado en medidas concretas; y un fenómeno político y social que termina más allá de los partidos, aun siendo estos importantes, para convertirse en un auténtico movimiento. Son todos ellos rasgos que, si los observamos con detenimiento, están en varios de los procesos de unidad más relevantes de los últimos años a nivel internacional: el Frente Amplio de Chile, sobre el que Díaz tuvo la oportunidad de interesarse durante su viaje para asistir a la toma de posesión de Gabriel Boric; Syriza en Grecia, Francia Insumisa...".

Este mismo conocedor de la hoja de ruta de Díaz recalca que no hay ninguna experiencia que pueda ser tomada tal cual como horma para su "proyecto de país", ni fuera ni dentro de España, porque cada caso es distinto y porque de hecho será el propio proceso el que vaya determinando sus límites. Pero sí enfatiza: "Es importante tener memoria histórica de Convocatoria por Andalucía. Hay mucho que aprender ahí". Por razones biográficas, claro, Díaz ha tenido una vinculación mucho más estrecha con el proyecto de AGE, Alternativa Galega de Esquerda, de la que también ha extraído conclusiones, la fundamental la necesidad del respeto a la pluralidad de las fuerzas integrantes bajo un liderazgo armonizador. Pero el caso andaluz, añade esta fuente, ofrece el aliciente añadido de que se convirtió en germen de una experiencia a nivel federal, Izquierda Unida, así como de otras como Iniciativa per Catalunya, que también tomó a CA como inspiración. "Lo que ocurrió –añade– es que el carácter abierto y movimientista de Convocatoria por Andalucía, una vez trasladado a Izquierda Unida, se fue perdiendo progresivamente al adoptar este espacio la forma de una federación de partidos". De modo que a Díaz "le puede inspirar más" el concepto original de CA que el de IU.

Cerca de 40 años de búsqueda

La izquierda española a la izquierda del PSOE lleva cerca de 40 años buscando –o amagando con buscar– la tierra prometida de la "unidad". Hablamos de esa izquierda que podríamos llamar "radical", que hay quien llama "poscomunista", aunque la mayoría de la misma prefiere ser llamada "transformadora", o incluso no ser llamada "izquierda", sino "espacio progresista" o "de cambio". En fin, etiquetas. También "unidad de la izquierda" es una etiqueta y además bajo sospecha, sobre todo a raíz de la irrupción en 2014 de Podemos, que concluyó que la misma es una condena a un rincón del tablero.

Pero la idea detrás de la etiqueta, nunca del todo alcanzada, nunca del todo abandonada, sigue dando que hablar en esa amalgama política tan plural como compleja. ¿A qué idea nos referimos? A la aspiración de unir en un solo proyecto –no en un solo partido, pero sí en un solo bloque o movimiento y llegado el caso en apoyo a una sola papeleta electoral– al grueso de las fuerzas políticas y sociales alternativas. Con un objetivo: el liderazgo no sólo de la izquierda, sino incluso de la política española.

La hipótesis de la "unidad de la izquierda" –término empleado aquí por su claridad aunque no acote con precisión el fenómeno– aflora estos días gracias a tres nombres propios:

1) Andalucía, donde acaba de producirse, por primera vez, la integración en una sola coalición de Izquierda Unida, Podemos y Más País –así como de tres partidos más–, una experiencia ensombrecida por su accidentado arranque tras unas negociaciones al límite.

2) Yolanda Díaz, que tras las elecciones andaluzas del 19 de junio tiene previsto comenzar un "proceso de escucha", fase inicial de la construcción de un "proyecto de país" que aspira a valerse de una plataforma plural de fuerzas sociales y políticas para sostener una candidatura en las elecciones generales previstas para 2023.

3) Julio Anguita, eterno aspirante a la conformación de un bloque político y social ganador a la izquierda del PSOE, de cuyo fallecimiento se cumplen dos años este lunes y que recibió un homenaje en Córdoba este sábado. Homenaje que, por cierto, volvió a dejar claro que pocas figuras levantan tan unánime aplauso en su espacio político, y pocos propósitos como el que él persiguió –unir a la izquierda– concitan tanto asentimiento.Y ello a pesar de que una iniciativa clave de su trayectoria, Convocatoria por Andalucía, ni siquiera goza de un espacio reconocido en el imaginario popular izquierdista.

Andalucía, 1984

Pero, ¿qué es Convocatoria por Andalucía? En primer lugar, un hijo de su contexto. Situémonos: 1982. El PCE se queda en cuatro diputados en las generales, frente a 202 del PSOE. El PCA consigue ocho en Andalucía, frente a 66 del PSOE. El razonamiento del PCA es terminante: reaccionar o ser aplastado. Y ahí surge la idea de lo que sería Convocatoria por Andalucía, que empieza a concretarse en 1984 y que casi 40 años después aún sobresale entre las experiencias históricas españolas de búsqueda de unidad y ampliación de la izquierda.

"Fue una iniciativa pionera de apertura política para una elaboración programática vinculada a los colectivos sociales. Con ella, Anguita se convirtió en referente andaluz y estatal de la izquierda, aunque es verdad que luego, cuando se trasladó la experiencia a IU, poco a poco se fue cercenando su pluralidad original", señala Sebastián Martín Recio, que fue responsable del área de salud de Convocatoria por Andalucía en su inicio y después coordinador de todas las áreas. "Fue un proceso realmente abierto. Sólo en la provincia de Sevilla había 40 médicos en el área de salud", añade Martín Recio, médico él mismo, que luego fue alcalde de Carmona (Sevilla), ha seguido siendo activista por la sanidad pública y es uno de los promotores desde la sociedad civil del intento de unidad de la izquierda que ha culminado en la coalición Por Andalucía, este sí un encuentro entre partidos políticos que no alcanza a rescatar la esencia de Convocatoria.

Entre Anguita e Iglesias

El histórico dirigente comunista Felipe Alcaraz ofrece su recuerdo: "Todo empieza en el 82, cuando quedamos [el Partido Comunista] muy reducidos tanto en las generales como en las andaluzas. Alfonso Guerra decía que a la izquierda del PSOE sólo estaba el abismo. Pero reaccionamos". La decepción electoral, señala, aceleró un proceso de apertura que ya se vislumbraba en la campaña de las andaluzas, con el lema Juntos podemos, pero que se empezó a concretar en un proyecto político mucho más ambicioso dos años después. "Asumimos que solos no podíamos. Y lo dijimos Anguita y yo en un mitin en la plaza de San Francisco, repleta de gente, el 28F [Día de Andalucía] de 1984, cuando dijimos que entre todos sí podríamos dar una alternativa".

Ahí se ubica, cuenta Alcaraz, el pistoletazo de salida a un proceso que sigue considerando válido para futuras experiencias de búsqueda de unidad. "Se hizo un debate en unas 400 agrupaciones y Julio et moi dimos ocho grandes mítines, uno por provincia, explicando la idea de la alianza necesaria e incentivando la necesidad de convocar por Andalucía. De ahí surgió un documento y la necesidad de una segunda vuelta para terminar redactando lo que se conoció como el Documento de las amapolas que, para su redacción final, asumió no menos de 800 enmiendas. Se acuñó el nombre de Convocatoria por Andalucía y se puso a debate la posibilidad de un candidato con experiencia de gobierno: Julio Anguita", explica Alcaraz en un artículo en Mundo Obrero.

Alcaraz señala que no se quedó en mera declaración de intenciones, sino que sirvió realmente para "abrir" al PCA e inspirar el nacimiento de IU. De hecho, atribuye a esta apertura la mejora electoral de lo que a partir de 1986 sería IU. "Y no sólo en España con Anguita como candidato, que podría ser atribuible al carisma de Julio, también en Andalucía", recalca Alcaraz.

Veamos los números. Anguita, al frente de IU-Convocatoria por Andalucía, subió hasta 19 parlamentarios en las autonómicas de 1986, cifra que Luis Carlos Rejón –continuador de su línea– llegó a traspasar con 20 en 1994. Ni la suma de Podemos e IU superó esta marca en 2015 (también 20) ni tampoco Adelante Andalucía en 2018 (17). En España IU llegó hasta los 21 diputados en 1996, con Anguita como candidato. Aunque queda lejos de lo que llegaría a conseguir Podemos o Unidos Podemos y sus confluencias, en torno a 70 diputados, Pablo Iglesias siempre tuvo a Anguita como un referente mientras Anguita se refería a Iglesias como quien logró acercarse a su propósito.

Un error de IU y otro de Podemos

Alcaraz señala un error a IU y otro a Podemos que –desde su punto de vista– han lastrado la conformación del ansiado bloque. De IU, dice que "no supo entender la fuerza autoconvocada en las plazas el 15M" de 2011 y se quedó atrás en un momento clave. De Podemos lamenta que, tras lograr en 2015 y 2016 un éxito electoral, el partido morado se replegó en lo mediático y lo electoral y no apostó por un "fortalecimiento organizativo". "Podemos no hizo partido. Y hace falta organización, es imprescindible. La gente, cuando recuerda a Anguita, se queda sólo con lo de 'programa, programa, programa', pero no recuerda que también decía 'organización, organización, organización'". Según Alcaraz, el "debilitamiento estructural" de la izquierda actual es síntoma de un problema más profundo: "Hemos caído en la política posmoderna, de puro mercado electoral". Y teme que con esos mimbres los intentos de "unidad" que puedan venir se queden en meros apaños electorales sin poder multiplicador.

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El que fuera secretario general del PCA no prejuzga los planes de Díaz. Se limita a describir la disyuntiva que, a su juicio, encara cualquier proyecto de suma y unidad. O sigue –dice– el modelo de "gran candidato" que "escucha al pueblo" y se erige en su intérprete, "en una suerte de caudillismo positivo" que supondría una "carmenización" o incluso un "macronismo de izquierdas"; o busca un verdadero "frente amplio", que exige contar con los partidos y a la vez abrirlos a una elaboración programática que incorpore a la sociedad civil.

¿Referentes válidos? Alcaraz rechaza que haya una experiencia ideal, pero menciona a Chile, Francia... y por supuesto rescata la experiencia de Convocatoria por Andalucía, de la que cree que aún cabe extraer lecciones valiosas. "Hay quien dice ahora que lo que Julio defendía entonces era que no tenía que haber partidos, o que había que dejar a los partidos atrás. Y es verdad que fueron incorporados muchos independientes en Convocatoria por Andalucía. Pero también partidos. Había ocho: PCA, PCPA, JCA, Federación Progresista, Pasoc, Octubre Socialista, CUT y Los Verdes". Se los sabe de memoria. "La memoria es mi última defensa", dice.

Junto a Martín Recio, otro de los impulsores del intento de unidad de la izquierda andalucista que ha concluido en Por Andalucía es Francisco Sierra, catedrático de Teoría de la Comunicación. Una conversación con Sierra es un salto desde experiencias históricas de unidad en España, particularmente andaluzas, a otras contemporáneas o pretéritas en América Latina. ¿Modelos para un proceso de unidad ahora? Sierra apunta a la misma premisa: no hay modelos perfectos. "Se puede aprender del caso francés, del Frente de Todos argentino, del Frente Amplio de Uruguay, del Partido de los Trabajadores de Brasil", dice. Pero añade: en España, y concretamente en Andalucía, ha habido procesos de "innovación política" que por lógica deben ser tenidos muy en cuenta. Se refiere, él también, a Convocatoria por Andalucía, experiencia en la que observa rasgos comunes, sin ser idénticos, con La Francia Insumisa, por su "porosidad y horizontalidad".

A menudo Julio Anguita es recordado por su papel de alcalde de Córdoba, de secretario general del PCE, de coordinador federal de IU, de candidato a la presidencia del Gobierno o de opositor a Felipe González. Pero, si nos ceñimos a los intentos de unidad de las fuerzas sociales y políticas transformadoras, el que fue el empeño central de su trayectoria, quizás su legado más destacado e innovador es el más desapercibido históricamente: Convocatoria por Andalucía (CA), el proyecto de "frente amplio" y de "transversalidad" del Partido Comunista de Andalucía (PCA) que propulsó a Julio Anguita al liderazgo de la izquierda española cuando "transversalidad" y "frente amplio" ni siquiera formaban parte del vocabulario político de la izquierda española. Es más: Convocatoria por Andalucía es, más que IU, el hilo que une a Yolanda Díaz con El Califa Rojo.

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